¿Cree que el consumidor europeo confía en las instituciones europeas?
¿Qué pueden hacer las instituciones europeas para beneficiar al consumidor?
Está claro que necesitamos una buena legislación y, por supuesto, hacer una correcta supervisión de la aplicación de esas normas. Y en esta línea de trabajo es en la que nos movemos. La legislación europea está cada vez más presente en todos los sectores que afectan al consumo: “roaming”, telecomunicaciones, transporte, sector energético… Los derechos del consumidor cobran cada vez mayor importancia, de ahí que vayan estando más presentes en todos los ámbitos. En muchas áreas, la Comisión está siendo pionera en la elaboración de normas que hablen sobre los derechos de los consumidores. Primero, en el nivel de la Unión Europea y después, en la promoción para su implantación en los Estados miembros.
¿Cómo se puede incrementar el nivel de confianza y de información de los consumidores?
A través de una legislación bien pensada y meditada. Por ejemplo, en España creo que hace falta una norma que regule el sector de la multipropiedad, ámbito en el que se han producido problemas en los últimos tiempos. En la actualidad, un 35% de las empresas que ofrecen servicios de multipropiedad en toda Europa están en España. España es un país con un turismo muy rico que no debe verse perjudicado por este tipo de dificultades. Conviene señalar, en cualquier caso, que con frecuencia las empresas que ofrecen servicios de multipropiedad problemáticas son entidades extranjeras afincadas en España. Éste es un tema urgente al que tenemos que enfrentarnos y que ya está incluido de forma clara en nuestra agenda. Antes de fin de mayo, está previsto que podamos aprobar una Directiva sobre la multipropiedad. Ahora, cuando surgen problemas, se puede recurrir a los sistemas de resarcimiento colectivo, promover acciones conjuntas, lo que sí está previsto en la legislación española. Pero creo que sería oportuno disponer de una medida similar a escala europea. La multipropiedad es, por tanto, un buen ejemplo de asunto en el que trataremos de incrementar el nivel de confianza del consumidor. No obstante, también nos preocupan otros temas como los servicios relacionados con el uso de internet, por ejemplo con las descargas de música, los servicios financieros y, en particular, el crédito al consumo. Este último aspecto es muy importante ya que son muy pocos los ciudadanos que, en la actualidad, no tienen un crédito suscrito.
En este sentido, también se está trabajando en la elaboración de una Directiva del Crédito al Consumo ¿No es así?
Sí. A principios de mayo un grupo de trabajo se aplicará en negociar sobre este tema con el objetivo de armonizar el sistema de créditos al consumo. Crear una Directiva sobre este asunto es un tema en el que se viene trabajando desde hace ya siete años, lo que no es buen ejemplo de eficiencia. Sin embargo, creo que debemos llegar a un acuerdo y regular este asunto, muy importante en la actualidad, en especial debido al elevado nivel de endeudamiento de las familias. La gente muchas veces no sabe a qué se compromete y qué está haciendo realmente al contratar un crédito al consumo y eso es malo.
¿Cómo ve el papel de las asociaciones de consumidores en la UE de los 27?
En España en particular, creo que tienen unas organizaciones muy fuertes. Me he entrevistado con los responsables de algunas de ellas y así me lo han dejado ver. Tengo que felicitarles por el buen hacer de sus asociaciones y, también, por el papel que está jugando el Ministerio de Sanidad. Creo que van por buen camino y esa es la mejor forma de cosechar éxitos. La política de consumo no es una “isla”, no hay que tomarla de forma aislada. La colaboración con el gobierno en estos ámbitos es muy importante.
¿Los consumidores han sabido beneficiarse de las ventajas de un mercado único?
No creo que puede dar un sí rotundo. Tenemos nuestros éxitos y, también, nuestros fracasos. Las cifras muestran que el consumidor europeo no disfruta de unos servicios financieros de manera transfronteriza. Sólo un 1% de los consumidores europeos tienen acceso a servicios financieros transfronterizos. También las compras por internet están a muy bajo nivel. Estamos desaprovechando las oportunidades que nos ofrece internet.
Pese a la liberalización de los servicios de interés general, al consumidor le cuesta mucho cambiar de empresa de bienes y servicios. Los trámites son complicados y las mejoras no son tan perceptibles. Además se incrementan las reclamaciones, por ejemplo, en telefonía. ¿Qué políticas prevé su Dirección para mejorar esta situación?
En la actualidad, ya se está trabajando duro en temas de interoperabilidad y telefonía. Se está preparando una nueva legislación que proteja más a los consumidores, por ejemplo en asuntos relacionados con el “roaming”. En estos momentos, hay empresas que están obteniendo grandes beneficios a costa de las elevadas tarifas que cobran a los consumidores, en ocasiones excesivas. Se necesita una norma que proteja más al consumidor en este sentido.
La realidad de la Unión Europea dista mucho de ser armónica en materia de protección al consumidor. ¿Qué problemas representan estas diferencias? ¿qué pasos hay que dar para materializar una política común de protección del consumidor?
Bueno, tenemos gran experiencia en trabajar con sistemas comunitarios de intercambio de información. Por ejemplo, desde 2003 contamos con el sistema Rapex, sistema comunitario de intercambio rápido de información sobre los peligros derivados de la utilización de productos de consumo. A través de este sistema se avisa de la existencia de estos productos en los diferentes mercados de los estados miembros. El hecho de que se haya duplicado las comunicaciones de productos peligrosos en el último año es una buena prueba que indica que el sistema funciona. El sistema muestra, por ejemplo, que los más afectados son los productos chinos. En estos momentos, estamos haciendo todo lo que podemos para llegar a acuerdos con China con el objeto de que apliquen unas normas similares a las europeas. Creemos que no sólo es importante conseguir buenos precios, sino también defender los valores y las normas europeas.
¿Qué se puede hacer para mejorar el nivel de confianza del consumidor en el comercio online?
Debemos seguir las propuestas de revisión del acervo comunitario y conseguir actualizaciones de aquellas áreas donde hay cuello de botella. Entonces lograremos que los consumidores europeos estén igual de protegidos en todos los estados miembros. Es decir, en relación con el comercio online es importante fijar medidas similares de aplicación en todos los puntos de la Unión Europea. Por ejemplo, en primer lugar es importante que los consumidores conozcan qué derechos puede ejercitar cuando compran un producto o servicio a través de internet. Deben saber si lo van a poder devolver, si van a poder recuperar el dinero y en qué plazo… Es importante que el consumidor conozca qué derechos tiene cuando hace uso del comercio electrónico. Precisamente, los Centros Europeos para los Consumidores están ahí para eso: para asesorar a los consumidores e informarles.
¿Qué acciones se aplican actualmente para un acceso a alimentos seguros?
El control de los productos alimentarios y de los piensos para animales pertenece a otra cartera, no a la mía. En cualquier caso, tenemos un sistema que compartimos para avisar sobre productos peligrosos. Existe un sistema de alerta rápida sobre productos alimentarios. Es muy importante el funcionamiento de este tipo de sistemas para promover la colaboración entre estados miembros. Además, todavía seguimos trabajando en decidir cómo deberíamos transmitir información sobre los alimentos. Debemos decidir qué tipo de datos deben aparecer en las etiquetas de los productos: información sobre datos nutricionales, sobre genética de los animales. Estamos valorando, por ejemplo, si deben los alimentos incluir información que indique si los animales han sido clonados.
Según diversos expertos, la etiqueta ecológica europea no se ha asentado como sería deseable. ¿Por qué es así? ¿Se va a hacer algo para impulsarla?
Existen ciertas reticencias. Esperamos que el problema se resuelva de igual forma en todas partes. Consultaremos con todos los Estados para ver si podemos encontrar una solución conjunta.
¿Es positivo para los consumidores que se cree una zona de pagos única, como se está estudiando hacer en la Unión Europea?
Por supuesto, el sistema de pagos único (denominado SEPA por sus siglas en inglés Single Euro Payments Area) es algo muy positivo en sí mismo. El SEPA es un proyecto encaminado a crear un mercado único europeo para la realización de pagos en euros, que haga posible que los ciudadanos y las empresas europeas puedan efectuar sus pagos en euros en toda la zona desde una única cuenta bancaria, utilizando un único conjunto de instrumentos de pago y con la misma sencillez con que lo hacen en la actualidad en sus respectivos países. Esta iniciativa ya ha sido votada en el Parlamento. Va a ser realmente muy positivo para los consumidores de la Unión. Es un proyecto muy importante.
El cambio climático aparece como el mayor problema medioambiental de la actualidad. ¿Qué podemos hacer como consumidores para combatirlo?
Respecto al cambio climático debemos tener un comportamiento más responsable e informado. Nosotros hemos lanzado muchas campañas sobre productos. Muchas de ellas tienen que ver con el etiquetado y con el ahorro energético. Nuestra idea es tener normas comunes para mejorar la eficiencia energética y para que no exista un distinto tratamiento entre estados miembros. Es importante que no se distorsione la competencia y que estemos todos en igualdad.
El consumo de productos ecológicos en España ha descendido en el último año, según el Barómetro de Consumo de Consumer Eroski. ¿A qué cree que se debe?
Es una cuestión que tiene que ver con los consumidores. Es importante que sepan qué cosas son sanas y cuáles no. Es bueno que los proyectos nuevos que se desarrollen sean cada vez más competitivos. Es positivo para la economía estimular la competitividad de los productos.
España ha sido criticada desde las instituciones europeas por algunos problemas medioambientales concretos, como la alta emisión de gases de efecto invernadero, o la “cultura del cemento”. ¿En estos casos no está el consumidor indefenso?
Si hay alguien capaz de cambiar esta política son los consumidores. Deben concienciarse de que es un tema muy importante. Los consumidores deben ser los impulsores de este cambio del consenso social. No creo que estén indefensos: creo que deberían ser más activos.