Los campings mejoran sus prestaciones, aunque siguen suspendiendo uno de cada tres
A tenor del análisis realizado por CONSUMER EROSKI, uno de cada tres no cumple con estas expectativas, fundamentalmente por la carencia de equipamientos y servicios básicos, así como por su falta de accesibilidad para discapacitados (la mitad no está preparado para las necesidades de estas personas) y deficiencias en seguridad (sólo uno de cada cuatro dispone de cámaras de vigilancia) y asistencia médica (el 90% sin personal médico propio o asistencia médica concertada). Las carencias se agravan a medida que disminuye la categoría, y las tarifas, de la instalación. Así, los mejores resultados se obtienen en los camping de primera categoría (también los más caros), y los peores, en los de tercera categoría (los que menos cobran). Pese a las deficiencias y necesidades de mejora, se ha constatado una evolución positiva respecto a un estudio similar realizado por esta revista cinco años antes. De hecho, la proporción de suspensos ha disminuido (del 37% al 29%) y el de buenas calificaciones (“bien” y “muy bien”) se ha duplicado (del 21% al 45%). Además, la satisfacción de sus usuarios, tal y como reflejan los resultados de una encuesta realizada a 400 clientes de estas instalaciones, es generalizada (la valoran con ocho puntos sobre diez). El precio medio de una estancia de quince días para un matrimonio con un niño en temporada alta (agosto) es de 380 euros frente a los 300 euros de 2002, lo que supone un aumento del 27%, diez puntos por encima del IPC acumulado (16,6%).
Los resultados se han basado en la visita que técnicos de CONSUMER EROSKI, haciéndose pasar por clientes, han realizado en 101 campings (en nuestro país hay en la actualidad 1.206) de 18 provincias: 10 en Barcelona y Madrid, 8 en Alicante y Málaga, 7 en Valencia y Murcia, 6 en A Coruña, Cantabria, Granada, Guipúzcoa y Navarra, 5 en Huesca, 4 en Asturias, 3 en Córdoba y Vizcaya y 2 en Álava, Valladolid y Zaragoza. En dos de cada tres la visita ha incluido pernoctación. Se han valorado aspectos relacionados con las características de los campings, equipamiento y servicios, su estado de conservación y limpieza, su grado de accesibilidad, su seguridad y la información al campista.
La inmensa mayoría, nueve de cada diez, considera que los establecimientos en los que se alojaban contaban con personal suficiente para atender las necesidades de los campistas. En relación al trato recibido, el 97% señaló no haber tenido ningún tipo de problema con los empleados.
La proporción de satisfechos disminuye hasta el 80% de los encueestados cuando se abordó la cantidad y calidad de servicios e instalaciones ofertadas en los campings (piscinas, parking, cafetería, restaurante, zonas deportivas, aseos, duchas…). Los estudiados en A Coruña y Barcelona son los peor dotados en equipamiento, según los clientes consultados, y es que uno de cada cuatro campistas afirma que las instalaciones son insuficientes y señalan principalmente la carencia de zona de juegos para niños, instalaciones deportivas y piscinas, así como la escasez de aseos y lavabos, sobre todo en temporada alta.
Una buena oferta de servicios, como la venta de gas butano, conexión eléctrica, suministro de agua, consigna, hojas de reclamaciones, prensa, etc… resulta primordial para determinar la calidad de la estancia. El 85% de los usuarios aseguró estar satisfecho con las prestaciones que ofrece el campamento en el que se aloja. Los campings de Córdoba y Málaga son los peor valorados, y es que uno de cada tres campistas reconoce sentirse insatisfecho ante la carencia de este tipo de servicios.
El 94% de los usuarios considera que los campings están limpios. Seis de cada diez afirman que el estado de limpieza es “bueno” y tres de cada diez que es “muy bueno”, mientras que sólo el 6 % de los campistas señala que están sucios.
A pesar de las deficiencias detectadas por los técnicos en cuanto a planes y sistemas de seguridad, casi nueve de cada diez campistas afirman sentirse seguros en los campings en los que se alojan y creen que los campamentos cuentan con suficientes extintores, medidas de vigilancia, sistemas de alarma, así como con la asistencia médica necesaria. Sin embargo, esta proporción disminuye en los campings de tercera categoría, donde el número de campistas disconforme (15%) dobla a los insatisfechos alojados en campamentos de primera categoría (7%).
Junto con la seguridad, la información al usuario es otro de los aspectos relevantes. El 86,5% de los campistas opina que desde el campamento se ofrece suficiente información, es decir, la mayoría de ellos considera que hay bastantes carteles, señales y mapas, así como que se dan a conocer los datos necesarios sobre el campamento, para que la estancia sea los más satisfactoria y agradable posible. De nuevo, en los establecimientos de tercera categoría se detecta el mayor grado de insatisfacción (el 39,4% de sus usuarios no se siente debidamente informado)
Poca información en la entrada
En la entrada de la mayoría de establecimientos se indicaba su nombre (92%), en bastantes menos su categoría (el 58%), la dotación de su equipamiento o las normas de comportamiento, y casi ninguno (el 14%) precisaba su aforo. A pesar de que el horario de descanso y silencio nocturno es un dato relevante en estas instalaciones, sólo dos de cada tres campings lo especificaba. Fundamentales son también sus tarifas, que sólo aparecían expuestas en las entradas del 42% de los campings. Menor aún es el porcentaje de instalaciones con información en otros idiomas (el 54% en inglés, el 35% en francés y el 25% en alemán). Además, la mitad de los establecimientos contaba con mapas o paneles que indicaban la ubicación de las instalaciones.
Una de las primeras impresiones, y más influyentes, que causa un establecimiento es, sin duda el primer contacto que se mantiene con la persona de recepción. Sólo en el 9% el trato fue insatisfactorio. En ocho de cada diez campings, el horario de apertura de recepción era, además, como mínimo, de nueve de la mañana a nueve de la noche. Sin embargo, el 6% carecía de este servicio y atendían al campista en el bar.
Para quienes viajan con su mascota, el acceso de estos animales es un factor fundamental para elegir el establecimiento en el que acampar. En el 56% de los campings estudiados se permite la entrada a todo tipo de animales de compañía, mientras que tres de cada diez admiten sólo a los considerados no peligrosos. Así, únicamente el 14% prohíbe el acceso de animales a sus instalaciones.
En servicios de hostelería, el 96% disponía de bar y el 81% de servicio de restaurante (proporción que baja al 57% en los de tercera categoría). De estos, tres de cada cuatro servían un menú del día, con un precio medio de 10,2 euros. Para la venta de alimentos y de otros productos, el 84% de los campings disponían de supermercado.
- La posibilidad de realizar una evacuación con garantías con la mayor rapidez posible es un elemento determinante para la seguridad en los campings.
- El camping debe estar situado en un lugar adecuado, fuera de ramblas, lechos secos de ríos y de terrenos con riesgo de inundación. Tampoco podrá hallarse cerca de lugares de captación de aguas potables para el abastecimiento de poblaciones. El campamento deberá estar cercado en su perímetro para impedir el libre acceso, aunque el vallado no debe ser infranqueable por su excesiva altura.
- Los caminos y accesos al campamento deben ser amplios, estar bien iluminados y perfectamente accesibles para los vehículos de emergencia, sin obstáculos (por ejemplo coches) que impidan su tránsito. Además, se debe evitar la existencia de escalones, irregularidades, socavones u otro tipo de zonas mal protegidas o sin señalizar.
- Las mangueras y extintores deben ser accesibles para los usuarios y equipos de emergencia, estar bien distribuidos por las instalaciones y en perfectas condiciones de uso. Las tomas eléctricas deben estar bien aisladas y protegidas. No debe haber cables en el suelo.
- Los residuos inflamables deben ser recogidos cuanto antes. Además, elementos como las bombonas de gas deben estar protegidas del sol, alejadas de las fuentes de calor y fuera del alcance de los niños: Otros elementos como cocinas, hornillos y barbacoas también deben estar situadas en lugares seguros, separados y protegidos.
- La señalización dentro del campamento debe ser clara para poder orientarse fácilmente (tablones con mapas, indicaciones de las vías de salida, planos, etc.) que permitan al usuario saber donde está. Se debe informar a los usuarios de la actuación que deben de seguir en el caso de que se produzcan situaciones de peligro.
- El camping debe contar con suficientes puertas de emergencia, distribuidas por todo su perímetro y proporcionales al número de personas alojadas. Tienen que poder abrirse y llevar a un lugar seguro.
- Los coches, mejor aparcados en un área específica, preferiblemente en una zona exterior del recinto o alejada de los lugares de acampada. La velocidad para los vehículos dentro del camping debe estar limitada (no se deben superar los 10 km /h), especialmente en zonas con movimiento de niños.
- El camping debe contar con un plan de prevención de catástrofes, así como con una guía o plan de evacuación.
- Es necesario que las instalaciones cuenten con asistencia sanitaria (al menos un botiquín de primeros auxilios convenientemente equipado para poder atender con la mayor eficacia posible los accidentes más frecuentes).
Asistencia médica y seguridad deficientes
Los responsables de los campings deben garantizar la seguridad de los campistas en todo momento. La presencia de vigilantes o guardias de seguridad es una de las medidas más frecuentes (sólo dos de los 101 campings estudiados carecían de personal de este tipo). Por el contrario, la instalación de cámaras o sistemas de video sólo se aplica en uno de cada cuatro casos, y únicamente en campings de primera y segunda categoría. También es muy común que el camping se cierre de noche por motivos de seguridad, de hecho un 85% lo hace y la mayoría prohíbe el tráfico rodado dentro de las instalaciones.
Tampoco sobresalen estas instalaciones en prevención. El 29% no tiene un plan de catástrofes elaborado ni el 23% dispone de un plan de evacuación para actuar en caso de emergencia. Además, un 30% de los campamentos que disponen del plan de catástrofes no lo revisa de manera anual, al igual que sucede con el plan de evacuación cuya revisión no se contempla en el 23% de los campings. Al menos, todas las instalaciones tenían extintores.
Los defectos en materia de seguridad se detectaron en mayor medida en los establecimientos de tercera categoría. El 57% carecía de un plan de evacuación y, en una proporción similar, de un plan para hacer frente a las posibles catástrofes.
Si una persona con movilidad reducida decidiera ir a un camping de España se encontraría con serias dificultades. En casi la mitad de los analizados, no todas las instalaciones están adaptadas para salvar los problemas de accesibilidad. En el 23% de los campings ni siquiera los baños son accesibles para personas con problemas de movilidad.
Dentro de las alternativas vacacionales, uno de los principales “ganchos” del camping, además del contacto con la naturaleza, frente a otras opciones es el menor desembolso económico que exige, pero, ¿es realmente tan barato?
Con el fin de comparar los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido dos supuestos básicos. Por un lado, un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda familiar y, por otro, la misma familia pero en esta ocasión una caravana sustituye a la tienda de campaña. En ambos casos se han calculado los precios totales con los descuentos incluidos para reflejar las diferencias entre los campings de las 18 provincias llevadas a estudio, así como el salto de precios entre categorías.
Lo primero que llama la atención es que el tipo de alojamiento escogido no influye demasiado en el precio, es decir, el coste medio tanto en el primer caso (en tienda de campaña) como en el segundo (en una caravana) se sitúa en torno a los 380 euros.
Donde sí se ha registrado una notable variación es en la comparación entre los precios registrados en un informe similar elaborado en 2002 y los actuales. Hace cinco años, el precio medio a pagar era aproximadamente 80 euros más barato que en la actualidad (380 euros en 2007 frente a los 300 de 2002, un crecimiento de un 27%, diez puntos superior al del IPC acumulado en este periodo, un 16,6%). Las diferencias también son significativas por categorías. En el supuesto de la tienda de campaña, en 2002 debía pagar alrededor de 346 euros por alojarse en un camping de primera categoría, precio que cinco años después ha subido hasta los 426 euros, es decir, un aumento del 23%, casi seis puntos por encima del aumento del IPC en estos cinco años.
En uno de segunda categoría, el precio medio se ha encarecido en 60 euros aproximadamente (el precio medio en 2002 era de 311 euros frente a los 372 de ahora, una subida del 20%, ligeramente por encima del IPC). Los campings de tercera categoría son los que menos han acusado esta subida de precios ya que han experimentado una subida inferior a 20 euros (coste medio hace cinco años de 255 euros frente a los cerca de 272 de la actualidad), lo que representa un incremento del 7%, diez puntos por debajo del crecimiento del IPC.
Fregaderos sin agua caliente, en dos de cada diez
Entre los campings que cuentan con aparcamiento para vehículos, aparte del situado en cada parcela, un 75% facilitaba este servicio de forma gratuita. Entre los que lo cobran, el precio medio es de 4,6 euros diarios por vehículo, aunque la tarifa de algunos ascendía a 10 euros y otros en los que el desembolso por vehículo apenas llegaba a los 2,5 euros.
Sólo el 7% de los campings tenían gimnasio, el 38% cancha polivalente (campos o pistas que sirven para practicar diversos deportes, como baloncesto, fútbol, balonmano…) y el 20% pista de tenis. Asimismo, en el estudio se han analizado zonas de encuentro y ocio destinadas a los campistas y los resultados muestran que en más de la mitad de los campings (56%) hay salón social, en el 44% sala de juegos y en el 60% sala de televisión. Asimismo, en el 91% hay terraza, en el 66% barbacoa y además, en el 20% hay biblioteca, en un 10% ludoteca, en un 12% discoteca y un 9% cine. El 86% de los campamentos dispone de parque infantil.
Los más limpios, los de primera categoría
El estado general de conservación y limpieza se catalogó como bueno o muy bueno. Sólo se halló una limpieza mejorable en las duchas y lavabos del 8% de las instalaciones analizadas. La pulcritud es extensible a las zonas infantiles (seis de cada diez se catalogaron como muy limpias) y a los bares y restaurantes, aunque casi en uno de cada diez se registraron algunas deficiencias.
Una amplia oferta de servicios incrementa la sensación de comodidad del usuario. Un ejemplo es el de las conexiones para caravanas y autocaravanas. Aunque la inmensa mayoría de los campings disponían de conexión eléctrica, sólo el 69% incluía suministro de agua para estos vehículos. Casi ocho de cada de diez camping vendían gas butano y el 86% estaban provistos de desagües químicos para autocaravanas.
Únicamente en el 56% de campings los usuarios podían utilizar una consigna para guardar objetos personales y el 69% tenía caja fuerte. Respecto al servicio de correspondencia, uno de cada diez campings carecía de él o de buzón (pese a ser obligatorio). En cuanto a la forma de pago, en casi ocho de cada diez campings fue posible hacerlo con tarjeta.
Nuevas tecnologías, presencia insuficiente, reciclaje y tabla comparativa
A ello se suma el hecho de que el 81% de los campings analizados dispone de página web. De los que tienen, más de la mitad ofrece al cliente la posibilidad de realizar su reserva online.
El reciclaje, asignatura pendiente
La cultura del reciclaje de residuos, cada vez más extendida en los hogares españoles, continúa siendo una asignatura pendiente en los campings. Los contenedores para la reutilización de materiales como el vidrio, el papel, el cartón y las pilas escasean en muchos campings.
Sólo en la mitad de las instalaciones hay contenedores para papel/cartón y pilas, cantidad que asciende hasta el 64% en los contenedores de vidrio.
18 provincias, una a una
- A Coruña
/imgs/20070601/img.mapa.jpg - Álava
- Alicante
- Asturias
- Barcelona
- Cantabria
- Córdoba
- Granada
- Guipúzcoa
- Huesca
- Madrid
- Málaga
- Murcia
- Navarra
- Valencia
- Valladolid
- Vizcaya
- Zaragoza
A Coruña
Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia coruñesa son sólo la mitad los que aprueban, y de los tres restantes, uno suspende con un “regular” y dos con un “mal”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones. Así, cinco de los seis camping visitados en A Coruña carecían de piscina y ninguno de los fregaderos ni lavaderos de los establecimientos de la provincia coruñesa tenía agua caliente. Sí que contaban con agua caliente en las duchas, pero en dos de los seis había que pagar un extra para poder utilizarla. En cuanto a instalaciones deportivas, ninguno disponía de cancha polivalente ni de baloncesto.
Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings coruñeses en seguridad y asistencia médica analizados también es mejorable. Todos los establecimientos de acampada visitados en la provincia de A Coruña han reconocido no contar con un servicio médico permanente. A esto hay que añadir que cuatro de los seis visitados ni siquiera tenían un plan de evacuación o de catástrofes detallado. También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y a los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
En accesibilidad para personas con discapacidad, los resultados en los campings coruñeses visitados son peores (una media de “muy mal”) que la media del estudio (un “regular”). Cuatro de los seis campings visitados no han tomado ninguna medida de adaptación y sólo los dos restantes han adaptados todas las instalaciones para personas con movilidad reducida. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings coruñeses estudiados no pasa del mediocre “aceptable” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los campings de A Coruña tienen menos carteles, señales, mapas y planos a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos coruñeses es bueno, pero no tanto como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
La situación empeora y bajan los precios
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de A Coruña ha empeorado en los últimos cinco años. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final fue de “aceptable” frente al “regular” de la actualidad. No sólo no se han registrado mejoras, sino que en aspectos fundamentales como el de “equipamiento y servicios” han bajado de una “aceptable” a un “regular”; y en seguridad se ha pasado de un “bien” a un “aceptable”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos coruñeses tendría que desembolsar una media de 221 euros, 158 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña se alojara en una caravana el precio ascendería a los 238 euros (148 euros más baratos que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 265 euros. Llama la atención que los precios en la actualidad son más económicos que hace cinco años, se ha registrado una reducción en las tarifas del 16,6%, exactamente la subida que deberían haber experimentado según el IPC acumulado a lo largo de este periodo. El incremento medio de los precios registrado en el estudio es de un 27%.
Características de los campings estudiados en A Coruña
En el caso de A Coruña se han sometido a estudio 6 campings de la provincia, de los que cinco eran de 3ª categoría y uno de 2ª. De ellos, tres permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros tres permanecen cerrados en temporada de invierno. Cabe señalar además que cinco de ellos cuentan con playa en sus cercanías. En cuanto a su extensión, los campings coruñeses se encuentran entre los más pequeños: tienen 10.225 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y el promedio de aforo máximo es de 307 personas (la media nacional son 538 personas).
Álava
En el caso de Álava se han sometido a estudio los dos campings de la provincia, uno de primera categoría y otro de tercera. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia alavesa es sólo uno el que logra el aprobado con un mediocre “aceptable” y el otro suspende con un “regular”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones (un “regular”), por debajo de la media del estudio (un “aceptable”). Ninguno de los dos campamentos alaveses cuenta con gimnasio, cancha polivalente, de baloncesto o de futbito, tampoco tienen campo de fútbol, ni salón social, sala de juegos o sala de TV. La situación no mejora en servicios: ambos carecen de suministro de agua para caravanas, consigna o caja fuerte. Uno de ellos no ofrecía servicio de correspondencia y tampoco tenía supermercado. Por el contrario, llama la atención de manera positiva que los campings de Álava están entre los mejores en cuanto a reciclaje; todos tienen contenedores para depositar el cartón o el papel, el vidrio y las pilas.
En seguridad y asistencia médica, la dotación de los campings alaveses, al igual que la media del estudio, es mejorable. Todos los establecimientos de acampada visitados en la provincia alavesa han reconocido no contar con un servicio médico permanente. A esto hay que añadir que en ninguno de los dos se informa a los usuarios sobre las medidas de seguridad que hay que tomar en caso de emergencia. A pesar de que ambos cuenten con un plan de evacuación, sólo uno ha elaborado también un plan de catástrofes. Asimismo, uno de los dos carece de vigilancia pese a ser una de las medidas de seguridad más frecuentes (nueve de cada diez en el conjunto del informe). También se han valorado cuestiones como la presencia socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad, que suspende con un “regular”. En Álava, uno de los campings tiene todas las instalaciones adaptadas para personas con movilidad reducida, mientras que en el otro sólo son accesibles los baños. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings alaveses estudiados resulta deficiente (valorada con un “regular”, por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los campings de Álava tienen menos carteles, señales, mapas y planos a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos alaveses en cambio es muy bueno, al igual que lo reflejado en el estudio a nivel nacional.
La situación empeora y los precios suben
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Álava ha empeorado en los últimos cinco años. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final fue de “aceptable” frente al “regular” que se obtiene en la actualidad. El empeoramiento se ha registrado en algunos de los campos fundamentales como la seguridad, que de un “bien” en 2002 ha pasado a un “aceptable”. En el apartado de equipamiento y servicios, la situación también ha ido a peor. En la actualidad recibe una nota media de “regular” frente al “aceptable” de hace cinco años.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos alaveses tendría que desembolsar una media de 430 euros, casi un 15% más que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña se alojaran en una caravana el precio sería el mismo que en el caso anterior (44 euros más que la media del estudio). Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 282 euros. El crecimiento en este periodo, un 52,5%, se encuentra muy por encima del IPC acumulado (16,6%) y es muy superior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Álava
En el caso de Álava se han sometido a estudio los dos campings de la provincia, uno de primera categoría (situado en las cercanías del Parque Natural de Valderejo) y otro de tercera (localizado a 5 kilómetros de Vitoria-Gasteiz). En cuanto a su capacidad los campings alaveses son los más pequeños del estudio con un aforo máximo de 200 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Alicante
En el caso de Alicante, se han estudiado ocho campings de la provincia, de los que seis eran de 2ª categoría y dos de 1ª. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia alicantina todos consiguen aprobar, seis con un “muy bien” y dos con un “bien”, lo que les sitúa entre los mejores del estudio.
La calidad en los servicios que ofrecen y la variedad en equipamientos han influido de manera positiva en la valoración final de las instalaciones, que obtienen una nota media de “muy bien” frente al “aceptable” de la media nacional. Algunas muestras: todos disponen de conexión eléctrica, desagüe químico, suministro de gas y servicio de correspondencia. Siete de los ocho campamentos también cuentan con consignas, caja fuerte y con agua caliente en las duchas, aunque sólo la mitad tiene piscina dentro de sus instalaciones. Además, en lo deportivo, uno de cada cuatro dispone de gimnasio (sólo un 7% a nivel nacional) y de cancha de baloncesto, la mitad de cancha polivalente y cinco de los ocho de parque infantil.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings, que en Alicante merecen una valoración de “bien”, superior al “aceptable” de la media nacional. Mientras que la mayoría de los campamentos del estudio reconoce no tener ningún tipo de servicio médico, en la provincia alicantina se halla uno de los pocos que cuenta con servicio médico concertado. Además, de los ocho campings, cinco han elaborado un plan de catástrofes y siete un plan de evacuación, medidas sobre las que, además, se informa a los usuarios. También es positivo que en tres de cada cuatro campamentos se dé instrucciones al personal sobre cómo actuar en caso de emergencia, aunque sólo uno tiene dispositivos al alcance de los campistas para que puedan dar la voz de alarma en situaciones de peligro. Otras cuestiones que se han estudiado son la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), así como el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad (se valora con un pobre “regular”). En los establecimientos alicantinos, en cambio, la valoración es mejor (una media de “bien”). En la mitad de ellos todas las instalaciones son accesibles para personas con movilidad reducida, aunque sólo en tres los baños están adaptados y uno de los campamentos sometidos a estudio no es accesible en ninguna de sus instalaciones. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes servicios como, por ejemplo, las cabinas telefónicas. La información al usuario en los campings alicantinos estudiados es muy buena, mejor que la del resto de los campamentos del estudio. De hecho, se ha observado que la mayoría tiene carteles, señales, mapas y planos suficientes a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos de Alicante es excelente, mejor incluso que la media nacional, situada en un “muy bien”.
Grandes mejoras acompañadas de una subida de precios Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Alicante ha mejorado notablemente. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media fue de “aceptable”, sin embargo en la actualidad han obtenido un “muy bien”. De hecho, se ha observado un avance en un aspecto tan importante como es el de equipamiento y servicios (un “muy bien” frente al “bien” de 2002).
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos alicantinos estudiados tendría que desembolsar una media de 428 euros, 49 euros más caro que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña, lo hicieran en una caravana el precio ascendería a los 453 euros (67 euros más caro que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 369 euros. El crecimiento en este periodo, un 16%, es muy similar al IPC acumulado a lo largo de los últimos cinco años (16,6%) y sin embargo es inferior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Alicante
En el caso de la provincia alicantina se han estudiado ocho campings de la provincia, de los que seis eran de 2ª categoría y dos de 1ª. Todos ellos permanecen abiertos durante todo el año. Cabe señalar además que cinco de ellos cuentan con playa en sus cercanías. En cuanto a su extensión, los campings alicantinos tienen 36.550 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 645 personas de media (la del estudio son 538 personas).
Asturias
En el caso de Asturias se han estudiado cuatro campings, de los que dos eran de 1ª categoría y los otros dos de 2ª. De estos, la proporción de instalaciones que superan la prueba de CONSUMER EROSKI es similar a la media del estudio (en la que suspenden uno de cada tres). Así, tres de los cuatro aprueban (uno logra un “bien” y dos un “aceptable”), y uno suspende con un “mal”. Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones. Sólo uno de los cuatro contaba con piscina y servicio de animación, únicamente en uno de los campings manaba agua caliente de todos los fregaderos y lavaderos, y a pesar de que todas las duchas sí tenían agua caliente, en uno de los campamentos había que pagar 0,50 euros por su uso. Además, tres de los cuatro campings carecían de cancha polivalente, de baloncesto o futbito. A esto hay que añadir que en la mitad de ellos no había parque infantil ni ludoteca para que los niños puedan jugar. En el otro lado de la balanza, el 75% de los establecimientos disponía de barbacoa, salón social y de biblioteca para el disfrute de los campistas.
En seguridad y asistencia médica los campings de Asturias obtienen un “bien”, calificación superior al “aceptable” de la media nacional. La mitad de ellos han elaborado un plan de catástrofes, una proporción que aumenta a tres de cada cuatro en el caso del plan de evacuación. Además, en el 75% de estos establecimientos se informa a los usuarios sobre este tipo de medidas de seguridad, y se le da instrucciones al personal sobre cómo actuar en situaciones de peligro.
La asistencia médica es otra de las asignaturas pendientes, ya que ninguno de los visitados disponía de este servicio de manera permanente, e incluso uno reconoció no contar con asistencia médica alguna. También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), y el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
Uno de los grandes déficits de los campings asturianos estudiados ha sido la accesibilidad para personas con discapacidad (la valoración es de “mal”, por debajo del “regular” de la media del estudio). La mitad afirma que ninguna de sus instalaciones es accesible a personas con movilidad reducida y las medidas de adaptación sólo conciernen a los edificios del campamento. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings asturianos es buena, al igual que en la mayoría de los del estudio. De hecho, se ha observado que los campings de Asturias visitados tenían carteles, señales, mapas y planos suficientes a disposición del cliente. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos asturianos es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: el de un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos asturianos estudiados tendría que desembolsar una media de 303 euros, 76 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña se instalaran en una caravana el precio ascendería a los 334 euros (52 euros más baratos que la media del estudio). Estos precios resultan entre un 20% y un 13% más económicos que los recogidas en la media del país.
Características de los campings estudiados en Asturias
En el caso de Asturias se han analizado cuatro campings de la provincia, de los que dos eran de 1ª y los otros dos de 2ª. De ellos, dos permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros dos permanecen cerrados en temporada de invierno. Todos se encuentran situados en la zona costera del Principado. En cuanto a su extensión, los camping asturianos cuentan con 26.300 m2 de media (la media del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 580 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Barcelona
En el caso de Barcelona se han estudiado 10 campings de la provincia, de los que la mitad eran de 2ª categoría, tres de 3ª y dos de 1ª categoría. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia catalana son sólo la mitad los que aprueban, y del 50% restante, tres de cada diez suspenden con un “regular” y dos con un “mal”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones. Algunas muestras: en uno de los campings no había servicio de recepción y en otros dos buzones para la correspondencia, tres de ellos no contaban con supermercado y dos no tenían teléfono público. Todo no ha sido, sin embargo, negativo. Así, los establecimientos estudiados en la provincia barcelonesa son los que gozan de un mayor número de instalaciones deportivas, y es que todos cuentan con piscina, siete de cada diez con una cancha polivalente y campo de fútbol, el 80% con cancha de baloncesto y tres de cada diez tiene gimnasio, mientras que sólo cuenta con uno un 7% a nivel nacional.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings barceloneses analizados es mejorable. Todos los establecimientos de acampada visitados en la provincia barcelonesa han reconocido no contar con un servicio médico permanente. A esto hay que añadir que dos de cada diez ni siquiera tenían un plan de evacuación ni de catástrofes detallado. Una proporción idéntica no cierra las instalaciones por motivos de seguridad (la media del estudio es un 15%). También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad, que suspende con un “regular”: el 18% de los campings no ha adaptado ninguna de las infraestructuras. En los campings barceloneses visitados, la valoración es aún peor (una media de “mal”). El 50% no ha tomado ninguna medida de adaptación y en uno de cada diez ni siquiera los baños son accesibles. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas. La información al usuario en los campings barceloneses estudiados no pasa del mediocre “aceptable” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los campings de Barcelona tienen menos carteles, señales, mapas y planos a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos barceloneses es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Barcelona no ha experimentado grandes cambios. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final también fue de “aceptable”. No sólo no se han registrado mejoras, sino que en algunos campos, como la seguridad, ha empeorado. Hace cinco años la calificación de los campamentos barceloneses en este apartado era de “bien” y en la actualidad deben conformarse con un “aceptable”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente. Se trata de un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos barceloneses tendría que desembolsar una media de 364 euros, 15 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña se alojaran en una caravana el precio ascendería a los 374 euros (12 euros más baratos que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 331 euros. El crecimiento en este periodo, un 10%, se encuentra seis puntos por debajo del IPC acumulado (16,6%) y es muy inferior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Barcelona
En el caso de Barcelona se han sometido a estudio 10 campings de la provincia, de los que la mitad eran de 2ª categoría, tres de 3ª y dos de 1ª categoría. De ellos, cuatro permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros 6 permanecen cerrados en temporada de invierno. Cabe señalar además que todos se encuentran situados en zonas rurales, cuatro cuentan con parques o reservas naturales en sus cercanías y otros cuatro cuentan con un lago o río próximo. En cuanto a su extensión, los camping barceloneses cuentan con 30.700 m2 de media (la media del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 390 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Cantabria
En el caso de Cantabria se han estudiado seis campings, de los que la mitad eran de 1ª categoría y la otra mitad de 2ª. La proporción de campings que no supera la prueba de CONSUMER EROSKI en Cantabria (un 50%) es superior a la media del estudio (uno de cada tres). Pese a ello, en dotación de equipamiento y servicios, la valoración final de las instalaciones cántabras estudiadas (un “bien”) es mejor que la media (un “aceptable”). Algunas muestras: todos los campings tenían agua caliente en sus duchas, supermercado, parque infantil y terraza. Contaban asimismo con servicios como el de la correspondencia, la venta de pan diario o la conexión eléctrica. Además, la mitad de ellos ofrecía servicio de animación y disponía de cancha polivalente, y cinco de los seis también contaban con caja fuerte. Por el contrario, cabe señalar que cuatro de los seis no tenían piscinas y no en todos los fregaderos ni lavaderos había agua caliente.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings cántabros analizados es mejorable. Prueba de ello es que en cinco de los seis campamentos no hay un servicio médico permanente. No obstante, cuatro de los seis cuentan con un plan de catástrofes y con un plan de evacuación elaborados, que se dan a conocer a los campistas en la mayoría de los casos. Se ha valorado como positivo que en todos se dan instrucciones al personal sobre cómo actuar en situaciones de peligro. En cambio, sólo uno cuenta con dispositivos para que el usuario pueda dar la voz de alarma ante situaciones de peligro. También se han tenido en cuenta la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), así como el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad, que no pasa de un pobre “regular”. Idéntica calificación reciben los campings visitados en Cantabria. Sólo uno de ellos cuenta con todas las instalaciones adaptadas para personas con movilidad reducida, y en la mitad ni siquiera los baños son accesibles. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas. La información al usuario en los campings cántabros estudiados no pasa del mediocre “aceptable” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los campings de Cantabria tienen menos carteles, señales, mapas y planos a disposición del usuario de lo conveniente. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos cántabros es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Cantabria ha experimentado una leve mejora. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final fue de “regular” frente al “aceptable” de la actualidad. De hecho, se han constatado importantes avances en el apartado de equipamiento y servicios (del “regular” de hace cinco años se ha pasado al “bien”). El mismo fenómeno se ha registrado en el apartado de seguridad, en el que ha logrado un “aceptable” frente al “regular” de 2002.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos cántabros tendría que desembolsar una media de 374 euros, 5 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña lo hicieran en una caravana, el precio ascendería a los 380 euros (6 euros más baratos que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 308 euros. El crecimiento en este periodo, un 21%, se encuentra más de cuatro puntos por encima del IPC acumulado (16,6%) y es inferior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Cantabria
En el caso de Cantabria se han sometido a estudio 6 campings de la comunidad, de los que la mitad eran de 1ª categoría y la otra mitad de 2ª. De ellos, sólo uno permanece abierto durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros seis permanecen cerrados en temporada de invierno. Todos se encuentran situados en zonas rurales, y tres de ellos cuentan con la cercanía del litoral cántabro. En cuanto a su extensión, los camping cántabros cuentan con 62.000 m2 de media (la media del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 580 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Córdoba
En el caso de Córdoba se han estudiado tres campings de la provincia, todos ellos de 2ª categoría. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia cordobesa los tres visitados aprueban, dos de ellos con la valoración de “aceptable” y el otro con un “bien”.
En equipamiento y servicios, los campings cordobeses estudiados obtienen una buena valoración, con una nota media de “bien”, por encima de la media del estudio, “aceptable”. Así, todos los establecimientos tenían piscina, parque infantil, suministro de agua para caravanas, restaurante y supermercado. Sin embargo, ninguno estaba dotado de gimnasio y sólo en uno había cancha polivalente para la práctica de deportes. En todos era posible realizar el pago con tarjeta, aunque en uno no tenían servicio de consigna y también sólo en uno ofrecían servicio de conexión a Internet.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. También en este caso los establecimientos cordobeses salen mejor parados que los de la mayoría de estudio (reciben un “bien” frente a la media de nacional de “aceptable”). No obstante, en todos los establecimientos de acampada visitados en la provincia cordobesa reconocieron carecer de servicio médico permanente. En este capítulo, además, se han valorado elementos como la presencia de vigilantes, socorristas y de elementos antiincendios, así como el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para las personas con discapacidad, un pobre “regular”, idéntica calificación a la de los campings cordobeses visitados. Entre las principales deficiencias, destaca que ninguno de los parkings de los campamentos cordobeses contaba con plazas destinadas a personas con discapacidad. La información al usuario en los establecimientos de acampada de Córdoba obtiene la misma nota media que la del estudio, un “bien”. A pesar de este resultado, ningún campamento informaba de las características, ni tampoco del aforo de la instalación. Además, sólo en uno de los campings visitados mostraban la categoría. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos cordobeses es bueno, pero no tanto como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos de Córdoba tendría que desembolsar una media de 362 euros, 17 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña se alojaran en una caravana el precio ascendería a los 377 euros (9 euros más baratos que la media del estudio).
Características de los campings estudiados en Córdoba
En el caso de Córdoba se han sometido a estudio tres campings de la provincia, todos ellos de 2ª categoría. Todos ellos permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo). Todos se encuentran situados en zonas rurales, y que uno cuenta con un parque o reserva natural en sus cercanías. En cuanto a su extensión, los camping cordobeses cuentan con 38.500 m2 de media (muy similar a la media del estudio de 40.000 m2), y con un aforo máximo de 480 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Granada
En el caso de Granada se han estudiado seis campings de la provincia, de los que la mitad eran de 1ª categoría y los otros tres de 2ª categoría. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia granadina la proporción es mejor: cinco de los seis visitados aprueban (uno con la nota de “muy bien”, dos con un “bien” y otros dos con un “aceptable”). El único establecimiento que no lo hace obtiene una calificación de “regular”.
En equipamiento y servicios los campings granadinos logran una nota de “bien”, frente a la media del estudio de “aceptable”. Entre su dotación, destacó la presencia en todos ellos de piscina y supermercado. Sin embargo, no todo es positivo: ninguno disponía de gimnasio, sólo en dos había cancha polivalente para la práctica de deportes y dos no contaban con parque infantil.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings, capítulo en el que obtiene una valoración de “bien”, frente al vulgar “aceptable” de la media del estudio. Sin embargo, en más de la mitad de ellos reconocieron no disponer de servicio médico. Además, sólo en uno el cableado eléctrico no estaba totalmente enterrado.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad (valorado con un mediocre “regular”). En los establecimientos de Granada visitados la calificación fue algo mejor (un “aceptable”), aunque hay aspectos mejorables: ninguno cuenta con plazas de aparcamiento destinadas a personas discapacitadas. En información al usuario, los campings de Granada no salen tan bien parados y aprueban por los pelos con un mediocre “aceptable”, por debajo de la media del estudio, un “bien”. De hecho, en ninguno informaron del aforo máximo permitido en el campamento y sólo en la mitad mostraban las características del establecimiento. El estado de mantenimiento y limpieza de los campamentos granadinos es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos de Granada tendría que desembolsar una media de 394 euros, 15 euros más que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña lo hicieran en una caravana el precio apenas variaría (393 euros) (7 euros más que la media del estudio).
Características de los campings estudiados en Granada
En el caso de Granada se han sometido a estudio seis campings de la provincia, de los que la mitad eran de 1ª categoría y los otros tres de 2ª categoría. De ellos, cinco permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que el otro permanece cerrado en temporada de invierno. Todos se encuentran situados en zonas rurales, uno se enclava en el Parque Natural de Sierra Nevada, otro tiene un lago o río próximo y otro se sitúa en el litoral costero. En cuanto a su extensión, los camping granadinos cuentan con 18.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 366 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Guipúzcoa
Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia guipuzcoana son sólo la mitad los que aprueban, y de los otros tres restantes, uno suspende con un “regular” y dos con un “mal”. Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones (calificados con un “regular” frente al “aceptable” del conjunto del estudio). Así, la mitad de los fregaderos no tienen agua caliente, pasa los mismo en cuatro de cada diez lavaderos, y en uno de los campamentos el agua caliente no manaba de todas las duchas. Además, en el 50% de los establecimientos visitados no hay secadoras, ni tampoco piscina (uno de los que tiene cobra por su uso). Se observaron grandes deficiencias en instalaciones deportivas: ninguno tenía gimnasio, cancha polivalente, de baloncesto o de futbito o campo de fútbol. Destaca el hecho de que en ninguno de los campings guipuzcoanos visitados había posibilidad de conectarse a Internet y sólo uno de los seis ofrecía servicio de animación.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings guipuzcoanos analizados es mejorable. La mitad han reconocido no contar con un servicio médico permanente y dos de los seis visitados ni siquiera tenían un plan de evacuación o de catástrofes detallado. Además, ninguno de los campamentos pone al alcance de los usuarios medidas para dar la voz de alarma en caso de emergencia. También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
En accesibilidad para personas con discapacidad, los campings guipuzcoanos estudiados están en peores condiciones que la media del estudio (la valoración es de “muy mal” frente a un “regular” del conjunto del informe). Dos de los visitados no han tomado ninguna medida de adaptación, en uno sólo son accesibles los baños, y en los tres restantes afirman haber adaptado todas las instalaciones para personas con movilidad reducida. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings guipuzcoanos estudiados no pasa del mediocre “aceptable” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los campings de Guipúzcoa tienen menos carteles, señales, mapas y planos a disposición del usuario que la media. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos guipuzcoanos es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Guipúzcoa no ha cambiado en los últimos cinco años. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final también fue de “regular”. Aun así, cabe señalar que en uno de los aspectos fundamentales como es el de “seguridad” la situación ha ido a mejor y de un “mal” que se obtuvo en 2002, en la actualidad se ha logrado una nota media de “aceptable”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente, el de un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos guipuzcoanos tendría que desembolsar una media de 376 euros, 3 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña utilizaran una caravana el precio ascendería a los 379 euros (7 euros más baratos que la media del estudio). Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 282,55 euros. El crecimiento en este periodo, un 33%, supone duplicar el IPC acumulado (16,6%) y está seis puntos por encima de la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Guipúzcoa
En el caso de Guipúzcoa se han sometido a estudio 6 campings de la provincia, de los que tres eran de 2ª categoría, dos de 3ª y uno de 1ª. De ellos, cuatro permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros dos permanecen cerrados en temporada de invierno. Cabe señalar además que cuatro de ellos cuentan con playa en sus cercanías. En cuanto a su extensión, los campings guipuzcoanos cuentan con 45.667 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un promedio de aforo máximo de 535 personas, cifra prácticamente idéntica a la media del estudio a nivel nacional.
Huesca
En el caso de Huesca se han estudiado cinco campings, de los que cuatro eran de 2ª categoría y uno de 3ª. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia oscense cuatro de los cinco aprueban, uno con un “bien” y tres con un “aceptable”. El otro campamento examinado suspende con un “regular”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones. Algunas muestras: dos de los cinco campings visitados no contaban con piscina ni supermercado, ninguno tenía cancha de baloncesto, de futbito o campo de fútbol, y sólo uno disponía de una cancha polivalente, servicio de caja fuerte, consigna y posibilidad de conectarse a Internet. Además, en tres de los cinco establecimientos de acampada visitados en Huesca no había salón social, sala de juegos, sala de TV, ni servicio de animación. Todo no ha sido, sin embargo, negativo. Así, los establecimientos estudiados en la provincia de Huesca contaban con servicio de correspondencia, agua caliente en las duchas y permitían el acceso a los animales de compañía.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. En Huesca, con un “bien” de nota media, la situación es mejor que lo observado a nivel nacional (calificación media de “aceptable”). Tres de los cinco campings oscenses han elaborado un plan de catástrofes y de evacuación. A esto hay que añadir que cuatro de los cinco disponen de medios para que el usuario dé la voz de alarma en caso de emergencia y el personal está formado para actuar en situaciones de peligro. Sin embargo, no todo es positivo. Los campings visitados en Huesca han reconocido no tener un servicio médico permanente. También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad (suspende con un “regular”). En los campings oscenses, la valoración es aún peor (una media de “muy mal”). Según las visitas realizadas a los campamentos de Huesca, tres de cada cuatro tenía solamente adaptados los baños. Además de la ausencia de barreras arquitectónicas, también se ha comprobado la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas. La información al usuario en los campings oscenses estudiados es similar a la que se da en los campamentos a nivel nacional (calificación de “bien”). Así, se ha observado que los campings de Huesca tenían carteles, señales, mapas y planos suficientes a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos de Huesca es muy bueno, al igual que lo reflejado en la media del estudio.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos oscenses tendría que desembolsar una media de 331 euros, 48 euros menos que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalar una tienda de campaña se alojaran en una caravana el precio descendería a los 252 euros (134 euros más baratos que la media del estudio).
Características de los campings estudiados en Huesca
En el caso de Huesca se han estudiado cinco campings de la provincia, de los que cuatro eran de 2ª categoría y uno de 3ª. De ellos, tres permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros tres cierran en la temporada de invierno. Todos se encuentran situados en zonas rurales, uno cuenta con un parque o reserva natural en sus cercanías y otros dos con un lago o río próximo. En cuanto a su extensión, los camping oscenses disponen de 34.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y de un aforo máximo de 420 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Madrid
En el caso de Madrid se han estudiado diez campings de la comunidad, de los que uno era de 1ª categoría y nueve de 2ª categoría. Siete de los diez campings analizados en la provincia Madrid consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, idéntica proporción a la del estudio a nivel nacional. De los tres que suspenden uno lo hace con una nota de “mal” y dos con un “regular”.
En equipamiento y servicios, los campings madrileños reciben una valoración de “bien”, por encima de la calificación media del estudio de “aceptable”. Sin embargo, un establecimiento visitado no disponía de recepción a la entrada y atendían a los clientes en las instalaciones del bar, en otro camping algunas de las duchas no tenían agua caliente y en dos de los diez visitados no ofrecían buzón de correspondencia, servicio éste obligatorio. En el otro extremo de la balanza, todos los campings madrileños estudiados tenían al menos una piscina.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings madrileños analizados es mejorable, si bien obtienen una nota media de “bien”, por encima del “aceptable” de media del estudio. No obstante, sólo en uno de los establecimientos de acampada había servicio médico concertado. Por otra parte, es preocupante que en dos establecimientos afirmaron no contar con un plan de emergencia en caso de posibles catástrofes y en otro reconocieron que no tenían soterrado totalmente el cableado eléctrico.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad (que obtiene un mediocre “regular”). En los campings madrileños visitados la valoración es algo mejor a la media nacional y alcanza el “aceptable”. No obstante, en un campamento manifestaron abiertamente que no se había tomado ninguna medida de adaptación. Además, en la mitad de los establecimientos de acampada sus parkings no tenían plazas de aparcamiento para discapacitados.
La información al usuario en los campings de Madrid es el aspecto peor valorado del estudio, único apartado en el que suspende con un “regular” (la media del estudio es “bien”). De hecho, la mitad no informan de la características, ni de la categoría del camping, y tampoco muestran interés en ofrecer datos relativos al aforo máximo permitido, ni en exhibir las diferentes tarifas.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Madrid ha experimentado una leve mejora. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final que obtuvieron fue inferior a la que reciben en la actualidad, un aprobado raspado (un “aceptable”). En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: el de un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos madrileños tendría que desembolsar una media de 428 euros, casi 50 euros más que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña se alojara en una caravana el precio bajaría a los 415 euros (29 euros más elevado que la media del estudio). Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 318 euros. El crecimiento en este periodo, un 34%, se encuentra por encima del doble del IPC acumulado (16,6%) y siete puntos por encima de la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Madrid
En el caso de Madrid se han sometido a estudio 10 campings de la provincia, de los cuales uno era de 1ª categoría y nueve de 2ª categoría. De ellos, ocho permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros dos cierran en temporada de invierno. Cabe señalar además que todos se encuentran situados en zonas rurales, uno cuenta con un parque o reserva natural en sus cercanías y otros cinco cuentan con ríos o lagos próximos. En cuanto a su extensión, los camping madrileños cuentan con 65.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 550 personas de media, muy similar a la media del estudio a nivel nacional (538 personas).
Málaga
En el caso de Málaga se han estudiado ocho campings de la provincia, de los que tres eran de 1ª categoría, cuatro de 2ª categoría y uno de 3ª categoría. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia malagueña sólo la mitad aprueban y los cuatro restantes suspenden, dos con un “regular” y los otros dos con un “mal”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones. Algunas muestras: en un camping no había servicio de recepción (atendían en el bar) y otro carecía de servicio de conexión eléctrica. Además, un camping no tenía servicio de buzón para la correspondencia y en otro manifestaron no tener ningún teléfono público para uso de los clientes.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings malagueños analizados es mejorable (aprueban con un ajustado “aceptable”). Cinco de los establecimientos de acampada visitados en la provincia de Málaga carecían de servicio médico permanente y dos ni siquiera tenían un plan de emergencia para posibles catástrofes. También se han valorado aspectos como la presencia de vigilantes y socorristas, la dotación de elementos antiincendios y el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico), así como la información facilitada al personal y a los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de emergencia.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad, situación que también se detecta en los establecimientos de Málaga analizados. Estos obtienen un “regular”, igual valoración a la media del estudio. De hecho, ninguno de los establecimientos disponía de plazas de parking para discapacitados. En este apartado también se ha tenido en cuenta la presencia de barreras arquitectónicas, así como la adaptación de diferentes instalaciones y de las cabinas telefónicas. La información al usuario en los campings de la provincia malagueña estudiados no pasa del mediocre “aceptable” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). De hecho, se ha observado que los responsables de los campamentos de Málaga no muestran mucho interés en informar sobre las características y normas del camping, así como del aforo. Mejor resultado registran estos establecimientos en cuanto a su mantenimiento y limpieza, calificado como bueno, una valoración que, sin embargo, se sitúa por debajo la media del estudio, un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Málaga no ha experimentado grandes cambios, ya que en un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI hace cinco años la nota media final que obtuvieron fue de “aceptable”, igual a la actual.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Los campings malagueños estudiados son los más caros del estudio. Así, esta familia tendría que desembolsar una media de 477 euros, casi cien euros más que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña lo hicieran en una caravana el precio ascendería a los 489 euros (103 euros más caro que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 353 euros. El crecimiento en este periodo ha sido del 38,5%, más del doble del IPC acumulado (16,6%) y muy superior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Málaga
En el caso de Málaga se han estudiado ocho campings de la provincia, de los que tres eran de 1ª categoría, cuatro de 2ª categoría y uno de 3ª categoría. De ellos, seis permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros dos permanecen cerrados en temporada de invierno. Todos se encuentran en zonas rurales y cinco se hallan cerca de la playa. En cuanto a su extensión, los campings malagueños cuentan con 38.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 564 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Murcia
En el caso de Murcia se han estudiado siete campings de la comunidad, de los que uno era de 1ª categoría y seis de 2ª categoría. Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la comunidad murciana cinco de los siete visitados aprueban, tres con la nota de “bien” y dos con una ajustado aceptable”, y los dos restantes suspenden con un “regular”.
Las deficiencias observadas en el apartado de equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estas instalaciones, que tienen que conformarse con un “aceptable”, idéntica nota a la media del estudio. Los campings de Murcia son los peor dotados en restaurantes: tres de los siete visitados no contaban con este servicio y uno de ellos ni tan siquiera disponía de bar. Asimismo, dos carecían de supermercado y en tres no había ninguna cancha polivalente para la práctica de deporte.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Al igual que sucede en el resto de las instalaciones estudiadas, la dotación de los campings murcianos analizados es mejorable. En este apartado reciben un mediocre “aceptable”, igual nota a la media nacional. En los siete campings afirmaron no contar con médico permanente. A esto hay que añadir que uno de los campamentos no tenía un plan de evacuación o de catástrofes detallado, cuatro no disponían de tomas de agua y en uno el tendido eléctrico no estaba enterrado.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad, que suspende con un “regular”. Esta calificación se repite en los campings murcianos visitados porque, entre otras razones, ningún establecimiento contaba en sus parkings con plazas destinadas a personas discapacitadas. La información al usuario en los campings murcianos estudiados recibe también la misma calificación que la media del estudio, un “bien”. En este apartado se ha tenido en cuenta la existencia de carteles, la señalización, idiomas en los que se facilita la información, paneles y mapas que orienten al cliente, así como la existencia de buzón de sugerencias, hojas de reclamaciones y servicio de megafonía. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos murcianos es bueno, pero no tan bueno como la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Murcia no ha experimentado grandes cambios en los últimos años. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final que obtuvieron fue idéntica a la que reciben actualmente, un ajustado “aceptable”. No sólo no se han registrado mejoras, sino que en algunos campos, como el de la seguridad, han empeorado. Hace cinco años la calificación de los campamentos murcianos en este apartado era de “bien” y en la actualidad deben conformarse con un “aceptable”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos de Murcia tendría que desembolsar una media de 363 euros, 16 euros más económico que la media a nivel nacional (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña lo hicieran en una caravana el precio no variaría más que en un euro más (22 euros más baratos que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 297 euros. El crecimiento en este periodo, un 22%, se encuentra seis puntos por encima del IPC acumulado (16,6%) pero es cinco puntos inferior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Murcia
En el caso de Murcia, se han estudiado siete campings de la provincia, de los que uno era de 1ª categoría y seis de 2ª categoría. De ellos, cinco permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros dos cierran en temporada de invierno. Todos se encuentran situados en zonas rurales, uno cuenta con un parque o reserva natural en sus cercanías y otros cuatro se sitúan en el litoral. En cuanto a su extensión, los camping murcianos cuentan con 34.500 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 465 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Navarra
El nivel general de los campings navarros se halla entre los mejores del estudio. Uno de ellos recibe un “muy bien” y los otros cinco un “bien”, todos ellos por encima de la media del informe, un “aceptable”.
La calidad en los servicios que ofrecían y la variedad de su dotación de equipamientos han influido de manera positiva en la valoración final de las instalaciones, que obtienen una nota media de “bien” frente al “aceptable” de la media nacional. Así, cinco de los seis contaban con piscina, cuatro con servicio de animación, y todos con parque infantil, terraza y sala de juegos. Además, todos ofrecían agua caliente en las duchas, y sólo uno carecía de agua caliente en fregaderos y lavaderos. Asimismo, todos disponían de conexión eléctrica, caja fuerte así como del servicio de correspondencia. Además, el horario de recepción era de al menos doce horas, y sin interrupción. En cuanto a las instalaciones deportivas, la mitad de los campamentos navarros visitados tenía cancha polivalente y de baloncesto.
En seguridad y asistencia médica, los campings estudiados en Navarra logran un “bien”, calificación superior al “aceptable” de la media. Las razones: los seis campamentos visitados han elaborado un plan de catástrofes y de evacuación, además de informar a los usuarios sobre esas medidas de seguridad. En todos se da instrucciones al personal sobre los pasos a seguir en caso de que se produzcan situaciones de peligro. Además, la mitad de los campings de la comunidad navarra cuenta con dispositivos para que los usuarios den la voz de alarma en caso de que se creen situaciones de emergencia. Por el contrario, ninguno de los establecimientos ofrece un servicio médico permanente. En este apartado, también se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), y el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad. También lo es en el caso de los campings navarros. De hecho, es el apartado en el que los campings navarros obtienen una menor valoración, una media de “mal”, por debajo de la media del informe (un “regular”). En dos de los seis ni siquiera los baños son accesibles y en la mitad no han tomado ninguna medida de adaptación. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings navarros estudiados es muy buena, mejor que en el resto de los campamentos del estudio. De hecho, se ha observado que la mayoría disponía de carteles, señales, mapas y planos suficientes a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos navarros es excelente, también algo mejor que la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Navarra no ha experimentado grandes cambios. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media final también fue de “bien”. Sin embargo, por apartados, en equipamiento y servicios se ha registrado una mejora (de un “aceptable” en 2002 a un “bien” en la actualidad) y en seguridad, se ha experimentado un leve empeoramiento (de un “muy bien” en 2002 al “bien” de ahora).
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos navarros tendría que desembolsar una media de 399 euros, 20 euros más caro que la media a nivel nacional (379 euros). En el caso de que en vez de instalar una tienda de campaña utilizaran una caravana el precio ascendería a los 385 euros (sólo un euro más barato que la media del estudio). Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 240 euros. El crecimiento en este periodo, un 66%, cuadriplica el IPC acumulado (16,6%) y supone más del doble que media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Navarra
En el caso de Navarra se han sometido a estudio 6 campings de la provincia, de los que tres eran de 1ª categoría y los otros tres de 2ª. De ellos, tres permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que los otros tres permanecen cerrados en temporada de invierno. Además, todos se encuentran situados en zonas rurales y dos cuentan con un lago o río próximo. En extensión, los campings navarros cuentan con 32.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo medio de 609 personas (la media nacional son 538 personas).
Valencia
En el caso de Valencia se han estudiado siete campings de la provincia, de los que tres eran de 1ª categoría y cuatro de 2ª categoría. La valoración general es notablemente mejor que la media del estudio, en el que suspenden uno de cada tres campings analizados. Esta proporción es sensiblemente inferior en el caso de Valencia. Sólo uno de los siete campings valencianos analizados no supera la prueba.
En el apartado de equipamiento y servicios, los campings valencianos estudiados obtienen la misma calificación que la media del estudio, un mediocre “aceptable”. Entre las razones para esta valoración, sólo cuatro campamentos disponían de cancha polivalente para la práctica de deportes, un camping de 1ª categoría no tenía buzón para la correspondencia (servicio obligatorio), sólo cuatro de los establecimientos disponían de suministro de agua para caravanas y en uno no había servicio de venta de gas butano. En el otro lado de la balanza, todos los establecimientos contaban con parque infantil. Además, los establecimientos valencianos se encuentran entre los mejores dotados del país en cuanto a servicio de animación, con actividades dirigidas a mayores y pequeños, así como de entretenimiento nocturno.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y la asistencia médica que ofrecen los campings. Los establecimientos valencianos visitados superan la prueba en este apartado, ya que obtienen una media de “bien”, calificación superior a la nota media nacional de “aceptable”. Destaca, además, que en dos no sólo contaban con el botiquín obligatorio, sino que tenían sala de curas o de enfermería. No obstante, en ninguno había servicio médico permanente. Por otra parte, en todos los campings de Valencia estudiados afirmaron tener un plan de evacuación en caso de emergencia.
En accesibilidad para personas con discapacidad, la valoración de los campings valencianos visitados es peor respecto a la media nacional (un “mal” frente a un “regular”), y continúa siendo mejorable. De hecho, sólo cinco eran accesibles en todas sus instalaciones para personas con movilidad reducida y ninguno contaba con plazas de parking para discapacitados. La información al usuario de los campings valencianos estudiados no pasa del “bien”, idéntica calificación a la media de estudio. También coincide con la media del estudio la valoración obtenida en el mantenimiento y limpieza de los establecimientos valencianos, con un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Valencia ha experimentado una apreciable mejoría en los últimos años. Así, en un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media que obtenían entonces era de “aceptable”, frente a la calificación actual de “bien”.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos valencianos tendría que desembolsar una media de 407 euros, 28 euros más que el coste medio del estudio (379 euros). Si en lugar de instalarse en una tienda de campaña se alojaran en una caravana, el precio ascendería a los 416 euros (30 euros más caros que la media del estudio).
Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 298 euros. El crecimiento en este periodo ha sido del 36,5%, lo que supone más del doble del IPC acumulado (16,6%) y supera en nueve puntos a la media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Valencia
En el caso de Valencia se han sometido a estudio siete campings de la provincia, de los cuales tres eran de 1ª categoría y cuatro de 2ª categoría. Cabe señalar además que todos se encuentran situados en zonas rurales, que dos cuentan con la cercanía de la playa y otro con el de un parque o reserva natural. En cuanto a su extensión, los campings valencianos cuentan con casi 55.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 700 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Valladolid
En el caso de Valladolid se han estudiado dos de los tres campings de la provincia, ambos de 1ª categoría. Ambos superan la prueba de CONSUMER EROSKI, uno con la nota de “muy bien” y el otro con un “bien” (a nivel nacional suspenden uno de cada tres campings).
Los campings de Valladolid estudiados sobresalen en información al usuario. En este aspecto, son los mejor calificados del estudio, con la calificación de “muy bien”, junto a los de las provincias de Alicante y Navarra. Se ha valorado la existencia de carteles, señalización e idiomas en los que se facilita la información, así como la disposición de planos que orienten a los clientes, buzón de sugerencias y hojas de reclamaciones.
En dotación de equipamientos y servicios, así como en seguridad y asistencia médica (se han tenido en cuenta cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, elementos antiincendios, servicios sanitarios, luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y el soterramiento del tendido eléctrico, así como la información facilitada al personal y los usuarios del camping sobre cómo actuar en caso de que se produzca una emergencia) los campamentos visitados en la provincia vallisoletana obtienen una nota media de “bien” y mejora de nuevo la media nacional de “aceptable”. En los dos campamentos había servicios como caja fuerte, conexión eléctrica, buzones para la correspondencia y la posibilidad de enviar un fax. Además, en ambos campings había botiquín y una sala de curas, si bien carecían de servicio médico permanente.
El nivel de accesibilidad para las personas con discapacidad también es mejor en los campings vallisoletanos que la media del estudio (un “aceptable” frente al suspenso que representa el “regular”). No obstante, el aspecto mejor valorado de los campings visitados en la provincia vallisoletana es el estado de mantenimiento y limpieza: recibe la calificación de “excelente” (nota media del estudio de “muy bien”), al igual que los establecimientos de Vizcaya, Navarra y Alicante.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. En este contexto, los establecimientos vallisoletanos son los más caros del estudio, únicamente por detrás de los de Málaga. Esta familia tendría que desembolsar 445 euros de media, frente a la media a nivel nacional de 379 euros. Si en lugar de instalar una tienda de campaña optaran por alojarse en una caravana el coste sería exactamente el mismo (precio medio del estudio 386 euros).
Características de los campings estudiados en Valladolid
En el caso de Valladolid se han sometido a estudio dos de los tres campings en la provincia, ambos de 1ª categoría. Uno permanece abierto durante todo el año, mientras que el otro cierra en temporada de invierno. En cuanto a su extensión, los campings vallisoletanos cuentan con 24.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 400 personas de media (la media del estudio a nivel nacional es de 538 personas).
Vizcaya
En el caso de Vizcaya se han estudiado tres campings, dos de 2ª categoría y uno de 1ª. Los resultados sitúan a las instalaciones vizcaínas estudiadas entre las mejores del país. Los tres superan la prueba, y con nota: dos con un “muy bien” y uno con un “bien”. La calidad en los servicios que ofrecen y la variedad de equipamientos han influido de manera positiva en la valoración final de las instalaciones, que obtienen una nota media de “muy bien” frente al “aceptable” de la media nacional. Algunas muestras: todos aceptan la entrada de animales de compañía y ofrecen un servicio de recepción de al menos doce horas sin interrupción. Asimismo, ninguno de los fregaderos, lavaderos y duchas carece de agua caliente. Del mismo modo, la prestación de servicios es superior a lo observado en el resto de los campamentos del país, así, todos disponen de conexión eléctrica, dos de cada tres de suministro de agua para caravanas, consignas, prensa, servicio de correspondencia y admiten el pago con tarjeta. También los tres cuentan con un parque infantil y con terraza. La única carencia se contempla en las instalaciones deportivas, ya que ninguno tenía cancha polivalente, de baloncesto, futbito ni tampoco, campo de fútbol.
En seguridad y asistencia médica, los campings estudiados en Vizcaya obtienen un “bien”, calificación superior al “aceptable” de la media nacional. Y es que dos de los tres campamentos visitados en el territorio vizcaíno han elaborado un plan de catástrofes y de evacuación, además de informar a los usuarios sobre esas medidas de seguridad. En todos se da instrucciones al personal sobre los pasos a seguir en caso de que se den situaciones de peligro. Por el contrario, sólo uno de los campings cuenta con dispositivos para que el usuario dé la voz de alarma en caso de emergencia, y ninguno tiene un servicio médico permanente. También se han valorado cuestiones como la presencia de vigilantes y socorristas, de elementos antiincendios y servicios sanitarios (botiquín y sala de curas o enfermería), y el acondicionamiento de las instalaciones (luces y salidas de emergencia, torres de alta tensión cercanas y soterramiento del tendido eléctrico).
También sobresalen los campings vizcaínos estudiados en accesibilidad para personas con discapacidad (un “muy bien” frente a un “regular” de la media del estudio). En dos de los tres analizados, todas las instalaciones están adaptadas para personas discapacitadas, y en el otro, al menos los baños son accesibles. Además de las barreras arquitectónicas, también se ha tenido en cuenta la habilitación de plazas para discapacitados en los parkings, así como la adaptación de diferentes instalaciones como, por ejemplo, las cabinas telefónicas.
La información al usuario en los campings vizcaínos estudiados es buena, al igual que en el resto de los campamentos del estudio. De hecho, se ha observado que la mayoría tiene carteles, señales, mapas y planos suficientes a disposición del usuario. El mantenimiento y limpieza de los establecimientos vizcaínos es excelente, mejor incluso que la media del estudio, situada en un “muy bien”.
Estas calificaciones ponen de manifiesto que la situación de los campings de Vizcaya ha mejorado notablemente. En un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2002, la nota media fue de “regular”. Sin embargo, en la actualidad han obtenido un “muy bien”. Además, se ha observado un avance en aspectos tan importantes como son la seguridad (un “bien” frente al “regular” de 2002) y el apartado de equipamiento y servicios (un “muy bien” frente al “aceptable” de hace cinco años).
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Si esta familia decidiera pasar sus vacaciones en alguno de los campamentos vizcaínos tendría que desembolsar una media de 385 euros, 6 euros más caro que la media a nivel nacional (379 euros). Si, en lugar de una tienda de campaña, se instalaran en una caravana, el precio ascendería a los 385 euros (sólo un euro más caro que la media del estudio). Cinco años atrás, la misma familia habría tenido que pagar 319 euros. El crecimiento en este periodo, un 20,7%, se encuentra cuatro puntos por encima del IPC acumulado (16,6%) y es inferior a la subida media registrada en el estudio, un 27%.
Características de los campings estudiados en Vizcaya
En el caso de Vizcaya se han estudiado tres campings de la provincia, de los cuales dos eran de 2ª categoría y uno de 1ª. Dos de ellos permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo), mientras que el otro cierra en temporada de invierno. Todos se ubican en zonas rurales, uno cuenta con un parque o reserva natural en sus cercanías y dos se sitúan cerca de la costa. En cuanto a su extensión, los camping vizcaínos cuentan con 33.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 485 personas de media (la media nacional son 538 personas).
Zaragoza
En el caso de Zaragoza se han estudiado 2 campings de la provincia, uno de 1ª categoría y otro de 3ª categoría. Ambos permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo). Mientras que a nivel nacional siete de cada diez establecimientos de acampada consiguen superar la prueba planteada por CONSUMER EROSKI, en la provincia zaragozana uno de los visitados aprueba con un ajustado “aceptable” y el otro suspende con un “regular”.
Las deficiencias observadas en equipamiento y servicios han influido de manera negativa en la valoración final de estos establecimientos. Algunas muestras: en un camping no había servicio de recepción, buzones para la correspondencia, venta de gas butano ni servicio de consigna; y ninguno de los dos contaba con supermercado, servicio de animación o conexión a Internet. Peores resultados obtienen en instalaciones deportivas, ya que ninguno de los dos campamentos ofrecía canchas ni pistas para la práctica del ejercicio.
Otro de los aspectos examinados ha sido la seguridad y asistencia médica que ofrecen los campings en los que se han tenido en cuenta aspectos como la presencia de vigilantes, elementos antiincendios, puertas, luces y salidas de emergencias, servicios médicos y la información dirigida al usuario en caso de alarma. Los campings estudiados en Zaragoza reciben la media de “aceptable”, idéntica a la media nacional. A esto hay que añadir que ninguno de los dos establecimientos analizados disponía de sala de curas o de enfermería, ni contaba con servicio médico permanente.
El aspecto peor valorado del estudio a nivel general es el de la accesibilidad para personas con discapacidad (calificada como “regular”). En los campings zaragozanos visitados, sólo uno de los establecimientos está adaptado para personas con movilidad reducida. La información al usuario en los campings de Zaragoza visitados obtiene un mediocre “regular” (por debajo de la media del estudio, un “bien”). Se detectaron carencias informativas sobre el horario de los campamentos, sus características y normas. El estado de mantenimiento y limpieza es bueno, aunque por debajo de la nota media del estudio de “muy bueno”. En cuanto al reciclaje, en uno de los campings no había ni un solo contenedor para la recogida de basuras.
En cuanto a los precios, CONSUMER EROSKI ha establecido un supuesto básico que se registra en los campings de manera frecuente: un matrimonio con un niño de cinco años que quiere pasar la primera quincena de agosto de acampada en una tienda de campaña familiar. Esta familia sólo tendría que desembolsar una media de 219 euros, frente a los 379 euros de la media nacional, lo que convierte a los campings visitados en Zaragoza en los más asequibles del estudio. Si en lugar de instalar una tienda de campaña eligieran una caravana el precio se incrementaría solamente siete euros más, es decir, 226 euros (media del estudio 386 euros).
Características de los campings estudiados en Zaragoza
En el caso de Zaragoza se han sometido a estudio 2 campings de la provincia, uno de 1ª categoría y otro de 3ª categoría. Ambos permanecen abiertos durante todo el año (o al menos gran parte del mismo). Ambos se encuentran situados en zonas rurales y uno cuenta con un lago o río próximo. En cuanto a su extensión, los campings zaragozanos se sitúan entre los más pequeños: disponen de 20.000 m2 de media (la del estudio son casi 40.000 m2), y con un aforo máximo de 220 personas de media (la media nacional se sitúa en 538 personas).