Su número es insuficiente y la información al usuario, muy mejorable
Por esta razón, CONSUMER EROSKI ha querido analizar las piscinas cubiertas de nuestro país, todas ellas de uso público, ya sean de titularidad pública (por lo general, municipal) o privada. Se ha comparado el equipamiento de 133 piscinas cubiertas de 18 ciudades (A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza). Además, se han analizado, a través de una inspección in situ de técnicos de esta revista, la información y los servicios ofrecidos a los usuarios, el estado de conservación y limpieza de las instalaciones y de las propias piscinas, la accesibilidad para discapacitados y la seguridad de los equipamientos, así como la vigilancia de las instalaciones.
Instalaciones insuficientes
La dotación de piscinas cubiertas para practicar la natación en los meses más fríos no es suficiente: hay una instalación, de media, con piscina cubierta de titularidad pública por cada casi 59.000 habitantes (tomando en cuenta las piscinas de adultos y no las de “chapoteo” o niños), aunque las cifras revelan claras diferencias entre unas ciudades y otras: destaca la buena dotación de Vitoria (dispone de una piscina de acceso público por cada menos de 28.000 habitantes), A Coruña, Oviedo y San Sebastián (cuentan con una piscina de acceso público por cada menos de 37.000 vecinos). En el otro lado de la balanza se sitúan Málaga (tiene sólo una piscina por cada 137.000 habitantes), Zaragoza (sólo dispone de seis piscinas cubiertas de titularidad pública para sus más de 600.000 habitantes) y Madrid (la media son más de 75.500 personas por piscina). En Pamplona y Barcelona hay una piscina por cada 65.000 habitantes, aunque en la capital navarra, según afirma el Consistorio, lo que prima son las asociaciones deportivas privadas (hay un total de 15 en la ciudad que cuentan con piscina y son socios de ellas el 41% de la población).
Pese a su limitado número, el balance general de la calidad de estas instalaciones es positivo, aunque hay grandes diferencias entre unas ciudades y otras. De hecho, casi dos de cada tres de las piscinas estudiadas son “muy buenas” o “excelentes”. Sin embargo, el margen de mejora es apreciable, porque un 7% de las 133 piscinas suspende y un 8% no pasa de un aprobado raspado. El apartado con peor nota global fue la información facilitada a los usuarios y la diversidad de servicios ofrecidos, prestaciones en las que suspenden el 20% de las piscinas. Estas deficiencias se materializan en que en una de cada cuatro no se informa a los usuarios sobre el estado y la calidad del agua o que en tres de cada cuatro ni siquiera se informa sobre el aforo máximo del vaso.
Por el contrario, la limpieza y conservación de la gran mayoría de las piscinas cubiertas visitadas ha sido uno de los aspectos más destacables (en esta categoría sólo suspendió un 4%). Un exiguo 2% de los vestuarios estaba en malas condiciones de limpieza e higiene. Sin embargo, el 8% de los vestuarios y el 10% de los aseos ni siquiera tenían papeleras o recipientes para depositar residuos y desperdicios. Además, un 14,3% de los aseos carecían de jabón (el 57% de los de Oviedo, el 43% de los de Bilbao y el 37% de los de Sevilla) y hasta un 16% de los vestuarios no tenían perchas para colgar la ropa (carencia observada en siete de cada diez vestuarios de las piscinas de Alicante y en el 30% de los de Valladolid). Cuatro de cada diez aseos carecen de secador de pelo, en un 15% no había escobilla de váter y tan sólo un 42% disponía de un cambiador para bebés.
Instalaciones bien conservadas
En cuanto a la seguridad de las instalaciones, ninguna de las 133 piscinas cubiertas suspende, aunque un 8% debe conformarse con un mediocre “aceptable”. Las principales carencias: sólo un 37% de las instalaciones informan o cuentan con una guía de evacuación y únicamente en dos de cada tres hay carteles informativos sobre qué hacer en caso de accidente o emergencia.
Pese al notable nivel de seguridad constatado, en casi un 16% de las instalaciones se observaron elementos que pueden poner en peligro la integridad física de los usuarios (suelos y escaleras resbaladizas en vestuarios y accesos a piscinas). En una de cada diez, no se observaron bedeles ni conserjes ni personal de mantenimiento que atendiera el buen funcionamiento de la instalación y un 8% no cuenta con salidas de emergencia señalizadas.
La fundamental presencia de socorristas se cumple en la gran mayoría de casos, aunque debe reseñarse que en un 11,5% se constataron deficiencias. Así, en el 4,5% de las piscinas no se observó a ningún socorrista que atendiera y vigilara a los usuarios dentro del agua, y en otro 7% los socorristas no iban claramente identificados con camisetas o bañadores distintivos.
Sin embargo, tan sólo seis de cada diez piscinas incluían escaleras con apoyabrazos o pasamanos situados a diferente altura (asimétricos), una de las medidas de seguridad más recomendadas por los expertos consultados, ya que facilitan subir a las personas con menos fuerza, como niños o mayores.
Pocas duchas en las piscinas
Una de cada cuatro no tiene indicada su profundidad en el exterior de cada tramo de piscina, por lo que no se sabe cuál es la zona profunda o la que permite hacer pie. Esta deficiencia es general en todos los vasos de Córdoba, y se repite en casi seis de cada diez vasos de Bilbao y Valladolid.
Escasa información sobre calidad del agua
Las mayores deficiencias en información al usuario se constataron en las informaciones básicas, sobre la calidad del agua y aspectos similares, que todo usuario debería poder conocer cuando acude a una piscina de acceso público: en una de cada cuatro no se facilita información sobre la temperatura del agua, sus niveles de cloro o pH, la temperatura ambiente y la humedad relativa del recinto, etc.
Asimismo, casi todas las normativas obligan a informar sobre la capacidad máxima de cada piscina (normalmente basada en su tamaño). Sin embargo, en el 75% de ellas no se observó esta información expuesta con claridad.
Un 23% carece de la señalización suficiente (no se sabe a dónde lleva cada pasillo o dónde está cada dependencia), dos de cada tres carecen de planos de situación y en un 18% de los casos los carteles indicativos son claramente insuficientes. En el 75% no se informa sobre las características y equipamientos de la instalación, sólo una de cada cuatro informan sobre el aforo, etc. Lo mejor: en tres de cada cuatro se informa sobre los precios y tarifas de acceso y en el 86% se aclaran cuáles son las normas de uso de la piscina (obligación de llevar gorro, de utilizar el calzado adecuado, de ducharse antes de bañarse, etc.). Sin embargo, en un 46% de las piscinas no se halló buzón de sugerencias y un 58% no disponía de hojas de reclamaciones a la vista.
Exceso de bañistas en una de cada seis piscinas
Por otra parte, la accesibilidad de las instalaciones es buena en general, aunque con matices: suspenden una de cada diez instalaciones (mucho más las de titularidad privada que las públicas), sobre todo debido a carencias como que casi dos de cada diez piscinas no disponen de grúa o un equipamiento similar (sillas elevadoras) que facilitan el acceso a los discapacitados a la piscina (en alguna instalación se argumentó que en ése caso sería ayudado por el socorrista). Además, en el 14% no se observaron aseos adaptados.
Abiertas, de media, 14 horas al día
Como ya se ha señalado, CONSUMER EROSKI remitió a los 18 consistorios un cuestionario en el que se solicitaba diversa información (número de instalaciones, tarifas, control de la calidad del agua, etc.) acerca de las piscinas públicas de cada localidad. Cuatro ayuntamientos han preferido no facilitar los datos solicitados, a pesar de las reiteradas peticiones de esta revista. Han sido los de Alicante, Bilbao, Córdoba y Barcelona (éste último sólo ha respondido de forma parcial).
Debe reseñarse la amplitud de horarios de estas instalaciones municipales: las piscinas permanecen abiertas, según confirman los Ayuntamientos, una media de 14 horas diarias (la gran mayoría permanecen abiertas entre las ocho de la mañana y las diez u once de la noche). Sólo las piscinas de Granada cierran a mediodía durante los días laborables (una hora).
La normativa: en cada ciudad hay una diferente
En cada ciudad los parámetros de calidad del agua deben cumplir unos requisitos diferentes en función de la gran diversidad que rige en cada comunidad autónoma y en cada municipio, lo que da idea de la dificultad para que un usuario conozca a ciencia cierta qué condiciones debe tener el agua de una piscina cubierta. Como muestra, la pluralidad de criterios en la regulación de la temperatura del agua de las piscinas: en Oviedo, Pamplona y Vitoria debe oscilar entre los 27 y 28 grados centígrados, en Madrid, Valencia y Zaragoza entre los 24 y 28 grados, en Granada y A Coruña entre los 28 y los 30 grados, y en Murcia y San Sebastián entre los 28 y los 30 grados. El mayor margen para la temperatura del agua lo encontramos en Sevilla (debe oscilar entre los 24º y los 30 grados), mientras que en Burgos la temperatura de los vasos de las piscinas no puede variar de los 28 grados.
Las normativas son más uniformes en cuanto a la temperatura ambiente del recinto, ya que la gran mayoría establece que la temperatura ambiente debe ser entre 2 y 4 grados superior a la temperatura del agua de la piscina.
Por supuesto, en el resto de parámetros que rigen la calidad del agua de las piscinas y sus recintos (valor del pH, humedad del ambiente, proporción de renovación del agua, periodos del tiempo de recirculación, control de la calidad del agua en laboratorios, etc.), las diferencias son también frecuentes, de forma que se puede concluir que ninguna normativa reguladora es igual en ninguna de las 18 ciudades.
En cuanto al aforo de las piscinas, las diferencias entre las normativas también son considerables: las más restrictivas son las de A Coruña, Granada, Málaga, Oviedo, Sevilla y Valencia, que permiten la estancia de un usuario por cada tres metros cuadrados de superficie de agua. Sin embargo, en Vitoria, Valladolid, San Sebastián, Murcia y Burgos, la normativa permite la estancia de un usuario por cada metro cuadrado de lámina de agua, lo que sin duda, en horarios de máxima afluencia, redundará en perjuicio de los usuarios. En el resto de ciudades (Madrid, Pamplona y Zaragoza), la normativa se queda en la mitad (un usuario por cada dos metros cuadrados).
Tarifas: Sevilla y Málaga se desmarcan del resto
Todas las ciudades, excepto Málaga y Sevilla, cuentan, para sus piscinas cubiertas de titularidad pública, con la posibilidad de que el usuario adquiera una entrada puntual u ocasional. Sin embargo, su precio no es, precisamente, asequible (la media son casi 4 euros), por lo que es más barato adquirir bonos de usos (en función del número de baños o entradas por día). En cuanto al precio de las entradas diarias (o puntuales), las piscinas más económicas son las de Oviedo, Valencia y Vitoria (el precio de la entrada diaria a las piscinas no llega de media a los tres euros), mientras que, sin embargo, en Barcelona, la media de las entradas diarias a sus piscina municipales asciende hasta los 8 euros (precio medio que costó a los colaboradores de CONSUMER EROSKI entrar a las 10 piscinas municipales visitadas como usuarios).
Los bonos de 30 usos (o mensuales) son más comunes y suponen un desembolso medio para el usuario de casi 50 euros (por tanto el baño libre diario viene a suponer 1,7 euros). Las diferencias van de los 83,3 euros de Valladolid, los 80 euros de Granada o los casi 60 euros que cuesta en Valencia, a los escasos 27,5 euros en Murcia.
- Utilice siempre chanclas o zapatillas de goma tanto en el recinto de la piscina como en los vestuarios para prevenir infecciones o alteraciones cutáneas por virus y hongos.
- Utilice el gorro de baño, sobre todo si tiene el pelo largo (en muchos casos su uso es obligatorio). Para evitar conjuntivitis, es conveniente utilizar gafas durante el baño.
- Una ducha antes y después de bañarse en una piscina ayuda a eliminar los gérmenes y partículas (cremas, pelos, sudor, etc.). Además, es necesario habituar al organismo a la nueva temperatura. Casi todas las normativas obligan a ducharse antes del baño y recomiendan hacerlo después.
- Hay que procurar secarse bien después del baño, poniendo especial cuidado en los espacios interdigitales de los pies y en los pliegues de la piel. Además, para evitar otitis, séquese muy bien los oídos después del baño.
- Las chancletas, toallas y gorro de baño son objetos de uso personal y no deben intercambiarse.
- Los mareos y cortes de digestión son relativamente frecuentes en las piscinas, por lo que conviene esperar un tiempo después de comer y no cometer imprudencias, como darse un baño después de un ejercicio intenso.
- Evite tragar el agua de la piscina, incluso la que entre en su boca.
- Por último, no olvide que las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas dependen en gran medida de los propios usuarios. Por tanto, sea respetuoso y cumpla las normas.
Por su seguridad…
- Ojo con las zambullidas: compruebe siempre la profundidad de la piscina y si hay algún usuario sumergido.
- No deje nunca solos a los niños y no los pierda de vista, aunque sepan nadar. Si no saben, deben llevar puesto un dispositivo (flotador, manguitos, etc.) adaptado a su edad y que cumpla con los requisitos de seguridad. Evite además que corran alrededor de la piscina para evitar caídas o resbalones.
- Si no sabe nadar bien, procure que el agua no supere su cintura. Extreme las precauciones.
- La piscina infantil tiene que ser independiente de la de adultos, y estar separada de él, de forma que los niños no puedan acceder de forma accidental o voluntariamente.
- Cuidado con los flotadores tipo “patito” que se colocan en la cintura de los niños, es posible que vuelquen y el niño no sepa darse la vuelta. Compruebe que todo el material está homologado por la UE y adaptado a la edad e cada niño.
- Sea exigente con las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas. Ponga en conocimiento de los responsables de la piscina cualquier anomalía que observe.
- Cumpla con las normas de uso de la piscina y siga las instrucciones de los socorristas.
Podemos exigir...y tablas comparativas
- La información siempre es fundamental. En una piscina deben estar indicadas, de forma clara y visible, algunas informaciones básicas como las normas de uso (si exigen gorro de baño, si la ducha es obligatoria, etc.), la calidad del agua (con los datos de las últimas mediciones de cloro y pH), etc.
- Las pis- cinas deben contar con duchas y pediluvios suficientes de paso obligatorio para acceder al vaso.
- Hay una serie de equipamientos imprescindibles en estos recintos: botiquín o dispensario de primeros auxilios vestuarios independientes para los bañistas, aseos, accesos para discapacitados, teléfono público, etc.
- Es preciso que en el exterior de la piscina se advierta claramente sobre su profundidad en los distintos tramos.
- Para garantizar la seguridad hay que contar con un número de socorristas suficiente, adecuado a las dimensiones, diseño y aforo de la instalación, con la titulación necesaria para desempeñar esas funciones. Los salvavidas son un elemento básico de seguridad. Deben estar instalados en lugares visibles, y de fácil acceso para los bañistas, además de tener una cuerda atada al mismo lo suficientemente larga para poder arrastrar hasta la orilla al bañista accidentado.
- Toda piscina debe contar con un Libro de Registro y Control de la calidad del agua, que debería estar a disposición de todos los usuarios que lo soliciten. Diariamente, al menos en el momento de la apertura y en el de la máxima concurrencia, serán analizados y anotados en él los distintos parámetros necesarios para garantizar la buena condición higiénico-sanitaria del agua.
- Por regla general, está prohibido acceder a los recintos de las piscinas con vasos, botellas y recipientes de cristal, además de que no se permite comer, beber o fumar.
- En muchos casos se obliga al uso del gorro de baño. Además, no se permite el acceso con calzado o ropa de calle a los recintos de las piscinas.
- No está permitido el acceso a las instalaciones de personas que padezcan alguna enfermedad contagiosa o infecciosa.
- Está prohibida la entrada de animales a las piscinas, excepto de los perros guía para invidentes.