Nanomedicina / Estrés materno / Cebolla y ajo para el cáncer de estómago / Sol para la próstata / Receta dulce para el corazón / Entrevista: Eva Swahn, cardióloga
En cuatro palabras
El que avisa no es traidor
Hierro, ácido fólico, una dieta sana y equilibrada… Las mujeres embarazadas deben cuidarse al máximo porque de su estado de salud depende en parte el de su hijo. Pero, además, es esencial que controlen su ansiedad y angustia, ya que según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, el estrés materno guarda una estrecha relación con el nacimiento prematuro y el bajo peso del bebé. Los investigadores realizaron exámenes de ultrasonido en 98 mujeres que estaban entre las semanas 16 y 29 de embarazo, analizaron sus niveles hormonales y evaluaron su estrés y ansiedad. Los resultados, publicados en la revista Psychosomatic Medicine, evidenciaron que cuanto mayor es el nivel de ansiedad en la mujer, menor es el tamaño de sus fetos.
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Contigo, pan y cebolla. Una excelente receta para mantenerse sano, pero el conocido dicho popular olvidó incluir el ajo si lo que se quiere es protegerse contra el cáncer de estómago. Según señala un estudio europeo dirigido por el español Carlos González y publicado en el International Journal of Cancer, la costumbre mediterránea de cocinar con ajo y cebolla, además de sabrosa, puede reducir hasta un 30% el riesgo de padecer cáncer gástrico intestinal. Sólo es necesario consumir 10 gramos diarios de estas sustancias para beneficiarse de su poder anticancerígeno.
Los amantes del sol están de enhorabuena, en especial si son hombres. Un equipo de investigadores estadounidenses publica en la revista Cancer Research un estudio que señala que los hombres expuestos al sol tienen la mitad de riesgo de desarrollar cáncer de próstata que quienes se exponen poco o nada. Los científicos creen que el cuerpo fabrica vitamina D a través de la exposición a la luz solar y la próstata la utiliza para fomentar el crecimiento normal de células de próstata e inhibir la extensión de células cancerígenas a otras zonas. No obstante, los investigadores también advierten de que el sol no es la única fuente de vitamina D y que no se debe tomar en exceso porque es un serio riesgo para la piel.
El consumo de chocolate, eso sí, moderado, es beneficioso para el sistema cardiovascular, y su efecto anticoagulante se asemeja al que ejerce la aspirina. Así lo asegura un estudio del Departamento de Nutrición de la Universidad de California, que recomienda incluir entre 15 y 20 gramos de chocolate negro en la dieta diaria. Los investigadores señalan que la ingesta de chocolate reduce la cantidad de las lipoproteínas de baja concentración (LDL) o colesterol malo en la sangre e inhibe la activación de las plaquetas, que representa el primer paso de la formación de trombos en el interior de los vasos sanguíneos.
Eva Swahn, departamento de Cardiología del Instituto Karolinska (Estocolmo, Suecia)
¿Los infartos son cosa de hombres?
Los médicos creían que sí, lo que explica que durante mucho tiempo no se incluyera a las mujeres en los programas de investigación ni en los ensayos clínicos. Pero lo cierto es que son también la causa más importante de mortalidad en la mujer.
Urge, pues, ponerse al día.
Sí, porque, pese a los datos, se mantienen diferencias importantes entre hombres y mujeres en el acceso a procedimientos cardiovasculares intervencionistas, algo que ocurre en toda Europa.
Suele decirse que en las mujeres, los infartos se dan a una edad más tardía que en los hombres.
La cardiopatía isquémica de la mujer, debido al efecto protector de los estrógenos, suele aparecer en la posmenopausia y, por tanto, bastante más tarde. Sin embargo, sus efectos no son menos graves.
¿Hay diferencias en el patrón de enfermedad cardiovascular entre ambos sexos?
Las hay en la fisiopatología de la enfermedad, la edad de presentación, la sintomatología clínica, la influencia de los factores de riesgo y psicosociales o incluso en el pronóstico.
¿Y puede ocurrir que estas diferencias despisten a los cardiólogos de urgencias?
Algo estamos haciendo mal, en efecto. Las mujeres con síndrome coronario agudo presentan dolor típico en la misma proporción que los varones. Pero los médicos de urgencia no recurren en la misma medida que con los hombres a pruebas invasivas, y esa tendencia debe cambiar, aunque sin olvidar la especificidad de cada sexo.