Ahorrar en el recibo de la luz

1 febrero de 2000

Ahorrar en el recibo de la luz

Reducir el importe de la factura de la energía eléctrica en el hogar es una de las manifestaciones más claras de que la economía doméstica y el cuidado del medio ambiente son, a demás de beneficiosos para todos, complementarios. La media de energía que consumen los hogares españoles se distribuye según sus usos: 30% de calefacción; 30% para el agua caliente; 10% en la cocina; 10% en iluminación, y un 20% para el funcionamiento de los restantes electrodomésticos. Para controlar el consumo y evitar despilfarros eléctricos es necesario un cambio de hábitos. No apagar las luces al salir de las habitaciones, mantener el termostato de la calefacción por encima de la temperatura necesaria o dejar que se acumule hielo en el interior del frigorífico son ejemplos frecuentes de consumo energético inútil.

  • Contrate la potencia y la tarifa que más se ajusten a sus necesidades. Estudie las características de la tarifa nocturna y vea si le puede resultar rentable (por ej. si dispone de acumuladores de calor o si el horario de uso de los aparatos eléctricos se adecua a este tipo de tarifa).
  • Siempre que sea posible, aproveche la iluminación natural. Use luz artificial cuando realmente la necesite. No deje luces encendidas en habitaciones en las que no haya nadie.
  • Sustituya las bombillas convencionales (incandescentes) por bombillas halógenas de bajo voltaje o por lámparas fluorescentes compactas. Proporcionan la misma iluminación, duran 8 veces más y ahorran hasta un 80% de energía.
  • Instale tubos fluorescentes en los espacios en los que necesite más luz, y donde ésta permanezca encendida muchas horas: cocina, baño,… Aunque duran 10 veces más que las lámparas incandescentes, procure no encenderlos y apagarlos constantemente, ya que se acorta su vida. Si la fluorescente va a estar apagada menos de 20 minutos, es mejor dejarla encendida.
  • Compruebe, antes de comprarlos, el consumo de los electrodomésticos en su etiqueta. Los niveles A y B son los más eficientes.
  • Desconecte el interruptor del televisor, el vídeo y el equipo de música. Si los apaga con el mando a distancia, algunos componentes de estos aparatos siguen conectados y consumiendo hasta el 80% del consumo normal. Un televisor apagado sólo con el mando a distancia consume unos 15 vatios de potencia por hora.
  • Sustituya los radiadores eléctricos por acumuladores de calor, y contrate la tarifa nocturna. Ahorrará más de un 50% en gastos de calefacción. Y sepa que la energía eléctrica sale muy cara como fuente de calefacción.
  • Reduzca las fugas de calor, y proteja su casa contra el frío aislándola con doble acristalamiento y burletes en puertas y ventanas. Con un buen aislamiento térmico puede ahorrar entre un 20 y un 40% en calefacción.
  • Procure que la temperatura de la calefacción se mantenga siempre alrededor de los 20 ºC, nivel térmico ideal para una vivienda. Por cada grado adicional gastará aproximadamente un 5% más de energía. Y si se ausenta de su hogar durante una horas, reduzca la posición del termostato a 15ºC. En caso de ausencia prolongada -más de un día-, desconecte la calefacción. En el mercado hay termostatos programables que preseleccionan el programa de funcionamiento de la calefacción, de acuerdo con la ocupación de la vivienda y las preferencias de los usuarios.
  • Sustituya el baño por la ducha. Consumirá la cuarta parte de agua y energía.
  • Regule el termostato del termo del agua entre 50 y 60º C. Por encima de esa temperatura además de malgastar energía, reducirá la vida útil del termo por la acción corrosiva del agua muy caliente.
  • Ajuste el termostato de su frigorífico en invierno y en verano de acuerdo con la temperatura ambiente. Los alimentos se conservan perfectamente entre los 3 y 5ºC; cada grado más de frío supone un aumento del 5% en el gasto eléctrico.
  • No introduzca alimentos calientes en el frigorífico o en el congelador. Si los deja enfriar fuera, ahorrará energía.
  • Aproveche al máximo la capacidad de la lavadora y el lavavajillas. Procure que trabajen siempre con carga completa. Reducirá el consumo de agua, detergente y energía, y alargará la vida de los aparatos.
  • El 90% del consumo de la lavadora es para calentar el agua. Utilice un programa de lavado con agua fría o templada, que suele ser suficiente con los detergentes actuales.
  • Si compra un lavavajillas, elija un modelo con dispositivos específicos para lavar a media carga. Consumen menos detergente y ahorran hasta un 30% de agua y energía por cada lavado.
  • Aclare la vajilla en el fregadero antes de introducirla en el lavavajillas. Así podrá utilizar el programa corto de lavado.
  • Si su cocina es eléctrica, use cazuelas y sartenes de mayor tamaño que la placa o zona de cocción. Si un recipiente deja al aire dos o tres centímetros de la zona de cocción, está perdiendo la mitad de la energía consumida. Siempre que pueda, utilice ollas a presión. Consumen menos energía y ahorran mucho tiempo.
  • Aproveche el calor residual de las cocinas eléctricas, apagándola cuando falten unos cinco minutos para terminar de cocinar (algo menos si es vitrocerámica).
  • No abra innecesariamente el horno. Cada vez que lo hace está perdiendo hasta un 20% del calor acumulado. Utilice el reloj programador o el timbre avisador del horno.
  • Los hornos microondas ahorran tiempo y consumen menos energía que los convencionales y, además, son más limpios.
  • Planche la mayor cantidad posible de ropa en cada ocasión. Evite planchar piezas sueltas a menudo, ya que supone multiplicar el consumo de electricidad. Comience por la ropa que requiere menos calor, y deje para el final la que necesita más. Al desconectar la plancha, aproveche el calor acumulado para planchar piezas pequeñas sin gastar energía.