Mi primer puré
El puré de verduras es una de las primeras recetas que se incorpora al menú del bebé cuando este abandona la lactancia exclusiva. Y para elaborarlo de forma adecuada, es preciso saber cómo se deben elegir las verduras en función de la edad del niño. Hay que tener en cuenta que durante el segundo semestre de vida, se producen los primeros cambios significativos en la dieta del bebé. A partir de los seis meses (algo antes, si no se alimenta con lactancia materna de forma exclusiva) comienza lo que se denomina el periodo transicional; una etapa en la que, como se describe en los Protocolos de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se inicia la alimentación complementaria, es decir, la introducción de alimentos distintos a la leche materna o de fórmula.
Zanahoria, calabacín, puerro, judías verdes, calabaza y patata son, por lo general, las primeras verduras que los especialistas aconsejan introducir en los purés de los pequeños. La AEP recomienda en su ‘Manual práctico de nutrición pediátrica’ incluir los nuevos alimentos de forma progresiva, con el fin de valorar la aparición de reacciones adversas y para que el niño se acostumbre al cambio de sabores y texturas.
Sin embargo, hay algunas verduras que, por precaución, conviene no ofrecérselas al bebé en los purés hasta que cumpla un año:
- Espinacas y acelgas. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda no introducir estas hortalizas hasta los 12 meses de edad. La razón es que su elevado contenido en nitratos puede ser perjudicial para el bebé. La Agencia de Seguridad Alimentaria especifica, además, que si se añaden al puré antes del año, la cantidad no debe superar el 20% del total del contenido de la papilla.
- Coles, coliflor, brécol, espárragos y remolacha. Estas verduras tienen un sabor más fuerte y, además, son flatulentas, por lo que se aconseja retrasar su incorporación en la dieta de los bebés.
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Seleccionar las verduras que se incluirán en el puré. Es mejor optar por hortalizas frescas, que no lleven mucho tiempo en la nevera, para que no pierdan sus propiedades nutritivas.- Lavarlas bien en agua fría para retirar los restos de tierra, insectos u otros residuos químicos, como pesticidas. Retirar la piel si es necesario y eliminar las partes que puedan estar dañadas.
- Se pueden cocinar las verduras al vapor o cocerlas. La norma es que cuanto menos tiempo dure el cocinado, más nutrientes conserva el alimento. En caso de que se cuezan, es preciso hacerlo con muy poca agua e introducir las hortalizas cuando el agua ya esté hirviendo. También se puede utilizar la olla rápida para cocinarlas en poco tiempo y que no pierdan sus propiedades.
- Separar las verduras del agua de cocción y pasarlas por la batidora. Poco a poco se incorpora el caldo sobrante hasta darle al puré la consistencia deseada. Durante los primeros meses, es aconsejable dejar la papilla con una textura más fina, lo que permite que sea más fácil de asimilar por parte del pequeño.
- Añadir una cucharada de aceite de oliva crudo. La Asociación Española de Pediatría recomienda añadir, después de triturar la verdura, una cucharada de aceite de oliva crudo para mejorar la textura y el sabor del puré.
El puré de verduras es la base a la que, poco a poco, se incorporan nuevos ingredientes a la dieta del bebé. A continuación se describen los componentes complementarios, así como el calendario de introducción a la dieta del niño.
- Carne de pollo, ternera o cordero. A partir de los seis meses se puede incorporar la carne a la papilla del bebé. La AEP aconseja introducir primero el pollo y, después, el cordero y la ternera. Se debe comenzar por añadir cantidades pequeñas al puré (entre 20 y 30 gramos diarios). La carne no se debe de cocinar junto con las verduras, ya que tienen distinto punto de cocción. Lo idóneo es añadirla una vez que las hortalizas estén listas y triturar juntos, para crear el puré.
- Pescado blanco. Cuando el bebé cumple los 10 u 11 meses, la AEP recomienda incorporar las primeras raciones de pescado blanco (de 30 a 40 gramos) a la dieta del niño. Al igual que la carne, es aconsejable cocinarlo de forma independiente e incorporarlo después a la verdura.
- Verificar la limpieza de la superficie sobre la que se manipularán los alimentos, así como de las herramientas que se utilizarán, para que no representen una fuente de contaminación.
- Preparar el puré cada día. Si no es posible y hay que hacer más cantidad, es importante conservarlo un máximo de 48 horas en el frigorífico o congelarlo en pequeñas raciones que se puedan sacar de una en una.
- Comprobar siempre la temperatura del puré antes de darle al bebé la primera cuchara con el fin de evitar posibles quemaduras.
- Utilizar una cuchara blanda (de silicona) y de tamaño adecuado para comenzar a dar las primeras papillas al bebé.
- Atender al consejo del pediatra en cuanto a la cantidad de papilla que se debe ofrecer al bebé en función de su estado nutricional.