Roscón de Reyes

El sabor de los Reyes magos

El roscón de Reyes solo aparece en nuestras mesas una vez al año, un encuentro extraordinario que también debe serlo en la dieta
1 diciembre de 2010
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El sabor de los Reyes magos

Érase una vez un roscón de pan con el que los romanos celebraban el solsticio de invierno. Pasaron los siglos y ese humilde postre se convirtió en el símbolo de alegría, de fiesta y de regalos. Entre la masa se escondió un haba y así, el afortunado mozuelo que lo encontraba en su mordisco se convertía en el rey del castillo medieval por un día. De nuevo, pasaron los siglos y la sofisticación de la corte francesa reinterpretó el postre con el que se conmemoraba la Epifanía y sustituyó la legumbre escondida por una moneda de oro. Versalles inspiró a los reposteros de Europa y cada cual mejoró la idea. También lo hicieron los cocineros mexicanos que ampliaron las sorpresas a tres, y los argentinos, que dotaron de sentido a las frutas escarchadas: las rojas eran rubíes y las verdes esmeraldas. Hoy, en plena era digital, el roscón de reyes no ha perdido su posición: conserva su lugar especial en la última comida de Navidad.

Una vez al año…

El rosco, al igual que turrones, mazapanes, mantecados y otros dulces navideños, es muy calórico y de difícil digestión. Por eso, su consumo ha de ser moderado, en especial las personas diabéticas y obesas. Además de las calorías, hay otro peligro más las toxiinfecciones. Muchas veces este postre incluye nata y crema. La primera es muy perecedera y fácil de contaminar si no se elabora con una higiene correcta. Y la crema pastelera, aunque no debería plantear problemas al tratarse de una masa cocida, también puede originar una contaminación cruzada tras su cocción en obradores y cocinas en los que manipulan huevos frescos.

Por ello, conviene tener en cuenta que si se elabora algún postre que contenga huevo, hay que desechar los huevos rotos, con restos de plumas o heces. No hay que lavarlos salvo si se hace instantes antes de usarlos, ya que al ser la cáscara porosa, la humedad favorece la penetración de las bacterias en el interior del huevo.

Conviene mantener, además, refrigeradas cremas y natas. Si son caseras, hay que consumirlas lo antes posible y nunca transcurridas más de 24 horas de su creación. Después del día 6 de enero, se recomienda desterrar los postres navideños y sustituirlos por frutas. Son una fuente de vitaminas que contienen propiedades laxantes, muy útiles en unos días en los que los menús son ricos en proteínas y grasas, y pobres en fibra.

Receta del Roscón de Reyes

¿Por qué no convertir el roscón en otro regalo en el día de Reyes? Es un reto que se puede conseguir y que enorgullecerá a su autor. No es fácil, pero tampoco imposible. Hace falta tiempo, dedicación y cumplir la receta.

Ingredientes para elaborar un roscón de 6 raciones

  • 300 gramos de harina
  • 4 huevos
  • 100 gramos de azúcar glas
  • 250 gramos de mantequilla
  • 25 gramos de levadura
  • Sal
  • Medio decilitro de ron (optativo)
  • Medio decilitro de agua de azahar
  • Ralladura de 1 limón
  • Ralladura de media naranja
  • 1 huevo batido para pintar el rosco
  • Almendras fileteadas
  • Frutas escarchadas para decorar
  • Un muñeco (de porcelana o de plástico) o un haba para esconder en la masa, protegido con papel de plástico

Elaboración

En una máquina de amasar, se mezcla la harina con el azúcar y la levadura, se añaden los huevos uno a uno, azúcar, sal, ron (optativo) y agua de azahar y se deja amasar durante 10 minutos. Una vez transcurrido este tiempo, se añade la mantequilla ya blanda y se mezcla con la mano. Esta masa debe reposar hasta que aumente el doble de volumen gracias a la fermentación. Entonces se rompe con la mano y se deja reposar otros 20 minutos. A continuación, se estira, se da la forma al roscón, se guarda en su interior el premio (el haba o un juguete pequeño) y se pinta toda la superficie con huevo batido.

De nuevo, se deja reposar a temperatura ambiente y cuando leve otra vez, se pinta una segunda vez toda la superficie y se colocan las frutas escarchadas y el azúcar. Después, se cuece en el horno a 200ºC durante 15 minutos y otros 15 minutos a 180ºC. Se saca del horno para que repose y una vez frío se sirve tal cual o relleno con crema pastelera, nata o trufa montada.