Los niños, también con las manos en la masa
Los más pequeños de la casa cuentan los días que quedan para las vacaciones de Navidad. Las semanas que se acercan llenas de juegos, regalos y sobre todo, sin clases, apuntes y profesores ocupan su mente. La cuenta atrás también se inicia para los padres pero con una preocupación distinta: cómo entretener durante las vacaciones a los más pequeños. Las vacaciones navideñas pueden convertirse en una oportunidad para abrir la puerta de la cocina a un niño, una práctica que no se enseña en ningún otro sitio mejor que en casa. Como toda materia que se aprende, ésta también ha de desarrollarse de forma amena, atractiva, sencilla e interesante. Un buen comienzo es parte del éxito. Para ello conviene empezar por platos fáciles como desayunos, aperitivos, meriendas y tentempiés. Incluso se les puede animar a que se ocupen de la decoración de los platos, una tarea que les llama mucho la atención y que les permite adquirir nuevas responsabilidades en el hogar. Más adelante pueden practicar con la elaboración de apetitosas y llamativas recetas con los alimentos que, en general, menos gustan como las frutas, las verduras y los pescados.
Desde las compras a la cocina
Una idea recomendable es que los hijos participen en todo lo relacionado con la alimentación; la compra, la organización de la comida en el hogar, la puesta y recogida de la mesa, el cocinado, etc. La colaboración en estas actividades les ayuda a entender la importancia que se presta a la alimentación. Además, a la hora de introducir los alimentos más problemáticos en el menú, resulta muy útil explicarles para qué sirven, sus características nutritivas y la repercusión positiva que tiene su ingesta en su crecimiento y bienestar. Las primeras experiencias de los niños en la cocina han de ser fáciles y estimulantes. Es un buen hábito que los niños realicen las operaciones previas al cocinado (selección de alimentos, limpieza, troceado y pelado manual…) y la decoración final de los platos. Más adelante, cuando la edad y la habilidad de cada niño lo permita, conviene que ayuden en la preparación de las recetas de los alimentos que menos gustan para fomentar su apetencia y consumo. A continuación se presentan diferentes propuestas para invitar a los niños a participar en la cocina.
Educar en valores
A los niños les gusta imitar a los mayores. Por eso, cocinar les puede resultar un ejercicio fascinante por lo novedoso, entretenido y saludable que es al mismo tiempo ya que les anima a comer preparaciones caseras y una gran variedad de alimentos. Además, cuando los niños son partícipes de la elaboración de un plato muestran un interés especial por ver y probar el resultado final. Es muy útil cuando los pequeños rechazan algunos alimentos como el pescado, la fruta o la verdura. Asimismo, con esta actividad, aparte de educarles en sabores y hábitos de vida saludables, se trabaja su autonomía, iniciativa y responsabilidad individual, al mismo tiempo que se incentiva el trabajo en equipo, entre otros valores.
La responsabilidad de enseñar a los más pequeños a comer sano y equilibrado para garantizar el correcto crecimiento y desarrollo infantil es, en primer lugar, de la familia. Y esta labor requiere de convicción, dosis de imaginación, y mucha paciencia y cariño. Por eso, si se enseña cuanto antes la importancia de comer variado y se refuerza a los niños con mensajes positivos cada vez que adoptan conductas adecuadas -vas a crecer mucho, te vas a poner más fuerte, da gusto verte comer, etc.-, será más fácil que coman bien.
Cocinar con...
Empezar con las frutas es fácil porque no necesitan cocciones complicadas y su manipulación es sencilla. Es la mejor ocasión para enseñarles que aunque se dispone de frutas todo el año, muchas de ellas son de temporada, y es entonces cuando más sabrosas y nutritivas resultan. Así, cuando vean fresas en la frutería, sabrán que se acerca la primavera; que las cerezas anuncian el verano o las mandarinas protagonizan el postre del frío invierno.
- Imaginación. La cocina lo admite todo y, en particular, la imaginación y el mimo por la elaboración y presentación de los platos. Una manzana se puede ofrecer sin pepitas, abierta por la mitad y decorada con otros alimentos -2 cerezas para los ojos y un hilito de mermelada de fresa para la boca- como si fuera una divertida cara. En esta tarea la ayuda de los niños aumenta la garantía de que lo coman.
- En ensalada. Se les animará a los pequeños a que añadan trozos de fruta a las ensaladas, de manera que prueben la mezcla de sabores, el punto dulce que dan las frutas combinado con el ácido del vinagre y la sal. También pueden probar recetas de pescado o de carne que incluyan frutas de acompañamiento y decoración.
- Más ideas sugerentes y atractivas:La selección de las frutas preferidas para elaborar un zumo o un licuado es otra tarea que los niños pueden hacer de manera individual. Luego pueden pulsar el botón de la licuadora -siempre con la supervisión y la atención de un adulto-, y observar con sorpresa el resultado de la mezcla de colores y sabores. Al mismo tiempo conviene animarles a diseñar sus propias recetas de frutas: en zumo, batidas o troceadas con yogur, con frutos secos, en macedonia, gelatina de frutas, polo con zumo de frutas natural, etc.
- Repostería casera. La fruta puede ser el alimento estrella de los postres dulces y la repostería casera. Se pueden alternar distintas frutas para elaborar deliciosas recetas de bizcochos, tartas y flanes.
Los niños pueden participar en numerosas labores previas al cocinado o servicio de los alimentos, desde limpiar las hortalizas, partir a mano las hojas de la lechuga, dar forma a una ensalada, etc.
- Verduras de postre: una dulce tentación. Preparar con los niños dulces con hortalizas (tarta de zanahoria, bocaditos de calabaza…) abre su imaginación y sus miras para entender que son alimentos que, de una u otra forma, no deben faltar en el menú diario.
- Los flanes de verduras. Son una manera divertida y original para hacer más vistosos los platos y para que los más pequeños prueben distintos sabores. Flan de calabaza, de gambas y espárragos, de puerros y zanahorias son solo algunas de las posibles combinaciones.
- Divertidas brochetas y pizzas vegetales. El objetivo es que sean los propios niños los que preparen las brochetas y las pizzas para toda la familia, y escojan la combinación de alimentos. Resultan vistosas y sabrosas las brochetas o pizzas que incluyen carne o pescado con champiñones, pimiento, tomate, calabacín, berenjena…
- Tortillas con verduras. Platos tan comunes como las tortillas se convierten en un recurso fácil para sumar verduras al menú familiar. Tienen una gran aceptación las tortillas de espárragos, espinacas y gambas, calabacín, pimientos, etc.
La visita a la pescadería se convierte en una oportunidad para que los niños conozcan la enorme variedad de pescados que hay, y cómo trabajan los profesionales, por ejemplo, para que no tengan espinas. Ya en la cocina, es importante variar tanto la preparación de los pescados como su presentación con el fin de que los niños no se cansen de unos alimentos poco atractivos para ellos.
- Recetas originales. Una vez que el pescado esté limpio sin espinas, ellos mismos pueden desmenuzarlo para utilizarlo en distintas recetas, desde sopas con tropezones, tortillas, lasañas y canelones, hamburguesas, croquetas, albóndigas, empandillas, brochetas, flanes, relleno para pimientos, calabacines o berenjenas, en la pizza, etc. Incluso pueden elegir añadir el pescado a sus platos preferidos de arroz o de pasta (paella de pescado y marisco, arroz con chipirones, macarrones con atún, espaguetis con sardinas…).
- Ensalada y ensaladillas. Es probable que el niño esté acostumbrado al sabor del atún en lata. También puede probar el resto de conservas (anchoas, sardinas, pulpo, mejillones, berberechos…) como ingredientes de ensaladas o como aperitivo.
- En bocadillo. Una alternativa muy nutritiva, saludable, y que les puede resultar deliciosa, es que se preparen bocadillos con pescados. Algunas sugerencias: de atún o bonito y rodajas de tomate, de atún y queso, de sardinas con aceite, de anchoas y queso, vegetal con atún o anchoas, de salmón ahumado con queso a las finas hierbas, de paté de atún, de mojama…