Ecología de marca
Éxito desigual
A pesar de sus potenciales ventajas para el medio ambiente, las ecoetiquetas no se han consolidado en el mercado español, especialmente si se compara la situación actual con el éxito que han tenido en algunos países europeos, que llevan años apostando por algunas de ellas. Al desconocimiento de los consumidores se une el escaso valor que muchos empresarios españoles confieren a estas etiquetas. Según un informe de la consultora Novotec, parte del sector empresarial considera que solicitar una ecoetiqueta parece más una cuestión de prestigio y que los beneficios derivados de su uso son nulos o muy reducidos en términos comerciales.
Por ello, conviene modificar la estructura de costes asociados a la ecoetiqueta y promocionarla en la sociedad. Los expertos señalan también el bajo nivel de implantación de la “Flor Europea” en los países comunitarios, aunque auguran un optimista despegue para los próximos años, en línea con el crecimiento de la conciencia ecológica de los consumidores.
Por su parte, otra queja común es que los criterios de etiquetado ecológico no suelen tener en cuenta la situación de los países en vías de desarrollo. En este sentido, un etiquetado que pretenda ser ecológico y solidario debería contar con la participación de estos países a la hora de elaborar las normas medioambientales.
Tres grandes grupos
A pesar de que la mayoría de los consumidores no están familiarizados con estas etiquetas, no es necesario ser un especialista para distinguir información y publicidad. La división de las marcas de calidad medioambiental establece tres grandes grupos:
Certificadas por un organismo público o de prestigio reconocido, que acredita el cumplimiento de los criterios ecológicos. Por lo general, se aplican a todo el ciclo de vida del producto: uso de recursos y energía, emisiones contaminantes, eliminación de residuos y efecto sobre los ecosistemas. En este grupo se ubican los siguientes distintivos:
/imgs/20061001/img.medioambiente.02.jpg Productos y servicios: en este apartado entran etiquetas a nivel comunitario, como la “Flor Europea” de la UE; a nivel nacional como el “Ángel Azul” de Alemania, la “NF- Medioambiental” de Francia, el “Cisne Blanco” de los países escandinavos, o el “Árbol para la protección medioambiental” de Austria; y a nivel autonómico como el “Distintivo de garantía de calidad ambiental” de la Generalitat de Catalunya.- Alimentación ecológica: normalmente para productos vegetales y animales que cumplan la normativa europea.
/imgs/20061001/img.medioambiente.03.jpg Aquí también se encuentran etiquetas comunitarias (“Agricultura ecológica”); nacionales (“AB – Agricultura Ecológica” de Francia, el “Eko” de Holanda, o el “Bioagricert” de Italia); y autonómicas (“Ecoetiqueta del CCPAE, Consejo Catalán de Producción Agraria Ecológica”). /imgs/20061001/img.medioambiente.04.jpg Envases y embalajes: el “punto verde” identifica en Europa a los envasadores y productores que pagan unas tasas para la recogida selectiva de envases y embalajes, ya sean de papel, cartón, plástico o vidrio, excepto en el caso de los retornables. El “triángulo de Moebius” es una etiqueta europea que indica el material del producto para facilitar su recogida y reciclaje. Por su parte, la industria farmacéutica española reutiliza y recicla sus productos gracias al “Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases” (SIGRE), con puntos de recogida en todas las farmacias del país./imgs/20061001/img.medioambiente.05.jpg Peligrosidad: la industria química debe utilizar en Europa una serie de pictogramas que informan de la toxicidad y peligrosidad de sus productos, como las pinturas, productos de limpieza, etc., a fin de hacer un buen uso de ellos.- Energía: los consumidores pueden frenar el gasto energético, principal causa de la contaminación atmosférica, comprando y utilizando racionalmente electrodomésticos con etiquetas de eficiencia energética lo más cercanas posible a la letra A. Los fabricantes están obligados a aportar esta información, por lo que se puede exigir si no aparece en el producto. Asimismo, la industria del automóvil en España tiene también que informar mediante una etiqueta del consumo de combustible y las emisiones de CO2 de los turismos.
El segundo grupo lo constituyen las ecotiquetas no oficiales, designadas por entidades privadas nacionales e internacionales, basándose en la normativa ecológica. Los logotipos de este grupo son también diversos:
/imgs/20061001/img.medioambiente.06.jpg Productos y servicios: en España, la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) ofrece su sello para productos tan dispares como pinturas y barnices, archivadores o módulos fotovoltaicos. En el terreno de la madera ecológica, hay varios sistemas nacionales (CSA, SFI, CIFOR, NTCC) y regionales (PEFC), aunque el FSC es el único que cuenta con el reconocimiento general de instituciones, empresas y organizaciones ecologistas y solidarias a nivel mundial. Por su parte, la Asociación Internacional de Investigación y Ensayo en Ecología Textil coloca en los productos textiles su sello “Öko-tex”.- Alimentación: la ONG “Vida Sana” ofrece un aval para productos alimentarios naturales, biológicos y no manipulados genéticamente.
/imgs/20061001/img.medioambiente.07.jpg Envases y embalajes: las asociaciones de fabricantes de materiales como el acero, el aluminio o el cartón acuñan logotipos en sus productos que cumplen con su reglamentación interna, como “Ecoacero”, “Tetra Pak”, “Pro cartón” o “Alu”.