La Banca siempre gana
En otras palabras, todo ese ingente caudal de gestiones que se hacen diligentemente y sin molestia alguna mediante una cuenta corriente o libreta. Porque ¿quién puede a estas alturas vivir sin al menos una cuenta en una entidad financiera? Otra pregunta, más práctica, que podría hacerse el consumidor es cuánto cuesta este servicio que nos prestan las entidades financieras. CONSUMER se ha planteado esta y otras interrogantes, y las ha abordado sobre el terreno: mantuvo abiertas durante poco menos de seis meses un total de 22 cuentas o libretas de ahorro en cada una de otras tantas entidades financieras (14 cajas de ahorro, 3 cooperativas de crédito y 5 bancos) de todo el país y con una imposición única de 15.000 pesetas. Posteriormente, las canceló todas tras haber efectuado dos transferencias por importe de 1.000 pesetas cada una.
Una vez realizadas estas sencillas operaciones, y después de las comparaciones oportunas, surgen varias conclusiones de gran interés entre las que destacan dos: la primera es que 7 de las 22 entidades no pagaron intereses por la cuenta, contraviniendo el compromiso que suscriben en el contrato. Otras dos no pagaron intereses, pero advierten de esta circunstancia en sus contratos, por lo que nada hay que oponer. Por pequeño que sea el interés acumulado (la entidad que más pagó se quedó en 25 pesetas), hay que pagarlo. La segunda conclusión más relevante es que tras las operaciones efectuadas (abrir la cuenta, pedir un extracto, realizar dos transferencias a una entidad distinta y cancelar la cuenta), los gastos cobrados fueron muy distintos en las diversas entidades: desde cero pesetas en Unicaja (era un libreta joven) o en torno a 500 pesetas en Caja de Ahorros de Navarra, Caja Rural de Valencia e Ibercaja, hasta las más de 1.300 pesetas que cobraron Caja Municipal de Pamplona, Bancaja y BBV.
Por otro lado, CONSUMER ha comprobado, tras el correspondiente estudio jurídico, que los contratos de bancos y cajas deben cambiar mucho para ajustarse a lo que dictan las leyes y para que el consumidor pueda entender las condiciones bajo las que contrata este servicio. Los textos, elaborados en un complejo lenguaje jurídico-financiero, resultan incomprensibles para el consumidor medio. Además, se han detectado dos irregularidades: la primera es que cuatro entidades (BCH, Banco de Valencia, Gipuzkoa Donostia Kutxa y Caja Vital) cobran por los descubiertos en la cuenta intereses inaceptablemente elevados, en concreto más del 15% TAE. Legalmente, la TAE de los “números rojos” no puede ser superior al 10,625% (equivale a 2,5 veces el precio oficial del dinero, que hoy es el 4,25%). La segunda irregularidad es que 12 de los 22 contratos incluyen una cláusula abusiva, por la que se faculta expresamente a las entidades a compensar saldos de distintas cuentas aunque no se dé (como recomienda el Banco de España) plena identidad del titular de las mismas. No es difícil de entender: pensemos en un usuario que tiene un millón de pesetas en una cuenta cuyos titulares son él mismo y (por ejemplo, para que pueda recurrir a ella en casos excepcionales) su hijo. El joven tiene a su vez una cuenta de la que es titular único en el mismo banco o caja, con un descubierto de 100.000 pesetas. La compensación de saldos permite a la entidad cobrarse las 100.000 pesetas de la cuenta del padre. Es decir, autoriza a cobrar un “agujero” de un cliente con el dinero de otro.
Los contratos de cuentas corrientes y libretas de ahorro están muy poco regulados legalmente, por lo que la jurisprudencia y los propios usos bancarios van delimitando si una cláusula es o no abusiva. En este último caso, las sentencias dictadas por los jueces al respecto y las instrucciones del Banco de España establecen que la compensación de saldos sólo es posible cuando existe plena identidad entre los titulares de las cuentas a compensar. A pesar de ello, 12 entidades de las estudiadas (más de la mitad) se atribuye expresamente en sus contratos esta capacidad, tan ejecutiva y eficaz para ellas como poco conveniente para los usuarios. Las otras diez no son mucho mejores, ya que también se facultan para compensar saldos si bien no explicitan que pueden hacerlo de cualquier cuenta de la que sea titular solidario el deudor.
El mantenimiento de la cuenta, una comisión más
Desde hace unos años, bancos y cajas compiten entre sí en el precio del dinero que prestan a sus clientes y en los intereses que abonan por el capital ajeno. Se acabó, afortunadamente, aquel confortable ambiente de acuerdo entre las grandes entidades financieras que frenaba la competencia y tanto perjudicaba al consumidor, que veía como la diferencia existente entre los tipos de interés de los créditos y los que se le pagaban por sus ahorros era muy superior a la del otros países europeos. Ahí, en esta lucrativa diferencia, residía entonces el negocio bancario.
Ahora, bancos y cajas luchan denodadamente por conseguir clientes, intentando ofrecer servicios, precios para los créditos e intereses más atractivos que los de sus competidores. Pero (el conjunto de la Banca española ganó el año pasado, después de impuestos, 750.000 millones de pesetas) la reducción de márgenes de beneficio que esta competencia ha generado, no ha supuesto un empeoramiento drástico de la cuenta de resultados de la banca, que siguen muy saneadas. Una de las reacciones de la Banca ante esta nueva situación fue la de cobrar por servicios que antes prestaba gratuitamente. Llegó la hora de las comisiones, toda una serie de pequeños gastos de gestión que bancos y cajas han comenzado a cobrar a sus clientes, y que al cabo del año pueden suponer varios miles de pesetas a los usuarios.
El estudio de CONSUMER demuestra que incluso cuatro cajas de ahorro (Bancaja, Caja Madrid, Caja Municipal de Pamplona y La Caixa) de las 14 estudiadas cobraron comisión -desde 250 hasta 1.200 pesetas- por el mantenimiento de la cuenta durante los casi seis meses que permaneció abierta, práctica que puede considerarse inadmisible en virtud de lo dispuesto en el Estatuto de las Cajas Generales de Ahorro Popular de 1993, en el que se especifica que “la administración de los ahorros en las cajas será absolutamente gratuita para los imponentes”. Caja Pamplona incluso cobró dos veces la comisión de mantenimiento (600 pesetas al semestre). Desde la entidad comunicaron a esta revista que sólo debieron cobrarse 600 pesetas y que se trató de un error del empleado que procedió a la cancelación de la libreta.También se detectó un error, aún peor, en Bancaja: aunque en el contrato de esta entidad figura que el mantenimiento supone 400 pesetas al trimestre, el importe cobrado fue de 450 pesetas. En la matización a posteriori se puntualizó desde Bancaja que la cantidad a cobrar por mantenimiento es de 450 pesetas, a pesar de lo que establece el contrato.
Son precisamente cinco de las seis entidades que han cobrado el mantenimiento las que han resultado con un saldo menor a favor del cliente en el momento de la cancelación. Estas son: Caja de Ahorros de Pamplona (1.200 pesetas por el mantenimiento de cuenta, aunque por error: lo correcto hubiera sido 600 pesetas), BBV (525 pesetas), Bancaja (450 pesetas), La Caixa (500 pesetas) y Caja Laboral (497 pesetas). Estas comisiones se expresaban claramente en el contrato y fueron casi siempre (la excepción, Bancaja) bien cobradas, y en algunos casos, podían haber supuesto aún más desembolso, ya que algunos contratos establece costes mayores a los cobrados. Y también hay que matizar que el periodo de liquidación se ha realizado, naturalmente. coincidiendo con el momento en el que las cuentas aún estaban abiertas. Si hubieran permanecido activas todo un año, las entidades que no cobraron por mantenimiento habrían tenido oportunidad de aplicar sus comisiones y tal vez el resultado final hubiese sido distinto.
Si atendemos a los importes que, según contrato, pueden cobrar unas y otras entidades en un año en concepto de gastos de mantenimiento, se registran diferencias de hasta 3.800 pesetas anuales. Las que más cobrarían serían Caja Laboral y Caja Rural Vasca (ambas, 4.000 pesetas al año), mientras que Kutxa cobraría sólo 200 pesetas y Caja Cantabria y Unicaja no se embolsaría nada (en estas dos últimas entidades se contrataron productos para jóvenes). En todo caso, y como ha podido comprobarse, estas cifras no siempre coinciden con las cantidades cobradas, casi siempre menores. Al parecer, algunos bancos y cajas prefieren dotarse de un amplio margen de maniobra que les permita, en un momento dado, elevar sus comisiones de mantenimiento. En los contratos de Ibercaja, BBK, Caja Vital, Banco Santander, Caja Madrid y BBV no figura el importe de esta comisión, pero dos de estas entidades (BBV, 525 pesetas, y Caja Madrid, 250 pesetas) cobraron por el mantenimiento de sus cuentas o libretas.
El consumidor debe informarse, al respecto, con más detalle, ya que las entidades que cobran por el mantenimiento de la cuenta no lo hacen de igual modo a todos sus clientes. Por ejemplo, Caja Laboral exime de este pago a las cuentas con un saldo medio anual superior a las 50.000 pesetas que no hayan tenido saldos en descubierto en ese periodo. Algo parecido hace Bancaja. Y Caja Postal Argentaria tampoco cobra por mantenimiento en las cuentas con saldo anual mayor o igual a 100.000 pesetas. Y no son las únicas excepciones.
Por otra parte, algunas entidades (no se facilitó información, a pesar de solicitarse expresamente en 11 de 22) cobran una cantidad por cada movimiento que el usuario efectúe en la cuenta, en concepto de gastos de administración. La comparación entre los precios de los diversos bancos y cajas es, nuevamente, muy difícil por la gran diversidad de criterios que aplica cada entidad y porque algunas dicen en sus contratos que cobran aunque no lo hagan en realidad. Las entidades que han asegurado a CONSUMER que en las cuentas y libretas de ahorro no cobran por los apuntes (aunque, en algún caso, en los contratos figure un coste determinado por cada movimiento en cuenta) son La Caixa, Caja Laboral, BBK, Kutxa, Caja Vital, Caja de Ahorros de Navarra, Bancaja, Caja de Ahorros de Pamplona y Caja Cantabria.
Hasta 550 pesetas de comisión por una transferencia
Excepto Unicaja (libreta joven), todos los bancos y cajas cobraron las dos transferencias (de 1.000 pesetas cada una) realizadas por CONSUMER a dos entidades no incluidas entre las 22 estudiadas. Sobresale, además de la carestía de esta gestión, la enorme diferencia entre las comisiones que cobró cada banco o caja. Mientras en Caixa Catalunya cada transferencia costó 550 pesetas, en Caja Rural de Valencia y Caja de Ahorros de Navarra sólo se cobraron 250 pesetas. En el resto, las comisiones fueron muy diversas.
Entre las menos caras destacan, además de las dos citadas, Ibercaja, Caja Rural Vasca, Caja Cantabria, BBK y Caja Laboral, que cobraron menos de 350 pesetas por cada transferencia. En el otro extremo figuran Caja Rioja y Caja Municipal de Pamplona, que se cobraron 535 pesetas por cada transferencia, y la citada Caixa de Catalunya que se embolsó 550 pesetas en cada operación.
¡Lo que cuestan los "números rojos"!
Todos sabemos que quedarse en descubierto en una cuenta bancaria es mala cosa, porque es señal de una situación financiera crítica. Pero algunos usuarios, a buen seguro, no son conscientes del coste que acarrean los temidos “números rojos”. Bien sea por penalizar a los que se toman a la ligera estos adeudos ocasionales o, simplemente, para ganar más dinero con su gestión bancaria, las entidades cobran caro los deslices de sus clientes. Incluso algunas (según lo que dicen sus contratos) exigen cantidades superiores a las legalmente establecidas como máximas. En concreto, BCH, Banco de Valencia, Gipuzkoa Donostia Kutxa y Caja Vital cobran por los descubiertos más del 15% TAE, cuando la TAE de los “números rojos” no puede superar hoy el 10,625%. Y todo ello suponiendo que, ya en general, bancos y cajas cobren lo que dicen cobrar, porque , como se sabe, muchas entidades establecen, además del interés penalizador durante el tiempo en que se mantienen los “números rojos”, una comisión fija por descubierto (de hasta 1.000 pesetas) o variable (en función del adeudo), que debe estar siempre incluida en ese 10,625% de interés TAE. Este extremo no se comprobó.
Banco de Valencia, Caja Rural de Valencia, BCH, CAM, Caja Postal Argentaria, Banco Santander y Caja Cantabria, (es decir, una de cada tres entidades estudiadas) no liquidaron interés alguno tras la cancelación de la cuenta, a pesar de que, según sus respectivos contratos deben hacerlo. Ahora bien, es de justicia añadir que ninguna de estas siete entidades cobró por el mantenimiento de la cuenta, lo que a efectos económicos es mucho más importante en este caso, ya que que el montante real de estos intereses es insignificante (va, en nuestro estudio, desde 3 hasta 25 pesetas). Esta ganancia tan exigua se explica por los -más que bajos, subterráneos- tipos de interés que se pagan en estas cuentas corrientes y libretas . Dos (Bancaja y BBV) no dan intereses, y los más “generosos”, Banco Santander y La Caixa, no superan el 0,5% nominal anual. La mayoría pagan un raquítico 0,1% anual.
Expliquemos el rotundo calificativo: en España, el dinero pierde, cada año, aproximadamente entre un 2% y un 3% de su valor (lo que sube el IPC). Sobran comentarios. Por otra parte, la forma de aplicación de los intereses de estas cuentas y libretas de ahorro es muy distinta según la entidad de que se trate, ya que cada una establece cifras de saldo a partir de las cuales, el tipo de interés cambia. Por ejemplo, en Caja Cantabria, hasta medio millón de pesetas, se aplica el 0,1% anual y de ahí hasta el millón, el 0,5; pero desde uno hasta 3 millones, se paga el 0,75% y de tres millones en adelante, el 1%.
En resumen, estas cuentas y libretas de ahorro no son adecuadas para capitales de cierta cuantía que no necesitemos para las gestiones cotidianas, ya que en las mismas entidades nos ofrecerán otros productos financieros más rentables para nuestros ahorros.
¿Cuánto dinero cobraron en total por las gestiones?
Para determinar cuáles son las entidades que menos cobran al usuario de una cuenta corriente o libreta de ahorro, la comprobación más inmediata es saber cuánto cobraron por el servicio ofrecido: abrir la cuenta y mantenerla en activo, realizar las dos transferencias de 1.000 pesetas cada una y, por último, cancelar la cuenta. Los costes son muy distintos: en la más barata, Unicaja (libreta joven), la cuenta se vio incrementada en 3 pesetas. En la más cara (Caja de Ahorros de Pamplona) el dinero se redujo en 2.265 pesetas. Una diferencia muy notable. Otras entidades que salieron caras al hipotético usuario fueron BBV (1.335 pesetas), Bancaja (1.320 pesetas), La Caixa (1.175 pesetas), Caja Laboral (1.165 pesetas), Caixa de Catalunya (1.095 pesetas) y Caja Rioja (1.065 pesetas).
Entre las que se embolsaron menos dinero del usuario destacan Caja de Ahorros de Navarra (494 pesetas), Caja Rural de Valencia (500 pesetas) e Ibercaja (595 pesetas).
Más y mejor información, por favor
El día en que se abrió la cuenta, sólo Caja Rural de Valencia informó espontáneamente al técnico de CONSUMER (que se presentó como un cliente más) sobre los gastos de mantenimiento. Esta deficiencia informativa también surgió a la hora de solicitar, en la propia ventanilla de las sucursales, el extracto de la cuenta. La petición fue realizada inmediatamente antes de la ejecución de las dos transferencias y el resultado fue poco alentador: en más de la mitad de las entidades, el empleado se negó a entregar el extracto. La explicación fue, en la mayoría de los casos, que al no haberse efectuado operaciones hasta la fecha no tenía sentido pedir un extracto, ya que la libreta hacía las veces de éste. Ello contraviene las recomendaciones del Banco de España, ya que, al respecto dice que “es obligación de las entidades depositarias informar al día de la situación de las cuentas y justificar su saldo”.
Las 22 entidades enviaron por correo un resguardo de las dos transferencias. Pero sólo Caja Laboral e Ibercaja proporcionaron un amplio folleto informativo de las tarifas, comisiones, etc, mientras que los demás bancos y cajas sólo facilitaron una copia del contrato, aunque lgunas de ellas se comprometen en el propio contrato a entregar al cliente estos folletos.
Contratos: se entienden poco y algunas cláusulas son abusivas
Si piensa enfrentarse a un contrato de cuenta corriente o libreta de ahorro de cualquier entidad financiera, vaya bien pertrechado y por partida triple. De lentes de aumento y de paciencia, en primer lugar, si pretende leer y comprender el condicionado general y particular del contrato (el tipo de interés que le pagarán, los gastos, las comisiones y el tipo deudor para los “números rojos”, …). Armese también de conocimientos jurídicos, si quiere entender unas cláusulas redactadas en un lenguaje ininteligible para el común de los mortales. Y, por último, recurra a sus mejores conocimientos matemáticos y financieros para comprender las enrevesadas fórmulas (y su aplicación) que establecen los bancos y cajas a la hora de hacer los cálculos.
La solución a este evidente problema (el consumidor firma un contrato cuyas condiciones no entiende, por mucho que se esfuerce en hacerlo, y debe confiar en que las cajas y bancos actuarán correctamente) ha de venir desde las propias entidades: mayor claridad expositiva, más sencillez en la redacción y más transparencia (menor ambigüedad) en algunas frases. Y no es pedir mucho, simplemente que sometan estos contratos (siempre de adhesión, “o lo tomas o lo dejas”, el usuario no puede aportar nada en ellos) a los criterios recogidos hace más de una década en la Ley de Defensa del Consumidor y Usuario.
CONSUMER ha extraido conclusiones del estudio de los 22 contratos: hay que subrayar en primer lugar que la facultad que se atribuyen las entidades de modificar el tipo de interés y el importe de las comisiones no es, aunque pueda parecerlo, abusiva. Así lo establece la Ley de Condiciones Generales de Contratación. La entidad sólo está obligada a notificar al usuario la modificación con la suficiente antelación para que si lo desea, dé por finalizado el contrato. Ahora bien, es muy probable que cualquiera de estos contratos contenga alguna claúsula abusiva, como un interés TAE para los descubiertos superior al máximo legal (abuso que cometen cuatro de las 22 entidades) o como la facultad que se atribuyen la mayoría de bancos y cajas de cobrar las deudas con ellos contraídas mediante saldos que el usuario disponga en otras cuentas o depósitos de la entidad, independientemente de la plena identidad de los titulares.
Durante la normalmente longeva vida de una cuenta corriente o libreta de ahorro puede no surgir problema alguno, y todo irá bien. Pero si el usuario , por ejemplo, firma un buen día varios cheques que sumen un importe superior al saldo de su cuenta, o se encuentra en descubierto en una cuenta propia u otra persona con la que comparte una cuenta en la misma entidad está en “números rojos”, o si le roban la chequera o la extravía y avisa verbalmente de ello a un empleado del banco pero olvida notificarlo por escrito a la entidad, … entonces, pueden surgir los problemas: si pierde un cheque, será casi seguro (para el banco o caja) por no haberlo custodiado con diligencia y la negligencia (y sus posibles efectos negativos) será del cliente y no del empleado que no comprobó esa firma tan burdamente imitada (por el ladrón) antes de que el usuario notificara el extravío de su chequera. La mayoría de las 22 entidades comparadas no asume en sus contratos responsabilidad alguna antes de la notificación de pérdida de la libreta de ahorro o del talonario de cheques, a pesar de que en relación con el pago de cheques falsificados, la ley cambiaria y del cheque establece, en primer lugar, la responsabilidad de la entidad financiera. Y, ya en otro caso, si hay un descubierto en su cuenta, quizá tenga que pedir disculpas a su hermano porque han compensado saldos con la cuenta que tienen abierta conjunta y solidariamente.
Ficha técnica
- El objetivo fundamental de esta investigación era comprobar el coste que supone para el usuario mantener abierta una cuenta corriente o libreta de ahorro y realizar con ella algunas operaciones bancarias.
- Para ello, tras seleccionarse 22 entidades financieras de todo el país (5 bancos, 3 cooperativas de crédito y 14 cajas de ahorro), se realizó una visita personal a una sucursal de cada una de ellas entre el 30 de marzo y el 8 de abril, en horario de 12 a 14 horas. Los técnicos (que actuaron como clientes, sin identificarse como enviados de CONSUMER) solicitaron abrir una cuenta para guardar sus ahorros y realizar alguna gestión, dejando que fuese el empleado de cada entidad quien sugiriera el tipo de producto más adecuado.
- Las entidades y los productos en ellas contratados fueron: Unicaja (Libreta Proyecto Joven), Bancaja (Libreta Servicio), Banco de Valencia (Cuenta de ahorros), Caja Rural de Valencia (Cuenta de ahorro), Banco Central Hispano (Libreta Central Hispano), Caja Madrid (Libreta de ahorro ordinario), Ibercaja (Cuenta corriente), Caja Rioja (Libreta de ahorro), CAM (Libreta de ahorro), Caja Postal Argentaria (Libreta la Millonaria), Banco Santander (Libreta de ahorro joven), Caja Cantabria (Cuenta 15-30), Caja de Ahorros de Navarra (Ahorro ordinario), Caja de Ahorros de Pamplona (Cuenta corriente Teleprocesada), Caixa de Catalunya (Llibreta Total), La Caixa (Libreta Estrella), Kutxa (Libreta de ahorro a la vista), BBK (Libreta de Ahorro), BBV (El Libretón), Caja Vital Kutxa (Libreta de ahorro a la vista), Caja Laboral-Euskadiko Kutxa (Superlibreta) y Caja Rural Vasca (Libreta de ahorro).
- Entre el 10 y el 20 de septiembre, se realizaron dos transferencias por importe de 1.000 pesetas cada cuenta o libreta de ahorro. El destino de las transferencias en todos los casos fue el mismo: diferente entidad financiera y fuera de plaza; en concreto, las sucursales de las dos entidades a las que se hicieron las transferencias estaban ubicadas en Salamanca.
- Pocos días después, se procedió a la cancelación de la cuenta. En Caja Pamplona, el técnico acudió a la sucursal central de esta entidad para la cancelación, pero la orden no fue ejecutada (a pesar de que la Libreta fue entregada en esa fecha al empleado de la entidad y de que ésta facilitó un extracto en el que se indicaban la cancelación) hasta el 19 de octubre.
- En todo momento, CONSUMER utilizó la figura del cliente ficticio para realizar las operaciones. Más adelante, una vez terminada la prueba y efectuadas todas las cancelaciones, se solicitó a las entidades (ya identificándonos como técnicos de la revista) información respecto del cobro de los apuntes y las comisiones de administración y mantenimiento de cuenta.
- Como complemento a la prueba práctica, el servicio jurídico de CONSUMER estudió pormenorizadamente los contratos que sobre sus respectivos productos financieros (cuentas y libretas de ahorro, según el caso) nos proporcionaron las 22 entidades financieras incluidas en este informe. Se recurrió, como referencia para la realización de este estudio jurídico, a la jurisprudencia existente al respecto y a los dictámenes del Banco de España.