¿Quién no ha oído hablar del calentamiento de la Tierra y de sus efectos? Los expertos afirman que desde comienzos de siglo la temperatura se ha incrementado en 0,5 grados centígrados como consecuencia de la continua emisión de gases a la atmósfera, lo que provoca el ya popular efecto invernadero: la radiación infrarroja del sol se queda retenida en el ambiente, ocasionando un calentamiento de la superficie terrestre y de la parte inferior de la atmósfera.
Bajo el efecto invernadero
Actividades humanas comunes, como la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas- y la destrucción de bosques, se han convertido en las principales causas de la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el gas más peligroso en la generación del efecto invernadero. Según los especialistas, la producción energética provoca además, a nivel mundial, el mayor consumo de combustibles fósiles; claro está que con diferencias importantes entre unos países y otros. Por ejemplo, si un ciudadano norteamericano provoca por sus altos niveles de consumo la emisión de cinco toneladas de CO2 al aire cada año, los registros de un europeo o un japonés varían entre dos y tres toneladas, respectivamente, por las 0,6 toneladas de un chino y las 0,2 toneladas CO2 de un hindú. Asimismo, las últimas mediciones reflejan que más del 90% del dióxido de carbono presente en la atmósfera procede de Europa y USA.
Deforestación, una de las causas del efecto invernadero
Hace pocos años, se pudo probar que la deforestación es una de las causas de mayor relieve en la emisión de dióxido de carbono y metano a la atmósfera, y que esta situación se agrava progresivamente por la rápida desaparición de selvas tropicales (antes ocurrió algo similar con los bosques templados de los países desarrollados). El problema radica en el esencial papel que desempeñan estas grandes masas de materia vegetal, al equilibrar la cantidad de CO2 en la atmósfera, a modo de sumideros del carbono.
Según el último informe de Greenpeace, la Tierra pierde cada año 11,2 millones de hectáreas de bosque virgen, una superficie similar a la extensión que suman Andalucía y la Comunidad Valenciana. Y advierte de que sólo queda vivo el 22% de los bosques originarios del planeta, cuando todavía el ritmo de destrucción sigue siendo muy superior al de recuperación: cada dos segundos, según la misma fuente, se pierde una superficie boscosa equivalente a la de un campo de fútbol.
Los bosques siguen bajo la amenaza de diversos frentes. La industria maderera, la expansión agrícola, la lluvia ácida… influyen negativamente en la capacidad de absorción de los bosques de los excesos de CO2. Y si las actuales extensiones de bosques en el mundo no han sido suficientes para detener la progresiva acumulación de CO2, todo hace indicar que esta situación se agravará en un futuro debido a la continua destrucción de la masa boscosa, que debería aumentar de forma significativa para que el problema se redujese.
Otros factores negativos para el efecto invernadero son el metano (la agricultura, la silvicultura intensiva y la deforestación favorecen su emisión), la minería de carbón, los escapes de gas en gasoductos, así como los clorofluorocarbonados (CFC) y sus derivados, procedentes principalmente de la industria.
El calentamiento será continuo
Los especialistas estiman que si la tendencia continúa como hasta ahora, entre los años 2030 y 2050 la atmósfera contendrá el doble de gases invernadero que a mediados del pasado siglo. Y según los climatólogos, esto provocará que el calentamiento de la Tierra aumente de promedio entre 1,5 y 4,5 grados centígrados, en función de las zonas. En el trópico, por ejemplo, aunque este calentamiento será leve, se prevé que habrá alteraciones importantes en la cantidad y frecuencia de las lluvias.
En esta línea, los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) han demostrado que si no se pone remedio inmediatamente, la Tierra se encamina hacia un período de cambio rápido y continuo del clima, caracterizado por un calentamiento global. De hecho, el mínimo aumento de la temperatura del planeta, de 1,5 a 2 grados, que se calcula en el escenario más optimista, traería consigo, según estos expertos, una subida del nivel del mar y la consiguiente desaparición de ecosistemas costeros. Además, las reservas de agua dulce se verían seriamente afectadas, se alterarían los patrones de pesca y aumentarían algunas enfermedades. En definitiva, todos los habitantes del mundo sufrirían estas consecuencias negativas, especialmente quienes viven en territorios vulnerables por la escasez de sus recursos naturales.
Qué podemos hacer los consumidores
- Reducir el uso del vehículo. Si es posible, viva cerca del colegio o lugar de trabajo. O practique el tele-trabajo. Las nuevas tecnologías abren un amplísimo, y hasta hace pocos años insospechado, abanico de posibilidades para tengamos la oficina en nuestra propia casa, lo que ahorraría al medio ambiente parte de la contaminación atmosférica que genera el transporte diario hasta el lugar de trabajo.
- Camine todo lo posible, o use el transporte público y la bicicleta en sus desplazamientos.
- Elija, como productos para su hogar (por ejemplo, refrigeradores, lavadoras, lavavajillas y bombillas) aquellos que menos energía consuman.
- Utilice, en la medida de lo posible, energías alternativas como la eólica, o solar (como en una calculadora, por ejemplo).
- Instar a gobiernos y representantes políticos a que diseñen planes de reducción de emisiones de gases de invernadero.
- A pesar de la falta de voluntad política de los gobiernos para enfrentarse a la problemática del clima, los especialistas creen que los países industrializados se encuentran en una buena posición para reducir sus emisiones de CO2.
- Muchos gobiernos consideran todavía la energía renovable como una anécdota. Entre los países industrializados, el 74% de la financiación pública para investigación y desarrollo durante los últimos 12 años se ha destinado a los combustibles fósiles y la energía nuclear.
- El gobierno del Reino Unido calcula que se desperdicia el 20% de la energía producida en dicho país.
- Pese a la falta de inversión, las energías renovables ya se han demostrado viables. En California (USA), por ejemplo, la energía eólica suministra energía suficiente para mantener una ciudad del tamaño de San Francisco.
- En 1992, el Grupo de Naciones Unidas para la Investigación y Desarrollo de la Energía Solar estimó que el 50% del suministro energético a nivel planetario podría llegar de fuentes renovables y económicamente viables para el año 2050. Las fuentes más importantes serían la solar, eólica, hidráulica (centrales hidroeléctricas y energía de las olas), geotérmica y biomasa (combustibles a base de plantas).