Regreso sin traumas
La recuperación del ritmo de clases y estudio se convierte, en especial para los más pequeños o de quienes que acuden al colegio por primera vez, en la asignatura más difícil del curso. Aunque no hay fórmulas mágicas, es posible suavizar esta particular “operación retorno”.
Preparación previa
- Visite con el niño el centro escolar antes de que empiecen las clases, y preséntele a su profesora para que sepa con quién se va a quedar. Le ayudará a familiarizarse y a no sentirse tan extraño el primer día.
- Si tiene edad para entenderlos, léale cuentos sobre niños y niñas que empiezan la escuela, papás y mamás que se van a trabajar y vuelven después a recoger a sus hijos, y sobre actividades en la guardería o el cole.
- Cuéntele sus propias vivencias infantiles. Cuando las recuerde y las relacione con las suyas, se sentirá más tranquilo en su nuevo entorno.
- Explíquele detenidamente todo lo que le espera en ese primer día de clase, en ese nuevo curso.
- Deje que su hijo o hija le expliquen sus temores y necesidades.
- Plantéele la asistencia como una obligación, y a la vez como un privilegio. Por ejemplo: “¡Qué suerte que puedes ir al cole!”. No le amenace con “ya verás ya, cuando vayas al cole”, de manera que lo relacione con algo negativo y desagradable.
- Unos días antes, y en la medida de lo posible, empiece a acostumbrarle a los nuevos horarios que tendrá en la escuela: hora de levantarse, de comer, de dormir la siesta, de merendar, etc.
- Si aún es pequeño y tiene costumbre de dormir siesta, y el cole no ofrece esta alternativa, es el momento de empezar a prescindir de ella.
- Prepare con su hijo o hija la cartera y todo el material necesario para el curso. Ojee con él los nuevos libros de texto para que se familiarice con ellos y despierte el interés por usarlos.
El gran día
/imgs/20060901/img.psicologia-2.02.jpg Es muy recomendable que el primer día de colegio acompañe a su hijo o hija. Hay que hacer lo posible para que sea un día alegre.- Si es su primer día en un colegio nuevo, trate de que llegue de los primeros. Así verá aparecer a todos los compañeros y no se sentirá tan observado como si se presenta el último.
- Muestre alegría. Si le ve llorar o nota algo de tristeza, volverá su desconfianza y sensación de abandono. Sentirá que le está dejando en un lugar malo.
- No alargue el momento de la separación. Sea afectuoso, pero sin excesos, y breve. Aunque su hijo o hija lloren o griten, la despedida debe ser rápida y sin dramatismos, de lo contrario aprenderán a usar las pataletas como estrategia para alargar la entrada a clase.
- En ningún caso les prometa cosas que no vaya a cumplir, como “¡Voy a aparcar el coche y vuelvo!”. Si el niño o la niña se sienten engañados, es más difícil que confíen en usted.
- Cuando le vaya a recoger sea muy puntual. Puede sentirse abandonado al ver cómo se sus compañeros de clase.
- Si ve que tiene los ojos enrojecidos de llorar, no haga ningún comentario compadeciéndole. Sólo conseguirá que siga llorando en el cole, esperando a su mamá o papá salvador.
- Hágale comentarios presuponiendo que se ha portado muy bien, y remarcando las ventajas de haber ido al colegio, como si de un privilegio se tratara.
La rutina de la adaptación
- Aproveche los fines de semana que todavía quedan del verano para disfrutar haciendo cosas divertidas. Organice actividades de ocio, y no rompa con la rutina veraniega de golpe.
- Aunque al principio los llantos son normales, permanezca en contacto directo con el profesorado para saber cómo se desarrolla el período de adaptación, si el niño o la niña participan en las actividades y si, en general, se integran adecuadamente. De lo contrario, deberá buscar la mejor forma de ayudarles a conseguirlo. Algunos niños y niñas pueden necesitar incluso un trimestre para adaptarse.
- Hasta que haya superado el período de adaptación, conviene que la asistencia a la escuela sea lo más rutinaria posible: mismos preparativos, misma hora de llegada y de recogida…
- En el periodo de adaptación hay que hacer lo posible por llevarle todos los días. No debe dejar de acudir a clase de forma habitual, porque puede tardar más en adaptarse.
- Fuera del horario lectivo, intente que quede con algún compañero de colegio. Ver a sus amigos y amigas de la escuela infantil en otros lugares (el parque, la casa, etc.) aumentará su deseo de reencontrarse con ellos en clase.
- Dedíquele todo el tiempo que pueda los primeros días, y prepare por la tarde la vuelta al día siguiente, para que cada mañana no se convierta en un disgusto.
- No le deje trasnochar. Un niño fatigado tiene más problemas de comportamiento y mayores dificultades de adaptación.
- Levántele con antelación. Ir con el tiempo justo por las mañanas provoca nerviosismo en el niño. Y más si es de los que se despiertan de mal humor.
- Muestre interés por sus avances. Pregúntele por la escuela en momentos tranquilos, durante la noche o en la hora del baño, pero no le fuerce a hablar.