Entrevista: Vicenç Torregrosa, nefrólogo / Videojuegos para emergencias / Espermatozoides con nariz / Demasiados analgésicos / Alimentos con memoria
Entrevista
Una parte nada despreciable de patologías óseas tienen su origen en desórdenes de tipo metabólico. En algunos de ellos el mal funcionamiento de los riñones es el principal responsable por la asociación de tres elementos clave que deben mantenerse en equilibrio: la vitamina D, el fósforo y el calcio.
¿De qué depende el equilibrio del metabolismo óseo?
La paratiroides, un conjunto de minúsculas glándulas situadas en el cuello, controla la formación de vitamina D, esencial para asegurar el flujo de calcio y fósforo a los huesos. Parte de este mecanismo depende del correcto funcionamiento de los riñones. Por tanto, quien tema por sus huesos, que piense en sus riñones.
Pues, a beber agua.
Mejor vigilar el exceso de fósforo en la dieta. En verano echamos mano de alimentos preparados que tienen cantidades de fósforo muy elevadas. Pueden suponer una amenaza para personas con una salud renal delicada.
Entonces, a consumir productos frescos e integrales.
Sí, pero con ojo, porque el pan integral tiene mucho más fósforo que el pan blanco y la yema de huevo tiene hasta 40 veces más que la clara. Si hay un exceso de fósforo, el calcio circulante en sangre se adhiere a los vasos sanguíneos y compromete la salud cardiovascular.
O sea, que no sólo las mujeres posmenopáusicas deben preocuparse por sus huesos.
Para nada es exclusiva de mujeres mayores. La osteoporosis no es la única complicación del metabolismo óseo. La incapacidad del riñón para metabolizar vitamina D y sintetizar calcio, visible en el raquitismo o la osteomalacia, provoca que las glándulas paratiroides roben calcio a los huesos, causándoles una fragilidad inusitada.
Noticias
Las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar cuentan con una nueva herramienta de aprendizaje. Una de las últimas propuestas es un videojuego de móvil llamado Emergencia 112. El objetivo es formar a los jugadores en la aplicación de medidas encaminadas a mantener las funciones vitales. El juego proporciona nociones sobre respiración boca a boca, masaje cardiaco, la maniobra de Heimlich, la posición lateral de seguridad o el uso del desfibrilador para revertir la parada cardiaca.
No todos los espermatozoides tienen las mismas habilidades. Sabido es que muchos de los que intentan fecundar el óvulo se quedan por el camino o son incapaces de atravesar la gruesa capa que lo protege. El que sólo uno entre millones logre su objetivo parece estar relacionado con algo parecido a una nariz, un paquete de receptores bioquímicos que guía al espermatozoide a su destino, y a un motor biológico que activa el movimiento de su cola justo cuando la nariz identifica el punto por donde acabará introduciendo su carga genética. Ambos hallazgos, publicados recientemente, suponen avances en la aplicación de técnicas de reproducción.
Quien avisa no es traidor…
La automedicación y una menor capacidad individual para soportar el dolor explican, al menos en parte, que desde 1997, el consumo de analgésicos para el tratamiento de dolores leves o moderados haya crecido en España a un ritmo del 20% anual. Pero también hay otros factores: en dolores de cabeza, por ejemplo, el consumo regular de analgésicos acaba siendo un parche temporal.
Aunque logran eliminar la molestia, los propios analgésicos generan un mecanismo de respuesta que exige nuevas dosis. Es decir, con el tiempo el sistema acaba retroalimentándose.
¿Lo sabías?
La visión o el olor de una comida apetitosa genera normalmente deseo, pero también puede provocar repulsión. Los médicos suelen atribuir esta respuesta a alergias o a intolerancias alimentarias, aunque la razón, explica la investigadora de la Universidad Rockefeller Cornelia Bargmann, podría ser bien distinta. Según publica en la revista Nature, un mecanismo de aprendizaje primitivo que se ha conservado a lo largo de la evolución activaría los circuitos de serotonina, un neurotransmisor común.
La serotonina también la segregan las células intestinales. La secreción activa respuestas en el cerebro que se asocian a la calidad de la comida. En situaciones de fuerte estrés físico o mental, o en tratamientos con quimioterapia, se observa una mayor secreción, fenómeno que también se asocia a náuseas y vómitos. La investigadora concluye que estos enfermos, o personas con graves alteraciones fisiológicas, deberían abstenerse durante su tratamiento de comer alimentos que normalmente les causan placer porque, de forma inconsciente, aprenden que lo que comen es perjudicial.