Prevenir equivale a extinguir
De los 22 millones de hectáreas de superficie arbolada con los que cuenta España, se han perdido aproximadamente un millón en los últimos diez años. Y otro dato preocupante: la erosión afecta actualmente al 41% de la superficie arbolada de nuestro país. Las repercusiones, no por conocidas, son menos dramáticas: se convierten más de 1.000 millones de árboles al año en pasto de las llamas y quedan entre 200.000 y 400.000 hectáreas calcinadas (datos de 1.994).
Las causas de los incendios forestales son diversas. Entre ellas, destaca la acumulación de la masa total de materia viva -biomasa-, provocada por una mala gestión de las zonas forestales. La inflamabilidad de la materia vegetal varía mucho según la humedad ambiente: en verano el bosque llega a perder hasta la mitad de esa humedad. El abandono del pastoreo y de la recogida tradicional de leña traen como consecuencia la acumulación y el excedente de materia vegetal muerta, que aviva el fuego en caso de incendio. Las repoblaciones forestales masivas de coníferas, fácil pasto de las llamas, tampoco ayuda. Las especulaciones urbanísticas, el mercado de la madera y el cobro de seguros se apuntan, por su parte, como origen de los incendios provocados. Y por último, no se puede arrinconar una de las causas fundamentales de los incendios: la irresponsabilidad de algunas personas (sobre todo los fines de semana y festivos, en áreas rurales) que preparan sin las debidas precauciones su paella dominguera, si bien el uso incorrecto de cerillas, fogatas y cigarrillos es la causa principal de los incendios forestales.
Se calcula que, cada año, las pérdidas ocasionadas por estos incendios ascienden a 50.000 millones de pesetas. Sin embargo, las consecuencias no se pueden medir sólo por el valor de la madera destruida ya que las pérdidas medioambientales son más importantes. El bosque proporciona oxígeno, retiene y atrae agua, combate la erosión y alberga y mantiene la diversidad biológica. Un bosque puede tardar más de 120 años en recuperarse tras un incendio: tras10 ó 15 años se crea el monte bajo; se necesita entre 15 y 20 años más para desarrollar un estrato arbóreo pleno, entre 30 y 40 años más para que crezca un matorral arbolado arbolado de regulares dimensiones y unos 50 años más para la restauración definitiva.
Lo importante es la prevención
Los ecologistas advierten que la verdadera solución a los incendios es evitarlos, mediante la prevención. Para Xavier Pastor, presidente de Greenpeace, los incendios son “un tema veraniego que llena los vacíos informativos del periodo vacacional. Durante el resto del año, profesionales, silvicultores, ingenieros y ecologistas solicitamos una mirada de la sociedad hacia el bosque, pero la gente está preocupada en asuntos más urgentes. Cuando se producen los incendios, sólo cabe esperar la coordinación y el buen hacer de los profesionales, y rogar al cielo para que las condiciones meteorológicas nos sean favorables. Cuando de verdad se puede hacer algo, el resto del año, los bosques no son noticia.”
Según esta organización, en los últimos años el esfuerzo se ha centrado casi con exclusividad en la extinción: puesta a punto de métodos rápidos de detección, adquisición de medios aéreos, contratación y formación de personal contraincendios o la coordinación entre Administraciones públicas. Pero el número de conatos de incendio crece constantemente. La solución, según Greenpeace, pasa por que se coloque al bosque en el lugar que se merece, con el consiguiente esfuerzo presupuestario y apoyo a los diversos sectores que trabajan el bosque. Proponen también que se investigue judicialmente y se depuren responsabilidades cuando se adviertan intereses económicos ligados al incendio. Y, para terminar, sugieren una política forestal que destierre hábitos e inercias del pasado y que realice repoblaciones forestales basándose en el contexto ecológico, no en el mero negocio.
Qué dice la Ley sobre los incendios forestales
El nuevo Código Civil establece las penas en caso de incendios forestales. El artículo 352 es claro: “Los que incendiaren montes o masas forestales, serán castigados con penas de prisión de uno a cinco años y multa de doce a dieciocho meses. Si ha existido peligro para la vida o la integridad física de las personas, se castigará conforme a lo dispuesto en el artículo 351 (de 5 a 10 años)”. Para las cuestiones de especulación del suelo derivadas de los incendios forestales, la ley es tajante, en su artículo 355 : “los Jueces o Tribunales podrán acordar que la calificación del suelo en zonas afectadas por un incendio forestal no pueda modificarse en un plazo de hasta treinta años. Igualmente, podrán limitar o prohibir los usos que se vinieran llevando a cabo en las zonas afectadas por el incendio, así como la intervención administrativa de la madera procedente del incendio.”
- No encienda fuego en zonas forestales de alto riesgo, especialmente en verano.
- No arroje, en ningún lugar, colillas ni cerillas encendidas.
- No queme matorrales, rastrojos o desperdicios sin solicitar permiso previo del Servicio Forestal y adoptar las medidas de prevención obligatorias.
- No arroje cohetes en parajes expuestos a la propagación del fuego.
- No deje basura ni desperdicios que provoquen o favorecer la propagación del fuego.
- No intente llegar en coche a todas partes, el contacto del tubo de escape con matorrales secos podría iniciar el fuego.
- No sea pasivo ante irresponsabilidades de otras personas que puedan poner en peligro el medio ambiente. Si no admiten razonamientos, comuníquelo a los agentes de la autoridad
- Mantenga una faja de seguridad alrededor de la casa con, al menos, 25 metros de anchura libre de vegetación seca.
- Periódicamente, limpie el tejado de ramas y hojas secas. No apile madera seca cerca de casa.
- No encienda fuego ni utilice barbacoas en días de alto riesgo: viento, calor o baja humedad.
- Revise la instalación eléctrica exterior y manténgala en perfecto estado. Coloque ‘matachispas’ en la chimenea y límpiela regularmente.
- Controle que los caminos de acceso y salida estén limpios de matorral en sus cunetas.
- Estudie el terreno y determine por dónde huiría de un posible incendio. Tenga siempre previstos dos trayectos de salida, preferiblemente en direcciones opuestas.
- Mantenga la calma y actúe con sangre fría. Intente extinguir el fuego, si su distancia e intensidad lo permiten. Arroje agua sobre la base de las llamas y sus inmediaciones. Utilice una rama verde para golpear el combustible que arde o cúbralo con tierra.
- Tenga siempre prevista una salida, para no quedar cercado por las llamas.
- Si ha apagado el fuego, asegúrese de que ha quedado extinguido antes de abandonar la zona. Pueden quedar brasas ocultas que provocarían un incendio más tarde. Llame a los bomberos o a las fuerzas de seguridad, e infórmeles del lugar donde se produjo el incidente.
- Si la extinción no resulta fácil e inmediata, no pierda tiempo. Abandone la zona por el trayecto más seguro en función de la dirección y velocidad del viento. Diríjase al lugar más cercano desde donde pueda llamar a los bomberos.
- El fuego tiende a subir mas rápido de lo que parece. No se sitúe en cotas altas del terreno ni en el sentido del viento. El viento determina la dirección y velocidad de avance del fuego. Considere estos factores antes de decidir el camino de salida.
- Las vaguadas actúan como chimeneas en caso de incendio. El calor y el humo pueden ser trampas mortales si queda atrapado en una vaguada.
- Si el frente del fuego le rodea impidiéndole escapar, métase (si es posible) dentro de un arroyo, piscina, balsa… . O tiéndase en el suelo tras una gran roca o hueco del terreno y espere a que se queme la vegetación de su alrededor. No intente cruzar por una zona en llamas si no ve lo que hay tras ellas. Escape por zonas ya quemadas.
- Si queda atrapado en una casa rodeada por las llamas, cierre puertas y ventanas, tapando las rendijas con trapos humedecidos y espere la llegada de ayuda. Retire los cortinajes.
- Si prenden las ropas de una persona, no le permita correr. Hágale rodar por el suelo o cúbralo con una manta, tierra…
- El personal profesional y voluntario entrenado, organizado y asignado por las Administraciones públicas a la lucha contra incendios forestales controla rápidamente la gran mayoría de los fuegos. Sin embargo, cuando un frente es favorecido por vientos fuertes o por condiciones del monte o del clima, es imprescindible la colaboración de un gran número de personas.
- Si disfruta de buenas condiciones físicas, diríjase al Ayuntamiento o a los agentes de la autoridad para ofrecer su colaboración. Su ayuda puede ser fundamental para extinguir el incendio, pero sólo si se integra en una organización coordinada.
- Nunca se dirija a la zona incendiada. Es probable que estorbe en las operaciones y que corra el riesgo de quedar atrapado por el fuego.
- Si le autorizan a acudir a la zona incendiada, su ayuda sólo será eficaz si va equipado con calzado y ropas apropiados, herramientas para la extinción, ropa de abrigo para la noche, linterna y un silbato para emitir señales de auxilio o aviso.
- Si llega en su propio coche, aparque donde no se obstaculice el paso de los vehículos de emergencia y en el sentido de la salida, para poder escapar rápidamente si fuera necesario.
- Siga en todo momento las instrucciones de los profesionales de la extinción. Por seguridad personal y por efectividad, no cabe la intervención “por libre”.