Píldora milagro contra la obesidad
Tras la Viagra (contra la impotencia sexual masculina) y la Propecia (contra la calvicie) el nuevo milagro en forma de pastilla acaba de llegar a las farmacias. Se llama Xenical, requiere prescricpión médica y está indicada sólo para obesos y sus mentores aseguran que reduce la obesidad. En un país como el nuestro, con cinco millones de obesos, el interés social que ha despertado este nuevo fármaco ha sido considerable.
En un estudio realizado sobre 7.000 obesos, el Xenical redujo en un 5% el peso de tres de cada cuatro pacientes que se sometieron a la investigación. Por tanto, tampoco es nada del otro mundo. Una dieta hipocalórica equilibrada y seguida con rigor y bajo asesoramiento médico puede, en la mayoría de los casos, obtener resultados mucho mejores. Continuando con las cifras, un tratamiento de Xenical (los resultados, al cabo de un año) cuesta unas 192.000 pesetas, que sus usuarios habrán de afrontar íntegramente porque la Seguridad Social no asume este coste. Algunos especialistas aseguran que el Xenical, que debe acompañarse del seguimiento de una dieta y de la práctica de ejercicio físico, ha de tomarse “de por vida” para que resulte efectivo.
Esta píldora adelgazante actúa mediante un mecanismo que nada tiene que ver con la reducción del apetito causada por los fármacos que le preceden. Su principio activo es el orlistat, un inhibidor de las lipasas, las enzimas digestivas que rompen las grasas en el intestino para facilitar su absorción. De esta forma, se impide la asimilación por el intestino del 30% de las grasas ingeridas. Algunas autoridades sanitarias afirman que esta píldora no es en absoluto milagrosa, porque su eficacia es “entre baja y moderada”. Ante estas declaraciones, echamos en falta posicionamientos nítidos del Ministerio de Sanidad sobre la eficacia real de esta y otras píldoras de la felicidad.
Lo que está claro es que estos inventos, además de una discutible eficacia, conllevan efectos secundarios. El Xenical, que impide la absorción de vitaminas liposolubles (por eso se recomienda ingerir muchas frutas y verduras o incluso suplementos polivitamínicos) causa en el 27% de los pacientes manchas oleosas procedentes del recto, en el 24% produce flatulencia con descarga fecal; el 22% sufre urgencia fecal; el 20% expulsa heces grasas; el 12%, evacuaciones oleosas; el 11% experimentará un aumento de la defecación y el 8% sufrirá de incontinencia fecal.
Naturalmente, es el usuario quien decide, pero nos preguntamos si estas píldoras están pensadas para resolver ciertos problemas que perjudican la calidad de vida de la gente o se trata de meros productos de marketing cuya finalidad esencial es mejorar las cuentas de resultados de la industria farmacéutica.
Próximamente, el mercado acogerá a la Sibutramina, un medicamento que actúa sobre los mensajeros químicos del cerebro disminuyendo las calorías consumidas e incrementando la sensación de saciedad. Y, después, ¿qué vendrá? .