Se habla hasta la saciedad del abanico de posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación, pero, ¿cómo se puede beneficiar de éstas el ciudadano medio?
Las nuevas tecnologías ayudarán a las personas a vivir mejor. Por ejemplo, a mucha gente le facilitará el trabajo por el ahorro de tiempo que supone en tareas cotidianas como consultar archivos, leer las principales noticias del día, enviar y recibir mensajes electrónicos, acceder a información especializada de empresas nacionales o extranjeras, hacer pedidos comerciales o divulgar sus investigaciones y proyectos. Además, Internet nos permite contactar con ciudadanos de otros países: uno puede estar en España y mantener relaciones personales o profesionales con alguien que reside en Buenos Aires o Corea. Y eso es fantástico. Yo misma me relaciono a diario con compañeros de todo el mundo gracias a Internet, un medio de comunicación barato y eficaz.
Respecto a otros países, ¿qué impresión tiene del internauta español?
Es el que más paciencia tiene de toda Europa. Y lo digo con contundencia, porque la calidad del servicio deja mucho que desear. Hay demasiadas conexiones fallidas, se navega con extrema lentitud y, en definitiva, el usuario se desespera. No hay más que ver qué ha pasado con la implantación de Infovía Plus, los errores han sido innumerables. Al final, todas las empresas que vivimos de Internet tenemos que ponernos las pilas para conseguir un medio ágil y con carácter de servicio. El usuario ya no se queda extasiado ante una web como ocurría antaño, ahora quiere que la Red le permita encontrar una noticia, comprar un libro, conocer el tiempo que va a hacer en Londres o, simplemente, emitir su opinión en un grupo de debate sobre agricultura ecológica.
Considera que el comercio electrónico es importante para Internet?
Sí, lo creo. Poder comprar todo tipo de artículos a través de la Red es interesante para el consumidor internauta, siempre y cuando garantice el secreto de sus datos personales y bancarios, cara a evitar problemas. Esto se está superando gracias a los sistemas de encriptación (cifrar los datos) de los grandes sitios de la red, que permiten que el sistema de compra sea seguro. El comercio electrónico no sustituirá al tradicional, pero será un complemento ideal a las compras realizadas en la sala de ventas o por catálogo. Resulta muy cómodo hacer los pedidos por la Red. Podemos comprar un disco que hemos oído en la radio, aunque no se comercialice en nuestro país y lo haya editado una compañía de Los Angeles. Se pueden adquirir productos que no se venden a nuestro alrededor. Y a buen precio, porque Internet reduce muchísimo los costes de distribución. Aunque, todo hay que decirlo, hay grandes empresas de comercio electrónico que todavía pierden dinero.
A veces resulta muy complicado encontrar en Internet la dirección deseada.
Pues es relativamente fácil. En los grandes portales, como Yahoo, son personas, y no ordenadores, quienes piensan en cómo organizar la información. Por lo tanto, la búsqueda es más humana y racional. Además, en el interfaz (primera página de las web) hay mucha información relativa a los grandes temas: noticias, deportes, cotizaciones de la Bolsa en tiempo real…, y guías que impiden que el usuario se pierda en el laberinto de la Red. Admito que adentrarse en Internet impone respeto al principio, pero, con el tiempo, navegar y encontrar cosas es más fácil de lo que parece.
La diversidad de contenidos en Internet ha hecho incluso reflexionar sobre el futuro de los periódicos y las revistas de papel.
Lo que venden los medios de comunicación es información, no papel. Al final, primará el valor y la calidad de esa información, tanto si su soporte es el medio electrónico o el papel tradicional. El lector se irá decantando por uno de los dos sistemas, pero cada uno tiene su propio valor añadido y su propio público.
¿Usted considera que hay que poner barreras legales en Internet?
Es un tema complicado. Entramos en cuestiones como la libertad de expresión o de información, pero también en otras más delicadas, como la pornografía o la corrupción de menores.
Personalmente, creo que Internet permite que proyectos interesantes salgan a la luz y sean puestos en marcha por gente con poco dinero y mucha ilusión. Posibilita también que una persona pueda difundir su mensaje por el mundo, dado que realizar una página web es relativamente sencillo y sale muy barato. Volviendo a las cuestiones legales, en nuestra empresa nos adecuamos a la legislación de cada país. Si en España, por ejemplo, están prohibidos los juegos de lotería no auspiciados por la Administración, en este país no alojamos esas direcciones. Respecto a la pornografía, ubicamos sus sitios en donde los niños normalmente no acceden.
¿Hacia dónde van las cifras sobre el número de internautas?
A nivel mundial, el crecimiento de usuarios es espectacular. Si en 1997 había unos 60 millones de internautas, para este año se prevén 150 millones de usuarios y, en el 2002, estaríamos hablando de cerca de 350 millones de personas conectadas a la Red. En España se contabilizan hoy unos tres millones de internautas, y se estima que esta cifra se duplicará el próximo año. Por otra parte, las cifras que se barajan de comercio electrónico rondan los 3.500 millones de pesetas, que podrían doblarse al final de 1999.
¿Qué son los portales de Internet?
El término “portal” es habitual en el peculiar lenguaje de la Red y denomina un espacio de entrada a Internet. Los portales Yahooo, Lycos, Microsoft, Olé o Alta Vista concentran en su primera página de la web diversos productos y servicios (buscador, correo electrónico, comercio electrónico, entretenimientos, chats, noticias, el tiempo…) y organizan un uso práctico de Internet, con el propósito de convertirse en la Home Page (página inicial) de los usuarios. El concepto de portal se comenzó a emplear en 1996, cuando los buscadores se vieron ante la necesidad de ampliar sus servicios para generar más plusvalías, especialmente a través de la publicidad (principal fuente de ingresos en Internet).
Ahora, los gurús de la Red se plantean sustituir los portales por plazas (megaportales), una configuración más personalizada con zonas de comercio y comunidades de usuarios con características comunes.
Un ejemplo: los amantes de coches antiguos o los defensores de la dieta mediterránea.