Las claves: hidratar la piel, la ropa adecuada y una alimentación adaptada al frío
El invierno, por las bajas temperaturas y las lluvias que lo caracterizan, resulta menos agradable que las estaciones cálidas, e indudablemente nos causa una cierta incomodidad, nos retrae del contacto con la naturaleza y nos incita a recluirnos en nuestros hogares. Para sobrellevar dignamente el invierno y afrontarlo con buen talante, podemos adoptar algunos hábitos muy útiles para que las repercusiones menos deseables del frío pasen a un segundo plano.
Cuidado con la piel
- Hidratación, protección y nutrición son los cuidados básicos que necesita la piel para luchar contra los efectos del frío y de los cambios bruscos de temperatura.
- Proteja su piel con una crema hidratante más consistente, rica y grasa de la que utiliza en verano, para evitar la pérdida de la capa hidrolipídica de la piel. La grasa es el primer aislante contra el frío.
- Las personas con cutis sensibles o problemas de rosácea o cuperosis deben mostrarse cuidadosas con los cambios bruscos de temperatura, ya que pueden dañar la piel a largo plazo.
- No olvide el cuidado del resto del cuerpo. El abuso de prendas de abrigo demasiado cerradas o ceñidas y la falta de oxigenación impiden que transpiremos correctamente, lo que puede provocar la descamación de la piel.
Labios, manos y nariz
- Para evitar que sus labios se corten o resequen, protéjalos con hidratante labial o pintalabios.
- Las manos también sufren en invierno. Aplíquese a diario una crema hidratante y use guantes si la exposición al frío es prolongada.
- Si su nariz tiende a enrojecer a causa del frío, elimine de su dieta todo lo que le provoque mala circulación (como café, alcohol, picante o tabaco).
Aumentar la ingesta de vitaminas y frutos secos
- Combata las agresiones del invierno tomando vitaminas A y C. La A (preferentemente, en la grasa de la leche, mantequilla, margarina enriquecida, quesos, hígado y en la yema de huevo), defiende la piel del frío, evita la sequedad del cutis, y las grietas en los labios, e incluso previene la formación de sabañones. La vitamina C (abunda en cítricos, tomates, pimientos verdes, coliflor y verduras en general) aumenta las defensas y ayuda a prevenir catarros y resfriados.
- La ausencia de sol, tan propia de los días invernales, disminuye la capacidad del cuerpo para asimilar la vitamina D, que regula la absorción de calcio y fósforo. Por ello, a las mujeres con problemas de osteoporosis les puede convenir ingerir un suplemento extra de calcio (1.000 mg al día).
- En invierno, el cuerpo necesita más calorías para defenderse del frío. Añada a su dieta pequeñas cantidades de frutos secos y endulce la leche y el café con miel.
Deporte, también en invierno
- Practique ejercicio físico: entrará en calor y combatirá el frío.
- Aficiónese a la sauna o a los baños de vapor. Son excelentes para que el cuerpo sude y elimine toxinas, importante en cualquier época de año.
- Los aficionados a deportes de invierno deben extremar las precauciones cuando se exponen a los rayos solares y a las bajas temperaturas de las altas montañas. Evite alergias y quemaduras solares aplicándose crema protectora (factor de protección mínimo: 15) cada dos o tres horas. No olvide los labios, son especialmente sensibles.
Evitar cambios bruscos de temperatura
- Si va a exponerse a temperaturas muy bajas, elija prendas de abrigo de tejido térmico. Mantiene la piel seca, conserva el calor y permite que se evapore el sudor.
- Evite los cambios bruscos de temperatura. Los extremos son perjudiciales.
- Mantenga la temperatura de su vivienda en torno a los 22 grados, pero recuerde que la humedad es necesaria para evitar que la atmósfera se cargue demasiado. La media de humedad idónea para mantener la frescura del ambiente es del 60-70%. Para conseguirla, puede instalar un humidificador cerca de los radiadores.