La alimentación de la mujer influye decisivamente en la leche materna
Cuando una mujer embarazada reflexiona sobre la posibilidad dar el pecho a su hijo, es frecuente que albergue dudas respecto de los cambios que debe introducir en su alimentación para ofrecer a su bebé una leche materna de calidad o si sus mamas, tras el parto, producirán suficiente cantidad de leche para nutrir a la nueva criatura.
Contar con la información y preparación adecuadas para la lactancia puede significar para la futura madre una enorme diferencia en el recuerdo que guarde acerca de esa peculiar dimensión de su maternidad. Por tanto, es conveniente prever cómo se alimentará al bebé, conocer las necesidades de la madre y del lactante, y las ventajas e inconvenientes del método natural y de las denominadas leches maternizadas, la alternativa que ofrece el mercado a la lactancia materna.
Leche materna, lo mejor para el bebé
Es el mejor alimento para los niños, ya que además de contener todos los nutrientes que necesita (proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y agua) en cantidad y calidad, la leche materna les proporciona anticuerpos que les protegen de infecciones. La subida de la leche acontece normalmente al tercer o cuarto día posterior al parto. Antes de esa subida, sale de los pezones un líquido amarillento y algo cremoso, el calostro, muy rico en proteínas, minerales y vitaminas liposolubles y que proporciona anticuerpos al bebé .
Después, durante una semana, se produce “leche de transición” (más blanquecina, acuosa y rica en grasa, lactosa, vitaminas hidrosolubles y calorías que el calostro) hasta que, en unas 3-6 semanas se estabiliza la emisión de “leche madura” .
Lactancia artificial, una opción aceptable
Cuando por cualquier motivo (producción insuficiente de leche, enfermedad de la madre, imposibilidad por cuestiones de laborales, o por cualesquiera razones personales) la madre no desea o no puede dar el pecho a su se recurre a la lactancia artificial con biberones de leches adaptadas. Las mujeres que optan por este método no deben sentirse angustiadas, ya que aunque estas leches no son tan completas como la materna, constituyen un buen alimento. En algunas circunstancias, el pediatra puede recomendar la lactancia mixta, administrar al bebé leche materna y artificial a la vez. Esto ocurre, sin ir más lejos, cuando la secreción de leche es escasa y el bebé recibe en cada toma la leche del pecho de su madre y a continuación el biberón con la leche industrial. También puede suceder que la madre no pueda dar el pecho a su bebé de forma regular por su trabajo, o que el pediatra recomiende la lactancia mixta para comenzar con el destete.
Las leches maternizadas o leches infantiles son las únicas fórmulas admitidas como sustitutos de la leche humana en la alimentación del recién nacido y del niño de corta edad (1-3 años). La mayoría parten de leche de vaca, que sufre importantes modificaciones para adaptarla a la composición de la leche materna. En España, la opción por la lactancia natural es muy superior a la del biberón, tras el (injustificado) abandono masivo que se produjo en la década de 1950, motivado por la errónea creencia de que las leches infantiles eran nutritivamente superiores a la leche materna. Los conocimientos científicos actuales demuestran que la leche humana incluye un centenar de elementos ausentes en las fórmulas de las leches maternizadas que la sustituyen, a pesar de que éstas sean muy correctas en su composición nutricional.
Beneficios concretos de la lactancia materna
Organismos europeos como la ESPGAN (Sociedad Pediátrica Europea de Gastroenterología y Nutrición), e internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han desarrollado programas para el fomento de la lactancia materna, basándose en las siguientes razones:
Ventajas para el niño
- Contiene anticuerpos que pasan de la madre al lactante para ayudarle a combatir las infecciones. Al tomar pecho, el bebé corre menos riesgo de coger catarros, infecciones de oído o alergias como asma o eccemas, y puede beneficiarse de los efectos de una vacuna, ya que si la madre padece resfriados, enfermedades de la piel o diarrea, éstos no son traspasados al bebé por la leche materna pero sí se le transmiten los anticuerpos que le ayudan a protegerse de estas afecciones.
- Es un alimento específico cuya energía y componentes nutritivos se hallan en las proporciones adecuadas para cubrir las necesidades, crecientes conforme pasa el tiempo, del lactante.
- La leche de mujer está a punto en cualquier lugar, la ración siempre es la correcta, se sirve a la temperatura idónea y es fácilmente digerida por el bebé, ya que coagula en grumos finos e iguales que son blandos y se deshacen sin problemas. Además, no se necesita utensilio alguno para que el niño pueda tomar esta leche.
- La composición de la leche materna, variable con el tiempo, se adapta a la evolución de los requerimientos nutritivos del lactante. De esta forma, establece una regulación de su apetito y evita la sobrealimentación que puede inducir a la obesidad infantil.
- Al fluir directamente del pezón a la boca del bebé, está exenta de manipulaciones y libre de posibilidad de contaminación por los gérmenes ambientales.
- Amamantar al bebé es psicológicamente beneficioso para él, porque aumenta y mejora la relación afectiva madre-hijo.
Ventajas para la madre
- La lactancia hace que el útero de la madre se contraiga rápidamente y se reduzcan las hemorragias tras el parto.
- Amamantar produce en el cuerpo de la mujer una hormona que inhibe el desarrollo folicular y la ovulación, y ayuda a que el útero vuelva a su forma y tamaño original.
- Dar el pecho ayuda a las madres a recuperar el peso previo al embarazo porque la grasa almacenada en el cuerpo durante la gestación se convierte en energía para producir la leche.
- Se ahorra tiempo y se evita la tarea de comprar leche maternizada y de preparar biberones.
- Además, la leche materna está siempre disponible y es gratuita.
Problemas que la lactancia puede ocasionar a la madre:
La lactancia materna no presenta ninguna desventaja para la madre, pero ocasionalmente pueden surgir los siguientes problemas:
- Pechos obstruidos: cuando sube la leche, el pecho puede estar duro y trasmitir sensación de incomodidad. Hay que dar el pecho al bebé tan a menudo como sea posible y extraer un poco de leche mediante un extractor o “saca leches” para ablandarlo antes de comenzar la lactancia.
- Pezones inflamados o agrietados: cuando el bebé no ajusta su boca correctamente al pecho, la lactancia puede resultar dolorosa para la madre, ya que los pezones tienden a inflamarse o agrietarse. Las “pezoneras” permiten seguir dando el pecho hasta que los pezones se curan.
- Candidiasis: si los pezones están hinchados, rosados o con picores, o aparecen dolores profundos durante o entre la toma, el bebé o la madre podría padecer candidiasis (infección por cándida). Se debe acudir al pediatra e iniciar tratamiento (tanto la madre como el bebé) durante unas dos semanas. Pasada la infección, se puede continuar dando el pecho.
- Mastitis: si los pechos adquieren color rojizo y se muestran inflamados, calientes al tacto y la mujer tiene fiebre, es muy probable que los pechos estén infectados. Si la madre lo tolera, puede seguir dando el pecho pero debe acudir al pediatra lo antes posible.
Madre lactante: 500 calorías más cada día
La lactancia es, en la vida de la mujer, un periodo más agotador que el propio embarazo y sus necesidades energéticas y nutritivas son muy elevadas (debe ingerir 500 calorías extra cada día debido al esfuerzo metabólico que implica la producción de leche).
Para compensar las pérdidas nutritivas que sufre la madre sólo hay un medio: una alimentación adecuada que se mantendrá mientras dure la lactancia. Esto no significa que se deba comer en exceso, sino que la dieta se adapte a sus nuevas necesidades. Con ello, se evitará que las madres engorden durante esta época (algo habitual) como consecuencia de hábitos alimentarios incorrectos adquiridos durante el embarazo. Conviene controlar periódicamente el peso de la madre lactante, con el fin de elevar o rebajar las calorías de la dieta si el peso disminuye o aumenta. No obstante, en ningún caso se ha de iniciar en este periodo una dieta excesivamente baja en calorías (es decir, menor de 1500 calorías diarias), ya que las demandas nutritivas son muy elevadas. Además, la madre que da el pecho emplea las reservas de grasa acumuladas durante el embarazo para la producción de leche, lo que contribuye, junto con una alimentación adecuada, a recuperar progresivamente el peso previo al embarazo. Una dieta hipocalórica estricta es totalmente desaconsejable porque puede reducir la cantidad de leche producida y conducir a un estado de malnutrición en la madre.
- La alimentación deberá ser lo más variada posible, para que resulte completa y equilibrada.
- Las necesidades de proteínas son el doble que en condiciones normales. Una gran parte deberán ser de origen animal y se dará preferencia a las carnes poco grasas, aves, pescado blanco y azul, huevos, leche y a otros derivados poco grasos.
- Aumentar la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, como cereales (pan, arroz, pasta), patatas y legumbres.
- No variar el aporte de grasas (aceites, mantequilla) ricos en ácidos grasos esenciales y vitamina E.
- Las vitaminas A, D, E, C, B1, B2 y ácido fólico se requieren en mayor cantidad. Por ello, además de carnes y lácteos, ricos en vitaminas B1 y B2, es imprescindible consumir verduras y fruta fresca que aportan beta-carotenos, ácido fólico y vitamina C. Se aconseja que una pieza de fruta al menos sea rica en vitamina C (cítricos, melón, frutas tropicales, fresas¿). También conviene incluir verduras cocidas en combinación con primeros platos o como guarnición de los segundos, para cubrir el aporte de dichas vitaminas y el de la fibra necesaria para la madre.
- Como los lácteos son la principal fuente de calcio y este mineral es componente indispensable de la leche materna y evita la desmineralización de la madre, se deben tomar al menos 3/4 de litro de leche cada día, o bien medio litro de leche y otros lácteos (yogures, cuajadas, quesos poco maduros o fermentados, postres lácteos, purés y cremas elaborados con leche, queso fresco en ensaladas, bechamel…).
- La leche utilizada en la preparación de platos será preferiblemente desnatada. La del desayuno y merienda puede ser entera o semidesnatada, por su aporte de vitaminas A y D.
- Ha de asegurarse un buen aporte de líquidos: zumos, infusiones y sobre todo agua, ya que la leche materna contiene un 85%-90% de agua que se debe reponer.
- Las bebidas alcohólicas están contraindicadas porque la concentración de alcohol en la leche es la misma que la del plasma materno.
- Moderar el consumo de bebidas excitantes (café, té, refrescos con cafeína), evitar el tabaco y algunos fármacos, ya que sus componentes pasan a la leche. Conviene leer bien los prospectos de las medicinas y consultar con el médico antes de tomarlas.
- Excluir de la dieta los alimentos que proporcionen mal sabor a la leche: ajo, cebolla, rábanos, espárragos, col, coliflor, coles de Bruselas, embutidos fuertes y especias en general.
- Madres adolescentes, vegetarianas o con determinadas enfermedades puedemn necesitar una dieta especial. Lo mejor, pedir consejo profesional.
- Desayuno: un zumo de naranja, un vaso de leche semidesnatada y tres tostadas con mantequilla y mermelada
- Almuerzo: 1 yogur, una pieza de fruta de temporada – Comida: un bol de ensalada, verdura cocida con patatas, filete de pollo (120 g) con pimientos, una rebanada de pan de 4 dedos de grosor (40 g) y fruta de temporada
- Merienda: un vaso de leche semidesnatada, 5 galletas tipo María
- Cena: crema de puerro y patata elaborada con leche desnatada, revuelto de huevos con setas y gambas, una rebanada de pan (40 g) y, de postre, cuajada con miel y nueces.