Una menor contaminación, otro criterio de compra
Sin embargo, no todos los automóviles contaminan por igual. De hecho, es posible conocer cuáles son los modelos que contaminan menos y consumen menos combustible, y, por lo tanto, tomar una decisión más ecológica a la hora de adquirir un vehículo.
Desde finales de 2002, los coches nuevos vendidos en España incluyen información acerca del consumo y de la emisión de CO2, gracias a la aplicación de un Real Decreto que incorpora la Directiva europea sobre etiquetado energético. Su objetivo es cumplir el Protocolo de Kyoto, en el que la Unión Europea se comprometió a reducir un 8% las emisiones de CO2 entre 1990 y 2010. Asimismo, la Comisión Europea estudia una nueva normativa, que podría entrar en vigor a mediados de 2008, para disminuir y controlar aún más las emisiones de los nuevos utilitarios.
Desde principios de 2003, los automóviles también llevan una etiqueta que muestra la clasificación por consumo comparativo con otros de su mismo tamaño. En este caso, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), la Asociación de Importadores (ANIACAM) y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) se pusieron de acuerdo para implantar esta normativa de etiquetaje voluntario. Al igual que con otros productos de la UE, como los electrodomésticos, estas “eco-etiquetas” ofrecen una clasificación siguiendo una gama de letras y colores. Así, el color verde y la letra A indican que se está comprando el automóvil más ecológico, con el menor gasto de combustible y que permite el mayor ahorro. En el otro lado se encuentra el color rojo y la letra G, que muestra al automóvil que más consume y por tanto menos ahorra y más daña al medio ambiente.
Los vehículos ‘ecológicos’ suelen costar tener una media de 3.000 euros más, aunque se espera que los precios bajen a medida que sus niveles de venta y fabricación aumenten. No obstante, como su consumo es menor, el conductor se beneficia a la larga de un ahorro en el coste de uso, por lo que finalmente resultan más económicos, y, de paso, más respetuosos con el medio ambiente. Por ejemplo, el Toyota Prius con motor híbrido, mitad gasolina, mitad eléctrico, consume un 40% menos de gasolina que un coche convencional, y la inversión se amortiza de media a partir de los 70.000 kilómetros realizados, según fuentes de Toyota. Además, en la mayoría de los países de la UE, al igual que en muchos estados norteamericanos, estos vehículos cuentan con ayudas para su compra y/o reducción de impuestos. En España, la Junta de Castilla y León subvenciona la diferencia en el precio de compra de automóviles, furgonetas y motocicletas de propulsión híbrida por empresas, particulares, asociaciones sin ánimo de lucro y entidades locales con un importe máximo para 2005 por cada automóvil o furgoneta de 4.800 ¬ y de 1.050 ¬ en el caso de motocicletas. Por su parte, el IDAE proporciona ayudas para la adquisición de vehículos limpios o alternativos para uso en flotas de administraciones públicas o para servicio público.
Los fabricantes son cada vez más conscientes de la importancia en invertir en nuevas tecnologías que permitan la construcción de vehículos eficientes energéticamente, puesto que suponen un ahorro para sus usuarios y, en definitiva, una menor contaminación que también beneficia al medio ambiente. Aseguran que gracias a la mejora en la eficiencia energética, los turismos que venden en la actualidad contaminan alrededor de un 90% menos que los de hace 50 años. Entre las nuevas tecnologías que más parecen convencer a los expertos en automoción, destaca la de los motores híbridos, especialmente útiles para evitar la contaminación de las zonas urbanas. Otras tecnologías que ofrecen buenas perspectivas son las pilas de hidrógeno, que generan una corriente eléctrica de manera limpia; el biocombustible o biodiesel, que se obtiene a partir de productos naturales; o el gas natural.
Las emisiones contaminantes no sólo están relacionadas con la tecnología de los vehículos. Los ciudadanos también pueden adoptar medidas que protejan el medio ambiente cuando conducen, a la vez que se reduce el consumo y se ahorra dinero. La IDAE ofrece una serie de consejos básicos, que pueden resumirse de la siguiente manera:
- Evitar la sobrecarga del vehículo.
- Utilizar el aire acondicionado con moderación, en torno a 23-24º.
- No llevar las ventanillas totalmente abiertas cuando se conduce.
- Consumir gasolina del octanaje establecido por el fabricante y revisar el consumo de carburante periódicamente por si hubiera algún fallo en el vehículo.
- No utilizar el coche para trayectos muy cortos, puesto que se consume más del doble que en carretera.
- Realizar un mantenimiento regular del vehículo, preocupándose especialmente de neumáticos, filtros, aceite, bujías y motor.
- Circular lo más posible en las marchas más largas y a bajas revoluciones, evitar frenazos y aceleraciones innecesarios y moderando la velocidad. Un aumento de velocidad del 20% (pasar por ejemplo de 100 a 120km/h), significa un aumento del 44% en el consumo.
- Apagar el motor en paradas por encima de un minuto.