Una forma más rentable de adquirir un automóvil nuevo
Sólo durante los días 28 y 29 de diciembre del pasado año se computaron 3.533 automatrículas, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) facilitados a la federación de concesionarios (Faconauto), cuando la media mensual ronda las 5.000 unidades, aproximadamente.
Ventajas
- En general, se considera que un vehículo kilómetro cero es aquel que ha pasado hasta cuatro meses en stock después de haberse matriculado. Sin embargo, su garantía tiene la misma duración que la de un coche nuevo y se cuenta siempre a partir de la fecha de matriculación.
- Con la matriculación del vehículo, el concesionario está obligado a bajar su precio, una rebaja que se traduce en casi un 20% menos sobre el precio oficial y que puede suponer un ahorro de entre 2.000 y 3.000 euros. Esto ocurre porque, como está matriculado, el automóvil se considera de segunda mano, pese a ser un vehículo a estrenar.
- Está comprobado que el consumidor que es proclive a la compra de un Kilómetro cero valora el ahorro y es menos emotivo y menos rígido en la definición del vehículo que desea a comprar. Por ello, se muestra más flexible a la hora de adaptarse al color y equipamiento del coche que se le ofrece en ese momento.
- El comprador de uno de estos vehículos puede tener confianza en el uso que se ha dado al coche y la certeza de que el cuentakilómetros no ha sido trucado. Incluso en el caso de que el automóvil hubiera rodado, estaría en buen estado porque sólo es utilizado por directivos de la empresa. Por consiguiente, se trata de vehículos muy bien cuidados, con pocos kilómetros de rodaje y un mantenimiento muy exhaustivo.
- La vida útil de un Kilómetro cero es la misma que la de un coche nuevo porque, o bien tiene poco rodaje o no tiene ningún kilómetro a sus espaldas.
- Los vehículos kilómetro cero permiten acceder a un vehículo de última generación, con más capacidad de seguridad, con los últimos avances tecnológicos y con motores más potentes. Todo ello a un precio más asequible e inferior al de un vehículo nuevo.
- Considerado un bien de segunda mano, la compra de estos coches está amparada por la Ley de Garantías en la Venta de Bienes de Consumo, por lo que el automóvil tiene dos años de garantía. La venta entre particulares no se encuentra dentro del marco jurídico de esta ley, lo que implica que si se compra el vehículo a un particular, sólo se cuenta con un plazo de seis meses para detectar vicios ocultos o defectos del vehículo.
Inconvenientes
- Decidirse por este tipo de vehículo implica conformarse con el kilómetro cero que en ese momento esté a la venta. Generalmente, no hay posibilidad de cambiar el color o el equipamiento, puesto que se encarecería el producto.
- Su valor residual (el valor del automóvil que se obtiene cuando se resta al valor de venta los gastos de reparación en un siniestro) suele ser menor porque, a efectos jurídicos, no es un vehículo nuevo debido a que se compra matriculado.
- La posibilidad de adquirir uno de estos coches se da en oportunidades contadas, generalmente, a mitad y final de año.
- Al comprador se le suelen pedir mayores garantías económicas y se estudia mejor la operación a la hora de financiar el automóvil. Aunque no necesariamente se impone un tipo de interés penalizado, sí se toman más precauciones y se estudia con mucho más detenimiento la operación.
- Algunos anuncios de venta de vehículos kilómetro cero pueden servir para captar clientes indecisos y atraerles hasta el concesionario para luego proponerles la venta de otros vehículos con rebaja. De todas formas, estos automóviles no suelen publicitarse, es preferible que el cliente acuda a un concesionario y pregunte directamente por su existencia.
El fin último de los Kilómetro cero es, por lo tanto, maquillar los resultados y optimizar la cuota de participación de mercado de una marca en momentos puntuales, ya sea para liquidar un stock, al final del ciclo de vida comercial de un modelo o en determinadas circunstancias extraordinarias. Por esta razón, su desaparición impediría que los concesionarios cumplieran sus objetivos y no daría al consumidor la oportunidad de adquirir un vehículo de gama más alta al mismo precio que un vehículo de gama inferior. Se trata de una salida positiva tanto para el concesionario como para el cliente, que es el principal interesado en que esta práctica se mantenga, a pesar de la regresión que ha experimentado en los últimos años por las reticencias de algunos concesionarios. De hecho, hay establecimientos en los que sólo se cede ante esta práctica con mucha prudencia y con una justificación clara o bien ni siquiera se venden Kilómetro cero porque se considera que se defrauda al denominado “buen cliente”, aquél que no busca oportunidades pero ve cómo otros se las llevan.