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Claves para alimentarse bien en primavera
Se puede preparar de víspera unos copos de avena con leche para empezar el día con energía.
Copos de avena. Este cereal contiene avenina, una sustancia de efecto sedante suave. Tonifica y equilibra el sistema nervioso, por lo que ayuda a combatir la ansiedad, la fatiga o astenia, el insomnio y el estrés.
No deben faltar los vegetales propios de la estación.
- Alcachofas. Contienen cinarina, una sustancia ácida que facilita la digestión de las grasas -favorece la función del hígado-, ayuda a reducir los niveles de colesterol y de acción diurética.
- Guisantes. La primavera es la estación idónea para saborear sus pequeños y dulces granos, ricos en ácido fólico o vitamina B9. Un nutriente esencial para prevenir desde la espina bífida -defectos en el desarrollo del tubo neural del feto- y la anemia, hasta determinados tipos de cáncer.
Lo mejor es elegir fruta de temporada, está en su mejor momento.
- Albaricoque. Están en su mejor momento desde la primavera hasta finales de verano. Su abundancia en beta-caroteno o pro vitamina A permite cuidar la salud de la piel coincidiendo con los primeros días de exposición al sol.
- Fresas. Con el consumo de 200 gramos de fresas se cubre el doble de las necesidades diarias de vitamina C con sólo 70 calorías. Pruebe a combinarlas con zumo o leche, para degustarlas sin preocuparse por las calorías.
El dato “30”
Se habla de
Gran parte de los alimentos que más gustan son ricos en grasa. Lo cierto es que la grasa mejora el sabor de la comida y proporciona una sensación muy agradable en la boca, además de ser un nutriente que cumple importantes funciones. Aporta energía, ácidos grasos esenciales -que el organismo no puede producir por sí mismo-, transporta las vitaminas A, D, E y K y facilita su asimilación. Una dieta sin grasa sería incomestible e incompatible con un buen estado de salud, pero su exceso también resulta perjudicial. Por eso hay que moderar su consumo. En este contexto surgen los alimentos con reducido contenido de grasa. Los lácteos desnatados, la margarina light, bollería con menos grasa y un largo etcétera, son alimentos que incluyen a los llamados “sustitutos de grasa”.
Estas sustancias se obtienen a partir de hidratos de carbono -almidón modificado, gomas y fibra vegetal-, proteínas -suero lácteo, leche, huevo o proteína de maíz- y grasas -grasas y aceites como el de soja-. Dos de los sustitutos más destacables, aprobados por la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos -FDA- para su uso en alimentos, son la polidextrosa -se elabora a partir de hidratos de carbono- y la olestra -una seudograsa sin calorías-.
Estas seudograsas permiten potenciar el sabor y simular la textura de las grasas, reduciendo el aporte calórico de muchos productos. Los alimentos con poca grasa son una opción a tener en cuenta para reducir el contenido de grasa global de la dieta. Sin embargo no son indispensables, ya que se puede llevar a cabo una dieta pobre en grasa con alimentos comunes. Además, no por ser light se puede tomar el doble ni compensar su bajo aporte calórico consumiendo mayor cantidad de otros alimentos a lo largo del día.
Menú tipo “Astenia primaveral”
/imgs/20070301/img.alimentacion2.02.jpg Desayuno:
Un vaso de leche con achicoria, avena y muesli, y zumo de naranja.- Comida
Acelgas con garbanzos. Pollo a la hortelana. Pan de cereales y macedonia natural de fresas con kiwi y plátano. - Merienda
Dos tostadas con queso, membrillo y un puñado de frutos secos crudos sin sal. - Cena
Lechuga, aguacate, maíz cocido, zanahoria rallada y cebolla. Tortilla de ajos tiernos y gambas. Pan de cereales y cuajada con miel.
El truco: Incluya infusiones de romero porque esta planta ayuda al organismo a adaptarse mejor a los cambios de estación.
El ABC de la nutrición