Deporte aventura: 93 empresas y 11 especialidades deportivas, a examen

Mucho que mejorar en comodidad y bastante en seguridad

Mochila a cuestas, muchas generaciones de aficionados al deporte inmerso en la naturaleza se han adentrado en la montañas y grupos excursionistas han practicado el senderismo o trekking en todas las épocas
1 julio de 2000
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Mucho que mejorar en comodidad y bastante en seguridad

Descenso de ríos o cañones, parapente, ala delta, puenting o rafting, por citar sólo algunos, se han incorporado a la lista de nuevos deportes y cada año son más los aficionados que se acercan a ellos, casi siempre de la mano de una empresa especializada que ofrece su experiencia y sus monitores.

CONSUMER ha sondeado en qué condiciones se practican estas nuevas modalidades deportivas, hasta qué punto se controlan los factores de riesgo, y la profesionalidad de estas empresas, que operan en un sector que sólo tien e 13 años de existencia. En concreto, se han estudiado 93 empresas que ofrecen en todo el país la posibilidad de practicar submarinismo, parapente, ala delta, caída libre, escalada, descenso de barrancos, piragüismo, rafting, hidrospeed (bajar ríos bravos con un “trineo” acuático de plástico), flysurf (paracaidismo con tabla) y puenting. Un día de ala delta puede costar hasta 15.000 pesetas y una jornada de rafting sale entre 3.500 y 8.000 pesetas. El verano es, como se sabe, la época del año más común para practicar estas modalidades deportivas.

La valoración media de las 93 empresas, en función de las medidas de seguridad que adoptan y de la calidad de las prestaciones y servicios que ofrecen, es de un simple aprobado. Y más de la mitad de ellas reconocen no ofrecer relación contractual alguna a sus clientes, requisito que algunas comunidades autónomas están comenzando a exigir. Si se comparan una a una y globalmente (seguridad y calidad del servicio) las 93 empresas de deporte en la naturaleza analizadas, el 26% suspende y un amplio 30% se queda en un mediocre aprobado. Como buenas se pueden calificar a un 30%, mientras que sólo un 12% de las empresas alcanza el notable. Información sobre la Ficha Técnica del estudio y la metodología empleada: revista.consumer.es

La práctica de estos deportes de aventura parece ligada a la vuelta del ser humano hacia el mundo natural, pero hay otro elemento añadido: la necesidad de “quemar adrenalina” en una sociedad que vive estresada en las grandes urbes. También influyen las imágenes que difunden los medios de comunicación tanto de gestas de deportistas de élite como de otras inciativas aventureras, en las que superar obstáculos es la principal motivación.

La seguridad no está mal, pero debe mejorar

De las 93 empresas, un 36% obtienen un “bien” en seguridad. Suspenden el 16%, mientras que otro 19% se queda con un aprobado y el 27% logra un notable. Donde más pecan es en el control meteorológico (un 6% reconocen no adoptar ninguna medida y un 38% realiza un control muy pobre) a pesar de que algunos accidentes -en el descenso de cañones o en los deportes aéreos, por ejemplo- tienen su origen en motivos metereológicos. Tampoco se prodigan en la exigencia de requisitos a sus clientes para asegurarse de que se encuentran en buenas condicones físicas y sicológicas: un 11% no piden requisito alguno y un 15% lo hacen sólo de forma muy básica.

No se observa una atención preferente a los elementos complementarios del equipo (un 21% apenas portan material extra, como botiquín, aparato de comunicación, brújulas o alimentos energéticos de urgencia). Según la valoración de CONSUMER, la media de todas las empresas suspende en estos tres últimos aspectos. No obstante, los clientes van siempre acompañados por un monitor que cuenta habitualmente (en el 11%, no) con la preparación o titulación necesaria. Por otra parte, todas las empresas dicen contar con un seguro de responsabilidad civil y, algunas han contratado también un seguro de asistencia sanitaria, lo que siempre es deseable. Ya en otro terreno, lo habitual es que las empresas evalúen de algún modo -observándolos o mediante una conversación- si el cliente está preparado para participar tanto a nivel físico como psicológico, pero el 21% de ellas no toman ninguna precaución en este sentido y la mitad no realiza entrenamiento previo a la actividad deportiva.

Sin embargo, se puede calificar de ejemplar el respeto que se demuestra ante el número máximo de clientes o embarcaciones (en el caso de los deportes de agua) que corresponden a cada monitor. Pero también hay excepciones: en escalada deportiva, las empresas que la ofertan quedan sólo rozando el aprobado respecto a los baremos que la Escuela Española de Alta Montaña utiliza en los cursos que imparte. Esta es de una de las pocas prácticas deportivas de riesgo no reguladas por ley, pero este vacío está en proceso de subsanarse: trabajan en ello el Ministerio de Educación y las federaciones autonómicas de Montaña.

Si se comparan entre sí las 11 especialidades, las disposiciones en materia de seguridad que adoptan las empresas reciben una calificación de “mediocre” en ala delta, escalada, flysurf, kayac, puenting, parapente y rafting. Y las otras cuatro (descenso de barrancos, caída libre, hidfrospeed y buceo) quedan mejor paradas, al merecer un “bien”, lo que no obsta para que suspendan en algunos apartados, como el control meteorológico o los complementos que se llevan a la salida.

En general, los parámetros de seguridad menos cuidados son los dos citados y los requisitos exigidos a los clientes. El buceo es el deporte más exigente en cuanto a requisitos para quienes desean practicarlo, seguido por la caída libre. De hecho, son los únicos que aprueban en esta cuestión porque los otros nueve suspenden. Caída libre es el deporte en que más minuciosamente se evalúa si los participantes están preparados para la aventura, seguido del buceo.

Atención al público, demasiado elemental

Estas empresas tienen aún mucho que mejorar si quieren satisfacer a los clientes que entienden que el deporte aventura no está reñido con un poco de comodidad: el 47% de ellas suspende el examen de CONSUMER y un 19% se queda en un simple aprobado. Un dato que mueve a la inquietud es que el 62% de los responsables de las 93 empresas reconoce no ofrecer relación contractual alguna a sus clientes, un requisito que varias comunidades autónomas están comenzando a exigir. Lo máximo que llegan a rubricar (es decir, el compromiso que legalmente suscriben) es un documento en el que el cliente admite tener conciencia y aceptar las condiciones que impone la empresa, desde el pago por adelantado de la actividad asumir que la empresa no se responsabiliza en caso de accidente.

Por otro lado, sólo la mitad de estas empresas organiza actividades para minusválidos. Cambiando de tema, sólo el 8% de ellas deja para otras la realización de cursos de aprendizaje para las actividades que despliegan. El resto ofrece cursos. Un signo de la creciente profesionalización de estas compañias es que dos de cada tres abre sus puertas al público los doce meses del año y casi todas ofrecen a sus clientes el alquiler del equipo que necesitan. Pero la infraestructura dista de ser satisfactoria: sólo el 62% de estas empresas cuenta con una base o instalación acondicionada para la actividad deportiva. Y más de la mitad de esas bases carece de parking, mientras que el 13% no cuenta siquiera con vestuarios ni duchas. El 44% no tiene instalación alguna adaptada a disminuidos físicos y el 17% de estas bases carece de cualquier otro servicio adicional para el cliente, como cafetería o teléfono público.

En este aspecto de la atención al público, los peores deportes son la escalada, el descenso de barrancos y el kayac. Sólo uno, el hidrospeed, consigue un bien, y el resto se quedan en mediocres, si bien el rafting roza el bien. En general, lo peor es la casi inexistencia de contratos (con lo que ello supone de falta de compromiso de estas empresas para con sus clientes) las escasas actividades para disminuidos y la pobreza de las infraestructuras y servicios en los lugares donde se realizan los deportes y en las instalaciones de las empresas allí radicadas. El kayac o piragüismo y el flysurf son los deportes que menos meses al año se pueden disfrutar, frente a la caída libre, el ala delta o el buceo, disponibles todo el año. La actividad en la que más cursos se ofertan es en buceo y la que menos caída libre y kayac. En caída libre es donde más posibilidades encuentran los disminuidos físicos. Lo contrario ocurre en ala delta y puenting. Por otra parte, hydrospeed y ala delta cuentan con una mayor oferta de bases, frente a los deportes relacionados con la montaña: escalada y descenso de barrancos, mal equipados. En caída libre se ha anotado la mayor oferta de parkings. Y donde más contratos se realizan es en las firmas que ofrecen ala delta y donde menos las que organizan piragüismo o kayac.

Precios, enormes diferencias

Resulta difícil de entender la espectacular variación de precios existentes incluso en una misma disciplina deportiva: un día de escalada puede costar, por persona, desde 2.100 hasta 8.000 pesetas, una jornada de parapente, desde 5.000 hasta 11.000 pesetas, y una de ala delta desde 9.000 hasta 15.000 pesetas, siempre según la empresa con la que se contraten los servicios.

El deporte más oneroso es el ala delta, que sale a 11.500 pesetas. Son también caros el parapente (8.000 pesetas) y el rafting, el descenso de barrancos, el hidrospeed y el buceo, todos ellos en torno a las 5.000 pesetas por día y persona. Resaltemos que el tiempo que requiere la realización de cada disciplina deportiva es muy dispar. El puenting es el más barato: 3.000 pesetas de media por día. La lectura práctica de estos datos es que, a la hora de planificar una de estas prácticas deportivas conviene informarse para comparar los precios de varias empresas, pues las diferencias son importantes. Ahora bien, el precio no debe ser el único aspecto a valorar, ya que hay otros elementos esenciales, como la calidad de la propuesta deportiva, la cualificación de los monitores y el trato que dispensan, los seguros con que cuentan las empresas, los cursos que ofrecen, las instalaciones y servicios que acogerán a los deportistas… A buen seguro, algunas empresas ofrecerán prestaciones satisfactorias a precios competitivos. La labor del aficionado a estos deportes es dar con ellas. Muchos usuarios se desplazarán desde su lugares de origen hasta los enclaves naturales en que se realizan estos deportes-aventura, con lo que lo que se crea un gasto extra: locomoción, alojamiento, comida…

Un fin de semana, con apartamento y un par de días de deporte (rafting y descenso de cañones es una combinación muy habitual) puede salir por unas 12.000 pesetas, con monitor y alquiler de los equipos necesarios pero sin incluir viajes, comidas ni otros gastos.

Sin leyes específicas

Aragón está ultimando un decreto que regulará la actividad de las empresas de aventura y turismo activo en esa comunidad autónoma. El decreto excluye las actividades organizadas por asociaciones y federaciones deportivas, y obligará a las empresas a inscribirse en un registro y a ofrecer a los usuarios una información completa y veraz. Deberán, además, suscribir un seguro de responsabilidad civil de 100 millones de pesetas y emplear sólo a titulados oficiales. Cuando el decreto se apruebe, empresa y cliente tendrán que firmar un contrato.

Esta medida cambiará la situación actual del deporte aventura: muy frecuentemente, el primer contacto entre las partes (usuario y empresa) se establece minutos antes de iniciar la actividad y el único documento que existe es la factura. El borrador, que había logrado el acuerdo entre el Gobierno y la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón, formada por 22 compañías, ha sufrido un frenazo al añadirse nuevas normas sobre seguridad y medio ambiente. Este decreto está inspirado en el que se aplica desde 1991, aunque de forma sólo parcial, en Cataluña.

También Galicia y Cantabria cuentan con normas similares. En Galicia, su aplicación supuso la casi desaparición de las empresas dedicadas al turismo de aventura y en Cantabria el decreto tan sólo exige a las empresas que se inscriban en un registro. Encontrarás mucha más información (con la descripción de estas 11 disciplinas deportivas y recomendaciones específicas para cada una de ellas) en: www.consumer-revista.com.

Asistencia sanitaria al accidentado: ayudar, pero con cabeza

Pocos participantes en actividades deportivas en plena naturaleza dudarían a la hora de ofrecer asistencia médica o ayudar durante la evacuación de un enfermo o lesionado, ya fuera un miembro de su grupo o de otro. No hay dudas sobre la obligación ética de asistencia. No obstante, quienes deciden prestar ayuda médica en estas circunstancias adquieren responsabilidades legales bien definidas. Hay una situación legal distinta según los países y, por ello, conviene que quien se ve involucrado en un accidente se informe sobre cómo debe actuar en la zona donde se encuentre. Casi ningún país impone la obligación de ayudar a una persona en apuros. Un montañero puede negarse perfectamente a prestar ayuda a otro que pasa un mal momento, aunque corra riesgo mortal. Las obligaciones de auxilio en la naturaleza son de tipo ético o de costumbres tradicionales, no legales.

Cosa bien distinta ocurre, por ejemplo, en los accidentes de tráfico. Pero sí existe obligación legal de prestar cuidados médicos y otro tipo de asistencia si la persona que puede ayudar ha sido causa, por negligencia, del accidente. En el caso en que se decida prestar asistencia médica – aunque no sea exigida por ley-, conviene comportarse como lo haría una persona normal y prudente en condiciones similares. Porque quien ofrece asistencia a un accidentado puede verse perjudicado por una acusación legal por daños al lesionado, si los daños podían haberse evitado con unos cuidados correctos. Además, ciertas lesiones o enfermedades requieren una atención pormenorizada, una cualificación personal y unos tratamientos más complejos de los que se pueden ofrecer en plena naturaleza y sin utillaje médico. Los aficionados al deporte aventura deben conocer las técnicas de primeros auxilios. Los cuidados requeridos legalmente, de todos modos, son los razonables en las circunstancias que ocurren los problemas. La ley tiene en consideración la situación de la víctima, los riesgos que puede correr la persona que va en su ayuda, el equipo disponible y la condición física del grupo. Ahora bien, aunque ocasionalmente originen alguna causa judicial, es infrecuente que una ayuda voluntaria a un accidentado conlleve problemas legales. Casi nadie denuncia a quien que, en plena naturaleza, ofrece asistencia voluntaria a enfermos o accidentados. Por mucho que, movido por un impulso solidario, quien presta ayuda se equivoque.

Medio ambiente

Debe hallar el equilibrio entre el disfrute de las posibilidades que la naturaleza nos ofrece y su conservación.

Sugerencias: No dejar residuos en la montaña y llevarse los desperdicios. No molestar a la fauna, no hacer más ruido del necesario y respetar la vegetación allí por donde pasemos. Mucha precaución con el riesgo de incendio (cigarros, hornillos… ). No abusemos del coche en la montaña, y respetemos las zonas protegidas. De la naturaleza, sólo nos llevaremos las fotografías y las emociones.

Ante el miedo: Acercarse a la situación de temor en un estado de relajación corporal. Reducir las reacciones negativas mediante la superación progresiva de situaciones semejantes que en principio no susciten tanto miedo. Enfrentarse progresivamente a estímulos crecientes de miedo, manteniendo esa situación hasta que se reduce. Mitigar el miedo con reflexión y procesos de valoración, decisión y clasificación del riesgo. La presencia de una persona relajada genera un efecto tranquilizante. Para reducir la reacción de angustia imagemos un objeto o situación incompatible con el miedo: las sensaciones corporales agradables inhiben el miedo. Sólo educando y tratando el miedo, nos resultará cada vez más familiar, más valorable y regulable en menos tiempo, mediante la repetición de reacciones físicas y mentales similares.

Ante accidentes o lesiones: Lo perfecto sería que, en cada grupo, alguna persona fuera médico, pero en su defecto, conviene que alguien tenga conocimientos sobre: Lesiones de los tejidos blandos, incluyendo la prevención y tratamiento del shock hemorrágico. Prevenir y tratar el shock anafiláctico, sobre todo en las picaduras de insectos. Reconocer y tratar las fracturas. Diagnosticar y tratar las lesiones en la cabeza (incluyendo cuidados y evacuación de los heridos inconscientes) y las torácicas y abdominales. Reconocer la necesidad de reanimación cardiopulmonar y saber cómo se ha de ejecutar, y otro tanto con las lesiones debidas al calor o al frío y el mal de altura. En el botiquín: Eliminar los productos que necesiten una temperatura crítica para su conservación. Decidir racionalmente el volumen y el peso del botiquín. El recipiente será de material resistente y estanco. Incluyamos sólo material de auxilio que pueda utilizar cualquier persona. Los más importantes: dos vendas y varias gasas estériles, un rollo de esparadrapo, sutura autoadhesiva (puntos de pegar), pomada para masaje (las utilizadas para el reuma son adecuadas), pomada antihistamínica (para el tratamiento de picaduras de insectos), pastillas de glucosa, líquido antiséptico de uso tópico (Betadine, Meteolane, Cristalina), tijeras o cutter, mechero y pinzas de depilar.

Para evitar accidentes: Prepararnos física y psicológicamente. Llevar a cabo una alimentación y una higiene correctas. Ser prudentes y evitar excesos de confianza en nosotros mismos. Riesgo, sólo el previsto y calculado: nada de improvisar. Llevar un equipo adecuado y hacer buen uso del mismo. Evitar los días con meteorología adversa y, en lo posible, los terrenos difíciles.

Cuando el herido, por la gravedad de las lesiones, no puede ser socorrido en el momento: Ayudarle a que se acueste en el suelo (sobre mochilas o anoraks para que no se enfríe) intentando que se mueva lo menos posible. Que adopte una postura adecuada (tumbado de lado si está inconsciente), y, después, cubrirlo. Si sangra mucho, comprimir la herida con la prenda más limpia disponible, sujetándola bien pero sin torniquete (tiene más inconvenientes que ventajas). No dejar sólo al herido. Quien vaya en busca de ayuda memorizará el lugar en el que se encuentra el herido para referírselo al grupo de rescate. Señalar la zona con una prenda de vestir de colores vivos u otra señal visible desde el aire. De la manera más rápida (¡pero no tan rápido que provoquemos otro accidente!) lleguemos hasta un teléfono para llamar al 112. Expliquemos con claridad el lugar donde se produjo el accidente, sus circunstancias, el estado del herido y la gravedad de la lesión.

Ficha Técnica

El objetivo de esta investigación era comprobar en qué condiciones se practican los llamados deportes de aventura, hasta qué punto se controlan los factores de riesgo, y la profesionalidad de las empresas que los ofertan. La metodología seguida estaba preparada para averiguar la seguridad que garantizan estas compañía, así como las atenciones que dispensan a los clientes.

Se habló con expertos pertenecientes a las diferentes federaciones deportivas en las que se engloban las actividades escogidas entre toda la oferta existente de deportes de aventura.

CONSUMER ha contactado con las empresas ubicadas en España que ofertan ala delta, escalada, flysurf, kayac, puenting, parapente, rafting, descenso de barrancos, caída libre, hydrospeed y buceo. De las trescientas compañías en funcionamiento que ofertan estas actividades, se han analizado aquellas que además de ofertar estos deportes de aventura, ellas mismas los organizan y los llevan a la práctica, es decir, las que no trabajan como intermediarias.

Entre el 1 y el 10 de junio, los técnicos de CONSUMER se pusieron en contacto telefónico con un total de 93 empresas de deportes de aventura y mantuvieron una conversación con el responsable de cada una de las firmas o una persona autorizada. Las entrevistas se prolongaron, cada una de ellas, entre 25 y 35 minutos. En el transcurso de las mismas se les realizó una encuesta compuesta por una veintena de cuestiones.

Escalada deportiva

La historia de la escalada deportiva está muy ligada a la del alpinismo. Los más puristas no aceptan la escalada deportiva como una evolución del alpinismo tradicional, sino como una modalidad diferente. Del concepto de escalada en el que lo importante era llegar a la cima sin importar cómo, ayudándonos de elementos como escalerillas metálicas, clavos, bota rígida y una serie de materiales aparatosos, se ha pasado al de que lo importante es cómo subir. La escalada es una especialidad de montaña que consiste en evolucionar por paredes verticales o extraplomadas, agarrándose en las protuberancias de la superficie, ya sean salientes, cantos, entrantes, o fisuras, y utilizando diferentes técnicas de agarre, empotramiento, etc. El material utilizado en el desarrollo de una vía de escalada cumple, principalmente, la función de asegurarse en el momento de una caída y para reposar en caso de agotamiento. La escalada deportiva difiere del alpinismo tradicional en este último no necesita elementos artificiales para progresar, pues no se apoya en otro punto que no sea la misma roca. Las zonas más atractivas para realizar la escalada libre vienen determinadas por la orografía y la meteorología. No obstante, a las de más tradición alpinista, como Picos de Europa, Sierra de Gredos, Sierra Nevada o los Pirineos, se suman Monserrat y Tarradets en Cataluña, El Chorro y los Cachorros en Andalucía, Oñati y Santa Bárbara en el País Vasco, Patones en Madrid, Quirós en Asturias o Montanejos en Levante, más un gran número de centros locales en cada comunidad, que hacen de España uno de los paraísos a nivel mundial en este deporte.

Recomendaciones

  • Requiere un amplio conocimiento técnico, en lo que a condiciones meteorológicas se refiere, porque normalmente se desarrolla al aire libre; morfológicas, porque es necesario conocer las modificaciones que sufren algunos elementos orgánicos en la naturaleza; geológicas, por el contacto continuo con paredes de roca de todo tipo; orográficas, para saber acceder a las zonas de escalada; y finalmente de orientación y del material que se debe utilizar.
  • La forma física, equilibrio, flexibilidad y resistencia, son cualidades que se han de potenciar en los entrenamientos antes de iniciar una vía de escalada. Es muy importante conocer las propias limitaciones, tanto física como psíquicamente, ya que la mente juega un papel importante en el planteamiento y ejecución de una ascensión en una pared vertical, al que el cuerpo no está acostumbrado.
  • Con el fin de no almacenar vivencias de miedo en la memoria, se debería volver a escalar inmediatamente después de una caída, siempre que se esté en condiciones de evitar un marcaje emocional negativo.
  • Cuando se acaba una vía de escalada acompañada de vivencias especialmente angustiosas, es recomendable esperar hasta el cese de esta mayor excitación. En caso contrario, puede ocurrir que el miedo que todavía perdura se transfiera sin razón visible a la escalada posterior, lo que motiva a evitarla o bien delimita el rendimiento en la siguiente escalada.
  • Es fundamental trabajar la elasticidad de los músculos y la capacidad de concentración, de la que en algún momento puede depender la propia vida.
  • Hay que ser consciente de que la montaña siempre es más fuerte que el mejor de los escaladores.

Descenso de cañones o barrancos

De la necesidad de acceder a zonas de montaña cada vez más complicadas, ya sea para realizar una ascensión alpina o para la práctica de la espeleología, surgió una nueva forma de penetrar en las hendiduras que forma la tierra. Estas “zanjas” naturales que presenta la orografía de algunas zonas pueden estar formadas por el resquebrajamiento de las masas rocosas o por la erosión que produce el paso del agua durante miles de años. En las zonas glaciares, es fácil encontrar un gran número de estos barrancos por donde fluye el agua. Durante mucho tiempo se estuvo descendiendo barrancos de poca dificultad, de cauces amplios y pequeños saltos de agua, pero la aparición de actividades deportivas como la escalada o la espeleología, hizo necesario perfeccionar la técnica para acceder a estas zonas, o para salir de ellas. Utilizando técnicas de ambos deportes, muchos de aquellos cañones que parecían infranqueables, se convirtieron en descensos divertidos una vez superados los tramos más complicados. El descenso se puede realizar andando, corriendo, nadando o sumergiéndose bajo las aguas de los sifones. La principal zona y la más conocida a nivel internacional es la sierra de Guara (Huesca), que posee infinidad de barrancos con todos los grados de dificultad; pero cada vez es más frecuente ver a especialistas abriendo barrancos por todo el Pirineo, sobre todo en el Pallars Sobirá, como también lo es en La Garrotxa, Tarragona, Castelló, Teruel (Beseit), Mallorca o Tenerife.

Recomendaciones

  • Para iniciarse es importante dirigirse a clubs federados, empresas especializadas o compañías de guías de barrancos que acrediten experiencia.
  • Es imprescindible saber nadar, ya que llevar manguitos limita la movilidad.
  • Tampoco se puede ir con unas bermudas y unas chanclas; es imprescindible un traje de neopreno, debido a las bajas temperaturas del agua, así como una cuerda de gran longitud, unas zapatillas especiales y un casco.
  • Esta actividad no se debe realizar si está previsto que se desencadenen tormentas.
  • No es lo mismo tener una buena lancha neumática que pretender bajar con una colchoneta de las que se utilizan en la playa.
  • La complejidad en los accesos dificulta los escapes o posibles rescates, por lo que es imprescindible un seguro de accidentes o la tarjeta de la Federación Española de Montañismo, previa inscripción en algún club.
  • Hay que hacer gala de precaución y preparación. Para ello, se deben conocer los itinerarios de acceso, posibles escapes, material necesario, dificultades, longitud del recorrido y épocas recomendadas para efectuar el descenso.
  • No se entrará en un cañón si se tiene la certeza de que lloverá ese día o es época de deshielo en barrancos superiores que reciban el agua de la nieve.
  • Nunca se debe iniciar el descenso de barrancos en solitario y sin tener una información previa de su situación actual, además de las condiciones climatológicas. Es importante comunicar a los albergues o autoridades la trayectoria prevista y el tiempo estimado que llevará realizarla.
  • Es necesario conocer el recorrido y sus instalaciones junto con las referencias que proporcione la guía específica de la zona. Y adaptar el material a las necesidades técnicas.

Piragüismo o kayac

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El tripulante se introduce en una abertura de la embarcación denominada bañera, cubierta por un protector de goma que impide la entrada de agua en la nave. Los pies se apoyan en una barra transversal llamada reposapiés, cuya posición es regulable, o bien sobre dos soportes que se mueven por unas guías fijas. La embarcación se impulsa con una pala de doble hoja, distinta dependiendo del escenario donde se utilice, y en ocasiones cuenta con un timón manejado con los pies que resulta de gran utilidad para no ir a la deriva cuando soplan fuertes vientos. La posición normal para el tripulante es ir apoyado sobre sus rodillas impulsándose con una pala de una hoja, que varía de tamaño según la bravura de las aguas. Según el número de tripulantes, la denominación varía: K1, K2 y K4 para el Kayac y C1, C2 o C4 para la canoa, según sean manejadas por uno, dos o cuatro palistas. El material para la práctica del piragüismo lo forman la canoa o kayac, el casco, chaleco salvavidas, traje de neopreno y zapatillas deportivas. Dicho material suele ser facilitado por las empresas organizadoras de esta actividad.. Esta modalidad se desarrolla en el mar y los ríos, pudiendo ser estos últimos de aguas tranquilas o bravas. Las aguas tranquilas son lagos, embalses o canales adaptados, mientras que las bravas se caracterizan por la dureza de los descensos y la fuerza del agua, que encontramos en ríos de alta montaña o de fuerte caudal. En España son numerosos los lugares donde practicar el piragüismo, destacando el río Noguera Pallaresa, el embalse del Ebro y el río Sella, entre otros. El kayac es una de las modalidades piragüistas más espectaculares e innovadoras. Nació en los años 90 como una variante del piragüismo tradicional,y requiere gran habilidad y capacidad técnica del practicante. En un río de aguas bravas, las piedras del fondo producen en algunos tramos corrientes contrapuestas, en las que el piragüista puede permanecer retenido y ejecutar diferentes figuras, como si tratara de cabalgar la corriente en una variante fluvial del rodeo norteamericano. Su plasticidad, el hecho de no ser tan competitiva como otras y la relativa facilidad para topar con las localizaciones, ha propiciado una gran expansión de esta actividad durante los últimos años, en los que pruebas y campeonatos se han multiplicado por 10,, al igual que lo ha hecho el número de aficionados y deportistas que lo practican.

Recomendaciones

  • Antes de decidirse por la práctica de este deporte es aconsejable realizar un curso de iniciación en aguas tranquilas.
  • Es imprescindible saber nadar y desenvolverse bien en el agua.
  • Es necesaria una buena preparación física: el piragüismo requiere resistencia.
  • Es importante salir en compañía de otros piragüistas.

Rafting

No se requieren condiciones físicas especiales, pero sí es conveniente que el deportista guste de las emociones fuertes y sepa disfrutar con las sorpresas y con algún que otro remojón en un paisaje fluvial único. Basta conocer el manejo básico de la embarcación y las características de los ríos que se quiere descender para aventurarse en lugares sin gran riesgo. La época ideal para el rafting es la primavera, cuando los ríos bajan cargados con las aguas del deshielo de las nieves de montaña; para el verano quedan los ríos más caudalosos en los tramos de altura del Pirineo. Después de la 2ª Guerra Mundial, los norteamericanos reutilizaron las embarcaciones neumáticas usadas en los desembarcos para descender por los ríos de aguas bravas de Estados Unidos. Más tarde, en la década de los setenta, los franceses introdujeron en Europa la modalidad de descenso por los ríos de aguas bravas de una manera comercial. A mediados de los ochenta, este deporte se extendió desde Francia hacia países como España, Italia y más tarde Marruecos y Nepal, hasta convertir esta actividad en una práctica usual dentro de los deportes de aventura. En España, en 1985, piragüistas franceses y españoles convirtieron el río Noguera Pallaresa (Lleida) en uno de los más importantes de Europa en estas modalidades. El fenómeno se expandió hacia otras zonas fluviales, como el resto del Pirineo, Asturias, Cantabria y Galicia, hasta el punto de realizarse en circuitos artificiales, como el Parc del Segre en la Seu d’Urgell (Lleida). Gracias a esta modalidad, el público conoce y se interesa por otras actividades de río como el piragüismo o el hidrospeed. El rafting consiste en descender por los rápidos de los ríos tramos de 10 a 35 kilómetros, utilizando una embarcación hinchable de PVC (material muy resistente a golpes y rozaduras) propulsada por la fuerza humana mediante remos monopala. Una vez en el río, todos los componentes del raft forman un equipo coordinado por el monitor que hace de timonel. Esta práctica ya la realizaban antiguamente los madereros que transportaban los troncos por el río, una vez realizada la tala de los árboles; raiers en Cataluña, navateros en Aragón y almadieros en Navarra rememoran en cada lugar, ocasionalmente, este duro trabajo ya desaparecido. Los ríos tienen sus tramos calificados del 1 al 7 dependiendo del grado de dificultad. Hay que tener en cuenta que el río varía de caudal según las estaciones del año, la climatología y la acción del hombre; por tanto, un mismo tramo puede cambiar su grado de dificultad. Los mejores ríos para la práctica de este deporte son el Noguera Pallaresa y Noguera Ribagorcana en Lleida; Cinqueta, Gállego, Esera y Ara en Aragón, Bidasoa, en Navarra; el Deva que transcurre por Asturias y Cantabria, el Miño, Eume y Sil en Galicia, y el Cuadralfeo en Granada.

Recomendaciones

  • Se utilice mono completo o no (el “neopreno”), se calce botas o no, se va a acabar empapado, por lo que es fundamental que no importe demasiado la ropa que se lleve puesta (sobre todo las zapatillas de deporte). Es conveniente dejar ropa seca en el coche o autobús para cambiarse al terminar y no coger una pulmonía, aunque brille el sol.
  • Si lleva reloj, que sea sumergible. No son frecuentes las caídas al río, pero la barca se llena de agua, salpican otras barcas, en los rápidos cubren las olas la embarcación, …
  • Si no gustan las emociones fuertes, evitar la época del deshielo, la primavera.

Unos consejos prácticos

Hydrospeed

Como todas las actividades de río, el hydrospeed nace de la necesidad de descender por los ríos con la máxima seguridad, rapidez y simplicidad. Nació en Estados Unidos a mediados de los setenta, cuando unos amantes del surf bajaron por primera vez en sus tablas por los rápidos de los ríos más bravos. La posición más cómoda y segura fue la de estirarse sobre sus tablas y dejarse llevar por la corriente. Pronto se cambiaron las tablas por pequeños trineos acuáticos. El hydrospeed se practica en los ríos de aguas bravas, aprovechando las corrientes que crea el desnivel orográfico. El deportista se estira sobre una especie de trineo acuático de plástico polietileno o de material inflable. Las manos cogen fuertemente los dos soportes para poder apoyar sobre el trineo los brazos, el tórax y los abdominales, aunque queda fuera de este habitáculo las caderas; de esta manera, las piernas pueden propulsar la pequeña embarcación mediante unas aletas que se lleva en los pies. Un traje de neopreno con rodilleras incorporadas, protege del frío y de los golpes con los obstáculos que están bajo el agua. Las zonas donde se practica coinciden con las del rafting y el kayac.

Recomendaciones

  • Es importante conocer el medio, saber leer el río y las contracorrientes. Es más delicado que el rafting o el kayac, ya que el punto de visión queda más bajo, junto al nivel del agua.
  • Al tener medio cuerpo sumergido en el agua, es necesario ir con sumo cuidado con los obstáculos.
  • Requiere una buena preparación física, ya que se deben estar accionando las aletas en todo momento para propulsarse, sobre todo en la zona de rápidos.

Parapente

El descenso por resistencia se sustituyó por un vuelo más controlado y sujeto a las fuerzas aerodinámicas. En 1978, dos expertos paracaidistas decidieron desplegar sus paracaídas sobre las laderas del monte Mieussy, en los Alpes franceses, y confiando en el índice de planeo 3 – 1 (cada 3 metros horizontales se desciende 1 metro vertical), despegaron ladera abajo sin ningún problema. Desde ese preciso instante, paracaidistas de todo el mundo, montañeros y gente inquieta, empezaron a volar desde cualquier ladera que tuviese las características idóneas. En 1986, el parapente llegó a España de la mano de las escuelas de paracaidismo o de montaña, y creó su propia federación a mediados de 1988. La palabra parapente viene del francés y su traducción literal sería paracaídas de pendiente. Es un planeador dirigible muy ligero, semirrígido, de fácil manejo y con la particularidad de que se monta en el instante previo de iniciar el vuelo. Es de material textil (rip stop), resistente a las abrasiones y desgarros; el aire entre por la parte delantera (borde de ataque) e infla el interior de las dos telas, superior (extrados) e inferior (intrados) Los 35 ó 40 metros cuadrados de tela actúan como el ala de un avión y tiran del piloto hacia arriba, mediante unos hilos (líneas de sustentación) que, conectadas a las bandas delanteras y traseras, sujetan la silla de pilotaje. De la parte trasera (borde de fuga) salen los mandos de pilotaje.

La simplicidad del material, su fácil manejo y la accesibilidad a la zona de vuelo, hace que sea uno de los deportes aéreos más accesibles y populares. La península ibérica es idónea para la práctica del vuelo libre, por su orografía y su clima. Por zonas, en la correspondiente al centro de la península hay que destacar La Muela, en Castilla – León las localidades de Piedrahíta y Valladolid, mientras que en Castilla – La Mancha se debe resaltar Albacete y Caracenilla. En el norte los lugares ideales para el vuelo libre son Castejón de Sos, en el Pirineo Aragonés, así como las localidades catalanas de Berga, Ager, Monstseny, Cingles del Bertí y Girona. En Asturias, Gamoniteiro y en Cantabria, Santander y Picos de Europa. También son de obligada mención Ourense y Vigo. Y las zonas andaluzas de Sierra Nevada, Algodonales y las sierras de Grazalema, Tejeda y Almijara. En Murcia, Lorca y Mar Menor, además de las tierras levantinas de Castellón y Crevillente.

Recomendaciones

  • Para practicarlo es ideal un terreno relativamente montañoso, como una sierra baja, desde cuyas cumbres iniciar el ascenso y recorrido con la dirección del viento.
  • Es necesario que el clima sea estable y que las corrientes favorezcan la maniobrabilidad.
  • Conviene aprender a volar en una escuela de parapente reconocida por la Federación Española de Aeronáutica.
  • Es recomendable proseguir la formación en compañía de pilotos con experiencia mediante la afiliación a algún club o efectuando los cursos de perfeccionamiento de la escuela.
  • Si se va a volar a nuevas zonas hay que pedir consejo a los pilotos locales.
  • Un buen piloto no es el que sabe salir airoso de situaciones comprometidas, sino el que sabe prevenirlas.
  • Nunca hay que dejar de observar la naturaleza y de estudiar aerodinámica y aerología.
  • Se debe cuidar el entorno natural y preservar los legítimos intereses de agricultores, ganaderos y propietarios de las zonas que se visitan.
  • Hay que saber renunciar. Hay días maravillosos para realizar cualquier actividad al aire libre menos volar.

Ala delta

El ala delta, al igual que el parapente, vuela por efecto de la fuerza aerodinámica y utiliza las corrientes de aire ascendentes para mantener el máximo tiempo posible de vuelo y recorrer así la mayor distancia. La relación de planeo de un ala delta es de cada diez metros horizontales un descenso de un metro vertica. Su velocidad es muy superior a la del parapente. Los hombres- pájaro de hoy llevan ya alas con una fineza de 10 puntos, los materiales son Kevlar, Zycral y fibra de carbono, para volar a una velocidad de hasta 100 km por hora. Como sistema de seguro, el deltista cuenta con uno o dos paracaídas que permitirán una escapatoria en caso de un fallo fatal en el ala. Lleva además, altímetro, variómetro, brújula, radio, va tumbado, metido en un saco que lo protege del viento y puede pasarse el día en el aire, desde el alba hasta el atardecer. Es un verdadero piloto de navegación aérea que ha de conocer a las mil maravillas el viento y sus dinámicas. El timón para el vuelo es una barra triangular que hace un cuerpo con la estructura portante del ala y en cuyo centro viaja suspendido el piloto. Este triángulo se desplaza a la derecha, a la izquierda, hacia delante o hacia atrás para girar a la izquierda o a la derecha, subir o bajar, en maniobras que exigen una gran sensibilidad.

En el País Vasco existen 15 clubes para la práctica de este deporte aéreo y varias escuelas que ayudan a iniciarse. Las laderas de excepción en las tierras vascas son las de Orduña y Sopelana en Vizcaya y la cima de Elomendi (Higa de Monreal) y el Perdón, de Navarra. La definición de vuelo libre implica el uso de un planeador que puede ser transportado por el propio piloto y con el que se puede despegar mediante carrera. Lo que hoy se conoce como ala delta, un ingenio volador, fiable y de alto rendimiento tuvo su más inmediato antecedente en las alas “Rogallo”, concebidas por el ingeniero norteamericano Francis Rogallo en la década de los cuarenta. La Federación Aeronáutica Internacional (FAI) tiene certificados los siguientes récords mundiales: la mayor distancia recorrida en línea recta es de 495 kilómetros y fue protagonizada por Larry Tudor el 1 de julio de 1994. La mayor velocidad en un recorrido de ida y vuelta de 100 kilómetros se ha contabilizado en 75,73 Kilómetros por hora. Tomas Suchanek fue el artífice de este récord el 9 de enero de 1998. Por último, Larry Tudor vuelve a ser quien obtiene otra marca aún no superada por nadie el 4 de agosto de 1985: la mayor altura alcanzada con 4.343 metros. Los récords de permanencia en vuelo no son homologados por la Federación. No obstante, se han conseguido vuelos de más de 24 horas continuadas en el aire.

Recomendaciones

  • Revisar el ala y el equipo antes de cada vuelo
  • Verificar condiciones del viento -dirección e intensidad- y del terreno -obstáculos y pendiente- así como informarse del pronóstico meteorológico local.
  • Utilizar siempre prendas de protección -casco, guantes, botas, … – y volar siempre en buenas condiciones físicas.
  • Hacer un plan de vuelo antes de despegar y seguirlo durante el mismo.
  • No ir a volar nunca solo.
  • Cuando vuelen varias alas al mismo tiempo, extremar las precauciones manteniendo una distancia mínima de seguridad.
  • Revisar periódicamente de forma exhaustiva el ala y siempre después de un golpe o incidencia importante.
  • En caso de duda, no volar: hay que recordar que siempre es mejor estar en tierra queriendo estar en el aire, que estar en el aire queriendo estar en tierra.

El Flysurf

Es un ejemplo de evolución de las técnicas deportivas, una aérea y otra náutica. La utilización de una vela en forma de parapente de arrastre, que se configuraba con la fuerza del aire produjo un aumento del uso de las cometas triangulares para realizar acrobacias. Más tarde, las cometas rectangulares simples o con ventanas añadieron la forma aerodinámica a la práctica del windsurf; todo esto dio como resultado el nacimiento de un nuevo deporte a finales del siglo XX. A mediados de los 80, un grupo de windsurfistas experimentaron estas nuevas cometas rectangulares y se dejaron arrastrar sobre sus tablas de surf. Dos windsurfistas, Rafael Selles y Manu Bertin, dejaron el mástil y la botavara para hacer surf impulsados por una cometa. Desde este momento y hasta nuestros días se han vendido miles de cometas y tablas de surf junto a material específico. Se ha creado la primera escuela de flysurf (el Ventilador), donde se imparten cursos. El flysurf es un deporte acuático y semiaéreo, se desarrolla sobre el mar o el lago, y utiliza el aire para propulsarse. El viento mínimo para progresar es de fuerza 2, te arrastra desde arriba, a unos 35 metros de altura, punto en el que la vela tira con fuerza. La posición de la vela con respecto a la zona de máxima fuerza del viento proporcionará una mayor velocidad y la potencia necesaria para navegar, virar y saltar con más rapidez que cualquier embarcación a vela conocida. Se puede practicar todo el año. Todo el litoral es zona adecuada para llevarlo a la práctica, además de lagos y pantanos. Las playas de Australia (Margaret River) son uno de los destinos mundiales más citados.

Recomendaciones

  • Para iniciarse en este deporte lo mejor es ir conociendo las dos técnicas por separado. Primero controlar el sistema de vuelo de las cometas, sentir la fuerza de tracción, el impulso del viento, hasta llegar a poder realizar pequeños saltos, y algunos vuelos. Cuando tengamos dominado el sistema de tracción ya podremos iniciarnos en el control de la tabla con una mano y la cometa en la otra, hasta subir y deslizarnos sobre el agua propulsados por el viento.
  • No es necesario empezar por el surf o el windsurf, pero el que tenga conocimientos de estos dos deportes acuáticos tendrá conocimientos de la técnica sobre una tabla, navegación y sobre todo el respeto que se merece el mar en cualquier condición.
  • Hay que familiarizarse con los tipos de viento y saber qué cometa utilizar. Conviene iniciarse en las cometas tradicionales y continuar con las de tracción, más técnicas y sofisticadas.

Caida libre

Desde la 2ª Guerra Mundial, el paracaidismo militar ha evolucionado hacia un concepto más deportivo y dinámico, y se ha pasado de saltar entre 1.000 a 2.000 metros de altura en “automático” a hacerlo desde mucha más altura con el sistema de “caída libre”. En 1965 la necesidad de recuperar las cápsulas espaciales sin que el impacto con la tierra fuera desastroso para el material y los tripulantes, hizo que la NASA diseñara un nuevo sistema de paracaídas planeadores. Una década más tarde, los paracaidistas circulares dejaron paso a los rectangulares tipo “Parafoil”. El concepto de reducir la velocidad de caída por resistencia se cambió por el control de la velocidad y direccionalidad, que se ve afectada por la fuerza aerodinámica. Este nuevo concepto de volar y no caer ofrecía la posibilidad de realizar múltiples acrobacias, tanto con el paracaídas abierto como en caída libre.

El paracaidismo tradicional consiste en saltar de una aeronave desde una altura determinada; la caída se frena mediante un pedazo de tela denominada “campana”, muy resistente y ligera. Se trata de una tela trenzada de tal manera que si existe un desgarro no tiende a agrandarse. Las campanas pueden ser circulares, en forma de media naranja, o rectangulares, como si de un ala de planeador se tratara. La campana está unida a un arnés mediante unos hilos o cordinos. El sistema de apertura determina dos modalidades de salto. Los saltos denominados en automático son los que requieren una preparación teórico-práctica menos compleja. Consiste en saltar con un paracaídas que se abre automáticamente en el momento de caer al vacío, por el efecto de una cinta extractora que va unida a una pieza del interior de la rampa de salida del avión. La caída es mínima, unos dos o tres metros, mientras se abre la campana. El descenso está retenido por el paracaídas y lo podemos dirigir. Los saltos en manual se realizan saltando del avión a más altura para tener tiempo suficiente para abrir el paracaídas. Esta técnica se utiliza para la caída libre, ya que se puede abrir el paracaídas manualmente a 800 o 1.000 metros del suelo, después de descender 3.000 metros en caída libre, que en este tiempo viene a suponer entre cuarenta y cincuenta segundos. Con la campana rectangular el pilotaje es similar al del parapente, con maniobras mucho más violentas, giros con mucha inercia y una senda de planeo mucho menor; por cada dos metros que avanzamos horizontalmente, bajamos uno verticalmente. Los aterrizajes son también más precisos. En España, este deporte ha estado ligado a aeródromos militares, por lo que se ha practicado en los acuartelamientos. Aún así, el principal centro de paracaidismo a nivel internacional se encuentra en Empuriabrava, cerca de Roses, en la provincia de Girona.

Recomendaciones

  • Para las personas que van a iniciarse en la caída libre se les recomienda comenzar con un curso preparatorio de “salto tandem”. Consiste en realizar un salto de 4.000 metros con una duración de unos cincuenta segundos en el cual el pasajero lleva un arnés y va enganchado al instructor. Este salto tiene como finalidad comprobar si la caída libre realmente le va a gustar o no.
  • Es bastante habitual en este tipo de saltos que haya participantes a los que se lo “han regalado” y son estas personas las que con más frecuencia se echan para atrás porque realmente no están mentalizadas o no están seguras de que les guste.

Buceo y tabla comparativa

El descubrimiento del mundo submarino o la sensación de estar “planeando” tranquilamente a treinta metros de profundidad en aguas cristalinas siempre ha atraído al hombre. Algunos prefieren un poco más de riesgo, disfrutando junto a los tiburones martillo, otros gozan fotografiando todo el colorido de los corales. Hay dos formas de buceo deportivo: el buceo a pulmón libre con snorkel (tubo respirador) y el buceo con escafandra autónoma. Esta última modalidad está basada en el sistema SCUBA, que permite al buceador respirar bajo el agua a mayor profundidad y durante más tiempo, aunque estos dos factores son los que marcan, en parte, el grado de dificultad de la inmersión El equipo necesario para realizar una inmersión consta de traje de neopreno (dependiendo de la época del año y del lugar donde se bucee habrá que tener en cuenta el grosor), aletas, cinturón con pesos, chaleco para facilitar la inmersión, gafas, botellas de aire y un regulador que suministra el aire al buceador.

Además, hace falta un profundímetro, un finímetro (para saber cuánto aire nos queda) y un reloj sumergible. Estos tres aparatos pueden ser sustituidos por un ordenador de inmersión. La mayoría de las organizaciones que ofrecen titulaciones imparten cursos “rápidos” para introducir al inexperto, de una duración media de entre cinco y siete días, dependiendo de la climatología y la zona geográfica donde se desarrollen. Se enseña a manejarse en las profundidades, vaciar la máscara dentro del agua, consumir la menor cantidad de aire y compartir el aire de las botellas con los compañeros, entre otras cosas. También existe la opción de realizar una única inmersión con el instructor, en cuyo caso no hace falta tener ningún tipo de preparación especial. Las organizaciones que ofrecen titulaciones y tienen sede o delegación en España son: FEDAS (Federación Española de Actividades Subacuáticas), BSAC (Asociación Británica de Buceo), PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo de Estados Unidos), ACUC y SSI (norteamericanas), FFESSM (francesa) y VDST (alemana). El buceo es un deporte que todas las personas pueden practicar. Basta con hacerse un chequeo médico y descartar cualquier problema que impida sumergirse en el mar.

Actualmente en España hay unas 50.000 personas con la titulación necesaria para practicar este deporte. Bucear es positivo para luchar contra el estrés y resulta saludable para los pulmones de los fumadores, para la circulación periférica de las mujeres, para personas con sobrepeso – es un deporte que pueden practicar sin problemas -, y para quienes sufren discapacidad física. En Estados Unidos, los hospitales lo recomiendan como terapia para niños. En España hay que tener más de 14 años para obtener el título básico. Ver a un mero en una grieta, a las gorgonias mecerse en las tenues corrientes submarinas, por ejemplo, ayudará a estos niños a tener una mejor comprensión de su entorno y a ser más respetuosos con los océanos y su fauna y flora.

Recomendaciones

  • Es imprescindible iniciarse con buenos instructores y hacerlo con equipos adecuados en lugares donde las aguas sean limpias, transparentes y no haya grandes corrientes. De esa manera, disfrutar de la nueva y transparente dimensión marina está garantizado.
  • El traje debe ajustarse perfectamente al cuerpo, y las aletas deben ser las adecuadas según la estatura.
  • Gafas y tubo deben estar perfectamente limpios y la embocadura ha de ser cómoda.
  • Se puede practicar en un club de buceo, pero conviene asegurarse de que sus servicios incluyan embarcación, traslado en vehículo, duchas, almacenaje del equipo y estación de carga.
  • Es obligatorio bucear siempre en un grupo mínimo de dos personas.
  • No se debe tratar de sobrepasar la profundidad permitida por la titulación que se posee.