Artritis reumatoide

El diagnóstico precoz, lo mejor para combatirla

Entre las más de doscientas enfermedades reumáticas, destaca la artritis reumatoide, una de las más severas
1 noviembre de 2002
Img salud listado 199

El diagnóstico precoz, lo mejor para combatirla

El 14% del total de las bajas laborales de nuestro país se deben a enfermedades reumáticas, según la Sociedad Española de Reumatología. Sólo las afecciones respiratorias motivan más bajas, pero las reumáticas ocupan el primer lugar en número de días de trabajo perdidos. Dolor e incapacidad son los síntomas más graves de las dolencias reumáticas, que tienen el dudoso honor de ser consideradas como las enfermedades con peor calidad de vida para quienes las padecen.

Error de concepto

Hay una gran confusión en torno el término “reuma”, que se utiliza para englobar cualquier tipo de dolor muscular, óseo y articular, sea cual sea su origen y causa. A menudo incluso se usa para referirse a dolores ocasionados por estados de tensión, estrés, malas posturas, frío, humedad o malestares asociados a enfermedades infecciosas como la gripe, las anginas, la fiebre tifoidea, etc., que nada tiene que ver con las dolencias reumáticas.

Los tratamientos mitigan el problema pero no se consigue la cura definitiva

Pero en realidad no hay una única enfermedad reumática, sino más de doscientas dolencias distintas, cada una de ellas con sus manifestaciones y tratamientos diferentes. Las más conocidas y frecuentes son la artrosis, que padecen cerca de dos millones de personas y se produce por el desgaste del cartílago; la artritis reumatoide, que se manifiesta con la inflamación de las articulaciones, y la osteoporosis, con dos millones y medio de afectados, la mayoría mujeres a partir de la menopausia.

El diagnóstico precoz, clave

Ante la presencia de dolores articulares o musculares de larga duración, deviene fundamental establecer el diagnóstico lo más precozmente posible, para así instaurar la terapia adecuada con la mayor celeridad. Aunque las enfermedades reumáticas no se curan, mediante los tratamientos se consiguen remisiones importantes y, en muchos casos, aunque el paciente continúa con la dolencia, apenas sufre síntomas.

Las enfermedades reumáticas obedecen a distintas causas:

  • Degenerativas, la más frecuente la artrosis.
  • Metabólicas, como el caso de la gota.
  • Inmunológicas, cada vez es más conocida la asociación entre alteraciones inmunológicas y enfermedades reumáticas.
  • Infecciosas, el ejemplo más claro es el de la fiebre reumática.
  • Inflamatorias, producidas por la inflamación de las articulaciones sin que haya una causa conocida clara, como es el caso de la artritis reumatoide, y que es el prototipo de enfermedad reumática inflamatoria y de la que nos ocuparemos a continuación.

Artritis reumatoide

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria de causa desconocida, que afecta fundamentalmente a las articulaciones -preferentemente de manos, rodillas, columna cervical- y con participación del sistema inmunológico. Se trata de una enfermedad de evolución crónica, con curso y duración variables, que además se acompaña de otros síntomas extra-articulares. En la fase final de la artritis reumatoide las articulaciones se deforman y se pierde la capacidad de llevar a cabo acciones cotidianas. Se estima que entre el 1% y el 2% de la población padece artritis reumatoide, es, por tanto, una enfermedad muy frecuente. Las mujeres la sufren más que los hombres, en una proporción de tres a uno, y se inicia preferentemente entre los 25 y los 50 años, si bien su prevalencia aumenta con la edad y entre los mayores de 65 años llega a ser del 12%. No tiene predilección por raza alguna, ni relación con áreas geográficas o condiciones climáticas. Nos encontramos, por tanto, ante una afección universal.

Cabe señalar que una forma artritis que aparece a edades muy tempranas y que se ha denominado de diversas formas, como artritis reumatoide juvenil o artritis crónica juvenil, una forma de artritis en los niños que ofrece muchas variantes, con un proceso distinto del adulto y que sería más correcto denominar artritis idiopática juvenil, que requiere un diagnóstico lo más precoz posible para establecer el tratamiento oportuno.

Causa desconocida

Desde hace más de medio siglo se intenta identificar alguna bacteria o virus que sea el causante, pero no se ha demostrado que un agente infeccioso intervenga en la enfermedad. Se sabe que, dentro del proceso inflamatorio de caracteriza la artritis reumatoide, participa el sistema inmunológico. La inflamación de la sinovia, membrana que recubre las articulaciones por dentro y que segrega el líquido que lubrica las superficies articulares, caracteriza a la enfermedad. Esta membrana sinovial sufre un proceso inflamatorio y como consecuencia se forma un tejido de granulación llamado pannus, que invade la articulación y afecta al cartílago, ligamentos, tendones y estructuras óseas. Paulatinamente se va destruyendo y deformando la articulación. A la larga, además de la sintomatología, en ocasiones muy dolorosa, aparecen la incapacidad funcional y se pierde movilidad articular. El síntoma más habitual es la rigidez matutina de las articulaciones afectadas, especialmente de las manos, que se prolonga al menos una hora y desaparece de forma espontánea.

Tratamiento

Ante la sospecha de que se padece la enfermedad hay que efectuar un estudio radiográfico y un análisis de sangre con determinaciones de inmunoglobulinas, factores reumatoideos y autoanticuerpos. Es fundamental realizar el diagnóstico correcto lo más pronto posible para establecer rápidamente el tratamiento y frenar en la medida de lo posible el avance de la enfermedad.

La evolución de la enfermedad es muy variable, con épocas más llevaderas que alternan con otras de sintomatología florida en forma de brotes. El tratamiento tiene como finalidad aliviar el dolor, disminuir la inflamación articular y, lo más importante, mantener o restablecer la función articular y prevenir la destrucción ósea y del cartílago. El tratamiento debe ser individualizado, pues en cada paciente las manifestaciones de la enfermedad son distintas.

El tratamiento sintomático para controlar la inflamación y el dolor se realiza mediante antiinflamatorios. El tratamiento específico, a base de cloroquinas, sales de oro, metotrexate, sulfasalazina y otros fármacos, presenta riesgos y beneficios y debe ser siempre administrado bajo control especializado. Resultan imprescindibles las medidas para preservar la función e integridad articular y del sistema músculo-esquelético en general. La fisioterapia y la rehabilitación constituyen dos interesantes opciones. Algunos especialistas recomiendan realizar actividades acuáticas terapéuticas, ejercicios en el agua practicados en una piscina climatizada, adecuados no sólo para la artritis reumatoide sino para todas las enfermedades reumáticas.

  • Artritis de más de tres o más zonas articulares: las más afectadas son rodillas, codos, hombros y tobillos.
  • Artritis simétrica, es decir, afectación simultánea de las mismas zonas en las dos mitades corporales.
  • Artritis de las manos. Con el paso del tiempo las manos se van deformando, los músculos se van atrofiando y, al final, la anquilosis (pérdida total de la movilidad) de las articulaciones es el resultado en los casos más graves.

Pero además de estas manifestaciones articulares, hay otras extra-articulares:

  • Los nódulos reumatoideos, presentes en el 25% de los casos, son nódulos situados debajo de la piel sobre prominencias óseas.
  • La afectación cardiaca en forma de pericarditis se da en el 30-40% de los casos.
  • A nivel pulmonar puede haber pleuritis, fibrosis pulmonar, obstrucción de las vías aéreas, nódulos pulmonares.
  • También los ojos pueden afectarse y aparece la inflamación de la cornea y de la conjuntivitis (queratoconjuntivitis seca)