Residuos nucleares: ¿qué hacer con ellos?

El confinamiento, única solución de momento

Su almacenaje es una de las cuestiones que más enfrentamientos provoca por el peligro de fugas radiactivas
1 marzo de 2004
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El confinamiento, única solución de momento

Los residuos nucleares o radiactivos son material de desecho generado en el ciclo nuclear, que comienza con la propia extracción del mineral (uranio) utilizado en las centrales nucleares. En España esta basura atómica, contaminada con elementos radiactivos en concentraciones superiores a las establecidas por las autoridades, proviene de nueve centrales nucleares que producen el 33% de la electricidad del país y de cerca de 600 hospitales y centros de investigación. En total, algo más de 2.000 toneladas anuales de residuos. Los de baja y media actividad, procedentes de aplicaciones no energéticas, se almacenan en el vertedero nuclear de El Cabril (Córdoba), mientras que los de alta altividad, generados en las centrales nucleares, se confinan en piscinas especiales subterráneas que hay en las propias centrales. Es precisamente su almacenaje una de las cuestiones que más enfrentamientos provoca entre los partidarios de la energía nuclear y los contrarios a ésta, por el peligro que puede representar una fuga radiactiva.

¿De dónde proceden los residuos nucleares?

  • De aplicaciones energéticas en las centrales nucleares. El mayor volumen de residuos radiactivos se produce en las etapas por las que pasa el combustible nuclear para producir energía eléctrica y en el desmantelamiento de las centrales nucleares. Todos estos residuos suponen alrededor del 95% de la producción total.
  • De aplicaciones no energéticas. Derivan del uso de los isótopos radiactivos, fundamentalmente en tres tipos de actividades: investigación, medicina e industria.
    El volumen de residuos radiactivos que generan es inferior al 10%, sin que esto signifique que su gestión deba ser menos rigurosa.

Clasificación de los residuos nucleares

Para clasificar los residuos radiactivos se puede atender a diversos criterios, como su estado físico (sólidos, líquidos y gaseosos), tipo de radiación emitida (alfa, beta, gamma), contenido en radiactividad, periodo de semidesintegración de los radionucleidos que contiene, generación de calor, etc. Desde el punto de vista de su gestión, en España actualmente, los residuos radiactivos se clasifican en:

  • Residuos de baja y media actividad
    • Tienen actividad específica baja
    • No generan calor
    • Contienen radionucleidos emisores beta-gamma con periodos de semidesintegración inferiores a 30 años (lo que quiere decir que reducen su actividad a menos de la milésima parte en un periodo máximo de 300 años).
    • Se almacenan en el vertedero nuclear de El Cabril (Córdoba).
  • Residuos de alta actividad
    • Los radionucleidos contenidos en los residuos de alta actividad tienen un periodo de semidesintegración superior a 30 años.
    • Contienen radionucleidos emisores alfa, gamma y beta de vida larga en concentraciones apreciables.
    • Pueden desprenden calor.
    • En España se confinan en piscinas especiales subterráneas que hay en las propias centrales nucleares.

Otra forma de clasificarlos es basándonos a su peligrosidad, normalmente un residuo es más peligroso cuanto mayor sea su vida media.

Almacenamiento

El principio que sigue el almacenamiento de residuos es aislarlos del entorno humano, interponiendo entre ellos y los seres vivos un sistema de barreras que impida su retorno para siempre, o que minimice los riesgos a un valor prácticamente nulo en el caso de fuga. Este proceso se denomina confinamiento. Con independencia de los avances científicos que permitan, en el futuro, desarrollar tecnologías capaces de eliminar o disminuir la radiotoxicidad de estos residuos, actualmente está admitida y tipificada internacionalmente la estrategia a seguir para el almacenamiento final de los residuos radiactivos, es decir, para su confinamiento definitivo. El peligro a evitar es que el agua de lluvia o el agua subterránea entre en contacto con los residuos radiactivos, y posteriormente disuelva alguno de los radionucleidos presentes y los transportara al entorno humano, con el consiguiente peligro que esto supondría.

¿Qué es la radiactividad?

Se trata de una energía que emiten ciertos cuerpos, sea espontáneamente (radiactividad natural) o provocada por una intervención externa (radiactividad artificial). La radiación que emanan los materiales radiactivos puede dañar los organismos vivos. El daño producido al cuerpo humano por todo tipo de radiaciones se mide con una magnitud denominada dosis de radiación. Un sievert (Sv) es la unidad que mide esa dosis de radiación. Un nivel no nocivo de radiación sobre un individuo puede ser 2 ó 3 milisieverts. Exponer a un cuerpo entero a un nivel de 3 a 5 sieverts le causaría la muerte. En tratamientos de radioterapia -que consiste en radiar un tejido o tumor para destruirlo- se irradian dosis muy superiores que pueden incluso alcanzar los 70-80 sieverts. Al ser acciones muy localizadas sobre zonas concretas del cuerpo los pacientes no sufren las consecuencias de la radiación.

El Cabril, el cementerio nuclear español

El único cementerio nuclear español acondicionado para albergar materiales de baja y media actividad (con una vida máxima de 300 años) está situado a 80 kilómetros de Córdoba, en pleno corazón de Sierra Morena. Construido en 1992, El Cabril almacena más de 16.000 metros cúbicos de basura nuclear (el 28% de su capacidad). Funcionan 36 puntos de control del aire, el agua y vegetación. Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), que gestiona los residuos nucleares en España, asegura que no hay emisiones al exterior. En 1996 el Tribunal Superior de Madrid declaró que allí se habían almacenado desechos de las centrales nucleares sin tener la licencia necesaria. Las estructuras de almacenamiento están concebidas para afrontar un terremoto de 7,5 grados y los residuos son recuperables si surgiera un método más seguro.

¿Qué se puede hacer con los residuos?

En estos momentos hay tres métodos de gestión de residuos:

  • Ciclo abierto: se considera a los combustibles gastados, procedentes de los reactores nucleares, como residuos de radiactividad alta. Por ello se almacenan definitivamente en Almacenamientos Geológicos Profundos (AGP), por ejemplo, en el desierto entre Nuevo México y Nevada en EE UU.
  • Ciclo cerrado: se manipula esos combustibles gastados (reproceso) para recuperar el uranio y el plutonio presesentes en ellos, de modo que puedan ser utilizados como materiales energéticos.
  • Ciclo cerrado avanzado: desde comienzos de la década de los 90 se investiga y desarrolla la separación y transmutación de determinados radionucleidos de vida larga, dadas las dificultades -fundamentalmente sociales y políticas- que van apareciendo en todos los países para la aceptación pública del almacenamiento geológico profundo (AGP) de los residuos de alta actividad. Así se disminuyen los componentes tóxicos a largo plazo de los residuos de alta actividad.

Estas tres opciones tienen en común dos etapas fundamentales: el almacenamiento temporal de los combustibles gastados y su posterior almacenamiento definitivo.