Y ¿qué solución hay para mitigar esta alarma social?
La clave está en la información, y por eso los dietistas, entre otros profesionales, nos preocupamos de informar a los consumidores de una manera objetiva sobre las características de los alimentos. Saber elegir bien es sinónimo de una alimentación saludable.
¿Qué opina sobre los alimentos transgénicos?
Los alimentos manipulados genéticamente se han conocido desde la antigüedad. Siempre ha habido alimentos híbridos y resistentes, por ejemplo, a las plagas. La cuestión radica en que ahora la ingeniería genética permite la manipulación del ADN, que es lo que, en realidad, asusta más. Creo que un buen uso genético puede resultar positivo, sobre todo en los vegetales, donde se están obteniendo buenos productos. El problema viene cuando se intenta controlar el mercado, por ejemplo, en la exclusividad de semillas que deriva en monopolios comerciales con lo que no estoy de acuerdo. Por otra parte, el consumidor tiene derecho a informarse sobre si lo que va a comprar está manipulado genéticamente para aceptarlo o no. Pero entiendo que no se deben mezclar los conceptos.
Ya en otro tema, ¿cree que hay algún régimen concreto que nos libere de la lucha contra la báscula?
Lo verdaderamente sano es comer poco de muchos alimentos y no al revés, que es lo que muchos hacen, comer grandes cantidades de unos pocos alimentos. Las “dietas milagro” no dan resultados espectaculares ni resultan saludables, por eso recomiendo comer de todo moderadamente y sin obsesionarnos con las calorías. Cuando aparece el sobrepeso, el adelgazamiento debe ser lento y racionando las cantidades ingeridas. Además, el culpable de un exceso de peso nunca es un solo producto, al que demonizamos (como el pan), sino una alimentación por encima de nuestras demandas energéticas.
¿Cuál es la base de una alimentación saludable?
Los cereales (pan, pasta, arroces…) y las legumbres (lentejas, alubias…), que se deben complementar con hortalizas, verduras, frutas, lácteos y alimentos proteicos (carnes, pescados, aves, huevos…). Todo ello, guisado sin mucha grasa. Lo ideal es cocinar con aceite de oliva. También son muy saludables las ensaladas frías que incluyen estos productos, aliñadas con una sabrosa vinagreta. Estos productos garantizan una alimentación saludable, y lo demás es superfluo y habrá que tomarlo con moderación.
¿Hay incompatibilidades entre los diversos tipos de alimentos?
No existen esas incompatibilidades que tan de moda ponen algunas dietas milagro. Ya hemos dicho que lo mejor es una alimentación variada y equilibrada. Ahora bien, algunas mezclas pueden resultar más o menos indigestas, dependiendo de las personas . A unos les sienta mal lo que otros les sienta bien. Pero como criterio general, hay que mezclar los alimentos de los distintos grupos para asegurar una nutrición correcta.
¿Qué opinión tiene de los alimentos light?
La gente quiere comer alimentos que se parezcan a los tradicionales, pero con menos carga calórica. Me parece bien que el consumidor desee alimentos más desgrasados y con menos azúcares, pero si se come menos de ciertas cosas (que todos conocemos, los productos ligth no hacen ninguna falta.
¿Tienden los jóvenes hacia una homogeneización en su alimentación al recurrir masivamente a los establecimientos de comida rápida?
Yo creo que, fundamentalmente, acuden a este tipo de lugares por una cuestión de presupuesto. Son más baratos, y los adolescentes saben desde el principio lo que les va a costar la pizza o la hamburguesa doble con patatas fritas. Los jóvenes tienen buen paladar, y si hubiera una buena oferta gastronómica que les resultara barata acudirían a establecimientos distintos de pizzerias o hamburgueserías. De todas maneras, esa oferta ya comienza a surgir. Incluso en los establecimientos de comida rápida hay bocadillos vegetales, sabrosas ensaladas o un pan en la hamburguesa más acorde con el gusto español, con corteza dura y crujiente.
¿En qué consiste la tan alabada dieta mediterránea?
Es la alimentación típica de los pueblos de la cuenca mediterránea, desde el norte de África hasta nuestras costas. La base de la cocina mediterránea son los cereales (pan, pasta, arroz…) y las legumbres, condimentados con aceite de oliva y hortalizas. Estos alimentos se complementan con pequeñas cantidades de productos lácteos (quesos y yogures), cárnicos (cordero y cerdo), pescado y aves. Todo ello condimentado y elaborado con hierbas aromáticas. No es extraño que la gran especialidad de la cocina mediterránea sea los platos únicos (paellas o estofados sabrosos). Es positiva esa vuelta a la comida tradicional, hemos de valorar que esa dieta de nuestros mayores es más saludable que los alimentos que provienen del ámbito anglosajón.