Sentarse al volante

Un viaje cómodo y seguro empieza antes de arrancar

La posición ideal es aquella en la que, al mismo tiempo que el conductor se siente cómodo, permite un manejo fácil de todos los mandos y una rápida reacción ante cualquier imprevisto
1 septiembre de 2007
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Un viaje cómodo y seguro empieza antes de arrancar

Algunos aspectos en apariencia tan elementales como la postura de conducción, la distancia entre el asiento y el volante, y la altura de ambos son determinantes para conseguir una posición más cómoda y segura. Pero estos no son los únicos elementos a tener en cuenta: la posición de las manos, el reglaje de los retrovisores, la altura del reposacabezas o la ropa que llevamos puesta también influyen en que el viaje se desarrolle con o sin molestias.

Una postura cómoda y segura

  • Sentarse adecuadamente ante el volante retrasa la aparición del cansancio y permite responder rápidamente ante cualquier imprevisto.
  • Lo primero que tiene que hacer el conductor cuando se sienta volante es regular la altura y la posición de la banqueta del asiento, de manera que los pies puedan pisar a fondo los pedales y tenga una buena visibilidad.
  • Cuando se colocan los pies en los pedales, las piernas deben quedar ligeramente flexionadas con el objeto de disponer de fuerza suficiente para cuando necesite presionar el freno o el embrague a fondo.
  • Cuando suelte los pedales, ni sus rodillas ni sus muslos deben quedar excesivamente cerca del volante. Si ha comprado el coche recientemente, es posible que incluya la opción de regular la altura del volante. De cualquier forma, tenga en cuenta que no debe obstaculizar la visión de todos los indicadores del cuadro de instrumentos.
  • Si el asiento de su automóvil cuenta con ajustes relativos al peso del conductor, conecte correctamente la asistencia neumática del aire comprimido que los mueve.
  • En ningún caso haga uso de cojines u otros elementos porque impedirían una correcta sujeción en caso de accidente.

Una inclinación a prueba de espaldas

  • Acto seguido, regule el respaldo del asiento para que las manos tengan un acceso cómodo a todos los mandos del vehículo.
  • No se siente ni muy lejos del volante (su cuerpo no estaría bien sujeto) ni muy cerca (los brazos muy flexionados le impedirían manejarlo con soltura).
  • Como referencia, el respaldo debe formar un ángulo de entre 90 y 115 grados con la “banqueta”.
  • Compruebe si su posición es la correcta, apoyando los hombros en el respaldo del asiento y estirando el brazo izquierdo: la muñeca debe quedar exactamente sobre el volante.
  • Como norma general, un volante muy bajo, así como uno muy alejado, impiden mover los brazos con agilidad y eficacia.

Cabeza y cuello resguardadas

  • No olvide que el reposacabezas es un elemento de seguridad pasiva, no de confort. Nunca lo coloque de forma que la cabeza quede apoyada en él.
  • Sitúelo lo más cerca posible de la parte posterior de la cabeza. La distancia ideal son cuatro centímetros.
  • Regule su altura de manera que la parte más elevada del reposacabezas quede a la misma altura que la parte superior de su cabeza, y que la parte central quede a la altura de sus ojos. En caso de accidente, un reposacabezas demasiado alto o bajo puede incrementar la gravedad de las lesiones.
  • Asegúrese de que el reposacabezas queda bloqueado: incline la cabeza hacia atrás con decisión. La posición del reposacabezas debe mantenerse inalterable.

Manos al volante

  • Mantenga siempre las manos sobre el volante. Suelte sólo una de ellas para realizar las maniobras imprescindibles como puede ser el de cambio de marcha.
  • Conduzca siempre con las manos apoyadas en el volante. No las cruce sobre él y no lo coja ni por debajo ni por el interior.
  • No agarre el volante con fuerza porque lo único que conseguirá será la aparición brusca de fatiga y un agarrotamiento de la espalda.
  • Las posiciones más adecuadas de las manos, si consideramos el volante como un reloj, son las de las “nueve y diez”, “nueve y cuarto”, “diez y diez” y “diez y cuarto”, según gustos. En una de estas posiciones, circulando en línea recta, podrá maniobrar mejor ante una emergencia.
  • En curvas cerradas, con la misma mano del lado hacia el que gira, y siguiendo con el símil horario, coja el volante a las 12 (si es muy cerrada, a las 9) y tire del volante hacia abajo, mientras abre la otra mano (siempre a las nueve) para girar el volante.

Vestido para conducir

  • Las prendas gruesas limitan sus movimientos y disminuyen la eficacia del cinturón de seguridad en caso de colisión. Para viajes largos vista ropa holgada y cómoda.
  • Evite el uso de guantes, le harán perder el tacto del volante.
  • Preste especial atención al calzado. Si conduce con botas o zapatos de grandes suelas y/o plataformas corre el riesgo de pisar dos pedales a la vez; las sandalias abiertas o chancletas pueden doblarse o engancharse con los pedales, y unos tacones elevados le impedirán pisar con firmeza y precisión los pedales.
Los retrovisores, los mejores guardaespaldas
  • Antes de iniciar la marcha revise los espejos retrovisores para comprobar su correcta orientación.
  • Si tiene que regularlos, hágalo con el vehículo parado y en terreno llano y recto. Manténgalos limpios para tener siempre una imagen nítida.
  • Centre el espejo interior tomando como referencia el perímetro de la luneta trasera. No obstante, de nada sirve tenerlo bien orientado si un exceso de bultos o de viajeros dificultan el campo de visión.
  • Para ajustar los exteriores, enfoque la carrocería y vaya separándolos hacia el exterior, justo hasta el momento en que comience a dejar de verse. De esta forma, conseguirá eliminar, prácticamente, los ángulos muertos.
  • Tenga en cuenta que el tamaño de los objetos en los espejos le da una idea aproximada de la distancia, pero por los espejos exteriores (que suelen ser convexos) se perciben las imágenes mucho más lejanas que por el interior (que suele ser plano). Acostúmbrese a calcular la distancia según el espejo por donde esté mirando.