Viajar con niños

Toda precaución es poca

Si va a viajar con niños, sea previsor y planifique el desplazamiento pensando en ellos
1 julio de 2002
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Toda precaución es poca

Los niños marcan la pauta de las vacaciones. Los viajes suponen para ellos un cambio de costumbres y una agitación a la que no están habituados, por lo que hay que estar ojo avizor, ya que cualquier despiste puede suponer un contratiempo. Es fundamental extremar las precauciones en los trayectos, ya sean viajes largos o desplazamientos más cortos. Sólo hay que seguir unas normas básicas de conducta y adoptar unos sistemas de seguridad adecuados para los viajeros más pequeños.

Cuente con ellos al organizar el viaje

  • Planifique su desplazamiento teniendo en cuenta la edad de los niños, la forma de viajar, el alojamiento y el destino.
  • Deje que sus hijos participen en la planificación del viaje. Asimilarán mejor el desarrollo del mismo.
  • Infórmeles acerca de dónde van a estar y de las distancias en términos que ellos entiendan (por ejemplo, seis veces la distancia de la casa al colegio).
  • Medite cuidadosamente el itinerario, incorporando actividades que interesen a todos los miembros de la familia. Mantenga la misma rutina que en casa para los más pequeños respecto a las horas de comida y sueño.
  • Evite los viajes programados. Son difíciles de seguir, por conveniencia y comodidad, si viaja con niños.
  • Las mejores horas para viajar con niños son las primeras de la mañana o las últimas de la tarde.

Cómo evitar los mareos

  • El mareo afecta a los niños mayores de 2 años y es un problema más habitual en el transporte marítimo y en carretera que en el aéreo.
  • Como medida preventiva puede usar pastillas o chicles para el mareo. Antes de administrar alguno de estos productos consulte con el pediatra e infórmese sobre sus efectos secundarios. Este tipo de medicamentos reducen los reflejos y producen somnolencia.
  • Intente que los pequeños vayan fijándose en las cosas que ven por el parabrisas delantero. Con ello disminuirá el riesgo de los mareos.
  • Manténgale entretenido cantando, hablando… Que no lea. Si los niños se encuentran entretenidos se marean con menor frecuencia, ya que centrarán su atención en los juegos (como contar los coches blancos y rojos que vengan en la dirección opuesta a la nuestra).
  • Mantenga el coche aireado y no fume durante el trayecto. Haga una parada cada dos horas.
  • Evite sobrecargar el estómago del niño antes de salir. Es preferible que coma alimentos secos y ricos en hidratos de carbono y que no tome bebidas gaseosas ni leche.
  • Durante el viaje, el niño puede comer de vez en cuando galletas, chicles o caramelos.
  • Si viaja en barco, procure que los niños permanezcan lo más cerca posible del centro de gravedad del barco, evitando la cubierta, ya que la visión del mar ondeándose puede provocar mareos.
  • En los viajes en avión deben beber líquido frecuentemente, ya que la escasa humedad que hay puede favorecer su deshidratación. Para evitarles problemas de oídos durante el descenso, es aconsejable darles algo de beber o un caramelo. Tragar ayuda a destaponar los oídos. Antes de emprender el vuelo, póngale un poco de suero fisiológico en la nariz para que la tenga bien despejada.
  • Si es posible, procure que los más pequeños viajen en las butacas situadas en las alas del avión, ya que se notan menos los movimientos del mismo.
  • Si el niño devuelve, ya sea en coche, en barco o en avión, hágale beber frecuentemente pequeñas cantidades de agua azucarada. Después de cada vómito, límpiele la boca con un paño mojado en agua bicarbonatada.
  • Si se duerme, no olvide que se puede despertar con tantas ganas de vomitar que no te de tiempo a reaccionar. Esté preparado y tenga siempre bolsas a mano.

Si viaja en coche, extreme las precauciones

  • Recuerde que los niños entre cuatro y doce años deben viajar siempre sujetos con dispositivos de seguridad adecuados su peso y edad: cucos, sillas, cojines elevadores.
  • Utilice cinturones de seguridad de tres puntos de anclaje. Los de dos puntos pueden resultar peligrosos, ya que se limitan a sujetar el abdomen, pudiendo provocar lesiones serias en el propio estómago y/o en la parte baja de la columna vertebral.
  • No trate de sustituir la falta de silla o sistema adecuado colocándole el cinturón de seguridad del coche, si el niño no llega a la altura correcta, es también una temeridad. Puede ocasionarle lesiones abdominales y cervicales.
  • Los niños menores de cuatro años deben viajar de espaldas a la marcha del automóvil. Desaparece así el movimiento relativo de la cabeza en relación al tórax en la fase principal del choque.
  • Nunca ponga la sillita de su hijo en el asiento delantero si éste dispone de airbag y no puede desactivarlo. Un impacto del vehículo, incluso leve, podría accionar el airbag y golpear al niño.
  • Antes de instalar la silla lea atentamente las instrucciones del fabricante. Si no la coloca bien puede invalidar sus efectos de seguridad o producir daños al niño.
  • Si le prestan una silla para el viaje, asegúrese de que no ha sufrido accidentes. Aunque aparentemente no tenga defectos, su estructura puede estar dañada y ser poco segura.
  • Asegúrese de que todos los elementos extra de seguridad que adquiera estén homologados por la Dirección General de Tráfico. Las sillas o arneses inadecuados pueden producir ahogamientos o el llamado efecto submarino (la parte del cinturón que pasa por la pelvis se desliza hacia arriba, y el niño puede salir proyectado por debajo).
  • Nunca lleve a los niños en brazos. En caso de colisión, por la fuerza de la inercia, un niño de unos 18 kilos pasaría a tener casi una tonelada de peso. Con una simple colisión a 5 km/h es difícil sujetar a un pequeño que viaje en brazos.
  • No permita que el niño viaje con la cabeza asomada por la ventanilla, ni siquiera para evitar los mareos.
  • Bloquee los cierres y seguros de las puertas, para evitar que puedan abrirlas desde dentro.