La ortodoncia, más cómoda y sin límite de edad

Sonrisas, nada aparatosas

Llevar aparatos en los dientes para lucir una sonrisa bonita ya no es patrimonio de niños y adolescentes
1 mayo de 2009
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Sonrisas, nada aparatosas

Un niño de 8 años, una joven de 20, un hombre de 34, otro de 43 y una mujer que supera los 50. Esta es la radiografía actual de la sala de espera de un dentista. El diagnóstico es el mismo para todos: dientes torcidos hacia dentro, hacia fuera, desgastados, mandíbulas desencajadas… El tratamiento también es idéntico: ortodoncia. Esta elección, que hasta hace pocos años se ceñía sobre todo a niños y jóvenes que rara vez superaban la mayoría de edad, se ha extendido entre una población más mayor, hasta el punto de que en los últimos cinco años la ortodoncia en adultos se ha triplicado, de modo que el 35% de ellas se realiza en pacientes mayores de 18 años, principalmente en edades comprendidas entre los 25 y 45 años, según la Sociedad Española de Ortodoncia Invisible. El fin no es otro que lucir una sonrisa bonita y una boca saludable, por este orden, tal y como revela la última encuesta realizada por esta organización (el 70% asegura que se sometería a uno de estos tratamientos para mejorar el aspecto de su sonrisa).

No es una cuestión de edad

Los últimos avances tecnológicos han hecho posible la aplicación de los más sofisticados tipos de ortodoncia sin límite de edad. Aunque la mayor parte de ortodoncias colocadas se concentran en personas con edades comprendidas entre los 25 y los 45 años, también hay quienes con 50 y 60 años recurren a ellas. Pese a que en muchos casos la edad apropiada para iniciar el tratamiento se sitúa entre los 12 y los 15 años (cuando la dentición ya es completa), hay que visitar al ortodoncista por primera vez a partir de los 7 años, salvo que se haya detectado con anterioridad a esta edad un problema dental. El correcto desarrollo de la boca depende de múltiples factores como la alimentación, los hábitos y la herencia genética. Ante cualquier problema dental que surja durante la etapa de crecimiento, sólo un tratamiento precoz evitará daños irreversibles que puedan aparecer en un futuro.

Éste es, precisamente, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los adultos que, finalizado su periodo de crecimiento, es imposible cambiar la forma, el tamaño de los huesos de la boca y la parte inferior de la cara. También contribuyen a empeorar su salud dental los dientes perdidos desde hace mucho tiempo y las enfermedades localizadas en las encías como consecuencia de otros tratamientos dentales realizados en el pasado. En definitiva, la mayoría acude al dentista con la intención de lucir una dentadura bien encajada, mostrar una sonrisa atractiva y un rostro armónico. Conseguirlo no sólo recompensa con una buena salud dental y bucal, sino psíquica, ya la autoestima es mayor.

Si bien las razones estéticas son las que más pesan en la decisión de llevar una ortodoncia durante un largo tiempo, éstas no son las únicas que animan a elegir este tratamiento. Las técnicas ortodóncicas pueden subsanar problemas de salud, como la patología de mandíbula corta, que facilita la aparición del ronquido y la apnea del sueño, además de dificultar una posible intubación orotraqueal. En estos casos, está especialmente indicado realizar un alargamiento mandibular combinando ortodoncia y cirugía.

La ortodoncia invisible es cada vez más
demandada por los adultos: es imperceptible
y consigue los mismos resultados que la
convencional, aunque a mayor precio

Por ello, conseguir el correcto posicionamiento de los dientes y una buena función de la boca puede ser más complejo que en los niños y requiere el trabajo coordinado del ortodoncista (dentista especializado en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las anomalías de los dientes y las estructuras que los rodean), el periodoncista (dentista especializado en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades periodontales, como las de las encías), el dentista y el cirujano maxilofacial. Son, precisamente, los adultos quienes más recurren a la colocación de aparatos estéticos más discretos, incluso invisibles, respecto a los que se aplican en los niños, lo que requiere una mayor especialización y formación del ortodoncista.

Ortodoncia, para todos los gustos y carteras


Los distintos tipos de ortodoncia se resumen en dos, la removible y la fija.

  1. Removible: Son aparatos de “quita y pon”, generalmente usados durante el crecimiento del niño con el fin de corregir anomalías funcionales, esqueléticas o hábitos en desarrollo. Estos aparatos son distintos de acuerdo a la anomalía que sufra el menor.
  2. Fija: Es una ortodoncia formada por la combinación de brackets, elementos metálicos o cerámicos pegados sobre los dientes y de arcos de metal que los atraviesan.

Por otro lado, la ortodoncia puede ser visible -la clásica- o invisible, la más sofisticada y más demandada por los adultos, ya que es imperceptible y consigue los mismos resultados que la convencional. Puesto que una de las mayores inquietudes de la población adulta cuando se somete a un tratamiento de ortodoncia es la estética, además de la económica, a continuación se enumeran cuáles son las técnicas más atractivas por ser las más desapercibidas:

  • Los brackets de cerámica. Translúcidos o transparentes se pegan a la superficie exterior de los dientes y toman su color, por lo que apenas se notan. No contienen metal visible, aunque los arcos de alambre que los unen son metálicos. Tampoco interfieren en el habla y el tiempo de acomodación es corto. Combinan estética y eficiencia en la corrección dental. Precio: Los casos más habituales cuestan entre 3.000 y 3.500 euros y los más sencillos entre 1.600 euros y 4.300 euros.
  • Invisaling. Es una técnica basada en alienadores dentales (pequeñas férulas que se colocan en determinados dientes), totalmente transparentes, de “quita y pon”, que permiten de manera progresiva colocar las piezas dentales en la posición deseada. Este sistema no utiliza ni alambres ni brackets, se hace a medida y es cómodo de llevar. Precio: Los más sencillos cuestan 2.500 euros y 6.500 los más complejos. El tratamiento más habitual cuesta alrededor de 5.500 euros.
  • La ortondoncia lingual. Se trata de aparatos que se fijan a los dientes por su cara interna, de manera que están ocultos. Como parte de este tipo de ortodoncia se halla el sistema Incógnito, de última generación, que supone gran avance en el campo de la ortodoncia invisible. Precio: Desde 3.000 euros hasta 8.000 euros pero los más habituales cuestan alrededor de 6.500 euros.

Incógnito lingual, un avance revolucionario

Es la técnica que más rápido ha crecido en cuanto al número de usuarios: durante el último año más del 200%. La innovación que aporta se centra, por un lado, en la utilización de aparatos invisibles, puesto que estos se pegan en la parte interior de los dientes. De esta manera, permite corregir la colocación de los dientes con un adecuado funcionamiento de la boca, sin interferir en las actividades diarias de las personas que los llevan, no molestan y reducen la duración de los tratamientos de ortodoncia de forma significativa.

Por otro lado, esta técnica permite realizar una total individualización de la aparatología. Para ello, a partir de una imagen tridimensional virtual digitalizada de la boca del paciente, se diseñan los brackets por ordenador para cada uno de los dientes, al igual que los arcos de alambre. Gracias a este sistema se pueden hacer perfiles de los aparatos tan finos que permiten un buen control del movimiento dental y sin apenas molestar cuando se habla (sólo interfieren en el habla durante las dos primeras semanas), lo que la distingue del resto de técnicas linguales.

Duración y resultados

Los avances realizados en los últimos diez años han permitido una reducción considerable de la duración de los tratamientos ortodóncicos. Ahora los profesionales cuentan con aparatos de alta tecnología, como alambres con memoria -a los que se les da información que se expresa con el tiempo- y brackets nuevos que utilizan un tipo de movimiento dentario diferente, con fuerzas más ligeras, más suaves, que molestan menos y contribuyen a que los dientes se muevan más rápido. Mediante esta nueva tecnología, la duración media de los tratamientos se sitúa entre los 12 y los 18 meses, lo que significa que estos progresos han conseguido reducir este tiempo en muchos casos a menos de un 50%.

Ahora bien, los dientes se pueden mover durante toda la vida, es algo fisiológico, por lo que los ortodoncistas recomiendan el uso de algún tipo de retenedor que los mantenga en la posición final del tratamiento ortodóncico. Se trata de aparatos sencillos que el paciente ni siquiera nota en la boca. En los tratamientos que se aplican a los niños, se recomienda el uso de retenedores durante varios años, de acuerdo al tipo de defecto previo, mientras que en los adultos la retención se aconseja de por vida.

Una inversión para toda la vida

Los precios de la ortodoncia difieren según el tipo elegido. Una ortodoncia externa -clásica- cuesta alrededor de 3.000 euros, mientras que las ortodoncias invisibles pueden llegar a los 7.000. Estos tratamientos no están subvencionados por la Sanidad pública, aunque algunos seguros privados cubren los tratamientos más básicos.

Según el Informe Sonrisa, elaborado por Sociedad Española de Ortodoncia Insvisible, se considera que una sonrisa es bonita cuando al separarse los labios aparecen, en un contexto de simetría, unos dientes blancos, bien alineados, en una arcada dental ancha, con tamaños proporcionados y formas regulares y con las encías que los cubren a la altura adecuada. Sin embargo, el mal encaje entre los dientes se halla en un alto porcentaje de bocas adultas, aunque esta malformación puede darse a cualquier edad y en diferentes magnitudes (desde una o dos piezas que salen de la arcada hasta cambios generales en la oclusión y en la posición dental). Con los años, casi todas las arcadas dentales sufren alteraciones negativas, tanto en la forma de encajar como en la posición de sus dientes. Y unos dientes torcidos y que encajen mal entre ellos se acaban desgastando más deprisa, lo que favorece la aparición de enfermedades en las encías, hipotecando, con el tiempo, el buen funcionamiento de la boca.

Por otra parte y de manera indirecta, se ha comprobado que la ortodoncia implica la prevención de otras enfermedades, ya que el paciente adquiere una disciplina de higiene dental. Tiende a cuidarse más la boca y es menos proclive a sufrir problemas periodontales o caries, de manera que la ortodoncia es un modo de afianzar un cuidado de la boca exhaustivo y a largo plazo.

La imprescindible higiene

La ortodoncia requiere una sesión de higiene exhaustiva cada noche. Los dientes, las encías y los aparatos deben cepillarse a diario durante al menos tres minutos. Para ellos, los cepillos interdentales resultan útiles para completar la limpieza entre los brackets y el arco de ortodoncia. Tras las comidas, hay que realizar un cepillado rápido con el fin de eliminar los posibles restos de alimentos. De manera complementaria, hay que someterse a una sesión de higiene profesional de forma periódica que, combinada con el repaso de la higiene que se realiza en muchas de las visitas al ortodoncista, ayudará a mantener los dientes limpios y las encías sanas.

En la ortodoncia fija interior lingual, la parte exterior de los dientes no requiere de ningún cuidado extra. Se debe dedicar todo el esfuerzo a la cara interna de los dientes y orientar hacia esta parte el cepillo dental para que acceda a la mayoría de las superficies de los brackets y de los dientes. Además, conviene saber que los aparatos de ortodoncia, si son metálicos, pueden registrar alguna interferencia con la resonancia magnética, aunque es escasa.

Recuerde.......
  • La edad propicia para acudir al ortodoncista es a partir de los 7 años.
  • Las técnicas actuales de ortodoncia permiten que el adulto pueda someterse a un tratamiento que no se ve, que no duele y que es corto en su duración.
  • El ortodoncista es el especialista en el tratamiento de las anomalías de los dientes y es él quien se debe coordinar con el dentista general y el resto de especialistas.
  • Con un mantenimiento mínimo y sin causar ninguna molestia, los resultados obtenidos con la ortodoncia pueden permanecer invariables en el tiempo.
  • Los dientes pueden moverse a cualquier edad y un buen ortodoncista buscará la mejor solución con la tecnología más actual.
  • Los avances en ortodoncia permiten realizar los tratamientos en apenas un año.

Fuente: Arturo Vela, vicepresidente de la Sociedad Española de Ortodoncia Invisible