Pladur: la celulosa de los mil usos
El coste depende de su composición. El pladur está formado por dos capas de celulosa que recubren una capa interna de yeso, aunque, según la finalidad, el interior puede ser reforzado o complementado con otros materiales como la fibra de vidrio. El resultado es una placa agradable al tacto, resistente y no inflamable, que permite acabados en pintura, papel, barniz e, incluso, soporta el alicatado.
Respecto a su colocación, el pladur se instala sobre una estructura de acero galvanizado, que sirve de esqueleto sobre el que se clavan las placas, unidas a su vez con un papel especial. Terminada esta operación, los tornillos y posibles imperfecciones se cubren con una masilla especial hasta lograr un acabado uniforme. Es una operación limpia y seca, que no hace tanto polvo como los trabajos de obra, pero que requiere una buena dosis de paciencia para el ajuste correcto de las planchas.
Tipos de placas
Aunque la estructura original del pladur está formada por yeso y celulosa, la placa interna admite diferentes materiales según la aplicación que se le quiera dar. De este modo, pueden encontrarse placas:
- Estándar. Compuestas por yeso de color blanco y dos capas exteriores de celulosa. Es la placa base, a partir de la que se fabrica el resto de la gama. Precio por metro cuadrado: entre 5 y 10 euros.
- Dureza reforzada. Su diseño pretende resistir mejor los golpes e impactos de cuerpos duros y conseguir un buen aislamiento acústico. Se emplea en instalaciones como hospitales o centros de ocio. Pecio por metro cuadrado: entre 25 y 30 euros.
- Resistente al fuego. La capa interna está compuesta por yeso y fibra de vidrio, un material que actúa como malla y aumenta la resistencia a las llamas. Precio por metro cuadrado: entre 7 y 30 euros.
- Resistente al agua. La cualidad del pladur para repeler el agua reside en las capas externas de celulosa, que son tratadas con silicona para disminuir la absorción de humedad. Este tipo de placa es muy útil para sótanos o baños. Precio por metro cuadrado: entre 20 y 30 euros.
Diferentes aplicaciones.
- Aislamiento térmico y acústico. El pladur suele emplearse para forrar muros y techos. El objetivo es mejorar el aislamiento térmico y acústico, o conseguir una mayor resistencia a la humedad, el fuego y los golpes. Como material ignífugo, es un eficaz cortafuegos que retrasa el efecto de las llamas, por lo que su incorporación a pilares y columnas es muy útil. En cuanto al aislamiento acústico, actúa de barrera frente al sonido gracias a su elevada densidad y su escaso grosor.
- Elementos decorativos. La instalación de placas de pladur resulta muy útil para ocultar tuberías u otras estructuras de obra. Sobre ellas se puede pintar, empapelar o alicatar, hasta conseguir el diseño que más se ajusta a cada necesidad. Basta con cortar las placas a medida y colocarlas. La instalación es sencilla tanto en superficies lisas como curvas, para falsos techos, tabiques o chimeneas.
- Usos industriales. En este campo el pladur se emplea, en mayor medida, en puertas y paredes. Lo que se busca es su capacidad de reacción frente el fuego gracias a la instalación de placas en forma de tablero. La ligereza del pladur favorece su manejabilidad y montaje en superficies industriales, donde se cuidan, más si cabe, las medidas de seguridad.
- Muebles. Como se fabrica en varios tamaños, el pladur puede utilizarse para realizar una gran variedad de muebles. Las librerías, los cabeceros de cama, las mesillas de noche, las cajoneras y las cómodas son los más habituales gracias a su resistencia y capacidad para soportar peso. También es posible encontrar encimeras de baño, puertas, frentes y murales.
- Bricolaje. Para las manos más hábiles, y para las que no lo son tanto, el pladur es una fuente inagotable de recursos. La facilidad de corte, montaje y versatilidad le hace un material idóneo para la fabricación de estanterías y otros trabajos de bricolaje. Además, puede dotarse de instalación eléctrica.
Antes de decidirse por un trabajo de pladur hay que sopesar diversos aspectos y valorar la relación entre calidad y precio. Es cierto que el pladur es un material resistente, duradero y económico, pero el resultado depende del tipo de plancha que se utilice, la ejecución de los trabajos y el uso que se quiera dar a la obra. A tener en cuenta:
- Las placas de pladur pueden cortarse fácilmente, lo que permite obtener planchas a medida y una gran adaptabilidad a cualquier superficie.
- Su ligereza hace que sea un material manejable, fácil de transportar y colocar, incluso, en estructuras antiguas.
- Es un producto económico, al alcance de casi todos los bolsillos, y que abarata el coste final de las obras.
- La rapidez de instalación reduce la duración de los trabajos, aunque requiere paciencia para que el resultado sea uniforme.
- Su conductividad térmica es menor que la de otros materiales, como el yeso tradicional, lo que la aísla del calor por más tiempo.
- Absorbe la humedad cuando el ambiente está cargado y la expulsa cuando el ambiente es seco.
- Pese al polvo que puede levantar el yeso, es un material limpio y de obra seca, es decir, para el montaje bastan unos tornillos y un papel especial para unir las láminas.
- Es agradable al tacto, cálido y no inflamable. Permite que se pueda cortar, atornillar, taladrar, clavar, pegar y decorar.
Como principal inconveniente destaca una menor resistencia, frente a otros materiales como la madera, aunque está comprobado que soporta bien el peso de libros y otros objetos. Un buen truco es calcular la finalidad de la obra o mueble y, en función de ello, determinar el tipo de placa que se debe utilizar.