Seguridad en las habitaciones infantiles

La mayoría de los accidentes son previsibles y, por tanto, evitables

Los padres pueden reforzar sin mucho esfuerzo y con poco dinero la seguridad de los espacios de juego y de descanso de los más pequeños
1 enero de 2009
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La mayoría de los accidentes son previsibles y, por tanto, evitables

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La habitación de un niño debe ser el lugar más seguro del mundo para él, ya que es ahí, su refugio particular, donde pasará horas y horas durmiendo y jugando. Pero los peligros acechan, y un descuido o una imprudencia son suficientes para que se produzca un accidente. En España se registran una treintena de accidentes domésticos infantiles cada hora, el 95% de los cuales pueden ser evitados tomando algunas precauciones básicas. Los niños no siempre entienden dónde está el peligro, por lo que es responsabilidad de los padres la creación de un entorno seguro que minimice todos los posibles riesgos.

Mobiliario a prueba de niños

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  • Elija muebles homologados fabricados con materiales no tóxicos e ignífugos y con cantos redondeados.
  • Utilice muebles sencillos que carezcan de elementos que se puedan desprender o desenroscar (tiradores), y que podrían provocar asfixia o lesiones.
  • Asegúrese que la cuna, cama, muebles y juguetes están pintados con lacas o impregnantes que no son tóxicos.
  • Procure que todos los muebles y objetos de decoración tengan cantos redondeados, nunca aristas vivas. En su defecto, coloque cantoneras (entre 5 y 35 euros/4 unidades) en todas las esquinas de los muebles que estén a la altura de los pequeños.
  • Asegure los cajones con topes en su interior para que no se caigan encima del niño si éste los abre. No obstante, lo mejor es que instale cierres de seguridad (entre 4 y 10 euros) para evitar que pueda abrir cajones y puertas de armarios
  • Fije los armarios y estanterías a la pared, el niño puede colgarse de ellas con el peligro de que se le caigan encima. En el mercado puede encontrar cintas fijadoras por unos 3 euros.

Sueños seguros…

Desde que nacen

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    Si su bebé duerme durante los primeros meses en un capazo o en un objeto similar, asegúrese de que el fondo sea rígido y plano, con los bordes altos y acolchados, y, siempre que sea posible, de algodón.
  • La cuna debe ser de madera, sólida, estable y segura, y homologada según la normativa europea UNE-E 716.
  • Si la cuna posee algún tipo de adorno, compruebe que se encuentra adherido de manera adecuada y que no es posible desprenderlo mecánicamente.
  • En cuanto al tamaño, la cuna ha ser 20 centímetros más larga que la altura del niño, y debe tener, como mínimo, 60 centímetros de ancho.
  • La altura de la base debe ser regulable en función del tamaño y crecimiento del bebé, para ello debe tener una altura interna mínima de 60 cm en la posición más baja de la base, y de 30 cm en la posición más alta de la misma.
  • La distancia entre los barrotes debe ser mayor de 4’5 cm y menor de 6’5 cm para que el niño no pueda meter la cabeza entre ellos, y deben estar colocados de modo que el pequeño no pueda encontrar un punto de apoyo para trepar. Si uno de los laterales es deslizante compruebe que el mecanismo para bajarlo sea lo bastante complejo para que el niño no pueda manipularlo.
  • La distancia entre las láminas del somier debe ser de 6 centímetros como máximo, y la distancia entre éste y el bastidor será, como máximo, de 2’5 centímetros por ambos lados.
  • El colchón debe ser duro, con un grosor mínimo de 10 centímetros, y ha de ajustarse a la perfección a la estructura de la cuna, de forma que como máximo queden 2 centímetros por cada lado entre éste y las barandillas laterales. Así, se eliminará la posibilidad de que queden huecos por donde el niño pueda meter un brazo, una pierna o la cabeza, con el consiguiente peligro de asfixia en este último caso.
  • Instale un protector o chichonera para evitar que el niño se haga daño con los laterales y el cabecero de la cuna.

…Hasta que crecen

En nuestro país se registran una treintena de accidentes domésticos
infantiles cada hora

  • La estructura de la cama no debe tener elementos salientes ni esquinas puntiagudas que puedan hacer daño al niño.
  • No debe ser muy alta para evitar los riesgos de golpe por caída.
  • Durante los primeros meses en los que el niño duerma en la cama coloque una barandilla (entre 30 y 40 euros) en uno o en los dos laterales para evitar que se caiga.
  • Evite los cabeceros con barrotes o forjas en los que el niño pueda introducir la cabeza. Es preferible una cama con un cabecero sencillo y liso, sin elementos decorativos.

Minimizar los riesgos

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    Revista el radiador con algún mueble diseñado a tal efecto. Además de cumplir una función decorativa impedirá que los niños se quemen al intentar manipular el calefactor. En caso de contar con una estufa o un aparato similar, ésta ha de estar protegida para que no logren acceder a ella, ni consigan introducir objetos que puedan arder.
  • Coloque el capazo, la cuna o la cama lejos de fuentes de calor (radiadores, estufas, etc.).
  • Mantenga fuera del alcance de los pequeños los enchufes, cables eléctricos, cintas de las persianas y cordones de las cortinas.
  • Cubra los enchufes de la red eléctrica para evitar que introduzcan los dedos u objetos pequeños en estos. Para ello dispone de objetos diseñados para este fin (entre 2 y 6 euros. Se venden en paquetes de varias unidades)
  • Asegúrese de que junto a las ventanas y barandillas no hay objetos (sillas, mesas, juguetes macetas, cajas…) sobre los que pueda subirse y asomarse
  • Los balcones y ventanas deben disponer de un sistema de bloqueo (entre 5 y 10 euros) que impida su apertura a los niños.
  • Proteja aquellas ventanas que se encuentren a menos de 1 metro del suelo mediante defensas apropiadas (barandillas, rejas). Los barrotes, de existir, deben estar colocados en vertical, y su separación debe ser tal que impida el paso de la cabeza de un niño pequeño.

Pinturas sin riesgo

  • Evite todo tipo de pinturas con base solvente, en particular aquellas que puedan contener metales pesados como el plomo y el cromo, muy perjudiciales para los niños, ya que a esa edad su sistema nervioso está en plena formación y son muy vulnerables a los efectos nocivos de estas sustancias.
  • Elija pinturas de base acuosa lavables, de bajo olor y materias primas no tóxicas para pintar todo tipo de superficies.
  • Evite que los niños sufran el “olor a pintura”, posibles alergias o problemas respiratorios. Haga que permanezcan en casas de familiares o vecinos durante los días en los que la casa sea pintada, y hasta 3 días después de finalizado el trabajo.