Ciudades para vivir

1 septiembre de 1998

En la ciudad no sólo se trabaja, también se vive. Son muchos los elementos que confieren a una ciudad la etiqueta de “habitable”: acceso a la vivienda, aire respirable, adecuada gestión de los residuos, transporte público … pero el despliegue de zonas de ocio que ofrece su centro urbano es también uno de ellos.

Ciudades para vivir

Nadie discutirá que un parque, una calle peatonal o una plaza con árboles cerca de casa animan más a dar un paseo o a citarse con alguien que una interminable sucesión de carreteras y aceras. Y contribuyen a hacer la vida más humana, más social, en unas ciudades que tienden a sumir a sus vecinos en el anonimato y la incomunicación e incluso a propiciar la atrofia física por la falta de espacios para estirar las piernas.

Algunas capitales, como Pamplona, ofrecen en su centro urbano amplias zonas de esparcimiento para que desarrollemos nuestra faceta más social, hablando, jugando, leyendo, paseando o haciendo deporte sin temor al tráfico y en un ambiente acogedor, con presencia de Naturaleza (árboles, césped, jardineras) y una cierta tranquilidad. Pero otros centros urbanos, como los de Barcelona o Bilbao, son deficitarios en este aspecto.

También sabemos, tras el estudio que CONSUMER publica en este número de setiembre, que algunas de estas zonas adolecen de un escaso equipamiento o de un inadecuado mantenimiento. Ambas constataciones deben movernos a exigir a las autoridades municipales que inicien (o continúen, en su caso) las gestiones para ganar espacios al tráfico rodado, trasvasándoselos al conjunto de los ciudadanos cara a que aumente la calidad de vida en la urbe. Porque no todas las iniciativas urbanísticas pueden ser realizadas con perspectivas de negocio, o de solución a los inacabables problemas que genera el abuso del coche privado.

La calidad de vida del residente en las ciudades y el interés que estas suscitan en el visitante dependen en gran medida de su contexto espacial, de lo que encuentra cuando sale de su casa o pasea por las calles.

Por ello, y teniendo en cuenta que las ciudades de tamaño medio y grande acogen a la mayor parte de la población, los ayuntamientos cumplirán mejor una de sus funciones principales (contribuir a mejorar la calidad de vida en sus ciudades) si conceden a estas zonas de esparcimiento el interés que merecen: mucho.