Una oportunidad, no un trauma
Lo que en ocasiones, y por contraste con el disfrute de las vacaciones, produce angustia. Todo esto que nos ocurre a los adultos, les pasa a los escolares que tienen que volver al colegio y hacer un esfuerzo para adaptarse al ritmo académico después de dos meses de asueto. Ellos también necesitan un periodo de reajuste para entrar con buen pie en el nuevo curso.
Comenzar un curso tiene sus alicientes.
Vuelven los niños y niñas a reencontrarse con sus amigos del colegio. Montones de cosas que contarse del verano, compartir aficiones comunes… Todo ello hace el regreso más deseado. Además, está la novedad que supone otro curso, con profesores y materiales distintos y con algunos compañeros que quizá no conocen. No hay que olvidar tampoco el beneficio que supone cambiar de actividad tras meses de ocio que al final se pueden hacer pesados.
Sin embargo, no nos engañemos.
Volver al colegio no es algo que hacen porque quieren, sino por obligación. Además, un cambio de ritmo como el que supone pasar de estar ocioso todo el día a padecer un horario apretado, si se realiza de un modo brusco y repentino, puede pasar factura. La pronta llegada de controles y exámenes presiona a los escolares que, en ocasiones, no tienen tiempo para adaptarse a la nueva realidad .
Cuidado con las actividades extra-escolares.
Son muy beneficiosas, pero a veces resultan excesivas. Incrementan la responsabilidad de los escolares, ya de por sí considerable, y puede hacer que actúen con desgana. O que se reduzca su tiempo de juego y de relación con sus compañeros, imprescindible en esta edad para su desarrollo y madurez personal. Consulte con los pequeños a la hora de elegir y programar las extra-escolares, de modo que no sean una carga, sino una ocasión más, bien aceptada por ellos, para aprender y disfrutar
Para los padres, también al vuelta al cole es fuente de preocupaciones.
Los gastos en libros, material, ropa o uniformes, el estrés de volver a controlar los resultados académicos de los hijos, y el hecho de que los colegios estén cada vez más lejos de casa, influyen en que también los padres nos pongamos un poco nerviosos. Veamos algunos consejos para que el paso de las vacaciones a las aulas no sea traumático:
- Animar al niño/a ante el regreso al colegio. Que no lo vean como una carga u obligación, sino como una situación llena de novedades y atractivos. Revise con su hijo/a los libros de texto, las materias, los accesorios, de modo que se pueda ir acostumbrando poco a poco.
- Interesémonos por lo que hacen nuestros hijos en las aulas. Y hagamos un seguimiento de lo que estudian. Si perciben que no nos interesan sus estudios, es más probable que no se esfuercen. Mantengamos reuniones periódicas con los profesores, para comprobar su evolución en clase y su adaptación a la nueva situación.
- Compruebe que todo está en orden respecto al transporte (buenas rutas, comodidad y seguridad) y los comedores (atentos a la calidad nutritiva de los menús y al comportamiento de nuestros hijos ante la comida del centro escolar).
- Comparta con sus hijos los estudios, hágales ver que no se trata sólo de memorizar sino de aprender y crecer como persona. Revise que lo hacen con provecho. Y escúcheles todo lo que pueda.
- Encaremos el inicio del curso con energías renovadas y optimismo. Nos tienen que durar muchos meses. Todo tiene su atractivo, y la vuelta a cierta rutina bien entendida también puede ser agradable.