Circular en bicicleta por carreteras, arcenes, caminos vecinales o rutas expresamente preparadas para ellas implica, nos guste o no, ciertos riesgos.
Puesta a punto de las bicicletas
Al deficiente estado de algunas calzadas y a nuestra todavía insuficiente educación vial en materia de cicloturismo, se les une como uno de los principales factores de accidentes de bicicleta su deficiente estado de mantenimiento. Por ello, conviene someterlas a una rigurosa puesta a punto antes de volver a pedalear sobre ellas, para evitar sorpresas desagradables en forma de pinchazos, frenadas ineficaces o problemas de con las marchas.
Mantenimiento periódico
- Lave la bicicleta con trapos húmedos, excepto las zonas con rodamientos. Funcionará mejor y prevendrá la corrosión.
- Compruebe que no haya fisuras en el cuadro, las llantas y las bielas.
- Mida la cadena y asegúrese del correcto estado de platos y piñones. Si están muy gastados, sustitúyalos. Limpie la cadena sin desmontarla con disolvente en spray y trapos y, seguidamente, aplique lubricante a los pasadores entre eslabones.
- Engrase los rodamientos internos de las poleas guía y tensora del desviador trasero. Haga otro tanto con las juntas pivotantes en los desviadores delantero y trasero, y en frenos y manetas.
- Asegúrese de que todas las piezas de su bicicleta están debidamente apretadas y ajustadas. Compruebe la fijación de tornillos y tuercas del pedalier, del freno, de los puentes, de la los cables y de los pivotes de la suspensión trasera.
- Limpie y engrase las barras de las horquillas de suspensión, incluyendo los fuelles y su interior. Lubrique con aceite los muelles de los pedales automáticos. Compruebe la presión del aire en las horquillas de suspensión por aire comprimido.
- Asegúrese de que el juego de dirección está debidamente ajustado. Cerciórese de la correcta alineación de las ruedas, sin olvidar que las llantas han de estar centradas.
- Examine el estado de las zapatas de freno y reemplácelas si están muy duras o gastadas. Lave las llantas frecuentemente para evitar que la suciedad que se acumula en ellas pase a las zapatas y reduzca la eficacia de los frenos. Periódicamente, pase un paño con alcohol por zapatas y llantas.
- Aplique unas gotas de aceite a los bujes de triple marcha.
- Si el sillín de su bicicleta es de cuero, límpielo con jabón especial. También puede aplicarle grasa de cuero.
- Compruebe el estado de las punteras de los pedales.
Antes de salir…
- Compruebe la presión de los neumáticos. Rodar con la presión adecuada significa hacerlo más eficazmente.
- Asegúrese de que la cadena está bien engrasada.
- Examine el estado de las ruedas: han de estar bien centradas con el cuadro y los mecanismos de cierre rápido firmemente cerrados.
- Fíjese en que los frenos estén centrados con las ruedas y las zapatas correctamente situadas con respecto a las llantas. Cerciórese de que el mecanismo de cierre rápido del freno está cerrado. Accione las palancas de freno para garantizar que tienen suficiente recorrido tras hacer contacto, de modo que no se peguen al manillar.
- Agite la bicicleta en busca de ruidos que delaten piezas sueltas o poco apretadas.
- Asegúrese de que la bomba y el kit de reparación estén firmemente sujetos a la bicicleta.
De vuelta a casa…
- Retire los objetos extraños que hayan podido fijarse en el dibujo de los neumáticos y compruebe el estado de éstos.
- Si está muy sucia, déle un manguerazo a la bicicleta evitando el contacto directo del agua con piezas que contengan rodamientos de bola y grasa. Elimine el exceso de agua y deposite la bicicleta en un lugar cálido y seco. Si el sillín es de cuero, séquelo bien.
- Elimine la humedad de la cadena y lubríquela ligeramente.