Alrededor del 10% de la población española, 4 millones de personas, busca trabajo en nuestro país. Esta cifra engloba a jóvenes que desean acceder a su primer empleo (472.000), a ocupados que cambiarían de trabajo por diversos motivos (un 32%, según un estudio del CIS de 1999), a parados ocasionales y de larga duración y a personas que tratan de incorporarse de nuevo al mercado profesional (como mujeres que, tras un periodo retiradas del ámbito profesional, tratan de volver a él).
Amistades y conocidos, la vía más eficaz
Dentro de la búsqueda de empleo, la estrategia y los canales que habrá de utilizar quien busca su primer empleo serán bien distintos de los que se valdrá alguien que, por diversos motivos, desea cambiar de ocupación. También la formación del demandante condiciona y encauza el acceso al trabajo: un título universitario no garantiza el éxito, excepto en caso de licenciaturas relacionadas con las nuevas tecnologías, en pleno auge hoy. Uno de los problemas de la formación universitaria radica en su larga duración: las tendencias del mercado laboral incitan a los jóvenes a estudiar carreras universitarias que quizá queden obsoletas cuando las finalicen. Por el contrario, la hasta hace poco denostada Formación Profesional (FP) responde a las exigencias del mercado con más agilidad, y cuenta con la ventaja de que se ha reducido su duración (después de la ESO y de dos años de bachiller, se accede a un ciclo de dos años de FP tras el cual de puede desempeñar una profesión). En algunas comunidades autónomas hasta un 44% de los jóvenes se decanta por esta opción, que ofrece un índice de colocación muy elevado: 100% en la construcción, 94% en automoción, 93% en metal y 86% en agricultura y 86% en electricidad y electrónica.
Por todo ello, la búsqueda de trabajo debe tomarse como un proceso personalizado en el que cada situación (si se tiene o no experiencia laboral, la formación, las aspiraciones, la urgencia para encontrar empleo) requerirá una estrategia distinta y un uso diferente de los intermediarios. Empresas de trabajo temporal (ETT), agencias de colocación, servicios públicos de empleo como el INEM, Internet, anuncios de los medios de comunicación y el boca a boca son los principales intermediarios para buscar o cambiar de empleo.
Cada intermediario resulta más adecuado para encontrar trabajo en determinados sectores y los empleos hallados mediante ellos cada uno de ellos serán de distinta duración. Además, la búsqueda resulta más rápida con unos que con otros (las ocupaciones que ofrecen las ETT son, en comparación con otros intermediarios, menos estables, pero la colocación mediante ETT es mucho más rápida, sobre todo en el sector servicios).
Internet escala puestos en la lista de intermediarios, tal y como atestiguan las cifras: al menos el 8% de las empresas españolas utilizan los servicios de portales de empleo (frente al 2% que lo hacían en 1998) y contratan mediante estos portales al 6% de sus asalariados, y el 36% de los usuarios de la Red lo es también de estos servicios.
Pero si tuviéramos que citar el intermediario más efectivo para conseguir empleo, el boca a boca destaca entre todos: cerca de 70% de los trabajos se consiguen a través de la red de amistades y conocidos, en lo que tradicionalmente se denominaba enchufismo y hoy en día red de relaciones.
Las profesiones con mayor demanda de empleo son ahora, además de las relacionadas con las nuevas tecnologías, todas las vinculadas a la construcción, automoción, metal agricultura, comerciales, servicios, y las zonas en las que, según los expertos, habrá que buscar trabajo son Madrid, Cataluña y el arco mediterráneo. También las perspectivas resultan halagüeñas en Navarra, País Vasco y La Rioja. Andalucía subirá, asimismo, al tren de empleo, especialmente en el sector de las nuevas tecnologías.
Por último, cabe citar una alternativa laboral que gana adeptos cada día a pesar de que todavía no se ha popularizado suficientemente: el teletrabajo. Aunque en España tan sólo el 2,8% de los ocupados trabaja a distancia desde su casa, en Europa esta modalidad alcanza el 6% y las perspectivas de aumento son claras: más del 60% de los empleados tradicionales se muestra interesado en el teletrabajo para un futuro cercano.
De momento el teletrabajo no se asocia demasiado a empleos de calidad, sino más bien a la temporalidad. Además, la legislación española no lo ha regulado todavía, por lo que esta modalidad de trabajo se rige mediante la normativa laboral aplicada al trabajo tradicional.
Tampoco debemos olvidar el autoempleo, una opción para los más emprendedores y arriesgados, aunque las empresas creadas mediante esta fórmula presentan un elevado índice de mortalidad: cerca del 60% desaparecen antes de cinco años.
Establecer prioridades
El primer paso en la búsqueda de empleo consiste en autoexaminarse, analizar que podemos ofrecer y en definir qué aspectos se valorarán más en un trabajo. La proximidad geográfica, el salario, los beneficios sociales no monetarios, el ambiente de trabajo, las posibilidades de progreso, el interés de las tareas a desempeñar, la estabilidad del puesto, el prestigio de la empresa y el horario serán algunos de esos aspectos.
Se trata de uno de los momentos clave dentro del proceso de buscar trabajo, ya que otorgar más importancia a un criterio que a otro implica elegir entre un modelo de vida u otro. Si bien es cierto que todos aspiramos a un mínimo nivel de calidad de vida, también lo es que probablemente un salario más alto se obtendrá trabajando en puestos de mayor responsabilidad (a los que no todos podemos optar) y con horarios más exigentes, lo que redundará en un descenso del tiempo libre.
Trabajar lejos de casa puede obligar a un traslado de domicilio, con todo lo que ello implica. Y la tensión que genera un ambiente de trabajo desagradable será soportable para unos y enfermará a otros. Por ello, reflexionar sobre el modelo de vida que se prefiere resulta fundamental y recomendable tanto para quien busca su primer empleo como para quien desea cambiar a otro. Los que se encuentran en este segundo caso contarán con ventaja: la experiencia sobre cómo influye en su vida cada uno de los aspectos citados les facilitará la toma de la decisión.
Envío selectivo
Definidos los aspectos que más se valorarán de un empleo, se debe trazar la estrategia para dar con él. Se comenzará elaborando una lista de empresas que concuerdan con los aspectos considerados más relevantes. Un envío masivo de currículos resultará menos efectivo que un mailing selectivo a empresas que se ciñen más a los objetivos establecidos.
Si entre esos aspectos se sitúan por ejemplo, el salario, la proximidad geográfica y el ambiente de trabajo, la lista de empresas incluirá las que respondan a estos criterios. Pero las compañías escogidas se acercarán en diferente medida a esos aspectos (podemos topar con una muy próxima a nuestro domicilio que nos aportaría ingresos inferiores a otra más lejana pero a distancia razonable). Por ello, el listado de empresas que responden a nuestros objetivos básicos también habrá de clasificarse, según su grado de coincidencia con los aspectos primados.
Un consejo útil en esta fase es el de detectar los tres primeros criterios y evaluar sus consecuencias. Siguiendo el ejemplo anterior, un sueldo más elevado trabajando a más distancia de casa compensará a muchas personas, pero, para otras, la calidad de vida que conlleva el madrugar menos y regresar antes a casa será fundamental. En caso de duda, se pueden incluir criterios complementarios en la reflexión: un sueldo más bajo puede suplirse con las interesantes prestaciones socio-sanitarias que algunas empresas ofrecen a sus empleados.
Intermediarios: diferencias en resultados y en rapidez
Tras establecer los criterios que más se valoran en un empleo, llega el momento de utilizar los intermediarios del mercado de trabajo (el nexo entre los empleos y los candidatos) para contactar con las empresas que más se adecuan a nuestras aspiraciones. Cuantos más se utilicen, más posibilidades de éxito habrá.
ETT: empresas privadas que contratan personal y lo ponen a disposición de las empresas usuarias por un periodo de tiempo. Su mala imagen, está desapareciendo gracias a la Ley de Convergencia Salarial de agosto de 1999. Según esa normativa, los trabajadores contratados por una ETT deben recibir el mismo salario que los contratados directamente por la empresa usuaria. El principal mercado de estas empresas es el sector servicios, seguido de industria y construcción. Del 15% al 20% de las contrataciones laborales se realizan mediante las ETT, que constituyen un excelente canal de acceso para mujeres que han permanecido alejadas del mundo laboral durante un largo período de tiempo o jóvenes que aún no han accedido al mercado profesional y demandan dinero urgente o experiencia laboral. Esto se debe a la facilidad, rapidez y transitoriedad de los trabajos que ofrecen las ETT. No son el mejor modo de lograr trabajo estable, aunque después de varias experiencias a través de ETT uno de cada tres empleados se queda en la empresa usuaria.
entidades que colaboran con los servicios públicos de empleo como intermediarios en el mercado laboral, para ayudar a los trabajadores a encontrar un puesto y a los empleadores a la contratación de trabajadores apropiados para satisfacer sus necesidades. Estas agencias, aunque no es lo habitual, pueden cobrar por sus servicios. Hay que inscribirse en ellas y esperar a que llamen con ofertas de empleo. No son adecuadas si urge encontrar trabajo, ya que ofrecen resultados a largo plazo. El 6% de las contrataciones laborales se consiguen mediante estas agencias.
Servicios Públicos de Empleo (SPE): instituciones públicas (INEM?) que actúan como intermediarios del mercado de trabajo y ofrecen a toda la población activa la posibilidad de beneficiarse de sus servicios (orientación al empleo, formación gratuita, fomento de la inserción laboral de sectores con dificultades para ello, servicios de asistencia al autoempleo?). La búsqueda de trabajo a través de los SPE es más apropiada para desempleados de larga duración, parados mayores de 45 años y otro tipo de sectores que revisten dificultad para su inserción. Los SPE no disponen de una gran oferta de empleos y tampoco ofrecen un alto porcentaje de colocación (8-10%).
Para utilizar los SPE hay que inscribirse en la oficina de empleo que por distrito postal corresponda. A pesar de la lentitud en la búsqueda y la escasa adaptación de las ofertas a las condiciones personales de formación, los SPE son un buen medio para obtener información, asesoramiento y ampliar contactos con el mercado laboral.
Internet: ofrece multitud de portales especializados en formación, asesoramiento y búsqueda de empleo. Todavía exigen grandes dosis de paciencia para insertar en los portales un currículo y para encontrar en ellos las ofertas que se adaptan al perfil del solicitante, pero mejoran día a día y han simplificado su uso. Prueba de ello es el espectacular aumento del porcentaje de los internautas que los visitan (un 2% los utilizaba en 1998, frente a un 36% actual) y que las empresas cada vez realizan más contrataciones mediante los portales de empleo (hasta un 6% de sus trabajadores). Ahorran tiempo y dinero tanto a solicitantes de trabajo como a empresas. El perfil del internauta que busca trabajo es un hombre o mujer de entre 20 y 34 años, de clase media-media y media-alta, con experiencia y elevada formación. Los puestos más buscados son informáticos, ingenieros industriales y empleados de los sectores de banca, hostelería y turismo. Al introducir en estos portales un currículo, es importante ser precisos y delimitar al máximo el perfil, por dos motivos: el primero, para no ver nuestra cuenta de correo inundada de ofertas inservibles, y el segundo, porque un currículo poco conciso es desechado cuando una empresa solicita un candidato con características muy completas.
Anuncios de empleo en prensa: sólo un 2% de los contratos laborales son fruto de las ofertas de empleo publicadas en prensa, aunque al menos mediante estos anuncios se observan las tendencias del mercado y cuáles son las profesiones más y menos demandadas. Las empresas valoran de forma muy negativa a quien contesta de forma compulsiva a las ofertas de empleo publicadas. Por ello, se han de leer cuidadosamente los anuncios y ver qué requisitos son excluyentes y cuáles no para el puesto, ya que raramente se cumplen todos (no es lo mismo “se valoran conocimientos de inglés” que “dominio de inglés). Si, analizada esta cuestión, el aspirante considera que cubre los requisitos fundamentales, es momento de preparar una buena carta de presentación, ajustada a la oferta y que le permita diferenciarse lo máximo posible de quienes contestan de forma compulsiva. Esta opción de buscar empleo permite que sea el candidato quien elija las ofertas que se adaptan a su perfil, condiciones y aspiraciones.
El boca a boca: es la red social de contactos personales. Lo que tradicionalmente se denominaba enchufismo hoy se conoce como red de relaciones o networking. Se trata de revisar nuestra agenda de contactos para ver quién puede recomendarnos para un puesto de trabajo o, al menos, allanarnos el camino de entrada a una empresa. Esta red se teje de manera espontánea y constituye el medio más rápido y eficaz de detectar un puesto de trabajo: hasta el 70% de los puestos de trabajo se encuentran a través de amistades o conocidos, y sirve tanto para dar con el primer empleo como para cambiar a otro. La red social debe cuidarse y fomentarse, hasta conseguir que se transforme en una cadena generadora de nuevos contactos. No resulta el método más eficaz para dar frutos de manera inmediata pero, sin lugar a dudas, es el medio más productivo a medio y largo plazo. Requiere un gran esfuerzo de orden y atenciones, pero merece la pena.
Antes de cambiar de empleo:
- Asegúrese de que es la decisión más conveniente y de que le traerá cambios positivos
- Si el salario es el principal motivo, pida un aumento antes de renunciar a su empleo
- No comente sus planes con nadie hasta no estar completamente seguro de que abandonará la empresa
- Su superior debe ser la primera persona en conocer sus planes de cambio
- Informe a la compañía con la suficiente antelación
- En la medida de lo posible, asegúrese de que alguien le puede reemplazar llegado el momento de partir
- Manténgase en contacto con la antigua compañía y evite que se le cierren las puertas
- Obtenga más información sobre su nueva empresa que la facilitada por ellos en la entrevista. Se puede llevar sorpresas.
- Cerrado el acuerdo verbal con la nueva compañía, solicite la confirmación por escrito.
- Plantéese un objetivo, pero sea realista: quizá no lo alcance. Además, con el paso del tiempo su propósito inicial puede variar.
- Analice su nivel de formación y hasta dónde puede aspirar. Recuerde que habrá otras muchas personas en su misma situación.
- Salvo brillantes excepciones, lo más habitual es comenzar desde abajo.
- El primer empleo debe considerarse como un medio para adquirir experiencia para después aspirar a más.
- Cuantos más intermediarios utilice, más posibilidades de encontrar empleo tendrá.
- Averigüe y evalúe las tendencias del mercado de trabajo.
- Mentalícese del esfuerzo y de la fortaleza psicológica que requerirá para buscar trabajo.
- Si el método que utiliza no ofrece resultados, analice en qué puede estar fallando y use otros.
- Asegúrese de que sus currículos llegan al destino adecuado. Llame a las empresas y pregunte el nombre del jefe de personal.