De tiendas por el ciberespacio

Comprar en Internet no tiene por qué ser más inseguro que en el mundo físico. Sólo hay que aprender cómo desenvolverse en este nuevo medio
1 mayo de 2001
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De tiendas por el ciberespacio

Los mismos usuarios que no tienen reparo en permitir que un camarero desaparezca detrás de la barra con su tarjeta de crédito, desconfían cuando se trata de teclear el número de la misma tarjeta en Internet. Y es que es una creencia extendida que la Red es inherentemente insegura. El miedo a lo desconocido hace que en un ambiente que les resulta hostil, muchos consumidores se retrotraigan a la hora de echar mano a la cartera. En el mundo físico todo el mundo conoce las reglas de juego (¿o es que usted no mira si las manzanas están tocadas?), la clave ahora es incorporar las normas del nuevo mundo: el digital.
Como decía un articulista del New York Times, el comercio electrónico no es más que “una venta por catálogo con estilo”. El usuario contrata a distancia un servicio que, en la mayoría de los casos, le llegará por correo o mensajero. Eso sí, estos catálogos se pueden actualizar al minuto y ser únicos para cada usuario, adaptándose a sus gustos y apetencias.

Datos encriptados

A la hora de enfrentarse con una tienda virtual es importante no dejarse confundir por los términos. Muchas tiendas afirman que utilizan servidores seguros para las transacciones, pero, esto, ¿qué significa? Que las comunicaciones entre el usuario y la tienda son, prácticamente, inexpugnables, ya que viajan encriptadas. Sin embargo, nadie garantiza lo que ocurre a ambos extremos.

Si el usuario tiene un virus de los llamados troyanos que registra todas sus acciones agazapado en el ordenador, estará expuesto a que un desaprensivo se haga con información comprometida cada vez que compre algo. De la misma forma, si la tienda no es de confianza, de nada servirá que los datos no se corrompan por el camino. La solución al primer problema es sencilla: instalar un antivirus y actualizarlo de forma periódica. En el segundo caso, sin embargo, es más complicado evaluar cuándo una tienda debe gozar de la confianza del consumidor, aunque hay unas pautas que rara vez fallan.

Características de un servidor seguro

El sitio-web debe estar instalado sobre un servidor seguro. Para comprobarlo, basta con ver que en el navegador Netscape aparece el dibujo de una llave y en el Explorer un candado cerrado. Además, cuanta más información ofrezca el comercio sobre sí mismo, mejor.

Datos como un teléfono de contacto o una dirección postal permiten al consumidor saber con quién está tratando. Y es que, como dice el aforismo, en Internet nadie sabe que eres un perro, o, lo que es lo mismo: es muy fácil ocultar que lo que parece un centro comercial imponente no es más que un tenderete de medio pelo.

Formas de pago

A la hora de decantarse por un sistema de pago no lo dude. Si la tienda ofrece contrarreembolso escójalo, así no abonará nada hasta tener la mercancía en sus manos. No obstante, la mayoría de tiendas sólo permiten el pago con tarjeta de crédito. En ese caso, no es mala idea hacerse con una tarjeta destinada sólo a las compras on-line.

Así podrá hacer un seguimiento exhaustivo a cada adquisición y comprobar que no le efectúan cargos erróneos. Algunos comercios permiten dar el número de tarjeta por teléfono. No es que la Red sea mucho menos fiable que otros sistemas, pero la sensación de inseguridad que provoca en muchos consumidores hace que los comercios electrónicos ofrezcan sistemas y garantías de todo tipo que convierten a la compra on-line en tanto o más segura que la tradicional.

Sin embargo, los errores existen. Un informe de la consultora Baquía señalaba que España no es precisamente un ejemplo a seguir: casi el 100% de las tiendas on-line presentan algún defecto, aunque la propia consultora culpa a la dispersión legislativa del hecho y alega que ¿lo más probable es que estas empresas ni siquiera sean conscientes de sus errores¿. Según el mismo informe, el número de tiendas con fallos graves no llega al 15%.

Ventajas de comprar en la Red

El consumidor que dé el paso va a encontrar en Internet ventajas que en el mundo tangible serían impensables. Una de las más evidentes es la sencillez y comodidad para comparar precios. No se trata sólo de que el internauta pueda desde casa y sin quitarse el pijama recorrer una por una las tiendas digitales para descubrir cuál es la que dispone de mejores ofertas. Hay sistemas como Mysimon que realizan ya de forma automática y gratuita esta comprobación. Los resultados se actualizan cada pocas horas y permiten conocer de primera mano dónde se debe adquirir un producto.

Éstos son los auténticos centros comerciales de la Red. De su desarrollo dependerá en gran medida el avance del comercio electrónico, sobre todo, porque analizan la calidad de los sitios-web que se dedican al comercio electrónico y ofrecen clasificaciones de gran ayuda a la hora de elegir un lugar para comprar.

Y, si, a pesar de lo pesares, la compra sale mal, no olvide que, como en cualquier otra compra a distancia, tiene siete días para reclamar. Eso sí, asuma que es mucho más difícil hacer valer sus derechos en una tienda de Arizona que en una cercana. Pero, antes de dejarse cegar por los peligros (que los hay) tenga en cuenta un dato: el 70% de los clientes de la ciberlibrería Amazon repiten. Por algo será.

  • Disponga de una tarjeta de crédito únicamente para sus compras on-line. Le será más fácil seguir la pista a cada adquisición que realice.
  • Fíjese en dónde está ubicada la tienda: para Internet no hay distancias, pero para Correos sí. Cualquier internauta que domine el inglés entrará con la misma facilidad a una tienda de Albacete que a una de Idaho, pero los gastos de transporte de un sitio y de otro puede que no compensen la posible rebaja en el precio. Sopese las alternativas.
  • Visite sitios-web que comparan precios en diferentes tiendas, sobre todo, cuando se trata de productos idénticos (electrónica, discos, libros). Cuando los dos comercios tienen la misma credibilidad, no merece la pena pagar más por lo mismo.
  • Compruebe que la empresa tiene un teléfono de contacto y una dirección postal. Un correo electrónico y la dirección de una web no son suficientes para descubrir quién se encuentra detrás del ordenador.
  • Muchas tiendas virtuales ofrecen la posibilidad de publicar un comentario a los clientes que ya han completado la compra. Lea todas las opiniones sobre el producto deseado y no olvide que esos comentarios pueden estar amañados.
  • Exija que la transacción se efectúe sobre un servidor seguro (en Explorer se cierra el candado y en Netscape aparece una llave), pero no se confíe. Los servidores seguros son imprescindibles, pero no suficientes para salvaguardar su seguridad.
Navegar a la carta
  • Mysimon
    www.mysimon.com.
    La forma más cómoda para ir de escaparates. Además de un completo listado con algunas de las tiendas que ofrecen el producto, incluye una valoración de la fiabilidad de los comercios.
  • Kelkoo
    www.kelkoo.es.
    Muy similar en su concepción a Mysimon, pero en castellano. Además, los comercios de los que se nutre suelen ser españoles. No es comparable en calidad ni cantidad a su rival estadounidense, pero es una de las mejores opciones cuando se busca entre tiendas cercanas.
  • Epinions
    www.epinions.es.
    Sea la compra en el mundo físico o en el digital, en páginas como Epinions se puede comprobar si otros usuarios están satisfechos con ese producto. Muchos internautas dedican tiempo y esfuerzo a elaborar críticas concienzudas y profundas sobre todos los productos y servicios imaginables.
  • Kriptopolis
    www.kriptopolis.com.
    Sitio-web de visita obligatoria para los que desean convertir su ordenador en un fortín inexpugnable. Incluye programas y, sobre todo, mucha documentación sobre las aplicaciones que permiten proteger al equipo de todas las agresiones externas que puede sufrir.
  • Panda Software
    www.pandasoftware.com.
    La compañía bilbaína es uno de los cuatro referentes mundiales en programas antivirus, una de las aplicaciones imprescindibles en cualquier ordenador. Sólo con un equipo sano (sin virus) se puede ir de tiendas con la seguridad de que nadie espía nuestros movimientos.