Ocio activo para la tercera edad

El envejecimiento bien llevado consiste en disfrutar haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez
1 septiembre de 2001

Ocio activo para la tercera edad

Envejecer no es sinónimo de enfermedad, demencia senil o ausencia de deseo sexual. Tampoco lo es de carencia de capacidad productiva o creativa ni de un estado de eterno cansancio que obliga a llevar una vida sedentaria. José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998, comenzó a escribir en su retiro, pero no es el único ejemplo de artistas que han logrado su máximo esplendor creativo a edades avanzadas. Y es que el envejecimiento bien llevado consiste, sencillamente, en vivir más y disfrutar del tiempo libre haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez. Sin embargo, la sociedad todavía no ofrece suficientes propuestas para llenar los momentos de ocio de ese periodo de la vida y da la espalda a la realidad, a pesar de que dentro de 30 años la mitad de la población de este país estará jubilada o en vísperas de hacerlo. A esto se le añade el aumento de la esperanza de vida, situada en los 76,9 años, con lo que tras el retiro laboral quedan todavía muchos años en los que disfrutar con actividades distintas a cuidar de los nietos o pasear. Y aunque menos de las necesarias, cada vez son más las alternativas, al margen de las vacaciones en temporada baja, destinadas a esta franja de edad. Estudios universitarios, portales interactivos en Internet o programas de voluntariado son algunas de las propuestas.

Universitarios a los 60 años

Es tiempo de estudiar, de colaborar con la sociedad o de desarrollar la creatividad

Alrededor de 35.000 hombres y mujeres de entre 55 y 80 años acuden diariamente a las Universidades de la Experiencia o Aulas de mayores. Instituciones de enseñanza como la Universidad de Granada, la de Salamanca o la del País Vasco disponen de una oferta pensada para los más mayores, con una rebaja de hasta el 50% en las matrículas y un proyecto curricular adaptado a sus intereses, en los que el trabajo en grupo, conferencias y debates cobran mayor importancia que los manuales y exámenes. En la mayoría de los casos, el título que se obtiene tras finalizar los estudios no posee ningún valor académico o laboral, ya que el objetivo de estos cursos es bien distinto: persiguen promover la reflexión y la curiosidad por el saber, al tiempo que promueven relaciones intergeneracionales entre alumnos jóvenes y maduros.

El nivel académico de quienes desean matricularse en las Universidades de la Experiencia o Aulas de mayores carece de importancia, y así el perfil de los alumnos es muy heterogéneo: amas de casa y trabajadores de la construcción comparten pupitre con doctores o maestros de escuela. Según datos universitarios, el 8% alumnos de estas carreras no cuenta con ningún tipo de formación y el 5% ha cursado una licenciatura o un doctorado. La gran ventaja de estas aulas es que la experiencia vital de los asistentes, su sentido práctico y participativo posibilitan el intercambio de inquietudes, conocimientos no escritos o habilidades forjadas a lo largo de toda una vida.

El voluntariado, otra alternativa

Una fórmula que gana adeptos es la de ofrecer de manera gratuita horas del día para colaborar con la sociedad. En numerosas municipios las instituciones y asociaciones culturales locales precisan de personas con edades avanzadas que quieran realizar labores de guía turístico y así compartir sus conocimientos con los visitantes. En Aranjuez, ocho jubilados regulan el tráfico todas las mañanas y tardes a la salida del colegio; en Valladolid otros tantos pensionistas enseñan a los escolares el centro histórico de su ciudad. Pero el voluntariado no se limita a actuaciones puntuales, también se desarrollan programas continuos relacionados con acciones sociales, y para tomar parte en éstos los voluntarios reciben formación previa específica. Así, son muchos los mayores que de manera altruista dedican su tiempo a ayudar a personas que necesitan un acompañante, como enfermos, personas con minusvalías y centros de acogida de menores, los destinos preferentes en ese tipo de actividades. También las escuelas y guarderías encuentran en ellos experimentados contacuentos o narradores de aventuras propias. Las decenas de ONG distribuidas por la geografía realizan continuos llamamientos para que se unan a ellos no sólo jóvenes, sino también mayores con los que poder contar algún día de la semana.

Sumergirse en Internet

Aunque los ordenadores pueden parecer destinados los más jóvenes, una vez perdido el miedo a la tecnología, Internet se convierte en un interesante aliado para el ocio. Los internautas que superan los 50 años representan un porcentaje escaso en la Red, pero son, por el contrario, muy participativos. Según un estudio publicado por la Red Internauta, los servicios más utilizados son el chat (charlas a través de Internet) y el e-mail (correo electrónico), por encima de la navegación por páginas web. En el caso del e-mail, sus ventajas frente al correo convencional son incuestionables, al menos, en cuanto al tiempo de entrega, cantidad y diversidad de archivos que se pueden adjuntar (imágenes, sonido, texto). En Internet se suceden concursos, como el que busca al mejor abuelo o la mejor abuela del año, foros de encuentro profesionales y de aficiones o campeonatos de ajedrez. De hecho, las grandes firmas virtuales comienzan a percibir el filón que suponen las personas de una franja alta de edad, con un relativo poder adquisitivo y que toman decisiones rápidas, y tratan de introducirse en páginas específicas que para esta edad empiezan a abundar en la Red y cuentan ya con un público minoritario pero fiel. Una de ellas es Jubilatas, portal con contenido realizado por y para personas mayores de 65 años que no se limita a hablar de salud, alimentación o consejos. Destaca también Mayores, jubilados y tercera edad, portal que ofrece contenidos de ocio, salud, medicinas alternativas, cursos gratis online, ofertas demandas de trabajos, viajes, cocina, deportes, sexo, amigos, cines, teatros y horóscopos. El último en aparecer en escena es Hacia una nueva juventud, portal dedicado a la tercera edad con contenidos interesantes tanto para particulares como para profesionales del sector e instituciones públicas y privadas.

Ventajas de la formación para la tercera edad (aparte)

  • Permite permanecer activos intelectualmente, sin descuidar las facultades mentales.
  • Aprender proporciona una beneficiosa sensación de satisfacción personal y confianza en uno mismo. > Facilita la relación con personas de la misma edad, con inquietudes, problemas o aficiones similares.
  • Ayuda a vencer la depresión y a seguir activos, ya que obliga a salir de casa, ir a la escuela, intervenir en clase…
  • Posibilita un mayor acercamiento a los jóvenes, con quienes se pueden mantener conversaciones sobre informática, literatura… permitiendo un enriquecedor intercambio de saberes, atractivo para ambas partes.
  • Mejora la forma física, ya que en muchos centros también se imparten clases de educación física especializada y bajo supervisión médica.

Cursos en centro cívicos

Si no está en el ánimo acudir a la facultad todos los días, ayuntamientos y asociaciones de diversa índole preparan extensos programas de formación y entretenimiento, dirigidos a hombres y mujeres que disponen de tiempo para dedicárselo a sí mismos. Estos programas están subvencionados, y sí hace unos años los presupuestos respondían al número de personas vinculadas a los entonces llamados clubes de jubilados, hoy el baremo para determinar qué ayuda reciben estos centros, rebautizados como centros cívicos, depende de la calidad y cantidad de cursos que imparten. Habitualmente los intereses se inclinan hacia programas de restauración, informática, pintura, creación literaria, maquetas o actividades más dinámicas como natación, gimnasia y bailes que se ofrecen de manera ininterrumpida durante todo el año, de manera gratuita o con precios muy asequibles.

Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de la tercera edad (1991)

La Asamblea General de la ONU, reconociendo las aportaciones que las personas de edad hacen a sus respectivas sociedades, y la enorme diversidad de las situaciones de las personas de edad, no sólo entre los distintos países, sino también dentro de cada país y entre las personas mismas, consciente de que en todos los países es cada vez mayor el número de personas que alcanzan una edad avanzada y en mejor estado de salud de lo que venía sucediendo hasta ahora, determinó aprobar una carta en la que se alienta a todos los pueblos a tener presente los siguientes principios:

  1. Las personas de edad deberán tener acceso a alimentación, agua, vivienda, vestimenta y atención de salud adecuados, mediante ingresos, apoyo de sus familias y de la comunidad y su propia autosuficiencia.
  2. Las personas de edad deberán tener la oportunidad de trabajar o de tener acceso a otras posibilidades de obtener ingresos.
  3. Las personas de edad deberán poder participar en la determinación de cuándo y en qué medida dejarán de desempeñar actividades laborales.
  4. Las personas de edad deberán tener acceso a programas educativos y de formación adecuados.
  5. Las personas de edad deberán tener la posibilidad de vivir en entornos seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades en continuo cambio.
  6. Las personas de edad deberán poder residir en su propio domicilio por tanto tiempo como sea posible.
  7. Las personas de edad deberán permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación y la aplicación de las políticas que afecten directamente a su bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes.
  8. Las personas de edad deberán poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicio a la comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a sus intereses y capacidades.
  9. Las personas de edad deberán poder formar movimientos o asociaciones de personas de edad avanzada.
  10. Las personas de edad deberán poder disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la comunidad de conformidad con el sistema de valores culturales de cada sociedad.
  11. Las personas de edad deberán tener acceso a servicios de atención de salud que les ayuden a mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional, así como a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad.
  12. Las personas de edad deberán tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.
  13. Las personas de edad deberán tener acceso a medios apropiados de atención institucional que les proporcionen protección, rehabilitación y estímulo social y mental en un entorno humano y seguro.
  14. Las personas de edad deberán poder disfrutar de sus derechos humanos y libertades fundamentales cuando residan en hogares o instituciones donde se les brinden cuidados o tratamiento, con pleno respeto de su dignidad, creencias, necesidades e intimidad, así como de su derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y sobre la calidad de su vida.
  15. Las personas de edad deberán poder aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial.
  16. Las personas de edad deberán tener acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales y recreativos de la sociedad.
  17. Las personas de edad deberán poder vivir con dignidad y seguridad y verse libres de explotaciones y de malos tratos físicos o mentales.
  18. Las personas de edad deberán recibir un trato digno, independientemente de la edad, sexo, raza o procedencia étnica, discapacidad u otras condiciones, y han de ser valoradas independientemente de su contribución económica.