Aprender idiomas

Los idiomas, asignatura pendiente

1 septiembre de 2004
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Los idiomas, asignatura pendiente

En pleno siglo XXI, y en una sociedad que día a día va ampliando y derribando fronteras, uno de los objetivos prioritarios es la comunicación. Tanto es así que buscar trabajo sin dominar al menos un idioma extranjero resulta muy complicado, especialmente en algunos sectores, y en algunas empresas ya es requisito indispensable dominar incluso más de uno. Las consideraciones lingüísticas son también importantes al planificar las vacaciones, pues no dominar el habla de algunos destinos puede ser un freno para visitarlos si deseamos hacerlo por nuestra cuenta. La lengua inglesa, con 800 millones de hablantes, parece destinada a convertirse en la lengua franca mundial y no por ser la más hablada -ese honor le corresponde al chino simplificado- sino por ser el idioma más utilizado en el mundo de los negocios, las tecnologías (el 80% de los correos electrónicos) y la ciencia (45% de las publicaciones científicas).

Pero, ¿cómo andamos los españoles en materia de idiomas? El panorama sigue sin ser halagüeño. Según datos de la Unión Europea, sólo el 47% de los españoles afirma ser capaz de mantener una conversación en un idioma extranjero, frente al 80% de los habitantes de Dinamarca, Países Bajos o Suecia. El idioma más estudiado en España es el inglés, que está aprendiendo el 36% de la población, según datos del último Eurobarómetro. A mucha distancia le sigue el francés, consolidado como la gran minoría con un 19% de estudiantes, mientras que en el italiano, alemán y portugués apenas se adentran un 4% de los alumnos. La mayoría de los encuestados manifiestan que los obstáculos principales a la hora de mejorar su preparación son razones económicas y la falta de tiempo y de motivación. Debido a esta actitud frente a los idiomas, los departamentos de recursos humanos dedican entre un 5% y un 10% del presupuesto de formación a la enseñanza de idiomas. Y la necesidad de reducir este importante gasto provoca que, al buscar candidatos para cubrir puestos de trabajo, a igualdad de condiciones las empresas seleccionen a quienes más idiomas hablan, y por supuesto, a quienes mejor los dominan y así lo acreditan.

Recuperación después de la crisis

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La posibilidad de estudiar sin horarios, con sistemas personalizados y con la ayuda de un ordenador personal, además de asistir a clases con profesores, han sido los grandes reclamos de muchos centros de enseñanza de idiomas en los últimos años. Sin embargo, el cierre varios centros de este tipo como Opening, Brighton y Oxford English ha dañado la imagen de un sector que se está replanteando el modelo de negocio. Los cursos tradicionales, la enseñanza a través de Internet y los cursos intensivos son las alternativas a las que están tendiendo los alumnos. No obstante, tal y como reconoce Carmen Ros, presidenta de la Asociación de Academias de Idiomas de la Comunidad Valenciana (ACEICOVA), “los escándalos en las grandes cadenas de academias en vez de favorecernos, nos han perjudicado. El consumidor y usuario de estos servicios ha generalizado y ha ‘metido’ a todas las academias en la misma categoría”. Roberto Tárrega, director de uno de los centros que Wall Street Institute mantiene abiertos en Valencia (la empresa se vio obligada a cerrar alguna de las academias que tenía en el territorio nacional) suscribe las palabras de Carmen Ros. “Después del caso Opening nos hemos resentido en el número de alumnos y se ha incrementado la desconfianza hacia cualquier academia de idiomas”, afirma. Poco a poco los ecos del escándalo van quedando atrás y, tras el parón en la enseñanza de idiomas, las más de ochocientas pequeñas y medianas academias que hay en nuestro país comienzan a recibir nuevos alumnos, entre los que se encuentran muchos de los más de 65.000 que se vieron afectados por los cierres.

Idiomas para todos

Amas de casa, estudiantes, personas sin empleo que deciden completar su currículum profesional con un mejor nivel de inglés o trabajadores en activo que acuden con un grupo de la misma empresa -que es quien paga el curso- constituyen el perfil de la mayoría de los estudiantes de idiomas, según la presidenta de ACEICOVA, para quien incluso el tipo de alumno puede cambiar en función de la ubicación de la academia. “No acude el mismo tipo de personas a una academia ubicada cerca de centros de trabajo o en el centro de la ciudad, que a otra más próxima de universidades o centros de estudios, donde serán estudiantes o los propios profesores los que asistan a las clases”. Por su parte, los clientes de centros del estilo de WSI tienen entre 20 y 45 años y buscan un aprendizaje rápido y seguro. En cuanto al abandono de los estudios, Carmen Ros explica que son muy pocos los que, una vez han empezado, los dejan. Eso sí, reconoce que “existe la figura del eterno estudiante de inglés” y afirma que, “en el caso de los adultos, se matriculan cuando tienen una necesidad y continúan con el estudio”.

Claves del aprendizaje

En opinión de Minie Izagirre, traductora y profesora de inglés nacida en Inglaterra y con años de experiencia en la enseñanza de idiomas, cualquiera puede adquirir un nivel básico de comunicación en un curso de nueve meses. Para ella, “este nivel dota al estudiante de funciones tan básicas como dar y pedir información personal, preguntar direcciones, manejarse en restaurantes, hoteles, tiendas y medios de transporte, siempre aceptando que la comunicación será limitada y que se cometerán errores”. Para Roberto Tárrega, el aprendizaje del idioma está garantizado con cuatro horas semanales de dedicación. Tárrega asegura que, cumpliendo dicho horario, “en año y medio una persona puede desenvolverse tranquilamente en inglés”.

Ir un paso más allá y adquirir un nivel alto de conocimiento del idioma depende en gran medida, según Minie Izagirre, del nivel de necesidad y de exigencia de cada alumno, así como de su motivación y su esfuerzo personal. Según ella, un estudiante joven puede adquirir un buen nivel en tres cursos, mientras que otro de más edad puede tardar cinco o seis. Señala asimismo, que “la perfección no se alcanza nunca y que el aprendizaje de una lengua extranjera dura toda la vida, pero las satisfacciones que reporta tanto su aprendizaje como su práctica se disfrutan siempre”.

Un estudio realizado por ACEICOVA coincide con la profesora Izagirre en que el aprendizaje de un idioma confluyen varios factores que determinan el tiempo de aprendizaje y el nivel que se alcanzará. Así, la capacidad del alumno, las circunstancias que le motivan, la calidad de la enseñanza, la frecuencia de estudio y su disponibilidad para trabajar en el idioma fuera de las horas lectivas influirán decisivamente en el resultado final.
Para Carmen Ros, el tiempo de aprendizaje también depende del nivel con el que se llega a la academia. Así, reconoce que “si el estudiante ha pasado por la educación reglada con un mínimo aprovechamiento puede tener muy buen nivel de gramática, aunque puede fallar mucho en el lenguaje oral. Y en las academias se apuntala la parte de la comunicación más deficitaria”. También insiste en que, antes de iniciar un curso, se pregunta al estudiante cuál es el objetivo. En el caso de cursos que se ofrecen a la plantilla de una empresa, el objetivo en tener un inglés fluido a nivel de conversación, por lo que se refuerza más esta parte.

Precios muy desiguales

En cuanto al coste de aprender un idioma, el abanico es muy amplio. En la mayoría de las academias tradicionales el pago se realiza al mes o por niveles, y varía mucho en función del centro y del número de horas lectivas. En este sentido, lo habitual son cursos intensivos de un mes con un coste de 179 euros, cursos trimestrales de 36 horas con 270 euros y cursos adaptados a horarios especiales (se desarrollan viernes o sábado por la mañana y duran 2 horas y media) de 237 horas. Un curso completo (9 meses lectivos) cuesta en torno a 765 euros (85 euros mensuales), con 3 horas semanales de clases, un curso de dos horas lectivas semanales sale por unos 612 euros el curso (68 euros al mes). Aprender un idioma en un centro multimedia tiene un coste medio de unos 300 euros al trimestre, e incluye 50 horas de asistencia a los cursos. Algunos de estos centros exigen el cobro por adelantado, por lo que muchos alumnos se ven obligados a firmar préstamos vinculados: el banco o caja de ahorros adelanta el importe total del curso a la academia y el alumno abona al mes a la entidad bancaria las cuotas correspondientes. Los préstamos vinculados son legales siempre que el alumno sea informado de ello y acepte firmarlos. Si, por motivos ajenos a la academia, el estudiante abandona el curso antes de finalizarlo, ha de seguir pagando las mensualidades. Por ello, antes de contratar estos cursos es fundamental sopesar si realmente se aprovecharán hasta el final.

Un método para cada alumno

Métodos que se apoyan en soportes informáticos. Estos centros multimedia son los más apropiados para personas con horarios inestables, ya que pueden aprender un idioma a su ritmo y utilizando los momentos del día que mejor le vayan. Sin embargo, son caros y es preciso tener una gran fuerza de voluntad, pues al no ser un horario prefijado, permite aminorar el ritmo de trabajo.

Clases de idiomas tradicionales. Método clásico, indicado si se tiene un horario académico o laboral estable y fijo. Se compone en un 70% aproximadamente por clases presenciales basadas en la enseñanza oral y en el contacto directo entre profesor y alumnos. Estos cursos suelen ser más baratos, pero exigen disponer de más tiempo para tener una continuidad en la asistencia a clase.

Escuela Oficial de Idiomas. Las clases se imparten en centros públicos de enseñanzas de idiomas, dependientes de las administraciones autonómicas. La duración total de estos estudios es de 5 cursos de un mínimo de 130 horas cada uno, distribuidos en ciclos de 3 y 2 cursos respectivamente. La enseñanza puede ser oficial presencial (el alumno asiste regularmente a clase a lo largo de un curso académico) o libre (solamente da derecho a la realización de las pruebas para la obtención de los certificados, la preparación va a cargo del alumno), aunque también se imparten cursos especiales destinados a cubrir necesidades específicas de aprendizaje tales como traducción, destrezas orales, lenguajes especializados, etc.

Vivir durante un tiempo en el país donde se habla la lengua a aprender. Resulta muy eficaz, pues obliga a sumergirse en la cultura y únicamente permite la comunicación en la lengua que se tiene como objetivo de aprendizaje. Sin embargo, son pocas las personas que pueden abandonar su vida cotidiana durante una larga temporada para ir a otro país a dominar una lengua.

Cursos de autoformación. Mediante CDs y vídeos, acompañados de libros de texto y ejercicios, el estudiante realiza el curso por su cuenta y evalúa sus progresos a medida que va avanzando. Se encuentran a la venta en muchas librerías y también pueden tomarse en préstamo en algunas bibliotecas municipales.

Idiomas on-line. Los ordenadores y los nuevos sistemas audiovisuales permiten aprender otro idioma sin salir de casa y a cualquier hora del día o la noche. La mayoría de estos programas disponen de un sistema de reconocimiento de voz y conversaciones simuladas que ayudan y corrigen a la hora de perfeccionar la pronunciación. La memoria del ordenador almacena cada día los progresos realizados y se prosigue desde la última lección.

Método tradicional vs. Multimedia

Para Minie Izagirre, una lengua es, básicamente, “una interacción social”. Según esta licenciada en Filología Inglesa, “los mecanismos de imitación, sustitución y ensayo/error, básicos en el aprendizaje de los idiomas, se dan de forma natural en la familia cuando un niño aprende su lengua materna”. Aunque reconoce que la situación que se presenta en un aula es inicialmente artificial, ya que normalmente los alumnos ni siquiera se conocen entre ellos, no duda en afirmar que “con el tiempo se desarrolla un entorno social que da lugar a una comunicación natural”, y así, “el alumno aprende directamente con las correcciones del profesor, pero también indirectamente, aprovechando las correcciones que se hacen a otros alumnos”. En su opinión, esta interacción se pierde en los métodos multimedia que, además, plantean el problema de que algunos estudiantes puedan pensar que es el ordenador el que va a hacer el esfuerzo de aprendizaje en su lugar. Para Minie, un CD-ROM o un programa informático son sólo una sucesión de contenidos, que aunque puedan estar muy bien estructurados “no sustituyen la tarea metodológica de un profesor”.

Carmen Ros coincide en afirmar que “las academias de corte más tradicional otorgan más importancia a la clase con profesor, y aunque han incorporado las nuevas tecnologías, éstas se introducen como un complemento pero sin perder el papel del profesor como elemento clave para el seguimiento del aprendizaje del alumno”. Asimismo, afirma que los cursos dirigidos a adultos privilegian la comunicación oral frente a la escrita, y la conversación frente a la gramática, aunque puntualiza que “en los cursos de iniciación en la lengua sí se dan nociones y una base gramatical pero siempre con la vista puesta en la conversación”.

Sin embargo, el método multimedia también tiene sus ventajas, como no duda en reconocer Minie Izagirre, para quien la libertad de horarios que permite es “una ventaja innegable”. Señala, asimismo, que “hay que tener en cuenta que aprender idiomas es una tarea árida, sea cual sea el método escogido, y los sistemas multimedia pueden ser muy valiosos para introducir una novedad que rompa la rutina de las clases”. También reconoce que “la multimedia es una buena herramienta de práctica fonética, especialmente válida en el caso de idiomas que presenten esta dificultad, como el inglés o el francés”.

Elegir el mejor centro

  • Número de alumnos por clase y profesor. Diversos estudios han demostrado que a partir de 10 alumnos por clase y profesor el nivel de la enseñanza desciende en picado. El tutor y el profesorado tienen que estar muy accesibles.
  • Precio. Varía mucho dependiendo del número de alumnos, del nivel de los profesores, del número de horas y del tipo de programa que elegido.
  • Instalaciones y equipamiento. Las escuelas y centros de calidad cuentan con medios para hacer más entretenido el proceso de aprendizaje a sus alumnos. Resulta imprescindible, como mínimo, un laboratorio de idiomas, equipos de audio y video y ordenadores con conexiones a Internet.
  • Material de estudio. Asegúrese de que le ofrecen la posibilidad de aprender gramática, ortografía, vocabulario… pero también fonética. No se olvides de que un buen curso de idiomas debe darle un buen nivel de la lengua hablada.
  • Servicios complementarios. Foros de debate, videoconferencias, actos culturales y encuentros personales con los profesores y con otros compañeros. Algunos centros facilitan, incluso, intercambios a otros países.
  • Pertenencia a alguna asociación que certifique la calidad de la enseñanza.
  • Calidad docente y formativa del centro. La titulación y procedencia de los profesores da una idea clara de la calidad del centro. Lo ideal es que sean nativos, con titulación en enseñanza, Filología u otros estudios de Humanidades. Valore también la organización y funcionamiento del centro que imparta el curso.
  • El método de enseñanza. Infórmese de cuál es el que más le conviene. Los cursos deben incluir un seguimiento de su aprendizaje, con evaluaciones continuas y pruebas. Asegúrese de que están pendientes de usted y de que le garantizan el curso con un certificado final.

Objetivo: no olvidar lo aprendido

  • Intente mantener con asiduidad conversaciones con nativos. Intente decir lo que quiere, construyendo frases lo más completas posible, en entender lo que le dicen y en escuchar el idioma con su entonación y cadencia original.
  • Lea en voz alta artículos o libros. Muchos de estos libros van acompañados de cassettes, de modo que se puede grabar la propia lectura y compararla con la original. Con este método también se pueden hacer dictados. Tenga en cuenta que la lectura de un libro es un aprendizaje subliminal, tanto de gramática como de vocabulario.
  • Vea los informativos de las cadenas extranjeras, así como los anuncios o películas que haya visto ya. Al tratarse de temas conocidos e ir acompañados de imágenes, le facilitan la comprensión del lenguaje hablado.
  • Escuche canciones e intente entender las letras e imitar la pronunciación y entonación de las palabras y frases.
  • Repase la gramática, mejorará su manera de hablar y escribir.