Libre y poderoso
Un navegador es la ventana que permite otear el paisaje (esto es, las webs) de Internet. Y no hay ventanas totalmente traslúcidas: todas alteran la percepción del exterior. Por eso, la primacía de un único navegador en la informática doméstica, como ocurre con Microsoft Internet Explorer, hace que para muchos usuarios este sea el único navegador conocido y no simplemente una opción más entre una variada gama. Pero, en esta navegación tan peculiar no siempre ha habido un mismo capitán.
Durante la eclosión de la web a mediados de los noventa, el navegador por excelencia era Netscape, que calcó los conceptos de Mosaic. Microsoft, la empresa creadora del sistema operativo que mueve la inmensa mayoría de ordenadores, reaccionó tarde ante el vuelco que suponía Internet pero lo hizo de forma arrolladora: diseñó el navegador Explorer y lo distribuyó de forma indisoluble con su aplicación estrella (Windows). Con esta estrategia, Explorer pasó de no existir en 1995 a estar en 2002 en más del 90% de los ordenadores conectados a la Red. Durante estos siete años Netscape ha recorrido el camino inverso: del 70% del mercado al 7%.
Al perder su posición de primacía, los responsables de Netscape lanzaron en 1998 un órdago que cuatro años después empieza a dar sus frutos: regalaron al mundo los entresijos de su programa para que desarrolladores altruistas colaboraran en su desarrollo: así surgió Mozilla (www.mozilla.org), uno de los proyectos bandera del software libre, que en junio ha visto nacer su primera versión estable.
Pero Mozilla es mucho más que un navegador. Consiste en un conjunto de herramientas para leer el correo electrónico, crear páginas webs, leer grupos de noticias y chatear, que pueden ser mejoradas y reutilizadas a discreción por los programadores que se atengan a la licencia GPL, esto es, la que permite la alteración y libre distribución de los programas con tal de que sigan manteniendo esa licencia.
Voluminosos y pesados
Grupos de usuarios achacan a Mozilla y a Explorer que necesiten un ordenador repleto de megahercios y megabytes para funcionar con soltura, y es que su tamaño sólo les permite operar en ordenadores recientes. Mozilla sufre el handicap añadido del discurrir del mercado: al estar los ordenadores domésticos copados por Explorer, demasiados diseñadores de sitios-web actúan como si el navegador de Microsoft fuera el único, cuando, según los expertos, no es precisamente el más escrupuloso con los estándares. Esto hace que, en ocasiones, las páginas vistas con Mozilla, que sí los sigue a rajatabla, se desconfiguren o resulten totalmente inusables, como ocurre con algunos bancos electrónicos.
Como compensación de estos inconvenientes, Mozilla incorpora nuevas formas de navegar. A la izquierda se abren pestañas donde se pueden tener permanentemente actualizadas noticias, información bursátil o barras de búsqueda de acceso inmediato. Una de las opciones más útiles es la que permite abrir múltiples páginas web en una único navegador, lo que evita que el escritorio se llene de ventanas desordenadas y difíciles de acceder. Además, Mozilla permite eliminar las ventanas emergentes habitualmente publicitarias (pop-ups) e incrementar la seguridad, entre otras vías restringiendo las cookies sospechosas.
Imagen actual
El aspecto del navegador nada más instalarlo en nada difiere del Netscape 4, esto es, ofrece una imagen antigua y pasada de moda. Sin embargo, puede ser alterado al extremo mediante miles de “pieles” disponibles en Internet, cuya instalación es bien sencilla (sólo es necesario hacer un clic, del resto se encarga la aplicación). En esa flexibilidad radica la gran baza de Mozilla, que abarca elementos no tan triviales como el diseño externo. Alrededor de Mozilla trabajan muchos programadores que desarrollan añadidos útiles y originales. Los gestos de ratón (mouse gestures), por ejemplo, permiten realizar las tareas más básicas (ir atrás, recargar una página, abrir nueva ventana…) con un leve movimiento de ratón.
Si Netscape ya regaló las interioridades de su sistema, ¿qué ha ganado con abrir el corazón de su programa? ¿qué ofrece ahora? Desde su versión 6 (nunca hubo una versión 5) se limita a empaquetar el trabajo de los programadores voluntarios de Mozilla y a añadirle algunas funcionalidades como el programa de mensajería instantánea de America Online que, al no tener disponible su código fuente (sus interioridades) no puede incorporarse al proyecto Mozilla. Este navegador libre, a cambio, incluye un modesto programa de IRC (chat), poco amigable para internautas noveles. Los usuarios indecisos deben tener en cuenta que no deben escoger entre tanto navegador: en un mismo ordenador pueden convivir en armonía varios surcadores de webs, incluso cabe la posibilidad de lanzarlos al mismo tiempo. Conviene probar varios, y usar indistintamente uno u otro en función del uso que se le vaya a dar. A fin de cuentas, pocas veces cambiar resultó tan fácil.
Opera
www.opera.com
Algo tendrá Opera cuando es uno de los pocos navegadores que se atreven a cobrar por su uso, si bien los usuarios que no estén dispuesto a echar mano de su cartera disponen de una versión gratuita con una ventana de publicidad. Opera es ágil y estable, y funciona con soltura en máquinas donde los dos navegadores más usados (Explorer y Netscape) apenas se arrastran. El usuario puede optar por una versión ultraligera que prescinde, incluso, de java.
Galeon
galeon.sourceforge.net
Mozilla y Galeon son el Gordo y el Flaco de los navegadores. Ambos comparten el mismo núcleo (el de Mozilla), pero Galeon elimina todos los añadidos que no sirven para ver webs: no incorpora programa de chat, de correo electrónico ni de creación de webs. Eso lo aligera y hace que no surque la Red sino vuele.
Lynx
lynx.brownser.com
Lynx es sobrio, espartano y muy poco atractivo. El navegador sólo-texto por excelencia retrotrae a sus usuarios a épocas pretéritas en las que las imágenes en los webs ni siquiera estaban inventadas. Más que pequeño es diminuto, funciona en casi cualquier ordenador por antiguo que sea y es la prueba de fuego que da el marchamo de usabilidad a un sitio-web más allá de sus colorines. No hay más que seguir la máxima “si se ve con lynx, se ve con cualquier otro navegador”. Conviene probarlo, aunque sólo sea para conocer cómo ha cambiado Internet.
Browsers
www.browsers.com
Explorer, Netscape, Mozilla, Galeon, Opera y Lynx son sólo la punta del iceberg. Hay decenas de navegadores curiosos, distintos y sorprendentes con los que acercarse a la web de forma diferente. Browsers.com incluye análisis de buena parte de ellos y de sus accesorios.