La seguridad en las pistas, escasa
Este año, cientos de miles de personas en nuestro país visitarán las 28 estaciones de esquí españolas, que han invertido para la temporada en curso casi 6.000 millones de pesetas. Se trata de un servicio que llena, muy saludable y deportivamente, el tiempo de ocio de muchos ciudadanos,; no en vano, el año pasado nuestras estaciones recibieron más de 5 millones de visitas. El buen aficionado al esquí es exigente y raramente queda satisfecho, pero su actitud no deja de ser razonable porque esquiar sale muy caro: además de los desplazamientos (las estaciones quedan muy lejos de casi todos los sitios), de la compra de la ropa específica que este deporte requiere y de la adquisición o alquiler de botas, tablas, fijaciones y bastones, hay que hacer frente a un gasto muy oneroso, el del forfait (desde 3.200 hasta casi 5.000 pesetas por día, según las estaciones), el billete que habilita al usuario para usar los remontes mecánicos que repetidamente le suben hasta las zonas desde las cuales realiza sus descensos.
Y, para rematar la faena, si el tiempo no acompaña o la nieve es escasa o de mala calidad, toda la inversión, el esfuerzo y el empeño logístico que exige este deporte tanto al usuario como a los profesionales de las estaciones de esquí, apenas sirven para nada. Pero estas elevadas dosis de gasto e incertidumbre inherentes al esquí alpino (para el de fondo no se necesita remontes, por lo que el deportista se evita el coste del forfait) no son la única explicación a la postura crítica de los aficionados. Hay otras razones, y de mucho peso.
CONSUMER ha analizado a fondo 11 estaciones de todo tipo en nuestro país, enviando esquiadores expertos a realizar las pruebas in situ. Y de la investigación se concluye que aunque la calidad de servicio que ofrecen las estaciones puede definirse como buena en general, la esquiabilidad (número de kilómetros esquiables, calidad y cuidado de las pistas y capacidad de transporte de los remontes y comodidad de éstos, entre otros aspectos) es, salvo excepciones, mediocre. Y, lo más importante, que la seguridad que ofrecen las pistas al usuario es, en casi la mitad de las estaciones, deficiente.
A pesar de que el despliegue de infraestructuras de emergencia en todas las estaciones (helipuerto, atención sanitaria y megafonía) es mayoritariamente satisfactorio, nada menos que cinco estaciones (Astún, Sierra Nevada, La Molina, Panticosa y Formigal) suspenden en la seguridad que ofrecen sus pistas al esquiador. Y sólo tres, Valdesquí y Navacerrada (ambas, pequeñas y madrileñas), y Baqueira-Beret (grande y en el Valle de Aran, en Lleida) aprobaron este examen de seguridad en las pistas. Los apartados en que se concentraron los defectos son la protección frente a los barrancos y la señalización de las zonas sin nieve , que no llegan siquiera al aprobado de media en todas las estaciones incluidas. En la señalización de los cruces peligrosos suspende el 20% de las estaciones, si bien en las demás la situación era muy satisfactoria.
Los apartados mejor cubiertos (ninguna estación suspendió en ellos) son la protección de los pilones que soportan los remontes, la señalización (por bien visible para los usuarios) y el mantenimiento de las pistas.
Poco esquiables
En cuanto a la esquiabilidad de las laderas balizadas (o pistas), la situación es mejor pero tampoco llega a satisfactoria. Panticosa, Vallter 2000 y Candanchú suspenden el examen. Y sólo Sierra Nevada (excelente) y Baqueira-Beret (muy bien) cumplen con las expectativas de un esquiador exigente e informado, que está al corriente de lo que ofrecen las estaciones de más calidad, fundamentalmente: unos remontes rápidos y cómodos, y mucho terreno esquiable con pistas de los diversos grados de dificultad, pero siempre con una generosa dotación de pistas largas, anchas y con buena pendiente, para esquiadores de nivel medio o medio-alto.
Pueden considerarse aceptables Formigal y La Molina. Y se quedan en una línea de mediocridad Valdesquí, Astún y Alto Campoo. A pesar de su pequeña dimensión, Navacerrada consigue buena nota, si bien queda lejos de Baqueira y Sierra Nevada.
El punto crítico, como sabe cualquier esquiador, son los remontes: seis estaciones, más de la mitad, suspenden y casi siempre lo hacen por la insuficiente capacidad relativa de remontar a los usuarios a los puntos desde el que comenzar a descender en sus esquíes. Este apartado de los remontes, muy relacionado tanto con el tiempo de espera que debe soportar el usuario en las colas como con la comodidad del viaje hasta las pistas, incluye: capacidad de transporte en función del número de kilómetros esquiables en cada estación, número de telesillas en general y de telesillas desembragables en particular y, si las hay, número de telecabinas. Las que suspendieron en remontes fueron Vallter 2000, Candanchú (ambas, muy mal), y, ya más cerca del aprobado, Valdesquí, Astún, Panticosa y La Molina. Sólo Sierra Nevada y Navacerrada superan holgadamente las necesidades estimadas por CONSUMER en materia de remontes, aunque Baqueira-Beret merece un bien.
En el cuidado que reciben las pistas (empleados encargados del mantenimiento de las pistas, número de máquinas pisapistas y de kilómetros esquiables que disfrutan de cañones de nieve artificial), suspenden Panticosa, Candanchú, Formigal y Astún. Y destacan positivamente Navacerrada, y sobre todo, Sierra Nevada y Baqueira. La Molina obtiene un notable, y las demás se mueven entre el aceptable y el bien.
Otro motivo de esta mediocre valoración en la esquiabilidad es el horario excesivamente breve en algunas estaciones: cuatro abren sólo siete horas y media, mientras que dos funcionan durante una hora más al día. Una diferencia importante.
Comodidad y servicios en la estación
En lo que respecta a la calidad del servicio que la estación (excluyendo las pistas) ofrece a sus visitantes-clientes, la situación es mejor que en esquiabilidad y seguridad: sólo una, Valdesquí, suspende, y únicamente otra, Astún, obtiene un resultado mediocre (5,5 puntos). Las demás están bien. Las mejores son, en este orden, Alto Campoo, Sierra Nevada, La Molina y Navacerrada, si bien tanto Baqueira como Formigal consiguen un bien que roza el notable. Pormenorizando, el único defecto casi generalizado afecta al servicio de guardería (muy útil para padres con niños muy pequeños o que prefieran no esquiar), que peca con frecuencia de un escueto horario de apertura y de una capacidad insuficiente para acoger a estos usuarios tan especiales. Como malo sin paliativos puede definirse el servicio de taquillas, responsable de las aglomeraciones y retrasos que a menudo sufren los esquiadores cuando quieren comprar sus forfait; no en vano, sólo La Molina y Navacerrada aprueban en este apartado. Y algo parecido ocurre, aunque el número de estaciones con problemas sea menor que en el caso de las taquillas, con el estado de limpieza y conservación de los aseos en la estación, con el número de monitores de esquí (tantas veces insuficientes, como saben los aficionados) y con la ausencia de empleados que ayuden a los usuarios a aparcar sus vehículos.
En calidad de servicio lo más positivo es que, exceptuando Valdesquí, todas tenían oficina de atención al cliente y taller de reparación de esquís. Y que en todas alquilan material para la práctica de este deporte y cuentan con una infraestructura aceptable de emergencias: helipuerto en la estación o relativamente cerca (o en su defecto, un espacio que puede habilitarse en la estación), atención sanitaria y sistema de megafonía. Cotejando todos los datos extraidos del estudio, puede concluirse que Baqueira-Beret (4.900 pesetas el forfait diario) y Navacerrada (4.000 pesetas) destacan sobre las otras nueve estaciones, por sus buenas calificaciones en los tres grandes apartados (esquiabilidad, servicios en la estación y seguridad en pistas) de que consta este informe.
Sierra Nevada (4.100 pesetas el forfait diario) podría estar a la altura de estas dos estaciones (por su excelente esquiabilidad y muy buena calidad de servicio) si no hubiera suspendido en seguridad en las pistas.
Sobre la ropa de esquí, cuatro cosas
El esquí alpino es un deporte técnico que exige ropa cara. Es difícil acertar, dejémonos asesorar.
- Las prendas deben ser calientes, impermeables y cómodas.
- Los pantalones, impermeables y transpirables.
- Los guantes, impermeables y calientes. Combaten el riesgo de congelación y protegen de las caídas sobre la nieve (o piedras, o hielo).
- Las gafas de calidad nos protegen de los rayos ultravioleta y de las ventiscas. La reverberación de la nieve multiplica el efecto solar.
- Cremas de protección solar: de aplicación en cara y labios, evitan quemaduras solares e insolaciones.
- Gorros y orejeras: para cuando hace mucho frío, ventisca o viajamos en un telesilla sombrío.
El material para esquiar
- Las botas. Las botas son lo más importante del material y es vital acertar en el número. Los criterios para adquirirlas son: comodidad, estanqueidad, cierre, precio, aislamiento, ángulo de inclinación, peso y estética. No se debe usar una bota de un pie mayor que el nuestro. Deben estar ajustadas a la pierna y al pie sin dañar ni molestar. Para elegirlas bien, conviene guiarse por los consejos de un experto.
- Las fijaciones. Mecanismo por el cual la bota se fija a la tabla de esquí. Debe permitir el equilibrio entre la unión de la bota y la tabla de esquí en todos los terrenos y ante distintos niveles de presión, así como la salida de la bota ante una torsión inesperada o previamente determinada por la fijación, con el objeto de proteger la rodilla del esquiador de una lesión. Las instalará un especialista. Para un principiante, son suficientes unas fijaciones de nivel medio-alto y no de competición, porque estas últimas agarran mejor y se sueltan con más dificultad, algo poco conveniente para un novato.
- Los esquís o tablas. Elegir tablas es complicado. Hay tantos modelos como modalidades: slalom gigante, slalom, mixtos, travesía, extremo, etc. Un debutante debe empezar con tablas cortas y de modelo mixto. Una tabla grande, aunque más estable, es más veloz y más difícil de controlar en los giros. El tipo de tabla del esquiador avanzado o intermedio irá en función de la modalidad que prefiera. Hay esquís tipo carving o semicarving, que hacen más fáciles los giros. La punta de los segundos es más ancha que la de los primeros, además de tener diferente la parte de atrás. Al alquilar esquís, es conveniente comprobar el estado de las suelas y los cantos. El aspecto de la serigrafía es buen indicativo del grado de uso de las tablas.
- Los bastones. Se utilizan para equilibrar el vaivén del esquiador y sirven de apoyo en los giros. La medida exacta será la que permita apoyar el palo en el suelo por el mango y sujetándolo por debajo de la arandela, de forma que el brazo quede en ángulo de noventa grados.
Para esquiar sin arruinarnos
Antes de comprar botas, tablas con fijaciones y bastones, pensemos en la opción del alquiler. Es un material caro (un equipo de calidad media puede suponer 55.000-65.000 pesetas) y hemos de sopesar si amortizaremos la inversión. Y si lo hacemos, esperemos a rebajas o a ofertas especiales. Es este un mercado muy cambiante, y los chollos abundan.
Otra alternativa: comprar material usado, hay ofertas muy interesantes. No es difícil encontrar (en tiendas segunda mano, periódicos gratuitos e incluso en tiendas especializadas en esquí) material en buen estado al 60% de su precio original.
Para debutantes, niños y familias que esquían sólo de vez en cuando, no hay duda: el alquiler es la mejor opción. Calculemos un coste de unas 2.200 peseta/día por adulto y equipo completo, y unas 1.800 pesetas por niño. Si sólo se alquilan las botas, el coste para un adulto será de unas 1.000 pesetas/día y si se alquilan sólo las tablas con fijaciones y bastones, unas 1.700-2.000 pesetas/día.
Es más barato y cómodo alquilar en las pistas de esquí que en la ciudad, aunque en la ciudad la opción es mayor. El inconveniente: que en la estación no queden botas o esquís adaptados al usuario.
En cuanto a la ropa específica de esquí (anorak, pantalón, forro polar…) y los complementos (guantes, gafas de sol…), antes de comprarlos, pensemos si esquiar será o no cosa de una o dos veces al año. Si no vamos a esquiar con cierta frecuencia, pidamos la ropa prestada o esquiemos cuando las condiciones meteorológicas no exigen ropa muy específica.
Los viajes hasta la estación, si son en coche que lo sean compartidos con varias personas. Lo más barato, el autobús. Hay muchas ofertas en casi todas las ciudades.
Alojamiento: lo más barato son los refugios de montaña y los albergues, pero no son muy cómodos. Otra opción económica: apartamentos compartidos con varias personas. También hay hoteles o pensiones asequibles cerca de las estaciones de esquí, pero estan muy solicitados por lo que hay que darse prisa y reservar con antelación.
Llevemos de casa fiambres, galletas, fruta y bebidas, para almorzar en la propia estación. Los restaurantes y bares de la estación salen caros.
Para elegir la estación, valoremos lo lejos que queda de casa (ojo al coste del bus, o del combustible y autopistas…) y del precio del forfait. Entre una y otra estación, hay diferencias de hasta 1.700 pesetas/día.
Si vamos para dos días, recordemos fijarnos si hay descuento en el forfait al comprar un bono para dos días. Podemos ahorrar hasta 500 pesetas.
Si recurrimos a monitores, hemos de enterarnos de quién es el mejor y más didáctico y agradable. Pagarlo entre varias personas de un nivel de esquí similar, sale más barato y compensa.
Cómo alquilar el material
- ¿Dónde? En las tiendas de deporte y alquiler de las estaciones o reservando esta opción en la agencia de viajes.
- Si se viaja en grupo, ponerse de acuerdo con los integrantes del grupo al objeto de que todos alquilen el material en el mismo establecimiento. Se podrán conseguir descuentos, siempre y cuando se negocien.
- Si el material no es de nuestro agrado, está deteriorado, no es cómodo o resulta complejo para nuestro nivel, lo mejor es cambiarlo. En las tiendas están acostumbrados y no pondrán reparos.
- Cuando se tiene intención de comprar tablas nuevas, un buen consejo es alquilar primero ese modelo para probarlas en las pistas.
Seleccionar la estación a la que ir
- Las estaciones orientadas hacia el norte reciben en invierno menos insolación, la línea de vegetación es más baja y durante las Navidades casi no reciben rayos solares y aumenta el frío. Por el contrario, la temporada dura más y su nieve-primavera es de mayor calidad.
- Las orientadas hacia el sur reciben sol casi todo el año, por lo que en invierno son las más calurosas y por ello, las preferidas. Sin embargo, la nieve dura menos y presenta más hielo por las mañanas debido a que de día se funde más nieve que se hiela por la noche.
- Si se viaja con familia e hijos, tal vez se prefiera una estación con una altitud baja, más cálida y con menos riesgos. Si se tiene un nivel medio o alto y lo que se desea es asegurar buena nieve y esquiar todo el día conviene una estación más alta.
- Es bueno informarse en la federación o dejarse asesorar por personas que conozcan diferentes estaciones para no cometer el error de acudir a una donde no existan pistas acordes con el nivel de cada uno.
- Y ojo a tres factores esenciales: esquiabilidad (tamaño de la estación, número y tipo de pistas y su calidad, y capacidad de los remontes mecánicos), seguridad en las pistas y calidad de servicio en la estación (guarderías, bares y restaurantes, monitores y cursos…). Además, otras dos claves importantes: la distancia a la que queda de nuestro domicilio y el precio del forfait (hay diferencias de más de 1.500 pesetas/día y usuario entre unas y otras).
- Hay más elementos: belleza paisajística del entorno, valores ecológicos, logística – si hay aparcamiento en condiciones o si son habituales los atascos para salir de la estación a la tarde, infraestructura hostelera en los alrededores…
Para iniciarnos la práctica del esquí y tablas comparativas
- Aprender con monitor. Lo mejor es ponerse en manos de un experto. Si queremos aprender bien y adquirir un buen nivel, es imprescindible tomar cursos de perfeccionamiento varios años.
- Prepararse a fondo. Antes de subir a la montaña hay que estar medianamente preparado. Conviene que las piernas tengan flexibilidad y estén fuertes. También es importante realizar ejercicios de calentamiento y estiramiento antes de esquiar.
- Vestirse para esquiar. La forma más usual de protegerse del frío en las pistas es el llamado sistema de capas: la ropa funciona de manera que expulsa la humedad producida por el sudor y a la vez mantiene el calor que genera el cuerpo.
- Tomarnos las cosas con calma e intentar relajarnos y disfrutar con las primeras pistas. Aprender a esquiar requiere ayuda, entrenamiento, caídas, paciencia y varias temporadas de práctica. Pero lo bueno es que se disfruta desde el primer día.
- Calzarse los esquís. Resulta más fácil hacerlo sobre un terreno llano que sobre una pendiente. Hay que quitar la nieve de la suela de la bota, ya que en caso contrario no se podrá meter la bota en la fijación. Seguidamente, introducir la puntera de la bota en la parte anterior de la fijación y centrar la bota sobre el esquí. Se debe presionar fuerte con el tacón de la bota hasta que la fijación se cierre. Y hay que comprobar que la fijación sujeta bien la bota.
- Quitarse los esquís. El mecanismo de apertura de la fijación de la bota está en la parte posterior de ésta. Hay que presionarlo hacia abajo. I La posición correcta sobre los esquís: el calzado de las botas obliga a adoptar la posición natural sobre los esquís: rodillas flexionadas y ligeramente inclinado hacia delante. La norma es mantener la cabeza alta mirando al frente, los codos doblados y los antebrazos y manos hacia delante, manteniendo los esquís ligeramente separados a la anchura de las caderas.
- Estar de pie en una pendiente: poder permanecer de pie en una pendiente es fundamental. Para hacerlo sin caerse o patinar, es necesario dar una correcta angulación al cuerpo y un correcto canteo a los esquís.
- Las caídas: cuando se producen, hay que procurar hacer una diagonal controlando la caída y procurando acabar con los esquís atravesados a la pendiente.
- Antes de subir a cualquier remonte, hay que saber cargar, montar y descargar con seguridad.
- Beber mucha agua para evitar la deshidratación.
- Cuidado con el consumo de alcohol. El esquí no es compatible ni con el alcohol ni con las drogas.
- Hay que conocer y asumir los límites de cada uno. Conviene pararse antes de agotarse.
- Recordemos que lo importante es divertirse, no demostrar nada a nadie. Es lógico que queramos aprender y nos impongamos retos. Pero seamos realistas. No serlo puede poner en peligro nuestra seguridad y la de las demás.
- El sol de alta montaña, el frío y los cambios bruscos de temperatura producen efectos secundarios que se deben contrarrestar con productos cosméticos. Utilicemos cremas hidratantes ricas y emolientes.
- Si, tras haber concluido la jornada de esquí, no se puede evitar estar en una habitación a temperatura elevada, no se deben agravar los retos a los que se enfrenta el cutis agrediéndole con comida muy caliente o picante, alcohol o incluso cafeína.
- Según se gana en altura, aumenta la radiación solar (un cuatro por ciento cada 300 metros de altitud). Y si a eso se sumamos que la nieve refleja nada menos que el 80% de esa luz, a nadie le puede extrañar que sean muchos los que se han “abrasado” vivos. Usemos crema protectora, preferentemente una que ofrezca pantalla total a los rayos. No olvidemos un bálsamo labial y unas gafas de sol homologadas para que no se dañen los ojos.
El 40% de las estaciones de esquí de nuestro país, analizadas
Las estaciones ofrecen una satisfactoria calidad de servicio pero la esquiabilidad de las pistas es frecuentemente mediocre.