Guardar prendas de abrigo

La ropa también hay que conservarla correctamente

Cuando el invierno y sus rigores climáticos finalizan, abrigos, bufandas, botas y jerseys de lana gruesa ceden su lugar en el armario a camisetas, pantalones, vestidos y sandalias. Pero antes de guardar las prendas de abrigo hasta la próxima temporada, debemos tomar ciertas precauciones para que cuando las volvamos a necesitar, ante los primeros fríos del próximo otoño, no nos llevemos una desagradable sorpresa en forma de manchas y/o desperfectos.
1 marzo de 2001

La ropa también hay que conservarla correctamente

  • Cuando lave la ropa que va a guardar hasta la próxima temporada otoño-invierno, sea tacaño con el detergente.
  • No eche suavizante ni lejía ni cualquier otro producto químico a la ropa que va a guardar. Al no poder controlar las condiciones de humedad y temperatura del lugar donde van a estar almacenadas, pueden aparecer manchas y malos olores en las prendas.
  • Repase bien las prendas, y asegúrese que no quedan rastros de manchas o suciedad, ya que con el tiempo se fijan más, sobre todo si se trata de fibras naturales.
  • No planche la ropa. Cualquier rastro de suciedad que pueda tener la prenda, por mínima que sea, se fijará más a ésta.
  • Asegúrese de que el lugar donde va a almacenar la ropa no sea húmedo. Las prendas también han de estar totalmente secas.
  • Doble las prendas y cierre botones, corchetes, cremalleras, etc.
  • Si tiene prendas de encaje fino, envuélvalas en papel de seda azul (el blanco deja pasar la luz).
  • Guarde los edredones en bolsas de plástico en el estante superior del armario, o en los cajones de debajo de la cama, para evitar que se aplasten o estropeen.
  • Haga una “pelota” con las prendas de pluma (fundas, edredones, abrigos…) y métalas en una bolsa procurando extraer todo el aire de la misma.
  • No guarde las prendas de lana muy apretadas, ya que se estropearán las fibras y se producirán arrugas permanentes.
  • Utilice perchas de sastre de madera para colgar prendas largas y pesadas, como abrigos, trajes y pieles. Proporcionan mejor soporte.
  • No cuelgue la ropa en ganchos; las hombreras y el cuello de la prenda deben tener un buen soporte.
  • Guarde la ropa en cajones herméticos o en canastas con forros de plástico, o cuélguela en bolsas de plástico especiales para la polilla.
  • Coloque un antipolillas entre la ropa. No utilice aerosoles ya que, además de tener un fuerte olor, pueden estropear algunas fibras, las pieles por ejemplo.

Cuero y piel

  • Sea especialmente cuidadoso con este tipo de prendas. Deje su limpieza en manos de un especialista.
  • Sacuda las prendas de cuero antes de guardarlas para que no se deformen y las arrugas no queden marcadas.
  • Cuélguelas en una percha especial recubierta de una funda de plástico que proteja la totalidad de las prendas.
  • Guarde las pieles en un lugar bien ventilado y fresco, o en un contenedor sellado, con cristales de paradiclorobenzeno en su interior para que las polillas no las ataquen. Mejor todavía, consulte en el establecimiento donde adquirió la prenda, seguro que disponen de frigoríficos especiales para su depósito.

Calzado

  • No amontone los zapatos y las botas unos encima de otros. Asegúrese de que no están en contacto con la ropa.
  • Compre una horma para cada par de zapatos, y rellene las botas con papel de periódico.
  • Guarde las botas de calidad boca abajo sobre estacas de madera colocadas oblicuamente o junte las dos con una pinza y cuélguelas de un gancho.