MP3

Escuchar, enviar y compartir música por la Red

Conseguir que la música se comprima en mucho menos espacio ha propiciado que se tambaleen los cimientos de la industria discográfica. La culpa es del MP3, un formato de sonido que reduce notablemente el tamaño que ocupa la música grabada
1 marzo de 2001
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Escuchar, enviar y compartir música por la Red

Para comprender mejor en qué consiste, no hay más que comparar una enciclopedia digital, que cabe perfectamente en un CD-ROM, y un compacto de música: en el mismo lugar apenas se puede guardar más de hora y cuarto de melodía. Pero mediante MP3, en un único compacto entran doce horas de música, aunque que sólo podrá ser leída en un ordenador o un dispositivo específico. A fin de cuentas, todo parte de la premisa de que el oído humano no posee la capacidad de escuchar el espectro sonoro completo. La música guardada en MP3 prescinde de lo que no es percibido, y así se aligera buena parte del peso.

La reducción de tamaño no es la solución a un problema menor. Es la manera de aprovechar las aún raquíticas conexiones a Internet para enviar y recibir música. Y ahí es donde surge el problema con las leyes. El formato en sí no es ilegal, pero un uso ilegítimo permite compartir con el resto del mundo los discos propios. Eso, unido a una comunidad de usuarios que se salta sistemáticamente todos los derechos de autor, hace del MP3 el formato a batir por los productores de discos.

Un ordenador de gama media, suficiente

Para disfrutar de este sistema de sonido es suficiente con un ordenador de gama media. A partir de un Pentium o similar (esto es, un computador que ronde el lustro de vida) el equipo será capaz de reproducir estos archivos con una calidad similar a la de los CDs tradicionales. Cada minuto comprimido en MP3 ocupará aproximadamente un mega de información, las dos terceras partes de un disquete.

Los programas para escuchar música grabada en este formato también son gratuitos. El más conocido de todos es Winamp, y, pese a su austera presentación, ofrece unas posibilidades de personalización impresionantes. El sonido se puede ecualizar y moldear a gusto de cada uno y admite vistosos efectos que generarán imágenes en función del ritmo que la propia música marque. Ya esta disponible la segunda versión, que ha mejorado mucho desde su salida, pero es inminente la aparición de la tercera.

No obstante, el catálogo de programas creados para reproducir y gestionar los enormes archivos musicales que se llegan a formar con este sistema es inmenso. En páginas de aplicaciones gratuitas como Shareware.com o Tucows.com se cuentan por decenas. La mayoría ofrecen un diseño muy cuidado y funciones sorprendentes, como la de ejercer de improvisados pinchadiscos, que, automáticamente, mezclan el final de una canción con el comienzo de la siguiente.

Napster, los pioneros

Todo este embrollo no tendría importancia si no hubiera aparecido un sistema para que la distribución de estos archivos se extendiera como la pólvora. ¿Su nombre? Napster. Se trata de un programa gratuito que se puede conseguir desde la propia página de la compañía Napster.com . Una vez instalado en el equipo, permite compartir con el resto de usuarios conectados a la Red la música que se tenga almacenada en el ordenador. Así, se configura una base de datos virtual con miles de canciones -por término medio, se estima que ese almacén virtual de música contiene el equivalente a 13 años de música ininterrumpida- en la que se indica qué usuario dispone de cada canción en su ordenador. A partir de ahí, y una vez elegida la que nos interesa, se establece de forma automática la comunicación entre computadoras, que se intercambiarán la música sin que la central de Napster tenga nada que ver. El sistema, contra lo que pudiera parecer, es muy sencillo de usar y no requiere de ningún conocimiento técnico.

La legalidad, en entredicho

Napster ha indicado que, a mediados de año, comenzará a cobrar por este servicio unas dos mil pesetas mensuales. En la actualidad, se encuentra inmersa en un litigio con la agrupación que reúne a la mayoría de las discográficas norteamericanas -la RIAA- que puede motivar su cierre. El sistema en sí no tiene nada de ilegal. Y no sólo desde el punto de vista de lo que se denomina como fair-use, o uso legítimo, por el que un usuario tendría derecho a preservar para uso personal una copia de seguridad de los discos. También por la posibilidad que ofrece a los autores que desean difundir su obra sin ninguna cortapisa. El problema radica en que multitud de páginas ofrecen en Internet música carente de derechos de copia, porque nunca los tuvieron o porque estos derechos han expirado. Sin embargo, ya se perfilan los programas que sustituirán a Napster. Y no son pocos. Algunos, como Gnutella, son difíciles de perseguir por ley, ya que no cuentan con ningún centro neurálgico que pueda cortar el flujo. Cada usuario se conecta con el resto directamente, no hay ningún intermediario. Por ello, las actuaciones judiciales para erradicarlos deberían ser individuales, con todos los problemas que ello conlleva.

Navegar a la carta

Si se cuenta con un ordenador que no sea excesivamente antiguo, sólo habrá que dotarle de los programas adecuados y encender los altavoces para dar un paseo sonoro por el ciberespacio. Incluso han aparecido pequeños aparatos electrónicos que pueden sacar los MP3 de paseo, como si de modernos walk-mans se tratase. La clave está en saber a dónde acudir para descargar la música sin violar los derechos de ningún artista. Pero, no sólo de MP3 vive el espacio digital. Los archivos de sonido de karaoke, cuya calidad final dependerá de la tarjeta de sonido del equipo, pueden ser igual de interesantes.

  • Hispamp3 Página española sobre el formato de sonido en boga y todo lo que le rodea. Su sección de programas y reproductores admite pocas comparaciones, incluso con publicaciones anglosajonas.
  • MP3.comEl abanderado de la libre distribución de música sin derechos de autor por Internet, además de la punta de lanza que muestra los últimos programas y novedades.
  • Noticias MP3 Información del mundo de la música y ofertas de todos los estilos musicales.
  • Cancionero Para oír y leer la letra de temas en MP3 con el reproductor más conocido de este sistema: el Winamp.
  • Cantautores Página especializada en cantautores noveles.
  • Karaoke Cuenta con programas para reproducir y editar canciones, y además ofrece la función específica de karaoke.
  • Napster El más popular programa de intercambio de ficheros de audio. Permite localizar y descargar todo tipo de melodías de forma muy sencilla.
  • Winamp Principal reproductor de MP3, que incluye la posibilidad de alterar su aspecto o de incorporarle vistosos complementos.
  • ChangeMusicOtro buscador temático que complementa a la perfección lo que otros publican.
  • Musicsearch.com Impresionante base de datos en la que encontrar todo tipo de datos sobre artistas, grupos, letras y demás parafernalia digital.