Factura de la luz: apenas hay diferencias entre el mercado libre y la tarifa regulada
Pulsar el interruptor y encender la luz. Es un acto rutinario al que no le damos la importancia que merece. Pero la energía eléctrica tiene un valor incalculable en nuestras vidas. Precisamente, las familias consumen casi el 30% del consumo energético total de España y, más concretamente, un hogar medio consume cerca de 4.000 kilovatios por hora (kW/h) al año. ¿Y a qué equivale un kilovatio por hora? Al consumo de una lámpara (de 100 vatios) en funcionamiento durante 10 horas.
Detrás de estos datos y gestos tan cotidianos existe una industria muy compleja. Recientemente, el suministro eléctrico ha sufrido una serie de cambios normativos y desde julio de 2009, el mercado de la electricidad en España está liberalizado. Y ¿qué supone eso para el consumidor? Al igual que en otros sectores, como el de la telefonía móvil, el ciudadano puede contratar el suministro eléctrico con aquella empresa comercializadora que mejor se ajuste a sus necesidades. Sin embargo, los consumidores que tengan contratada una potencia de menos de 10 kilovatios (kW) pueden optar por la Tarifa de Último Recurso (TUR), cuyo precio lo fija el Gobierno. Demostrada la importancia del sector eléctrico en las economías domésticas, EROSKI CONSUMER se propone en este estudio analizar las diferentes tarifas que pagan los ciudadanos, así como conocer si existen ofertas reales en el mercado libre que atraigan al consumidor.
Cómo se hizo
Para ello, se ha solicitado información a expertos de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y de Unidad Eléctrica (UNESA), y también a las organizaciones de consumidores: la Asociación General de Consumidores (ASGECO CONFEDERACIÓN) y la Unión de Consumidores de España (UCE). Asimismo, se han solicitado tarifas e información sobre el sector eléctrico a 12 compañías eléctricas que operan en todo el país: Aduriz Energía, Compañía Escandinava de Electricidad de España, Eléctrica Serosense, Endesa Energía, Enerco Cuéllar, E.ON Energía, Gas Natural Servicios, Gerternova, HC Energía, Iberdrola, Nexus Energía y Orus Energía.
Para ello se han creado tres supuestos para comprobar cuánto tendría que pagar al mes en la factura de la luz un consumidor medio:
- Un hogar de 50 metros cuadrados con dos habitaciones y una cocina, cuyas necesidades son: iluminación, radio, televisión, frigorífico, lavadora, agua caliente y pequeños electrodomésticos como la aspiradora, la cafetera o el microondas. La potencia contratada en este caso son 2,3kW y la energía consumida en un mes (30 días) ha sido de 150kW/h.
- Una casa de 80 metros cuadrados con tres habitaciones y una cocina, cuyas necesidades son iguales a los del primer supuesto más lavadora, lavavajillas, horno, vitrocerámica y ordenador. La potencia contratada son 4,6kW y la energía consumida en los 30 días han sido 300kW/h.
- Un hogar de 100 metros cuadrados con 5 habitaciones y una cocina con las mismas facilidades que el segundo supuesto más aire acondicionado y secadora. En este último caso, la potencia contratada es de 4,6kW y la energía consumida en un mes ha sido de 500kW/h.
Sin grandes diferencias
Para calcular la factura de la luz, EROSKI CONSUMER ha sumado cuatro conceptos: por un lado, la potencia contratada y el consumo de energía multiplicados ambos por sus tarifas (en este punto se han tenido en cuenta las ofertas dirigidas a los consumidores que tienen contratada solo la luz, no las duales de luz+gas que se estudian aparte), y por el otro, el impuesto de electricidad (5,1127%) y el IVA (18%). Habitualmente, el consumidor encuentra en su factura otro concepto, como es el alquiler del equipo (contadores e interruptores), pero en este estudio no se ha incluido el cálculo porque las comercializadoras consultadas no han facilitado su precio.
Así, en la actualidad, un consumidor que contrata en el mercado libre una tarifa sin discriminación horaria (la 2.0A), una potencia de 4,6 kilovatios y consume durante un mes 300 kilovatios por hora paga una media de 61 euros por su factura de la luz. Se trata de un importe muy similar (apenas un 1,4% más económico) al que tendría que desembolsar si contratase la Tarifa de Último Recurso. Asimismo, en el mercado libre las diferencias tampoco son sustanciales entre una compañía y otra, solo dos euros entre las más onerosas y las más económicas: las primeras fueron Aduriz Energía, Eléctrica Serosense, Gas Natural y Gesternova (que ofrecen la misma tarifa que la TUR, casi 62 euros), mientras que las segundas son la Compañía Escandinava de Electricidad de España y HC Energía (con 59 euros mensuales).
Una situación similar ocurre cuando el consumidor tiene una casa más grande (de 100 metros cuadrados), contrata la misma potencia (4,6 kW) y aunque tiene similares electrodomésticos consume 500 kilovatios por hora. En este caso, cada mes debe pagar una media de 96 euros en el mercado libre. El ahorro que puede conseguir respecto a la TUR es de un 1,2% y, al igual que en el caso anterior, entre compañías no existen apenas diferencias (hasta cinco euros): las más caras son precisamente las que ofrecen las mismas tarifas que las reguladas por el Gobierno (Aduriz Energía, Eléctrica Serosense, Enerco Cuellar, Gas Natural y Gesternova (el coste son 97 euros), mientras que la más económica es la Compañía Escandinava de Electricidad (92 euros).
Mercado libre, ¿realidad o quimera?
Estas conclusiones indican que aunque ya ha pasado cierto tiempo desde la liberalización del sector energético, apenas hay diferencias en las tarifas destinadas al consumidor doméstico (la llamada 2.0A y 2.0DHA) entre una y otra compañía eléctrica estudiada, y tampoco con respecto a la regulada por el Gobierno (la TUR). Los datos hablan por sí solos y durante el análisis se ha comprobado que sobre el término fijo (la potencia), solo una de cada tres compañías analizadas ofrece algún descuento de entre el 10% y el 15% (Endesa Energía, E.ON Energía, Iberdrola y Orus Energía), mientras que sobre el variable (la energía consumida) apenas una de cada cuatro lo rebaja entre un 1% y un 5% (la Compañía Escandinava de Electricidad de España, HC Energía y Nexus Energía). ¿Cuál es el motivo? En algunos casos, indican que la TUR fijada por el Gobierno no refleja los verdaderos costes del suministro eléctrico y que una comercializadora en el mercado libre muy difícilmente la puede reducir sin incurrir en pérdidas. Aun así, también ofrecen otro tipo de ofertas: Iberdrola y E.ON Energía un servicio de mantenimiento gratuito o acogerse a la Tarifa de Último Recurso con precio fijo durante un año, y Gesternova tiene un servicio de atención y reclamaciones gratuito.
analizadas ofrece descuentos
de entre el 1% y el 5%
sobre la energía consumida
En este sentido, la propia CNE también valoró como insuficiente la evolución de la competencia en el mercado eléctrico, en especial, en lo que se refiere al sector del consumidor doméstico. Según la entidad, en la actualidad, los usuarios siguen siendo fieles a las empresas establecidas y se encuentran indefensos a la hora de cambiar de suministrador, ya que la normativa no es clara en esta materia. Aunque sí es cierto que los suministros en mercado libre registraron en 2010 un incremento de más de 1,8 millones con respecto al año anterior, la mayoría de los consumidores domésticos (el 85%) continúan siendo suministrados a través de una comercializadora de último recurso (CUR).
Para las asociaciones de consumidores el futuro del sector eléctrico español es complicado. Es más, según la UCE, la peor de las situaciones que podía vivir el mercado eléctrico es la actual, en la que las tarifas de las empresas que operan en el mercado libre están vinculadas a la regulada por el Gobierno y no existen descuentos interesantes para el pequeño consumidor.
- Tarifa de Último Recurso (TUR): Los usuarios domésticos con menos de 10 kW contratados de potencia pueden suscribir esta tarifa que determina la Admistración. Hay dos modalidades:
- Tarifa sin discriminación horaria: es la que habitualmente se contrata. Se paga un precio por kilovatio fijo, sin depender de la hora en la que se haya producido el consumo.
- Tarifa con discriminación horaria: en este tipo de tarifa la potencia continúa siendo un concepto fijo en la factura, pero el consumo, dependiendo de la hora en que se realice, se dividirá en dos tramos, llamados ‘punta’ (de 12 horas a 22 horas en invierno, y de 13 horas a 23 horas en verano) y ‘valle’ (de 22horas a 12 horas en invierno, y de 23 horas a 13 horas en verano)
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Bono Social: Se trata de un descuento sobre el precio de la Tarifa de Último Recurso (TUR) para determinados consumidores de electricidad acogidos a esta tarifa. Estos deberán ser personas físicas y solicitarlo para su vivienda habitual. Deben pertenecer a alguno de los siguientes colectivos: clientes domésticos que contraten una potencia inferior a 3kW, pensionistas con 60 o más años con contribuciones mínimas por jubilación, incapacidad permanente o viudedad, familias numerosas u hogares en los que todos sus integrantes estén desempleados- Tarifas en el mercado libre: Los consumidores son libres de elegir suministrador eléctrico. En este caso, es el mercado el que determina el tipo de tarifas que se van a comercializar. A día de hoy, las compañías eléctricas aún no han realizado una apuesta importante por este tipo de mercado, ofertan algunos productos que rebajan el precio de la tarifa de último recurso en porcentajes casi minúsculos. Esto ha provocado que la gran mayoría de los usuarios domésticos mantengan sus contratos con las comercializadoras de último recurso.
Para ahorrar: tarifa con discriminación horaria y ofertas de luz+gas
Con todo, sí se encontraron contrastes más importantes en el caso de que un usuario contrate una tarifa con discriminación horaria. En los dos supuestos (el segundo y el tercero) creados por EROSKI CONSUMER, el consumidor podría ahorrarse en un mes hasta un 24% en la factura de la luz: pagaría en el primer caso una media de 48 euros al mes y en el segundo 74 euros cada mes (tampoco hay diferencias sustanciales entre compañías). Sin embargo, esto solo ocurre si el 40% de su consumo de electricidad se realiza en hora punta y el resto en hora valle (cuando las tarifas son más baratas). Con todo, los especialistas consultados aseguran que es difícil conseguir un ahorro efectivo con la tarifa con discriminación horaria si no existen sistemas inteligentes que ayuden al consumidor a realizar un consumo responsable, como por ejemplo en Aduriz Energía la gran mayoría de los clientes con tarifas con discriminación horaria tienen un sistema de calefacción por acumulación que carga durante la noche (consume energía) para emitir calor durante el día. En este sentido también juega un papel importante el sector de la domótica, que consiste en controlar y automatizar los sistemas de iluminación a través de sistemas de control inteligente.
Otra forma de ahorrar en la factura de la luz en el mercado libre es contratar la luz y el gas con la misma compañía. De esta forma, los usuarios pueden encontrar bonificaciones que oscilan entre el 12% y el 15% en el término fijo (potencia) de la luz (Gas Natural, E.ON Energía y Endesa Energía) y en el término variable (consumo) de la luz entre el 2% y el 10% (HC Energía y Gas Natural). Es más, en E.ON Energía si se reduce el consumo eléctrico un 10%, ofrecen como bonificación un mes de luz gratis.
Bono social: otra opción de ahorro
Aquellos consumidores acogidos a la Tarifa de Último Recurso (TUR) pueden beneficiarse desde hace dos años de una ayuda en la factura de la luz, el Bono Social. Para ello, deben pertenecer a uno de los siguientes colectivos: clientes domésticos que contraten una potencia inferior a 3kW, pensionistas con 60 o más años con contribuciones mínimas por jubilación, incapacidad permanente o viudedad, familias numerosas u hogares en los que todos sus integrantes estén desempleados.
Esta medida de carácter social fue creada cuando entró en vigor la Tarifa de Último Recurso (julio de 2009) para favorecer a los colectivos más desprotegidos. Se basa en congelar la tarifa vigente en el momento de la puesta en marcha de la TUR hasta el año siguiente.
Así, el primer supuesto creado por EROSKI CONSUMER (un hogar en el que se ha contratado una potencia de 2,3 kilovatios y en un mes se han consumido 150 kilovatios a la hora) pertenece a este colectivo. Si contratase la luz en el mercado libre, pagaría una mensualidad media de 31 euros con una tarifa sin discriminación horaria, mientras que si solicitase el bono social (siempre y cuando se acoja a la TUR), se ahorraría un 16% en su factura mensual (pagaría 26 euros al mes).
Conviene recordar que el bono social se disfruta por un periodo de dos años y que el beneficiario deberá estar acogido a la TUR, ser una persona física y el contrato para el que lo solicita sea el de su vivienda habitual.
Abrimos el buzón y “¡sorpresa!”: ha llegado el recibo de la luz. La mayoría de las personas se limita a mirar con resignación cuánto le cuesta ese mes la luz. Sin embargo, además del precio que se debe abonar por la electricidad, la factura contempla otra serie de detalles y conceptos en los que no siempre nos fijamos y que no resultan del todo comprensibles. Y es que la lectura de estos documentos no siempre resulta fácil.
Los datos de la factura
Ya sea con tarifa regulada o en el mercado libre, la factura debe mostrar el consumo anual: es un gráfico de barras que sirve, además de para controlar el exceso de consumo, para saber si el estimado que realiza la compañía se corresponde con el consumo histórico interanual. Para ello, se pueden consultar las facturas anteriores para cotejar los datos de los gráficos. Los que siguen son los conceptos, además del precio final, que deberían aparecen en el recibo que nos llega a casa:
En el precio regulado o Tarifa de Último Recurso (TUR), la factura debe mostrar:
- El boletín oficial donde se publica la tarifa.
- El precio total al que asciende la factura, desglosado en término fijo o término de potencia: en este concepto se paga por la potencia contratada, y es el resultado de multiplicar el precio del término de potencia por los kilovatios contratados. Se abona siempre, incluso si no se ha consumido nada. Y por otro lado, el término variable o término de energía: aquí se facturan los kilovatios a la hora que hayamos consumido en el período de facturación, medidos por el contador.
En el mercado libre, los datos a facturar varían y, por tanto, los conceptos de la factura que han de aparecer son:
- Peajes: es el pago por usar las redes del distribuidor (empresa que distribuye la luz hasta nuestro domicilio), mediante un precio que es fijado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
- Energía consumida: es el pago de la energía consumida medida por el contador. Es el resultado de multiplicar el precio libremente pactado con el comercializador, que figura en el contrato, por los kW/h medidos por el contador.
- En las facturas, además, como mínimo una vez al año o cada mes, si así se solicita, la empresa tiene obligación de informar de los pagos que ha realizado al distribuidor, en nombre del consumidor, por los peajes.
- Ofertas: la liberalización del mercado ha traído consigo ofertas y descuentos sobre las tarifas pautadas. Deben figurar los descuentos y, si no se incluyen, se tienen que controlar mediante el contrato. Por otra parte, debe especificarse claramente si el descuento es sobre el total de la tarifa o solo sobre una parte (el término fijo o el término de consumo).
Hay que añadir otra serie de conceptos que se aplican tanto si el consumidor se acoge a la Tarifa de Último Recurso (TUR) como si decide salir al mercado libre:
- Impuesto sobre la electricidad: cantidad variable a pagar según el consumo que se haga en cada hogar y que se invierte en la investigación de energías alternativas. La fórmula para calcular este impuesto relaciona conceptos como la suma de la potencia contratada con la energía consumida y un coeficiente fijo.
- Alquiler de equipos de medida: cantidad fija que paga el particular a cambio de la que la empresa realice, de forma obligatoria, el mantenimiento y reparación del contador.
- Historial de consumo: a través de un gráfico de barras se muestra cómo ha ido evolucionando el gasto energético a lo largo de los últimos meses de consumo por parte del particular.
- IVA: la suma de todas las cantidades antes mencionadas (coste fijo del servicio, facturación por potencia, impuesto especial sobre electricidad y alquiler de equipo de medida, entre otros conceptos) se grava con un 18% de IVA.
Lectura estimada de la factura: ¿un engaño al consumidor? y tablas comparativas
Entre los consumidores, uno de los aspectos que más controversia genera en la factura de la luz es la lectura estimada. La lectura es la cifra que marca el contador de la luz del suministro, existen dos tipos. En primer lugar, está la lectura real que se refiere a la numeración que marca el contador en una fecha concreta y que toma el personal de la compañía o el propio consumidor . En segundo lugar, está la lectura estimada que se utiliza en los periodos en los que no ha sido posible hacer la lectura del contador.
En este caso, el sistema informático de la empresa eléctrica hace una valoración aproximada del consumo que puede haber tenido el suministro. La normativa le permite calcularlo mediante una fórmula que toma como referencia el consumo ‘histórico’ del consumidor en el mismo periodo del año anterior con lectura real. Pero esta valoración no deja de ser ficticia y puede ser mayor o menor que el consumo real. Por eso, como las lecturas deben ir alternando una factura estimada y una real, una vez que se tome una lectura real del contador se regularizará el pago en la siguiente factura. Así, es posible tanto que le devuelvan al usuario parte de lo facturado (cuando se ha estimado de más) como que tenga que pagar parte de lo no facturado anteriormente (cuando se ha estimado por debajo del consumo).
Las lecturas estimadas generan desconfianza en las organizaciones de consumidores y son muchas las denuncias interpuestas en este sentido. La última fue en la Comunidad de Madrid, donde el Ejecutivo regional abrió el pasado mes de marzo un expediente sancionador a tres empresas comercializadoras de electricidad en la comunidad por entender que se habían vulnerado los derechos de los consumidores madrileños a recibir una información eficaz y suficiente y se instaba a las compañías a facturar siempre de acuerdo a una lectura real.