Campesinas del mar
Los mares arropan una huerta fértil colmada de frutos que solo puede sembrarse y recolectar con la llegada de la bajamar. Haga sol, frío o llueva, las mariscadoras aprovechan esta ventana, de entre tres y cuatro horas, para conquistar el arenal con sus sachos y rastrillos y desenterrar los moluscos.
Cita en playa Moreira
En plena ría de Arousa se encuentra playa Moreira. Ataviadas con ropas coloridas, visera, botas, cubo y herramientas, las mariscadoras traspasan el pinar y hunden sus pies sobre los surcos de agua y la amalgama de piedras, arena y algas que ha descubierto el mar. Desafiando a sus lumbares, se encorvan con su rastrillo y remueven con decisión el terreno en busca de almejas y berberechos. Además de poseer el permiso de explotación marisquera, cada trabajadora debe hacer un curso específico para desarrollar esta actividad. Para que el marisqueo sea provechoso dedican gran parte de su tiempo en cultivar los moluscos y en limpiar las playas de algas y basura para que éstos crezcan y no mueran.
Ocultos bajo la arena
Tanto las almejas como los berberechos son moluscos bivalvos que viven bajo la arena . Cuando la arena aún no está muy revuelta las mariscadoras la escudriñan para descubrir moluscos. Debe respetarse un tamaño mínimo de recogida: las almejas finas deben tener al menos 4 centímetros y los berberechos 2,8. Las capturas escasean conforme pasan los días de faena en la misma playa y las mariscadoras optan por adentrarse en el agua hasta la cintura para conseguir el cupo diario de moluscos que nunca deben sobrepasar.
Regreso a la lonja y subasta
La jornada de trabajo finaliza en la lonja gestionada por la Cofradía San Martín de O Grove. Cada mariscadora espera su turno para que criben sus moluscos y se compruebe que tienen la talla mínima. Después, se pesan y agrupan por tamaño en cajas o redes. Cada cupo se etiqueta con el número de orden de cada mariscadora, la fecha de la captura, la especie y el lugar de recogida. La subasta del marisco comienza a primera hora de la tarde. La dirige el lonjero, quien pone un precio de salida para cada lote que baja hasta que un comprador detiene la puja con un mando a distancia.