Cómo preparar una comunión "low cost"
Hablar de la primera comunión se ha convertido para muchos en un polémico tema con menciones obligadas al despilfarro y al carácter comercial, más que religioso de este tipo de celebraciones. En muchos casos, el dispendio en trajes, banquetes y regalos llega a equiparar la primera comunión con una boda en miniatura. En los últimos años, algunos expertos cifran en 12.000 euros el coste de algunas de estas ceremonias. Sin embargo, en paralelo a este tipo de fiestas ostentosas, la crisis ha diseñado otro modelo de comuniones que va ganando adeptos año a año: las “primeras comuniones low cost”. El ahorro se convierte en la máxima para muchas familias, algo que obliga a optar por las fórmulas más tradicionales: celebrar almuerzos o meriendas con pocos invitados, alquilar o “reciclar” los trajes de algún pariente y reducir los regalos a obsequios útiles y prácticos. Según un estudio de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI), el coste de estas celebraciones se redujo un 15,6% en 2010. La Federación calcula que, de media, las familias gastan unos 2.327 euros en este día tan especial para sus hijos. La cifra, no obstante, contrasta con los datos de la Unión de Consumidores de España, que estima que la primera comunión tiene un coste medio de 3.000 euros en España. ¿Cómo se pueden rebajar estas cifras sin escatimar en seriedad y buen gusto?
Princesas o marineros, pero de reciclaje
La mayoría de los niños sueñan con la llegada del día de su primera comunión como una gran cita para vestirse con estupendos trajes. Según datos de 2010 de la Unión de Consumidores de España, el vestido cuesta unos 300 euros, de media, para las niñas y 250 euros en el caso de los niños. La cifra asciende un poco más en el caso de las féminas, ya que los complementos pueden llevarse otros 100 euros del presupuesto familiar. De media, las familias gastan unos 25 euros en adornos para el pelo, 40 euros en guantes y “limosneras” (esos pequeños bolsitos específicos para la primera comunión de las niñas) y hasta 40 euros en peluquería. A esto, en muchos casos hay que sumar otros 200 euros, de media, que es lo que puede costar la típica cadena con medalla o cruz de oro incluidas. Son gastos que muchas familias no pueden hacer frente en momentos como el actual donde alguno de los miembros están en paro, en ERE, o en situaciones más difíciles. Por eso conviene seguir muchos pequeños trucos para aminorar la factura.
Para empezar, no está de más, ni desmerece en nada una primera comunión en la que el niño o la niña luzca el traje de algún pariente cercano, como hermanos, primos o incluso aquel traje guardado en el desván de su propio padre o madre. Unos sencillos arreglos (por no más de 30 euros) pueden solucionar este primer capítulo de la celebración. Si no se dispone de ningún vestido heredado, otra opción puede ser recurrir a alguna institución benéfica. Cáritas, por ejemplo, ha prestado trajes de comunión en algunas comunidades autónomas a familias con problemas económicos. Además, con la crisis también han proliferado los establecimientos de moda que alquilan o venden trajes de comunión de segunda mano, con costes por debajo de la mitad de la media (en torno a los 100 euros o 50 si se opta por el alquiler).
Un banquete sin agobios
Dónde celebrar la primera comunión (tras la ceremonia religiosa) es uno de los mayores quebraderos de cabeza por el desembolso dinerario que supone. De media, el convite suele costar entre 20 y 40 euros (según comunidades autónomas) por persona y los invitados suelen rondar los 50. Esto implica un gasto medio por esta partida de unos 1.500 euros. En Madrid o Barcelona, no obstante, el precio puede incrementarse ya que los menús pueden elevarse a 90 euros por comensal.
En muchas ocasiones, como ocurre con las bodas, los menús se encarecen de forma considerable cuando el restaurante en cuestión escucha las palabras primera comunión. La proliferación de celebraciones ostentosas en los años anteriores a la crisis hizo que numerosos establecimientos de hostelería especializados en este tipo de eventos equipararan precios con los de las bodas y a incorporar el mismo tipo de menús. El marisco y el cordero han ganado muchos enteros en las comuniones de los últimos años, con el encarecimiento que eso conlleva.
de invitados a los familiares más allegados o elegir un restaurante
tradicional en lugar de uno especializado en eventos
Sin embargo, aminorar el coste del banquete es también sencillo. Basta con reducir el número de invitados a los familiares más allegados, de elegir un restaurante tradicional (no especializado en eventos), con un salón sencillo y un menú asequible (pueden encontrarse interesantes opciones a 15 euros). Otra estrategia para ahorrar es celebrar la primera comunión de varios hijos a la vez o incluso de primos, con lo que el gasto del banquete podría repartirse entre varios familiares y quedar reducido a la mitad.
Celebraciones más "caseras"
En los últimos tiempos, la fiesta de la primera comunión se extiende más allá del banquete con animaciones de payasos o monitores de tiempo libre, cuyo coste puede elevarse en torno a los 300 euros. En algunos casos, los padres agasajan a sus pequeños con viajes a parques temáticos como Eurodisney, Portaventura o Warner Bros, lo que implica contar con un presupuesto adicional de entre 200 euros (si sólo se visita el parque) o unos 1.000 euros si hay que pagar alguna noche de hotel. Cuando se debe prescindir de este tipo de gastos, un recurso puede ser hacer una fiesta posterior al día de la comunión sólo con los amiguitos del pequeño en algún centro comercial con juegos infantiles o en el propio domicilio del protagonista.
Regalos y complementos
La mayoría de los regalos que recibirán los niños correrán a cargo de familiares. Sin embargo, una serie de complementos, como fotos o recordatorios, engordan un poco más la factura de los padres. Un albúm de fotos ronda los 300 euros y el vídeo los 200 euros. Los tradicionales recordatorios (unos 50, según el número medio de invitados) pueden superar los 200 euros. Para ahorrar en esta partida, se puede solicitar a algún familiar que haga de fotógrafo y cámara improvisado. Los recordatorios, por su parte, pueden hacerse caseros. Incluso pueden ser el regalo de algún pariente cercano con conocimientos de diseño.
ayudar a sufragar la celebración
En cuanto a los regalos de familiares, puede ser de gran ayuda sugerir que obsequien al niño con dinero en efectivo (que se puede emplear para ayudar en el coste de la celebración) o con presentes útiles y prácticos como ropa, equipamiento escolar o deportivo, libros didácticos… Conviene evitar que reciban regalos no acordes con su edad como móviles (no recomendados hasta los catorce años).
La opción del crédito
Las familias que desean celebrar una primera comunión por todo lo alto y en esos momentos no tienen el dinero necesario pueden recurrir también a la financiación ajena, es decir, pedirle un préstamo al banco. El primer escollo que deberán superar, no obstante, es ser considerados un cliente solvente (para lo que las entidades valorarán sus ingresos mensuales, su estabilidad en el trabajo, los otros créditos que tengan suscritos…). Si se consigue el “sí”, la familia deberá asumir que asumir que la celebración se encarecerá en torno a un 10-12%, de media, el tipo de interés que aplican en estos momentos bancas y cajas de ahorros en sus préstamos personales.
Si, por el contrario, se recibe un “no” por respuesta, las opciones que se pueden barajar son varias, entre ellas, la de aplazar la Primera comunión hasta que la economía familiar se encuentre un poco más saneada. Según un estudio de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI), una de cada tres familias aplazará la celebración al próximo año a la espera de que mejore la situación económica.
- Planificación: preparar un presupuesto y estudiar con qué cantidad de dinero se puede contar para la celebración es útil para evitar endeudamientos innecesarios.
- Huir de estereotipos sociales, como el consumismo compulsivo: actuar con sentido común es fundamental. Los niños son protagonistas ese día y así deben sentirse, pero sin verse excesivamente rodeados de prácticas consumistas. La sencillez no está reñida con la diversión y el buen gusto.
- Buscar y comparar: a la hora de elegir traje y menú del banquete es fundamental comparar costes en varios establecimientos y valorar siempre la relación calidad-precios.
- Reserva anticipada: como con las vacaciones, suele ser más económico reservar el sitio del banquete con cierta antelación. Conviene preguntar si el establecimiento elegido cuenta con menús para niños.