Siempre ha destacado su compromiso con la cooperación para el desarrollo. ¿Son tiempos difíciles para mantenerlo?
El compromiso de todos con la cooperación para el desarrollo es hoy más necesario que nunca. Ante una situación económica nacional difícil, es fundamental recordar que el desarrollo es un trabajo de todos y para todos, que no se puede abandonar en los momentos complicados. Las circunstancias, no solo las económicas, obligan a adaptarse a un nuevo entorno y a nuevas modalidades de cooperación, que no requieren forzosamente unos recursos abultados, sino unas capacidades técnicas con las que contamos.
¿Cuáles son esas circunstancias?
El mundo de hoy no es el mundo de hace 25 años, cuando nació la AECID. Existen nuevos objetivos, como la lucha contra el cambio climático, un nuevo mapa de la pobreza y un incremento de la desigualdad. Algunos de nuestros países socios han alcanzado un nivel de rentas medias que no requiere la misma cooperación. Debemos adaptarnos a este entorno y aprovechar la experiencia adquirida en cooperación técnica.
¿Se fija en algún modelo de cooperación?
Tengo una excelente relación con mis compañeros de otros países donantes. Todos compartimos retos similares, con mayor o menor intensidad, y adoptamos soluciones para afrontarlos. De todos ellos saco ideas para seguir mejorando.
¿Qué le ha costado más sacrificar en esta coyuntura económica?
Esta coyuntura económica es un sacrificio, pero también un reto. Es un momento de adaptación y de mejora, que siente las bases de un futuro mejor.
El Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016 limita a 23 los países donde cooperará España, ¿qué criterios ha seguido?
El Plan Director pide concentrar esfuerzos en aquellos lugares donde España puede ser más útil. Siguiendo este criterio, que recomendaban organismos internacionales como el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, concentraremos nuestra presencia en América Latina, el norte de África y África Occidental.
Considera a las empresas “actores de desarrollo”, pero esto depende de sus prácticas.
No contar con las empresas es omitir un actor importante. Generan tejido productivo y empleos que sustentan los logros del desarrollo. Hay excelentes ejemplos de contribuciones importantes, desde su responsabilidad social corporativa o desde su nicho de negocio.
También plantea alianzas con “think-tanks” y universidades, ¿en qué consistirán?
Los “think-tanks” y las universidades elaboran el pensamiento en cooperación y son sujetos activos a través de sus redes internacionales. La alianza con el mundo académico es fundamental para definir nuestras estrategias, crecer en conocimiento y en rigor y avanzar en coaliciones de actores en las que todos aporten algo.
Propone que la AECID pase de financiador a facilitador, ¿qué implica este cambio de rol?
La AECID dejaría de ser un ente que solo financia y pasaría a desempeñar un papel mucho más activo facilitando. Las ONGD son un socio imprescindible en el desarrollo.
Algunos ciudadanos justifican los recortes en cooperación para incrementar las ayudas a los españoles. ¿Realmente hay conexión?
La cooperación para el desarrollo representa una partida mucho menor que las políticas sociales básicas en España. Sin embargo, el impacto en los países socios de la cooperación española es notorio, ya que se parte de bases inferiores de desarrollo y de situaciones sociales mucho más dramáticas que las nuestras. Esto no quita que la AECID, consciente del esfuerzo que hacen los españoles, vigile cada euro destinado a la inversión en desarrollo para garantizar su impacto.
¿Por qué se debe apostar por la cooperación para el desarrollo?
La cooperación es una inversión. En un mundo compartido, los retos son globales. El desarrollo, los derechos humanos, la seguridad internacional, el terrorismo, la salud y el medio ambiente afectan a la humanidad y deben afrontarse de forma conjunta. España, como socio responsable de la sociedad internacional, no se puede abstraer de ellos. Y los españoles, como sociedad generosa, no lo hacen.