Este mes, quien más quien menos, celebra la Navidad e intenta olvidar, o al menos arrinconar, los problemas de la vida cotidiana, y procura que las fiestas discurran en armonía, especialmente con los familiares y amigos. Son, también, días en los que nos acordamos de quienes no pueden disfrutar de estos momentos de placer gastronómico, ocio, encuentro con personas queridas y buen ambiente. Así nos lo indicó la encuesta que publicó CONSUMER hace ahora un año sobre la Solidaridad y las ONG en nuestro país.
Una Guía para la Solidaridad
La solidaridad, no concebida como una actitud compasiva sino como un esfuerzo para integrar a los excluidos, está de moda y, afortunadamente, todo apunta a que no se trata de un fenómeno pasajero. No puede ser casualidad que el Premio Nobel de la Paz 1999 haya recaído en Médicos Sin Fronteras, ni que el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia de este año fuera a manos de Cáritas España. Estos reconocimientos públicos a dos prestigiosas ONG y el creciente nivel de afiliación a las organizaciones humanitarias subrayan y enriquecen el esperanzador momento que atraviesa el movimiento solidario en nuestro país.
El auge de las ONG, seamos realistas, se debe a que siguen existiendo, tras muchas décadas de desarrollo económico y social en los países occidentales, problemas muy graves en el Tercer Mundo e incluso en nuestras propias calles. Y a que muchos de nosotros compartimos dos convicciones preocupantes: una, que la distribución de la riqueza que caracateriza el sistema económico mundial imperante acentúa aún más las desigualdades existentes; y, dos, que las administraciones públicas, de aquí y de allí, no hacen todo lo que debieran para solucionar o mitigar la pobreza, la exclusión y las necesidades básicas de centenares de millones de seres humanos.
Si vivimos, como lo hacemos, en un mundo globalizado, debemos comprometernos en que este bienestar de que gozamos la mayoría de nosotros alcance a esas nutridas capas de población que, en todo el planeta, sufren las dramáticas consecuencias del subdesarrollo, las catástrofes naturales y las guerras, y el retraso social y cultural. Cada día que pasa, a muchos de nosotros se nos hace más duro disfrutar de tantas comodidades cuando tenemos constancia fehaciente de que millones de seres humanos se mueren cada año de hambre o por enfermedades fácilmente evitables. O cuando, al salir de nuestra confortable casa, nos topamos bruscamente con la pobreza y la marginación que sufren tantas personas, compatriotas e inmigrantes, en nuestro propio país.
En un modesto intento de sumarse a esta corriente solidaria, Fundación Grupo Eroski edita este mes su tercera Guía Práctica CONSUMER, Casi todo sobre 100 ONG , que ofrece gratuitamente (tanto en su edición impresa como en la electrónica de Internet) información útil y práctica sobre un centenar de estas asociaciones altruistas. Esperamos que se convierta en una buena herramienta para promover la solidaridad y para acercarnos a estas organizaciones. Y, naturalmente, para animarnos a colaborar, ya sea con dinero ya con trabajo, con ellas.
Les deseamos a todos ustedes, queridos lectores, unas felices fiestas y un saludable año nuevo, pero permítannos que en esta ocasión se las dediquemos muy especialmente a quienes lo están pasando mal. Hagamos que sientan nuestro aliento solidario y nuestro compromiso con sus problemas y sufrimientos. Lo notarán, a buen seguro, y nosotros nos sentiremos mejor. Y no lo hagamos sólo en Navidad, porque la vida continúa y porque para solucionar los problemas nunca han bastado las buenas intenciones ni las ayudas testimoniales o coyunturales.