Los expertos nutricionistas de EROSKI CONSUMER responden

1 julio de 2013
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Los expertos nutricionistas de EROSKI CONSUMER responden

Me gustaría saber qué características nutricionales, positivas o negativas, tienen los botes de conserva de legumbres o verduras. Los suelo utilizar por comodidad y falta de tiempo

Las conservas más recomendables para un uso racional -no diario- son las más sencillas, sin más ingredientes en su elaboración que agua y sal. De esta manera, se respeta al máximo el valor energético y la calidad nutricional original de estos alimentos. La sal se usa como conservante en estas preparaciones por lo que habrá que tener en cuenta este detalle, en particular en dietas de control de sodio; se aconseja escurrir la conserva y aclarar ligeramente con agua. El uso de materiales que entran en contacto con los alimentos está regulado, pero el más seguro e inerte es el vidrio. En el recubrimiento de las latas se usa el bisfenol A, un producto químico cuya seguridad está en continuo debate incluso por la EFSA, Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). De hecho, su uso en la fabricación de biberones se prohibió en junio de 2011 por su posible riesgo para la salud. Este plástico transparente y rígido se usa sobre todo para hacer envases de alimentos, como botellas de bebidas, y utensilios de vajilla, como platos y tazas.

Suelo comer de manera bastante saludable entre semana, aunque algún fin de semana tomo pizzas o hamburguesas. En general, cuido mucho lo que como y también hago ejercicio. El año pasado en una analítica de sangre me salió el colesterol alto. Durante este año, he cuidado más la dieta, pero al volver a hacer los análisis, los niveles han aumentado. No sé qué alimentos debo comer

La dieta juega un papel esencial en la prevención primaria y secundaria de los trastornos cardiovasculares, asociado a unos niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos mantenidos en el tiempo.

La evidencia en dietoterapia en el control de la enfermedad a través de la dieta sugiere la presencia diaria y/o habitual de los siguientes alimentos para el control del colesterol elevado:

  1. Aceite de oliva virgen extra. Comenzar el día con un pan natural de levadura madre aderezado con aceite de oliva virgen es una idea sana para el corazón.
  2. Aguacate. Comparte con el aceite su riqueza en grasas monoinsaturadas, aunque en menos cantidad.
  3. Un puñado de nueces diario.
  4. Zumo de naranja y limón, refuerza el aporte dietético de antioxidantes que frenan la oxidación de los lípidos en las arterias.
  5. Pescados azules pequeños: anchoas, boquerones, sardinas, caballa, chicharro, etc. se convierten en una fuente muy interesante de ácidos grasos omega-3, cardioprotectores. Se alternará con pescados azules de mayor tamaño (atún, bonito, salmón, etc.) y pescados blancos y carne magra.
  6. Avena, en copos en el desayuno o como espesante de sopas y cremas de verduras.
  7. Legumbres, mínimo 2 veces por semana como plato principal.

Aunque es evidente que los determinantes genéticos influyen en la aparición de la hipercolesterolemia, la mayoría de los casos son de origen alimentario.

ABC de la nutrición: cetosis

Es una situación metabólica en la que el organismo, ante la falta de carbohidratos (glucosa) como sustrato energético, utiliza las grasas provocando tras la digestión y metabolismo acetona y otros cuerpos cetónicos. Si esta situación se mantiene durante días, los cuerpos cetónicos se acumulan en sangre y se genera una condición de cetosis, que se acompaña de pérdida del apetito (a veces también de náuseas). Están de moda diferentes prácticas dietéticas basadas en una alimentación más proteica y con ausencia o casi de carbohidratos (arroz, pasta, cereales, pan, legumbres…) como método para bajar de peso. No obstante, es una manera poco segura y muy arriesgada de adelgazar si no se hace con control médico por los efectos secundarios derivados: mareos y dolores de cabeza, halitosis, orina con olor muy acentuado, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, desmineralización, pérdida de masa muscular y posibles arritmias.

Un refresco azucarado al día puede aumentar hasta un 22% el riesgo de diabetes

Así lo revela un estudio en el que ha participado el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).

Se trata de un estudio europeo que ha constatado la relación directamente proporcional entre el consumo de refrescos azucarados y el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.

En esta investigación, coordinada por la doctora Dora Romaguera, se analizó el consumo de zumos, refrescos azucarados y refrescos edulcorados artificialmente en 350.000 personas de ocho países europeos, incluido el nuestro. Los resultados corroboraron que por cada 336 ml de refresco azucarado diarios (equivalente a una lata) aumenta hasta un 22% el riesgo de padecer diabetes de tipo 2. ?Si alguien consideraba que un vaso o una lata al día era poco, estaba equivocado, el consumo ha de ser prácticamente excepcional?, destaca la investigadora del CIBERobn.

Aunque este es el primer gran estudio europeo, en Estados Unidos ya se habían realizado otros similares en los que se detectó un aumento del 25% en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 por cada bebida azucarada ingerida a diario.

Alimentos ricos en yodo durante el embarazo

Estudios recientes en España han demostrado una ingesta insuficiente de yodo en una proporción significativa de mujeres embarazadas. El embarazo aumenta las necesidades de la hormona tiroidea por lo que se precisa una ingesta adecuada de yodo. Solo el 11% de las mujeres embarazadas consumen más de 250 microgramos (μg) de yodo al día y el 24% de ellas consumían menos de 100 microgramos diarios, tal y como ha constatado un estudio del Hospital Universitario Central de Asturias en Oviedo. El yodo es elemental para el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas que intervienen en el crecimiento del bebé y en el desarrollo de su cerebro durante el proceso la gestación y los primeros años de vida. La ingesta mayor de yodo durante este tiempo es esencial para evitar el retraso físico e intelectual en el niño. Ante esta evidencia, la comunidad científica recomienda un complemento de yodo durante el embarazo y hasta el final de la lactancia. Además, se aconseja tomar sal yodada e incluir en la dieta diaria alimentos ricos en yodo.

  • Pescados marinos: preferencia por los de pequeño tamaño: anchoas, sardinas, perlitas, verdel o caballa, chicharros, etc.
  • Vegetales: de todo tipo. La cantidad de yodo de los vegetales depende de la acumulada en las tierras de cultivo y en las aguas de riego. Por ello, aderezar los vegetales con sal yodada es una manera de aportar una dosis segura de este oligoelemento.
  • Algas como acompañamiento. Basta añadir poca cantidad (2-8 gramos) a guisos, estofados, etc. para beneficiarse de la alta concentración de nutrientes de estos vegetales marinos. Sugerencias: legumbres guisadas con alga kombu; ensaladas con alga dulse; estofado de verduras y algas hizikis…

Tomates de temporada, en su justa medida

El verano es la temporada natural de los tomates. Estas hortalizas reúnen en su composición todos los nutrientes interesantes para la protección y nutrición de la piel, más castigada por el sol y el cloro del agua de baño. Los tomates contienen una buena combinación de sustancias antioxidantes como las vitaminas A, E y C y carotenos, entre los que destaca el licopeno, el pigmento que les proporciona el llamativo color rojo. Con apenas 20 calorías por 100 gramos, los tomates permiten hacer suculentas, ligeras y saludables recetas, que se pueden tomar como entrante:

  • Zumo de tomate y zanahoria
  • Ensalada de tomate con anchoas en aceite y cebolleta
  • Granizado de zumo de tomate
  • Tomate espolvoreado con almendras molidas al horno

Por la particular composición del tomate, no es conveniente un consumo diario ni habitual, por muy bueno que esté durante la temporada veraniega, en personas sensibles que sufren dolencias articulares. Un mayor consumo de esta hortaliza y otras de la misma familia botánica (pimientos, patatas y berenjenas) puede acrecentar las molestias osteoarticulares como espasmos musculares, debilidad, dolor y rigidez, etc.