Pilates: salud en forma
El cuerpo humano es una obra de ingeniería, pero como tal tiene sus taras de diseño y sus correspondientes defectos de fábrica. El Pilates parece ser una de las tantas maneras de ir al taller a repararlo. Sus defensores pregonan que es un entrenamiento integral de cuerpo y mente que pueden desarrollar personas de todas las edades. Crece incluso el número de especialistas de distintos ámbitos de la salud que lo recomiendan para enfermedades tan distintas como asma, insuficiencia cardiaca e, incluso, para pacientes oncológicos. Se ha demostrado que tiene beneficios neurológicos, ginecológicos, en el aparato locomotor y en la rehabilitación posquirúrgica de lesiones. Pero como todo ejercicio deportivo, tiene sus contraindicaciones.
“En 10 sesiones sentirás la diferencia, en 20 verás la diferencia y en 30, te habrá cambiado el cuerpo”. Estas son palabras de Joseph Humbertus Pilates, el creador del método Pilates. Pero, ¿en qué consiste? Se basa en 300 ejercicios básicos -derivados de la gimnasia correctora y de otras modalidades deportivas- y sus variables, que tienen un objetivo principal: fortalecer el centro de gravedad, localizado entre la zona abdominal y lumbar. Estas actividades se pueden practicar en el suelo o encima de superficies adaptadas que llevan incorporados distintos raíles, estructuras o poleas.
A partir de ahí se trabaja la musculatura abdominal, fortalece el suelo pélvico, corrige la postura corporal, robustece la musculatura de la espalda y mejora su alineación, aumenta la flexibilidad, el equilibrio, la coordinación y la capacidad pulmonar y reduce el estrés. Además, cultiva el alargamiento vertebral y ayuda a que los discos intervertebrales dejen de estar colapsados.
Para conseguir estos beneficios, J. H. Pilates estableció seis principios básicos:
- Concentración: hay que poner atención en los movimientos que se realizan.
- Control de todas las acciones.
- Fuerza central: atiende al reforzamiento del centro de gravedad (músculos abdominales, perineales, glúteos y lumbares).
- Movimiento fluido: los ejercicios hay que hacerlos de manera suave y fluida, sin prisas ni rigidez.
- Precisión al hacer los movimientos.
- Respiración: mediante una inhalación profunda con una exhalación plena forzada, coordinada con los movimientos. Por norma general, se inhala al prepararse para un movimiento y se exhala durante la ejecución.
La opinión de los especialistas
¿Cuál es el principal beneficio que aporta el método Pilates? Para Juan Bosch, médico especialista en Medicina del Deporte del Hospital Sant Rafael de Hermanas Hospitalarias (Barcelona), el trabajo de control, tanto de la posición del cuerpo como de la respiración, es muy importante y ello permite una mejora postural y de la respiración. También se tonifican y flexibilizan los músculos y, en consecuencia, mejora el equilibrio entre los diferentes grupos musculares. Este especialista recomienda su práctica a quienes quieran realizar un ejercicio de mantenimiento o de corrección postural, sean deportistas o no.
Para Juan Bosco Calvo, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares e introductor del método en España, asegura que para la columna (desde cervicales hasta lumbares) cadera, rodilla y hombro, no hay una cinesiterapia más avanzada. Y es que este experto, que ha realizado más de 300 talleres a profesionales del ámbito de la atención primaria del Sistema Nacional de Salud, no se cansa de proclamar sus beneficios en el ámbito de la rehabilitación del aparato locomotor.
El pilates terapéutico se basa en el movimiento fluido y controlado, adaptado a la vida doméstica, al deporte o a la rehabilitación. El objetivo es prevenir que la lesión se repita y mejorar el estado psicofísico. De hecho, en EE.UU. y Reino Unido forma parte de las terapias de rehabilitación.
Cuidado con las contraindicaciones
¿Qué puede provocar una mala práctica? Para Juan Bosch, médico especialista en Medicina del Deporte, la complejidad, la exigencia de una correcta ejecución, el trabajo de percepción del propio cuerpo y el control de la respiración determinan que, para una actividad segura, sea esencial la profesionalidad y buen hacer del monitor. Una mala práctica del método Pilates, con un inadecuado control o progresión, puede representar un riesgo de sufrir sobrecargas y lesiones músculo-ligamentosas. De hecho, los especialistas tampoco recomiendan su práctica ante estados de inflamación aguda. También insisten en que, aprovechando su auge, se ha generalizado en muchos centros deportivos y a veces, no se realiza de la manera más adecuada.
Evidencia científica del método Pilates
Son muchas las sociedades científicas que aconsejan el método Pilates. La misma Fundación del Corazón lo hace para fomentar la actividad física entre los pacientes enfermedades cardiovasculares. También el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama, GEICAM, que en su empeño de incluir el ejercicio dentro del tratamiento del cáncer señala que la actividad física puede ayudar a la recuperación de las mujeres que sufren cáncer de mama y apunta al método Pilates como la mejor opción: se adapta a todas las edades y formas físicas e, incluso, se puede practicar en la enfermedad o la convalecencia. Asimismo, recuerda que reduce la ansiedad y la depresión, mejora la autoestima y provoca una mayor sensación de control. Eso sí, recomienda realizarlo con un monitor particular.
En la primera guía contra el estreñimiento publicada por la Fundación Española del Aparato Digestivo, FEAD, además de aconsejar unos hábitos higiénico-dietético adecuados, se insiste en la necesidad de realizar algún tipo de actividad física y se nombran a los ejercicios del método Pilates como los hábitos saludigestivos recomendables, ya que facilitan los movimientos peristálticos del intestino y favorecen el tránsito intestinal. También es conveniente para prevenir fracturas por osteoporosis, para mejorar la postura y refuerzo de la espalda en los niños, para ayudar a no perder la movilidad a los pacientes encamados y para combatir la obesidad en adolescentes.