Una pobre y muy desigual implantación en las diversas zonas del país
El encarecimiento de las gasolinas y sus derivados ha evidenciado con más fuerza que nunca la dependencia que padecen la mayoría de los países respecto de este combustible fósil. Todas las miradas se vuelven hacia las energías renovables, que (a diferencia del petróleo, el carbón, el gas natural y el uranio) son inagotables debido a que su fuente de emisión son el Sol y el viento o los residuos que genera la actividad humana.
En España, las renovables sólo suponen un 6,3% del total del consumo energético, una implantación similar al 5,8% de media de la Unión Europea pero lejos aún del 12% establecido como objetivo para 2010 en la Cumbre del Clima celebrada en Kioto hace tres años. El lento ritmo en la implantación de infraestructuras de energías renovables (placas solares, molinos de viento, incineradoras de residuos…) en nuestro país se debe fundamentalmente, en opinión de los especialistas, a la escasez de información práctica que existe al respecto y a la ausencia de una regulación legal clara sobre los requisitos que deben cumplir las instalaciones que producen estas energías inagotables y más compasivas con el medio ambiente.
Las energías renovables son el futuro: no contaminan o lo hacen mucho menos que las convencionales, y permitirían a los países importadores de petróleo y gas natural liberarse, al menos en parte, de esta servidumbre económica que tanto déficit comercial genera. El principal freno que sufren estas energías es su cuestionada rentabilidad económica y su supuesta incapacidad para competir en costes con las tradicionales. CONSUMER ha comparado, después de estudiar la información proporcionada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y por las administraciones autonómicas, el esfuerzo que realizan nueve comunidades autónomas (Madrid, Cataluña, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-León, La Rioja y Murcia) en el impulso de las energías renovables.
Para calibrar la apuesta que se hace por estas energías se han utilizado dos baremos: uno, la cantidad máxima de electricidad o calor que con estas energías renovables pudo generar cada comunidad autónoma en 1999 con las infraestructuras que ha creado para ese cometido, lo que se conoce como “potencia instalada”. Y dos, la financiación, privada y pública, que se destina a estas energías. Es decir, capacidad de producción por un lado e inversión por otro. En cuanto a las energías renovables que generan electricidad (eólica, solar, incineración de residuos sólidos urbanos, centrales minihidráulicas, biomasa-residuos naturales de bosques y agricultura-), destaca Navarra, con 473 megavatios de potencia instalada en 1999, fundamentalmente obtenidos de la éolica y minihidráulica. Si este dato se relativiza en función de la población y de la superficie de la Comunidad Foral, su liderazgo se reafirma. Le siguen Andalucía (con 375 mW, pero mediocres ratios relativos según población y superficie ), Castilla y León (364 mW, entre las mejores en función de la población pero no así si se relativiza según la superficie) y Cataluña (319 mW, destaca en valorización energética de residuos sólidos urbanos y en energía hidráulica). En el otro extremo, el de las comunidades con menor implantación de energías renovables, tanto en términos absolutos como relativos, figuran Valencia y Murcia con 46 y 24mW instalados, respectivamente.
El País Vasco, con sus 70 mW (sólo se defiende en consumo de biomasa para generar electricidad y en minihidráulica) figura también en el furgón de cola, aunque su posición mejora si se relativiza su potencia en función de la población y de la superficie. Madrid, por su parte, ocupa una posición intermedia pero también mediocre, con sólo 89 mW instalados en energías renovables, potencia aceptable para su superficie pero muy escasa para su gran población. La Rioja, con sólo 68 mW, mejora mucho sus posiciones si se incorporan el factor población (es, tras Navarra, la segunda mejor, con 0,25 kW por habitante) y superficie (nuevamente, la segunda mejor, con 13,5 kW por kilómetro cuadrado).
Las renovables más importantes en nuestro país son la minihidráulica (supone el 53% de la potencia instalada de las que generan electricidad en estas nueve comunidades) y la eólica, que representa el 36%. Llama la atención la paupérrima implantación de la energía solar, que significa el 0,3% de potencia eléctrica en energías renovables. Los residuos sólidos urbanos se quedan en un 4% y el consumo de biomasa alcanza el 7%. En energías renovables que generan calor, destacan Andalucía (con casi 800.000 toneladas equivalentes a petróleo, o “tep”), Castilla-León (421.000 tep) y Cataluña (302.000 tep) en el consumo de biomasa, mientras que en colectores solares sobresalen Andalucía (casi 100.000 m2 de colector) Madrid (39.000 m2) y Valencia (36.000 m2). Las peores posiciones absolutas (los datos en función de la población y de la superficie, en el cuadro “Las energías renovables que crean calor”) las ocupan La Rioja (tanto en biomasa como en colectores solares) y el País Vasco en colectores solares, con menos de 1.000 m2.
Lo que se invierte
En datos correspondientes a 1999, Castilla-León y La Rioja fueron las que más invirtieron en energías renovables (suma de inversión privada, pública y subvenciones) si tenemos en cuenta su población: 2.611 y 2.048 ptas por habitante, respectivamente. Las que menos invirtieron fueron Murcia (80 ptas por habitante) y Madrid (146 ptas). Otras comunidades muy austeras en inversión fueron Navarra (275 ptas por habitante), País Vasco y Valencia (ambas, en torno a las 500 ptas por habitante).
Las administraciones de Andalucía y Cataluña se negaron a proporcionar esta información. Si se quiere cotejar el compromiso de los poderes públicos con estas energías renovables, sirve como indicador el porcentaje de subvención pública a la inversión privada. Destacan Murcia (cuya Administración subvencionó el 44% de lo invertido) y Navarra, con el 34% de subvención.
Las que menos dinero destinaron a subvenciones fueron País Vasco y La Rioja, con sólo el 4%. Esta escasa presencia del dinero público puede deberse al tipo de iniciativa empresarial en estas energías: en el País Vasco en 1999 más del 90% de la inversión se dirigió a centrales minihidráulicas, que no gozan de ayudas públicas.
Los residuos agrícolas y de la explotación maderera son idóneos como combustible. La biomasa, el biogás y los biocarburantes constituyen hoy la principal fuente de recursos para su aprovechamiento con la tecnología actual. Proporciona agua caliente y electricidad. Andalucía con 56 megavatios, el País Vasco con 22 mW y Madrid con 14 mW son las comunidades que más potencia han instalado para generar electricidad con biomasa. El proceso consiste en la quema de residuos para producir vapor de alta presión, que genera electricidad a través de una turbina. El vapor residual pierde presión, pero sigue cargado de calor que es utilizable para la calefacción.
También se pueden gasificar los desechos, que cuando alcanzan altas temperaturas desprenden metano, quemado en una turbina de gas para producir electricidad. El consumo de biomasa en España se contabiliza cada cinco años mediante encuestas en zonas rurales e industrias. El último sondeo sitúa a Andalucía como la comunidad que más biomasa consume. Calculada en toneladas equivalentes de petróleo (tep) ascienden a casi 787.000. Le sigue Castilla-León con 421.000 tep y Cataluña con 302.000 tep. Si se tiene en cuenta la superficie, el País Vasco se sitúa en primera posición con 28 tep por kilómetro cuadrado y Castilla-León queda la última con 0,22 tep/km2, un valor 36 veces inferior a la media (8 tep/km2).
El aprovechamiento energético de los residuos originados en los tratamientos selvícolas constituye un incentivo para que éstos se lleven a cabo. Son muchos los beneficios que reportan dichos tratamientos, pero sobre todo, la no realización de estos trabajos selvícolas de forma completa, incluyendo la retirada de residuos, favorece enormemente la propagación de incendios forestales.
En el caso de los residuos agrícolas (leñosos o herbáceos) la operación generadora de los mismos, y su eliminación posterior, es un imperativo del propio cultivo. Igualmente ocurre con los residuos de las industrias derivadas de la transformación de productos agrícolas o forestales, en las que, por las características del propio proceso de elaboración, hay una fracción de la materia prima que no se llega a incorporar al producto elaborado y debe eliminarse.
Una valoración de las posibilidades de aprovechamiento de estos recursos a corto plazo, ha dado como resultado unos recursos potenciales técnicamente aprovechables que supondrían multiplicar por cinco el grado de aprovechamiento actual. A diferencia de otras fuentes energéticas, la movilización de los recursos y el uso de los mismos implica a una gran parte de la sociedad a través de distintos sectores, así los cultivos energéticos y las materias primas para producción de biocarburantes dependen del sector agrícola, el sector doméstico es el principal consumidor de residuos, conjuntamente con el industrial, los biocarburantes se usan en el sector transporte¿
Desde el punto de vista empresarial, en el sector se están realizando unas inversiones anuales medias en los últimos años del orden de 2.000 millones de pesetas, que permiten la actividad de aproximadamente 64 empresas. Las aplicaciones térmicas son las más demandadas en el mercado en la actualidad y en este ámbito de aplicaciones la mayor cuota de mercado pertenece a empresas localizadas en la Comunidad Valenciana. El mercado de los biocombustibles sólidos y el de biogás se encuentra mucho más repartido.
Respecto al futuro, las previsiones de mercado apuntan a un incremento notable de las aplicaciones eléctricas y al desarrollo de los cultivos energéticos y los biocarburantes. Actualmente existen aplicaciones eléctricas de la biomasa asociadas a industrias consistentes en proyectos de cogeneración, sobre todo, en el sector de la madera y del papel, y se están empezando a desarrollar proyectos de generación eléctrica en otros ámbitos.
Los cultivos energéticos podrían constituir la mayor fuente de biomasa en un futuro próximo. Estos cultivos pueden ser herbáceos o leñosos. Los biocarburantes constituyen una alternativa a los combustibles tradicionales en el área del transporte, pudiendo utilizarse en vehículos de gasolina (bioetanol) o gasoil (biodiesel).
España se ha convertido en referencia internacional: el aprovechamiento del viento produce cada año el equivalente al consumo eléctrico anual de unas 840.000 familias; y en 1999, la potencia instalada aumentó un 90% respecto al año anterior. La energía eólica es barata y puede competir en rentabilidad con las centrales eléctricas que funcionan con carbón y petróleo. Navarra disponía, a fin de 1999, una potencia instalada de 318 megavatios. Le siguen Andalucía, con 127 mW y Castilla-León con sus 122 mW. La Rioja figura entre las mejores en energía eólica si se tienen en cuenta los kilovatios instalados por habitante y por superficie, aunque Navarra se sitúa muy por delante, con 0,6 kW/habitante, treinta veces por encima de la media.
La primera referencia histórica sobre el aprovechamiento del viento para mover máquinas son unos molinos de eje vertical que figuran en obras geográficas del siglo V antes de Cristo. Los citan en el Sijistán, situado entre lo que hoy en día es Irán y Afganistán, donde sopla un viento muy constante llamado `de los 120 días’. Lo que se puede hacer con la energía del aire es producir energía eléctrica mediante un aerogenerador y energía mecánica a través de un aeromotor que acciona los dispositivos necesarios para realizar un trabajo mecánico.
España es el tercer país del mundo donde crece a un ritmo más acelerado este modo de producción eléctrica, un éxito que explican las primas fijadas por la Administración para la venta de esta energía, el diseño de turbinas más potentes y la reducción de los costos industriales. La lista de los países que tienen más potencia eólica instalada continúa estando encabezada por Alemania (con 4.443 mw), seguida por Estados Unidos (2.706) y Dinamarca (1.761), a la que sigue muy de cerca España, que el año pasado dio otro gran salto adelante, hasta acercarse a este país escandinavo. Concretamente, pasó de 834 megavatios en 1998 a 1.584 mw un año después. Estas cifras sitúan a España en el segundo país europeo, detrás de Alemania, en energía eólica. El sector eólico español está compuesto por unas 200 empresas y las inversiones en 1999 llegaron a 135.000 millones de pesetas. Pese a este avance, la generación de energía eólica representó en 1999 sólo el 1,3% de la producción total de energía eléctrica en España.
El aumento de la energía eólica es un fenómeno en todo el mundo, hasta el punto de que en 1999 la potencia instalada creció un 40% y alcanzó los 13.506 mw. Su gran auge, tanto en España como en Alemania, es consecuencia de la introducción de políticas de apoyo en la regulación del sector eléctrico, lo que ha permitido a sus promotores obtener importantes compensaciones. También incide en todo esto el progreso tecnológico. Turbinas más grandes y fabricantes más eficaces eligen mejor los emplazamientos para aprovechar el viento. En quince años, el sector ha pasado de disponer de máquinas de unas cuantas decenas de KW a aerogeneradores superiores a 650 KW. Todo esto se ha traducido en que el coste por KW instalado se ha reducido a la mitad desde 1986 hasta 1999 (pasando desde las 275.000 pesetas a unas 136.000 pesetas de media).
La energía eólica es independiente de cualquier política o relación comercial, se obtiene en forma mecánica y por tanto es directamente utilizable. En cuanto a su transformación en electricidad, esta se realiza con un seguimiento excelente.
- Evita: Evita 28.480 toneladas. al año de CO2.
- Sustituye: 2.447 tep (toneladas equivalentes de petróleo)
- Aporta: Trabajo a 130 personas al año durante el diseño y la construcción.
- Proporciona: Industria nacional y desarrollo de tecnología.
- Genera: Energía eléctrica para 11.000 familias.
En 1998, el sector eólico español dio trabajo directo e indirecto a más de 4.000 personas en los sectores de promoción, implantación, fabricación, operación y mantenimiento de parques eólicos.
La evolución e investigación en los aerogeneradores y la creación de máquinas más grandes y potentes ha permitido incrementar el rendimiento y reducir el coste de kW producido con esta energía:
Año | Precio kW | Potencia Parque | Potencia Máquinas |
---|---|---|---|
84 | 300.000 Ptas. | mayor que 0,3 MW | 25 kW |
92 | 210.000 Ptas. | 5 MW | mayor que 200 kW |
96 | 140.000 Ptas. | 10 MW | menor que 500 kW |
98 | 120.000 Ptas. | mayor que 30 MW |
Energía solar, dos procesos distintos
Por energía solar fotovoltaica se entiende la que produce electricidad, mientras que si se obtiene calor se trata de energía solar térmica. La electricidad nacida el Sol se utiliza en nuestro país para cubrir consumos domésticos o de pequeñas explotaciones agrícolas en lugares aislados. Sólo de forma ocasional llega a conectarse a la red de distribución eléctrica.
Los paneles solares requieren poco mantenimiento y duran unos 30 años. Andalucía tiene la potencia más importante de esta energía, pero es de sólo 3 megavatios. A mucha distancia le siguen Castilla-León y Cataluña. La energía solar térmica se genera con colectores de agua a la que calienta la radiación del sol. Una vez alcanzada la temperatura deseada, este agua se puede utilizar en viviendas, hoteles, hospitales y piscinas. Andalucía es la que más aprovecha la energía solar para producir calor. Tiene instalados 98.190 metros cuadrados de colector.
Le siguen, muy de lejos, Madrid y Valencia. País Vasco y La Rioja son las comunidades menos avanzadas en energía solar térmica. La energía generada por el sol es tan abundante que la cantidad que recibe la Tierra en 30 minutos es equivalente a toda la energía eléctrica consumida por la humanidad en un año.
España, por su privilegiada situación y climatología, se ve favorecida respecto al resto de Europa, ya que cada metro cuadrado de suelo en nuestro país recibe al año unos 1.500 kilovatios/hora de energía, suficiente para cubrir diez veces las necesidades energéticas anuales de la ciudad de Barcelona y 30 veces la de su consumo eléctrico. Pero la cruda realidad se impone: en nuestro país, la energía obtenida del astro rey representa sólo el 0,003% del consumo energético total. Es decir, una parte de cada treinta y tres mil. Resulta paradójico que en países menos soleados que España, como Alemania, Austria, Holanda o Suiza, no se planteen la duda de si tendrán sol suficiente. De hecho, los paneles solares están mucho más extendidos que aquí.
El principal punto débil de esta energía es que la radiación solar en invierno (cuando más energía necesitamos) es menor. Por otro lado, es imprescindible desarrollar la tecnología de captación, acumulación y distribución de energía solar para que pueda ser competitiva frente al resto de opciones energéticas que se ofrecen al usuario.
Las ventajas de los paneles de energía solar fotovoltaica son claras. Su instalación es simple, sencilla, requiere muy poco mantenimiento, son aparatos de larga duración (se calcula que la vida de las placas oscila entre los 25 y 30 años). Básicamente se distinguen dos tipos de instalaciones: los sistemas aislados y los sistemas conectados a la red. En el primer caso, las posibilidades son enormes: desde viviendas o equipamientos independientes, hasta bombeo de agua, señalizaciones, equipos de sonido, sistemas de iluminación, ordenadores, cámaras o para la cloración de aguas, entre otras aplicaciones. La ventaja de los sistemas conectados a la red reside en que se suprime la pérdida de energía, pudiendo vender parte de ésta (el excedente) a la compañía eléctrica que se ha contratado. En el mundo hay ya más de 30.000 instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red. En España se contabiliza medio centenar.
Mientras llegue radiación solar, funcionan todo el año. Normalmente en verano se genera más electricidad debido a la mayor duración del tiempo soleado. En los días nublados también se genera electricidad pero el rendimiento energético se reduce proporcionalmente a la reducción de la intensidad de la radiación. En la geografía española se dan condiciones suficientes para generar esta electricidad, aunque las zonas más soleadas son más favorables aún. Santa Cruz de Tenerife recibe la máxima insolación de España. El caso más desfavorable es el de Asturias.
El sector fotovoltaico español atraviesa un buen momento. Las inversiones correspondientes a 1998 totalizaron 3.190 millones de pesetas, prácticamente el doble que la media de los tres años anteriores. El tejido empresarial está compuesto por 73 compañías. La capacidad de fabricación de módulos fotovoltaicos en España excede con mucho las necesidades del mercado interior, por lo que la exportación es una actividad a destacar. Las perspectivas de desarrollo del sector fotovoltaico se centran en las aplicaciones conectadas a la red. Para que las instalaciones fotovoltaicas conectadas a red se generalicen se deberán cumplir las previsiones actuales de reducción de costes, basados en una disminución de los costes de materias primas, mejoras en la eficiencia de las células y optimización de los procesos de producción.
El principal problema en el aprovechamiento de la energía irradiada por el sol es económico. El precio de las células solares resulta todavía elevado, pero es probable que una vez se inicie su fabricación a gran escala una parte importante de la electricidad consumida en los países más soleados tenga su origen en la conversión fotovoltaica, que puede compatibilizarse, al menos inicialmente, con otras fuentes convencionales.
España crea un gran número de infraestructuras solares, pero exporta casi un 85% de las mismas a otros países, sobre todo a Alemania e Italia. Las causas: el gran coste económico que supone la instalación de esta infraestructura. Los expertos estiman que el tiempo que necesita un hogar para recuperar una inversión inicial de dos millones de pesetas puede traducirse en una década. Con estos números es fácil comprender que las casas provistas de instalaciones fotovoltaicas se reduzcan a decenas que, además, suelen localizarse en lugares apartados del tendido eléctrico convencional. El sector de la energía solar térmica en España está compuesto por 86 empresas en general de pequeño tamaño. Durante 1998 se han finalizado proyectos que han superado los 1.500 millones de pesetas de inversión.
Los defensores de esta energía renovable se preguntan por qué todavía no es mayoritariamente utilizada, ni siquiera en aplicaciones donde está probada su eficacia. Aseguran que es un error comparar la energía solar con otras fuentes de energía teniendo en cuenta únicamente factores económicos, ya que esta energía presenta ventajas a medio y largo plazo que compensan sus limitaciones.
En los últimos años numerosas promociones de viviendas, y hasta barrios enteros, se están dotando de tejados solares en países como Alemania, Holanda o Japón. Pero el último ejemplo se ha podido ver durante los Juegos Olímpicos de Sydney. La Villa Olímpica representó el mayor desarrollo solar fotovoltaico en el sector doméstico del mundo. Los paneles estaban integrados en los tejados de hasta 665 casas y edificios permanentes de la villa. Todos conectados a la red eléctrica generaban un millón de kWh por año. Y mientras el coste de cada casa no es superior al normal, el gasto de los inquilinos es mucho menor. Además, en la Villa Olímpica se ha aprovechado la energía solar térmica para calentar el agua (con apoyo mínimo de gas) y se han utilizado electrodomésticos y lámparas de bajo consumo.
La minihidráulica puede aprovechar los desniveles naturales
Las centrales de energía minihidráulica tienen una potencia de 10 megavatios o menor y pueden servirse de un desnivel ya existente. Las comunidades que más potencia tienen instalada en estas pequeñas centrales son Castilla-León, con 232 megavatios, Cataluña y Andalucía. No obstante, si se relacionan con la población o con la superficie, Navarra y La Rioja se sitúan en cabeza. Murcia y Valencia son las que cuentan con menor potencia instalada en minihidráulica.
La finalidad de una central hidroeléctrica es aprovechar la energía de un curso de agua como consecuencia de la diferencia de nivel existente entre dos puntos, transformándola en energía eléctrica disponible en el punto más bajo donde se sitúe la central.
Existe una gran variedad de instalaciones diferentes para realizar esta transformación energética. Una primera clasificación según el tipo de central sería:
- Centrales de agua fluyente
- Centrales de pie de presa
- Centrales de canal de riego o abastecimiento
En las posibilidades de aprovechamiento son elementos decisivos la pluviometría y la topografía. La energía cinética obtenida mediante el empleo de las turbinas hidráulicas es empleada en la generación de electricidad para su cesión a la red.
El sector empresarial con actividad en el área minihidráulica está compuesto por aproximadamente 120 empresas soportadas por unas inversiones anuales del orden de 10.000 millones de pesetas.
Los residuos sólidos urbanos crean energía mediante la incineración
Estos residuos no incluyen los de origen industrial. La producción continua de basuras y el alto valor energético de estos RSU (residuos sólidos urbanos) hacen que sean considerados como energía renovable. La incineración para producción de electricidad es el proceso de valorización energética más utilizado, que no el único. La tecnología de la incineración ha progresado notablemente en el control de emisiones y en la eficiencia de los sistemas de eliminación de partículas dañinas para la salud (recordemos las polémicas dioxinas), si bien todavía las asociaciones ecologistas se muestran reacias a la incineración de basuras y promulgan como alternativa la reducción del consumo -y por tanto de los propios residuos- el reciclaje y el compostaje integral. Entre estas nueve comunidades, en 1999 sólo se obtenía electricidad a partir de RSU en Cataluña (potencia instalada: 40 megavatios) y en Madrid, con 29 mW, pero otras tienen previstas la instalación de incineradoras para los próximos años.
La producción de residuos sólidos urbanos en España durante 1996 supuso unos 15 millones de toneladas, es decir, 1,06 kilogramo por habitante y día, y esta generación sigue aumentando progresivamente. La energía teórica contenida en estos residuos es del orden de 2.500 tep (tonelada equivalente de petróleo) al año.
La Administración española está incorporando nueva legislación cuyo propósito es proteger el medio ambiente y la salud de las personas. La Ley 11/1997 de envases y residuos de envases y la Ley 10/1998 de residuos, tratan de fomentar, y por este orden, la reducción, la reutilización, el reciclado y las otras formas de valorización de los envases y residuos, respectivamente.
La valorización incluye la incineración con recuperación energética. No hay duda de que estas leyes, junto con el Programa Nacional de Residuos Sólidos Urbanos están suponiendo una modificación sustancial en los modos de gestión de los residuos urbanos y afectará de forma significativa a la fracción que potencialmente pueda ser incinerada en el futuro.
La energía geotérmica
La energía geotérmica consiste en captar el calor almacenado bajo la superficie terrestre mediante perforaciones de acuíferos calientes o la inyección de agua fría a través de rocas calientes y secas.
El agua caliente o el vapor así producido es extraído a la superficie para aprovecharlo en aplicaciones térmicas o para producir electricidad en el caso de altas temperaturas. Los recursos geotérmicos existentes en España son escasos y en general de baja temperatura.
Su aprovechamiento suele estar ligado a establecimientos turísticos, que como los balnearios, asocian el uso terapéutico de las aguas termales con el aprovechamiento energético de las mismas para calefacción, climatización de piscinas, etc. Otro de los usos que han alcanzado una cierta importancia es la calefacción de invernaderos, sobre todo en Murcia y Alicante.
Dada la escasez de recursos y las dificultades para su aprovechamiento no se prevé que a corto plazo puedan apreciarse cambios significativos en la situación actual de la geotermia en España.
Invertir en renovables, apostar por el futuro
No es realista esperar que, a corto plazo, las energías renovables desplacen a las fuentes convencionales de su posición dominante en del sistema de abastecimiento energético, pero su promoción y desarrollo se antojan imprescindibles para que el sector energético evolucione de forma sostenible y coherente con las crecientes exigencias sociales respecto al medio ambiente.
Según un estudio reciente, el impacto ambiental de las energías convencionales es 31 veces superior al de las renovables. Hoy consumimos cuatro veces más energía que hace 40 años con el añadido de que los países en vías de desarrollo se siguen sumando a esta tendencia. Según el Instituto de Recursos Mundiales, se espera que los países en desarrollo incrementen su participación en el uso de la energía mundial en casi un 40% para el año 2001, sustituyendo el uso de la biomasa por combustibles fósiles.
España importa el 99,5% del petróleo que consume y el año pasado este consumo creció un 4,5%. No obstante, el mayor crecimiento lo experimentó el consumo del gas natural, con un 15%. Si se sigue con la tendencia actual, a la humanidad sólo le quedan 50 años para el agotamiento del petróleo, aunque las nuevas tecnologías de sondeo y extracción permitirían ampliar ese plazo. En cuanto a las reservas de gas natural, todavía hay para 80 años más.
El Plan de Fomento de las Energías Renovables en España pretende movilizar 1,6 billones de pesetas en el periodo 1999-2006, de los que el 13% serán ayudas públicas nacionales y comunitarias. Según el Gobierno, serán más de 1.000 las empresas que hasta 2006 surgirán para el aprovechamiento de las energías renovables. España importa el 70% de la energía primaria que consume y en los últimos 25 años se ha duplicado el consumo de energía eléctrica, por lo que es necesario fomentar las renovables.
Programa Altener iniciativa para fomentar las energías renovables en la Unión Europea
El Parlamento europeo y el Consejo aprobaron el 28 de febrero de 2000 un programa plurianual de fomento de las energías renovables en la Unión Europea (1998-2002) denominado Altener, que es continuación de los programas Altener I y Altener II. Los objetivos son:
- Crear las condiciones jurídicas, socioeconómicas y administrativas necesarias para la aplicación de un plan de acción comunitaria sobre fuentes de energía renovables.
- Fomentar las inversiones públicas y privadas en la producción y el empleo de energía a partir de fuentes renovables.
- Limitar las emisiones de CO2.
- Aumentar la participación de las fuentes de energía renovables en el balance energético con objeto de lograr el objetivo indicativo del 12% del consumo interno bruto de energía en la Comunidad en el 2010.
- Reducir la dependencia de las importaciones de energía.
- Garantizar la seguridad del abastecimiento.
- Contribuir al desarrollo económico local y regional, así como a la cohesión económica y social.
Los tipos de acciones que pueden recibir apoyo financiero son los siguientes:
- Estudios y medidas destinadas a aplicar y completar las medidas de la Comunidad y los Estados miembros adoptadas para desarrollar el potencial de las energías renovables.
- Proyectos pilotos de interés comunitario que permitan disponer de las infraestructuras necesarias para el desarrollo de las energías renovables.
- Medidas para el desarrollo de las estructuras de la información, la educación y la formación; y medidas para impulsar intercambios de experiencias.
- Acciones específicas que faciliten la penetración en el mercado de las fuentes de energía renovables, así como de los correspondientes conocimientos técnicos, con objeto de impulsar la inversión.
- Medidas de control y evaluación destinadas a: efectuar el seguimiento de la aplicación del plan de acción comunitario de desarrollo de las fuentes de energía renovables; prestar apoyo a las iniciativas de aplicación del plan de acción; evaluar la repercusión y la relación coste-eficacia de las acciones y medidas adoptadas con arreglo al programa Altener. En función del tipo de acción, la participación financiera de la Comunidad podrá cubrir la totalidad de la operación o complementar, hasta un máximo del 50% una contribución pública y/o privada. Las condiciones y directrices aplicables a la financiación de las acciones y medidas en el marco del programa Altener se determinan con carácter anual. La participación en este programa está abierta a los países asociados de Europa Central y Oriental, y a Chipre, y entró en vigor el 19 de abril de 2000.
El Libro Blanco de las Energías Renovables
El Libro Blanco de las Energías Renovables adoptado por la Comisión Europea a finales de 1997 tiene por objetivo que las energías renovables lleguen a aportar al balance energético el 12% en el 2010.
El conjunto de las energías renovables en la Unión Europea aportaba a finales de 1997 (según los últimos datos de que se disponen) el 5,8% de la energía total consumida. Las fuentes de energía renovable de mayor importancia en términos de contribución al consumo energético son en primer lugar la biomasa, incluidos los residuos sólidos urbanos, que supone el 64% de la energía renovable, y en segundo lugar la energía hidráulica con una contribución del 32%.
Una parte esencial de la estrategia diseñada para conseguir el objetivo del 12% es la denominada Campaña de Despegue, que pretende acelerar el desarrollo de la estrategia global en los primeros años, hasta el 2003. Focalizada en determinados sectores, diseña un marco de actuación que ponga de manifiesto oportunidades de negocio para el capital privado, que debe cubrir la mayor parte de las inversiones previstas. La campaña también pretende incrementar el gasto público en los sectores objetivo, complementando a su vez las inversiones previstas. Se estima que las inversiones necesarias son 30 billones de euros, de los cuales el 75-80% serán recursos privados.
Esta medida es una planificación que recoge las principales orientaciones para lograr que el crecimiento de cada una de las áreas de energías renovables pueda cubrir al menos el 12% del consumo de energía primaria en España en el año 2010, que es el objetivo que recoge la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico.
Lo que supone prácticamente duplicar la participación de 1998 de este tipo de energías (6,2%), y en términos absolutos significa generar recursos suficientes para multiplicar por 2,3 veces la aportación actual, pasando de 7,1 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) a 16,6 Mtep.
La planificación se enmarca dentro de la liberación creciente hacia un Mercado Unico de la energía. El Plan pretende movilizar una inversión de 1,6 billones de pesetas en el periodo 1999-2006, de los que el 70% será aportado por financiación privada ajena a través de entidades y fórmulas ya utilizadas en el sector energético; el 17% por los propios promotores, y el 13% restante por ayudas públicas de procedencia nacional y comunitaria. Según el Gobierno, se podría establecer en más de 1.000 el número de empresas que hasta el año 2006 pueden surgir para el aprovechamiento directo de las energías renovables, lo que contribuirá de forma efectiva a la creación de empleo.
Los mecanismos de apoyo que desde la administración se aplican para su desarrollo serán: los incentivos económicos y fiscales (deducciones del Impuesto de Sociedades por inversión en determinados proyectos de renovables) y la obligatoriedad de ser adquiridas por el sistema eléctrico. Para hacer atractivas determinadas tecnologías, además de las ayudas públicas movilizadas para inversiones e incentivos a explotación, se añadirán las primas derivadas del régimen especial que gozan las producciones eléctricas con renovables, con lo que la aportación pública para asegurar la viabilidad económica de este tipo de instalaciones podría alcanzar los 800.000 millones de pesetas. El ahorro de emisiones de dióxido de carbono CO2 derivado de la ejecución del Plan se ha estimado entre 19,5 y 41,5 millones de toneladas en el año 2010, según las fuentes de energías renovables sustituyan, respectivamente, al gas natural o al carbón para la producción de energía eléctrica. Este plan permitirá importantes reducciones de las emisiones de gases contaminantes y concretamente un ahorro de 13% de las emisiones de gases efecto invernadero incluido en el protocolo de Kyoto.
Las energías y áreas técnicas que considera el plan son: biomasa, eólica, hidráulica, solar y fotovoltaica, así como la valorización energética de residuos urbanos (biogas, sólidos). Algunos de los proyectos que ya están en marcha, como la promoción del uso de biocombustibles, el desarrollo de autogeneradores eólicos o las conexiones masivas a red de instalaciones solares fotovoltaicas de colegios o centrales minihidráulicas. Los expertos aseguran que la biomasa y la energía eólica son las que tienen mayor desarrollo futuro.
El Secretario de Estado, que presentó el Plan el pasado mes de marzo, junto con la directora del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), Carmen Becerril, y el director general de la energía, Antonio Gomis, destacó la necesidad de apoyar las energías renovables por sus ventajas medioambientales de competitividad industrial y de investigación. Sin embargo, reconoció que “no existe ninguna energía absolutamente perfecta” y que “hoy por hoy las renovables no son competitivas con las convencionales por su elevado precio”. Becerril, quien detalló el plan, advirtió que España importa el 70% de la energía primaria que consume y que en los últimos 25 años se ha duplicado el consumo de energía eléctrica, por lo que es necesario fomentar las renovables.
Como su nombre indica, será de carácter nacional y se ubicará en Navarra por ser esta comunidad pionera en el desarrollo de este sector: cuenta con el 28,5% de la potencia eólica instalada en el país y produce con este sistema el 22% de su demanda eléctrica. Se ha constituido la Fundación de Desarrollo Tecnológico de Energías Renovables, desde donde la Administración Foral de Navarra y la Administración estatal impulsarán el Centro Nacional de Energías Renovables, que se construirá en Pamplona. El presupuesto de gastos de 3.000 millones de pesetas hasta el año 2003 se sufragarán con las aportaciones de los organismos que la integran.
La consejera de Industria de Navarra, Nuria Iturriagagoitia, asegura que también tendrán cabida en la Fundación las empresas europeas dado que Navarra es a nivel internacional puntera en este tipo de energías. “Exportamos a todo el mundo y el último contrato que firmó una empresa Navarra de este sector con una empresa americana supuso una subida de acciones de más de un 25% en un solo día”, indicó la consejera Iturriagagoitia. La idea del centro nacional de Energías Renovables se viene trabajando desde hace tiempo en la Comunidad Foral de Navarra, que ha sido impulsora de este sector desde hace seis años.
Aunque será la energía eólica una de las principales materias del centro, no faltarán tampoco los desarrollos sobre la energía solar fotovoltaica, la biomasa, los cultivos energéticos.
A la construcción del centro Nacional en Pamplona, la empresa EHN, Energía Hidroeléctrica de Navarra contribuirá con un laboratorio de ensayos de campo en el polígono Montes del Cierzo de Tudela. En este lugar se ubicarán aerogeneradores para la realización de pruebas así como la mayor estación de energía solar de toda España, para experimentar y ensayar en todas las fuentes de energías renovables y homologar sistemas y componentes de este sector. Para mantener este programa de investigación se aportarán 350 millones de pesetas anuales.
Energía solar fotovoltaica
Toda la producción que un particular obtenga con paneles solares puede venderla a la red eléctrica de baja tensión. Estos son los pasos a dar:
- Contactar con un instalador.
- Acudir a la oficina territorial de Industria para tramitar la solicitud de ingreso en el régimen especial de productores eléctricos.
- Acudir a la compañía distribuidora de la electricidad que esté operando en su comunidad para solicitar un punto de conexión en la red eléctrica.
- Acudir al ente o institución encargado de la energía en su comunidad para solicitar una subvención, que según establece el Boletín Oficial del Estado cubre entre el 35% y 40% del gasto, sin contar el IVA.
- Conseguir de la compañía distribuidora la firma del contrato de compra-venta de la electricidad por un mínimo de cinco años, según estipula la ley.
- Con el boletín de la empresa instaladora y el contrato de compra-venta acudir a la compañía distribuidora de electricidad para tramitar la solicitud real de la conexión a la red.
- Contactar con un instalador.
- El cliente autoriza el proyecto que le presenta el instalador.
- Acudir a la institución de energía en su comunidad para solicitar una subvención, que cubre entre el 35 y 40% del gasto, sin contar el IVA.
- Una vez construida la instalación, recibirá del instalador el boletín de uso y mantenimiento
- Separe en su domicilio los residuos domésticos y deposítelos en sus contenedores específicos.
- Si reside en zona rural, póngase en contacto con empresas de energías renovables, que le comprarán la biomasa que ha almacenado.
- Cuando encienda la chimenea de su hogar, sustituya el carbón y los leños por briquetas, biomasa compactada.