Muy cómodas, pero caras y voluminosas
En los últimos años los hogares españoles han recibido gustosamente un nuevo electrodoméstico que contribuye a facilitar una de las tareas cotidianas más lentas y pesadas, el secado de ropa, sobre todo en zonas en las que llueve mucho, en casas en las que no hay tendedero o cuando la persona encargada de la colada y de su secado es mayor o padece algún problema de movilidad. No obstante, la convivencia de las secadoras con el resto de electrodomésticos es aún lenta, y de momento este aparato sólo se encuentra en uno de cada diez hogares españoles. El motivo es que frente a la ventaja de disponer de ropa recién lavada el mismo día (después de una hora y cuarto de secado, como mínimo), estos electrodomésticos presentan también algunos inconvenientes, como su precio -son aparatos caros-, el espacio que ocupan -tanto o más que una lavadora-, su consumo de energía, las arrugas -la ropa sale seca pero muy arrugada- y el ruido que emiten mientras están en funcionamiento (entre 55 y 66 decibelios).
Las secadoras funcionan aspirando el aire de la habitación o cocina donde se encuentran instaladas y calentándolo antes de que pase por la llamada ‘colada’, que se halla dentro de un tambor que no deja de girar aireando toda la ropa al mismo tiempo, consiguiendo así un secado uniforme. Hay dos tipos de secadoras en función del sistema de eliminado de la humedad. En ambas está garantizada su eficacia en el secado:
- Secadoras de evacuación: el aire caliente que se genera en el proceso de secado se expulsa a través de un tubo que es necesario sacar cuando la máquina está funcionando, ya sea por la ventana o a través de un orificio en la pared. Por tanto, el principal inconveniente de este sistema es la necesidad de que se instalen en lugares en los que se pueda evacuar el aire caliente fuera de la casa. Desde 300 euros.
- Evacuación mecánica: Incorporan un minutero que permite al usuario seleccionar a mano el tiempo de secado y controlar el gasto energético en función del tipo de ropa a secar: de algodón (necesitará más tiempo), de lino (menos tiempo), etc.
- Evacuación electrónica: El usuario puede elegir un programa concreto que determinará, según los resultados que desee, los grados de temperatura y la duración del secado. Entre los distintos programas que facilita este tipo de electrodoméstico está el de ‘colada para guardar’ y ‘colada seca o ultraseca’.
/imgs/20060101/secadora2.jpg Secadoras de condensación: son más caras (se acercan a los 500- 600 euros), hasta el punto que, según la gama, por el coste de un modelo de condensación se pueden adquirir dos de evacuación. Su ventaja es que no expulsan la humedad hacia el exterior, ya que el vapor de aire se condensa cuando entra en contacto con el aire frío del condensador. Ahora bien, es necesario vaciar el depósito en el que se acumula el agua de la condensación. Esto permite que este tipo de secadoras se puedan instalar en cualquier lugar, no es necesario habilitar un lugar especial que permita evacuar el aire.
- Tamaño. Sus dimensiones son superiores a las de una lavadora normal. Hay que buscar un lugar amplio que se adapte a unas medidas de aproximadamente 60 centímetros de ancho, 60 centímetros de fondo y 80 centímetros de alto.
- Consumo. Su consumo eléctrico oscila entre los 3,07 kWh para algodón y 1,20 kWh para ropa sintética. Por esta razón conviene elegir bien, si el aparato lo permite, el programa de secado. Al adquirir una secadora, es importante fijarse en su etiqueta energética (A, B, C, D, E, F, G) y recordar que el consumo de las que llevan la A es el más eficiente y que los que merecen una G son los que más consumen por realizar la misma tarea.
- Capacidad. Cuanto más lleno esté el tambor, más arrugada saldrá la ropa, y más aún si la temperatura elegida es elevada. Conviene evaluar también si interesa esta opción desde el punto de vista energético, porque habrá que sumarle el gasto extra del planchado, que llevará más tiempo.
- Programas. Interesa utilizar la función temporizador para programar el ciclo de secado de manera que termine justamente cuando más interese, que es unos minutos antes de empezar a planchar.
- Limpieza. Una de las prestaciones más recomendables es la utilizar el filtro antipelusas porque garantiza una mayor vida para el electrodoméstico siempre que se limpie después de haber sido usado.
- Determine la carga máxima de ropa que suele lavar de manera habitual
- Estudie con detalle el espacio de que dispone para la instalación de la máquina. Los modelos de última generación son muy reducidos, aunque más caros que el resto.
- Establezca el número de coladas que pone a la semana, así como el tipo de ropa que lava. No es igual la ropa de trabajo como buzos o uniformes, que ropa delicada. Esto le dará la pauta para elegir un electrodoméstico con las prestaciones ajustadas a las necesidades. Tenga en cuenta que no se seca la misma cantidad de ropa en un hogar con niños pequeños o personas enfermas que en
- A menudo se compran aparatos con programas que nunca se van a utilizar y que encarecen el producto.
Para paliar el problema del espacio hay disponibles en el mercado lavadoras-secadoras, electrodoméstico de aspecto idéntico a las lavadoras que cumple ambas funciones en un mismo aparato. Pero aunque ocupan mucho menos, algunos fabricantes y servicios técnicos de reparación recomiendan comprar, siempre que se pueda, cada electrodoméstico por separado. La principal razón que esgrimen es que, al menos de momento, las piezas de una lavadora o de una secadora son más fáciles de conseguir en caso de avería que las de una lavadora-secadora. En este sentido, los fabricantes aconsejan la compra de lavadoras con un mínimo de 1.100 vueltas de revoluciones para que la ropa salga más seca del centrifugado y en la secadora se pueda utilizar un programa más corto.